miércoles, 20 de agosto de 2025

Quién está escribiendo realmente? Reflexiones de un joven sobre la ética y la inteligencia artificial en la academia



Hace un tiempo, mientras ayudaba a una amiga a redactar un ensayo universitario, ella me dijo: “¿Por qué no lo haces con ChatGPT? Así nos ahorramos tiempo.” Me quedé en silencio. No porque no supiera cómo usarlo, sino porque dentro de mí se abrió una puerta que no había querido mirar: ¿hasta qué punto estamos delegando lo que deberíamos construir con esfuerzo? ¿Qué dice de nosotros que dejemos de escribir para simplemente “generar”?

No lo tomé como una crítica hacia ella. De hecho, la entendí. Estamos viviendo un ritmo que nos exige resultados constantes, velocidad mental, y entregas impecables. Pero también estamos perdiendo algo en el camino. Estamos perdiendo la pausa. El proceso. El pensar. Y si algo he aprendido escribiendo mi blog personal (El blog Juan Manuel Moreno Ocampo), es que las palabras no son solo palabras. Son una extensión de lo que somos. De lo que sentimos. De lo que estamos procesando.

Por eso, cuando leí el artículo publicado por Psyciencia sobre el uso ético de la inteligencia artificial en la escritura académica, sentí que por fin alguien estaba poniendo en palabras ese dilema interno que muchos jóvenes vivimos. Porque no es solo una cuestión tecnológica, es una cuestión humana, ética y profundamente espiritual.

El artículo habla de los principios fundamentales que deberían regir el uso de la IA en la escritura académica: transparencia, honestidad, integridad y responsabilidad. Y aunque parecen valores sencillos, llevarlos a la práctica requiere mucho más que buenas intenciones. Requiere conciencia. Porque ¿cuántos de nosotros hemos usado herramientas de IA sin pensar realmente en lo que eso implica?

Desde que la inteligencia artificial comenzó a formar parte de nuestras vidas de forma masiva, ha habido una especie de fascinación mezclada con miedo. En lo personal, me apasiona lo que puede hacer. Pero también me preocupa lo que puede deshacer. Porque cuando dejamos que una máquina piense por nosotros, ¿no estamos perdiendo la oportunidad de conocernos mejor?

Hace poco escribí en Mensajes Sabatinos sobre lo que significa “ser autor de tu propia vida”. Y en ese texto hablaba de cómo escribir —ya sea una carta, un ensayo o un diario— es un acto íntimo. Un ritual donde te confrontas, te conoces, te contradices y te abrazas. Y aunque una IA puede ayudarte con estructura, ortografía o ideas, no puede vivir por ti. No puede doler por ti. No puede descubrir lo que tú estás destinado a descubrir.

La educación, desde que tengo memoria, me ha parecido más un entrenamiento que una exploración. Nos enseñan a repetir, a rendir, a memorizar. Pocas veces nos invitan a reflexionar. Y tal vez por eso, cuando llega una herramienta que puede “facilitar” el proceso, la aceptamos sin cuestionarla. Pero creo que, más allá de prohibir o permitir el uso de IA, deberíamos estar hablando de intencionalidad. ¿Para qué la usas? ¿Qué estás buscando con ella? ¿Qué estás dejando de vivir por dejar que ella lo haga?

Yo he usado inteligencia artificial para mis escritos. Y no me avergüenza decirlo. Pero siempre que lo hago, me detengo. Me pregunto si esa línea realmente refleja lo que pienso. Si esa frase, aunque esté bien escrita, tiene mi voz. Y si no la tiene, la reescribo.

Hay una parte del artículo que me marcó: la idea de que debemos reconocer las limitaciones de la IA. No porque sea “mala” o peligrosa, sino porque simplemente no es humana. Y eso es una bendición. Porque hay cosas que solo se entienden cuando se viven. Cuando duelen. Cuando rompen. Cuando sanan.

En Bienvenido a mi blog, donde recojo aprendizajes familiares y preguntas profundas, he reflexionado mucho sobre la tecnología y el alma. Parece raro unir esas dos palabras, pero no lo es. Porque lo que hagamos con la tecnología, finalmente, también habla de nuestra alma.

¿Queremos formar estudiantes que escriban por cumplir? ¿O queremos formar personas que piensen, sientan y se arriesguen a equivocarse? La respuesta no está en bloquear la IA. Está en enseñarnos a usarla con propósito. A no reemplazar lo que nos hace humanos.

También me gustó que el artículo plantea la necesidad de crear políticas claras sobre el uso de IA en el ámbito académico. Pero insisto: antes de políticas, necesitamos conversaciones. Necesitamos que en las aulas se hable de lo que sentimos frente a este cambio. Que los profes no solo nos pidan trabajos “originales”, sino que se interesen por lo que hay detrás de lo que escribimos. Porque si algo aprendí de uno de los textos de Amigo de ese ser supremo en el cual crees y confías, es que lo verdaderamente auténtico no necesita ser perfecto. Solo necesita ser honesto.

Y eso aplica para todo. Incluso para un ensayo académico.

Quizá el mayor desafío no sea la inteligencia artificial. Somos nosotros. Nuestra prisa. Nuestro miedo a fracasar. Nuestra necesidad de aprobación. Nuestra costumbre de medir todo en calificaciones y no en aprendizajes reales. Si logramos cambiar eso, la IA será solo una herramienta más. Útil, poderosa, pero no decisiva.

Lo que sí puede ser decisivo es que dejemos de escribir con el alma. Que dejemos de pensar. Que dejemos de preguntarnos quiénes somos, qué creemos, qué soñamos.

Hoy, cuando alguien me dice “usa la IA para que sea más fácil”, yo respiro y agradezco. Porque puedo hacerlo. Pero también sé que no siempre más fácil significa mejor. Que a veces lo que más vale es lo que más nos cuesta. Que escribir sigue siendo un acto de libertad.

Y que si tengo una voz, prefiero usarla. Aunque tiemble. Aunque dude. Aunque se equivoque.

¿Sentiste que esto te habló directo al corazón?
Escríbeme, cuéntame tu historia o compártelo con quien sabes que lo necesita.

Agendamiento: Whatsapp +57 310 450 7737

Facebook: Juan Manuel Moreno Ocampo

Twitter: Juan Manuel Moreno Ocampo

Comunidad de WhatsApp: Únete a nuestros grupos

Grupo de WhatsApp:    Unete a nuestro Grupo

Comunidad de Telegram: Únete a nuestro canal  

Grupo de Telegram: Unete a nuestro Grupo

👉 “¿Quieres más tips como este? Únete al grupo exclusivo de WhatsApp”.

Juan Manuel Moreno Ocampo
“A veces no hay que entender la vida… solo vivirla con más verdad.”

No hay comentarios.:

Publicar un comentario