sábado, 28 de febrero de 2015

Así es el lenguaje gatuno

Con sus movimientos agraciados, que tienen una enorme cantidad de matices, los gatos nos hablan.

Esta posición pueden adoptarla cuando están en una pelea con otro felino.
Esta posición pueden adoptarla cuando están en una pelea con otro felino.

‘Los felinos son de otro planeta’ es lo primero que se piensa al ver lo sutiles y expresivos que pueden ser con sus cuerpos. Sin embargo, los humanos a veces los malinterpretamos, y por eso lo invitamos a ser más observador con estos sorprendentes animalitos, para construir una relación más armónica con ellos.
Lo primero que debe tener en cuenta es que su mascota convierte su casa en su territorio. “Los felinos todo el tiempo están expresándonos corporalmente su aceptación o rechazo frente a la presencia de personas u otros animales dentro de su espacio”, asegura la especialista en Etología de la Universidad Autónoma de Barcelona Carolina Alaguna Cruz.
En este sentido, también expresan si quieren que los consientan o simplemente que los dejen solos y no los molesten. Pero entenderlos no es tan sencillo, y le recomendamos siempre tener en cuenta el carácter de su mascota (dominante o sumiso) y las circunstancias que rodean sus reacciones.
Amigables y tranquilos
En un estado de armonía, el minino nos dice que todo está bien, que tiene confianza en usted y que es bienvenido en su espacio.
Un bostezo que parece agresivo.
Por lo general, sus pupilas estarán contraídas; las orejas, hacia arriba, y el pelaje se verá liso y peinadito. “Caminaran con paso sosegado, pero no demasiado lento, y la cola puede estar baja o moviéndose suavemente si están interesados en algo”, explica la veterinaria Paola Cardona, con cerca de 10 años de experiencia en el comportamiento de los gatos.
Miedosos e incómodos
En este caso, el carácter del animal influye mucho. “No es lo mismo un gato que reacciona agresivamente para defenderse, que para atacar”, comenta la veterinaria Cardona. Cuando el gato es muy miedoso y se siente amenazado o incómodo ante alguna situación, se hace chiquitico y esconde la cola, mete la cabeza y agacha las orejas. Por el contrario, si es un animal más dominante, su pelaje se eriza por completo y, con la cola erguida, hace movimientos cortos y rápidos, con las pupilas dilatadas y la mirada fija en el foco de incomodidad.
Estas orejas indican miedo.
En cualquiera de las dos situaciones, el animal puede emitir un sonido, conocido como siseo, que está indicando ‘déjame en paz’, ‘no me molestes’, en lenguaje gatuno. “Un animal en este estado de ánimo puede atacar, y resulta siendo más peligroso en el primer caso, porque el gato está más asustado y se descontrola fácilmente”, advierte la especialista en felinos.
Con la barriga al aire
Cuando un gato se echa en el piso boca arriba, no siempre significa sumisión, pero las personas lo interpretan así comúnmente. “Puede ser un signo de amistad frente a una persona que le produzca mucha confianza, pero esto no indica que quiera que le acaricien la barriga”, afirma la veterinaria. Solo tiene que fijarse en la expresión de su rostro cuando le da caricias en esta zona: si este se queda mirándolo fijamente y sus pupilas se dilatan un poco, será mejor que deje de hacerlo.
Pasando un momento difícil
Quizás uno de los estados de ánimo más difíciles de detectar en los gatos sea el estrés, que es una respuesta a una situación en casa que les molesta, o a una enfermedad. La doctora Cardona sostiene que la clave son los comportamientos excesivos que presente el animal. “Si comienza a comer excesivamente o come muy poco, si duerme todo el tiempo o se la pasa escondido, esto puede significar un estrés psicológico o físico”. Estas pueden ser señales de alerta para consultar a un especialista.
Bigotes prácticos y ronroneo engañoso
Los bigotes de los gatos son un órgano sensorial muy útil, que les ayuda a percibir vibraciones, temperaturas, movimientos y, en cierta medida, a ‘leer’ el ambiente. Cuando se hacen hacia adelante, estos indican que tienen un interés en algo; y cuando están completamente hacia atrás, puede sentirse temeroso o asustado.
El ronroneo no es siempre una señal de felicidad, placidez y tranquilidad, como se asume comúnmente.
Las pupilas contraídas son una señal de tranquilidad y calma.
También ocurre cuando el gato está enfermo o adolorido y trata de calmarse emitiendo ese sonido. Así mismo, puede usarlo cuando siente temor o miedo.

viernes, 27 de febrero de 2015

Este cuerpo ¿es el mío?

Este cuerpo ¿es el mío?

La adolescencia supone la pérdida definitiva de la condición de niño. No se trata solamente de una vivencia psicológica; existen una serie de hechos reales, inevitables e imposibles de obviar. El cuerpo experimenta grandes cambios que se reflejan en la aparición de los caracteres sexuales secundarios (vello en diferentes zonas del cuerpo, crecimiento de los pechos, etc.) y primarios (la primera menstruación, poluciones nocturnas), junto con cambios asociados (acné juvenil, ensanchamiento de las caderas o de la espalda). Se trata, además, de una especie de viaje sin retorno: no se puede parar ni dar marcha atrás.
Los cambios físicos propios de esta etapa no son los mismos en los chicos y en las chicas. Tampoco les afecta igual. En el caso de una chica, llega un día que al mirarse en el espejo se da cuenta de que ya es una mujer. El crecimiento es tan rápido, casi brutal, que le cuesta reconocerse, a pesar de seguir siendo la misma. Las chicas se quejan de que son bajitas, de que están desproporcionadas… siempre encuentran algún fallo en su aspecto. Por otro lado, en el chico, el crecimiento no es armónico. Es posible que se le ensanchen la espalda y los hombros y que, sin embargo, tenga aún brazos y piernas delgados. El rostro parece hinchado, con rasgos de hombre en cara de niño.
Estos cambios físicos desembocan en cambios de hábitos propios del proceso de aceptación a su nuevo cuerpo. De repente, el adolescente deja de ser ese niño que siempre se sentía a gusto con la ropa que llevaba y que aceptaba los consejos de la madre a la hora de comprarla o combinarla. De la noche a la mañana, pasa a sacar cada día toda la ropa del armario, la mira y la remira, sin saber nunca qué ponerse. La mitad de lo que compra se queda casi sin estrenar, mientras se queja de que no tiene ropa bonita para ponerse. La complicación aumenta si tiene una cita. Entonces se prueba un montón de prendas y en el último momento vuelve corriendo, porque acaba de decantarse por un modelo diferente. La ropa supone la forma externa, la manera en que se presenta ante los demás. Por eso expresa a través de ella toda la inseguridad que el adolescente tiene ante su imagen corporal.
Otro cambio en sus hábitos es que antes no quería ni peinarse y ahora parece que se haya instalado en el baño. Pasa horas mirándose, bailando delante del espejo, gesticulando, haciendo poses… Si se le sorprende, se ruboriza y se siente incómodo, pero no deja de hacerlo. No se trata de simple coquetería, sino de una identificación con la imagen que aparece en el espejo y que no siempre le es grata. Es un intento de acostumbrarse a ella.
El adolescente no solamente siente que cambian los aspectos físicos visibles de su cuerpo, sino que a partir de ahora se van a modificar las relaciones consigo mismo, con los padres, con los amigos y con la sociedad en general. El sentimiento que puede explicar más claramente lo que le ocurre es la aflicción por una pérdida. El adolescente está de duelo y tiene que asumir la «muerte» de su cuerpo de niño. En este proceso, que lógicamente será difícil, se pueden diferenciar tres etapas.

  • La primera es la pubertad (11-14 años), cuando los cambios físicos son más notables, acompañados de mucha inseguridad, malestar y desazón.
  • En la segunda fase, la adolescencia (13-18 años), se admiten los cambios biológicos como hechos; ser hombre o mujer le lleva a identificarse y actuar de acuerdo a estas categorías. El adolescente debe renunciar a todo lo que hasta entonces le servía para sentirse protegido y adorado; debe reemplazar los sentimientos amorosos de la infancia, desarrollados en el entorno familiar, por el deseo sexual, cuyo campo de acción es la sociedad.
  • Finalmente, la juventud es la tercera etapa (a partir de los 18 años), en la que destaca la influencia de los factores culturales o sociales. Se empieza a gozar de cierta autonomía e independencia, es la hora de decidir acerca del futuro, de la mayoría de edad, del derecho al voto y el permiso absoluto para hacer cosas de adultos.

jueves, 26 de febrero de 2015

El método de estudio con nombre de tomate

La Técnica Pomodoro mejora la productividad y aumenta la concentración. Semana Educación le cuenta cómo ponerlo en práctica.

El tiempo es uno de los factores determinantes en la buena cocina. Un arroz pasado de cocción pierde su sabor y contextura, pero un pez globo que esté crudo es mortal. Por eso los minuteros y temporizadores abundan en los fogones. Fue justamente un cronómetro en forma de tomate lo que en los años 80 inspiró al entonces estudiante Franceso Cirillo para mejorar sus hábitos de estudio. 

Usando este dispositivo, Cirillo concluyó que si dividía su trabajo en periodos cortos tenía más facilidad para concentrarse, lo que le permitía terminar sus actividades en menos tiempo y sin cansancio mental. Este método consiste en desarrollar una tarea durante 25 minutos seguidos, sin interrupciones ni distracciones, y después tomar una pausa de cinco minutos. Cada vez que se termine uno de estos intervalos se marca una X para seguir el progreso y se registra el número de veces que la persona estuvo tentada a suspender su trabajo o a procrastinar. Cuando se completan cuatro periodos de trabajo, es decir 100 minutos, el descanso debe ser de 15 a 20 minutos. 

La función del minutero en forma de tomate era avisarle a Cirillo cuando estos tiempos concluían. Era su cronómetro personal. Por eso la técnica adoptó su nombre: Pomodoro, que la palabra para tomate en italiano. De hecho, cada periodo de 25 minutos es denominado un pomodoro. Según el portal Life Hack , este es un método para aprender a manejar el tiempo y mantener la máxima concentración sobre una tarea. Las pausas permiten que el cerebro esté fresco y enfocado. 

El blog 52 Weeks of Habits  explica que en los descansos se debe realizar cualquier actividad diferente al trabajo desarrollado en el periodo anterior. Eso sí, siempre y cuando durante los 25 minutos no haya habido lugar a distracciones ni procrastinación. Si esto ocurre el pomodoro no vale y hay que empezar de nuevo. 52 Weeks of Habits agrega que al dividir toda la carga de trabajo en pequeños intervalos  de trabajo, las tareas pueden completarse en menor tiempo. “Las actividades que en un principio se pensó tomarían días enteros para completarse, pueden ser terminadas en unos pocos pomodoros, si se mantiene la voluntad de no distraerse”, afirma el portal.   

Los periodos de descanso se pueden dedicar a revisar a Facebook o Twitter, moverse del lugar de trabajo o entrar al baño. Incluso ir por un café o refrigerio para evitar el hambre en el siguiente pomodoro. La página oficial de este método ofrece  algunas opciones para realizar en las pausas como organizar el escritorio, hacer un recuento de las tareas pendientes o realizar breves ejercicios de estiramiento en el cuello y las manos. Además, recomienda que a lo largo de la pausa se eviten actividades que impliquen esfuerzo intelectual o tarden más de cinco minutos.

Una de las grandes ventajas de esta técnica, añade el portal Life Hack, es que para implementarla solo se necesita voluntad. No hace falta tener el cronómetro en forma de tomate; existen aplicaciones para tablets, computadores y celulares, tanto en Android  como en Apple . 

Sin embargo, el éxito de esta metodología tiene sus detractores, pues no a todo el mundo le funciona. Para una persona a la que se facilite ajustarse a una lista de tareas resulta ideal. Por ejemplo, la periodista Sue Shellenbarger del diario The Wall Street Journal probó  varias técnicas de concentración y el método Pomodoro le permitió ser consciente de que interrumpía su trabajo varias veces. También le ayudó a manejar la ansiedad y a ser más eficiente. 

En la otra orilla, el creador del blog Entusiasmado.com recopiló  ocho razones para no usar esta técnica, entre ellas que es difícil aplicarla a un entorno de trabajo donde hay constante interacción con otras personas. Mario Fucso, del portal InfoQ, sostuvo  que usar la técnica implica una falta de profesionalismo: “¿confiaría en un abogado que emplee el método Pomodoro cuando está tratando de defenderlo? ¿Permitiría ser operado por un cirujano que necesita un cronómetro para concentrarse? En el fondo espero que el piloto de mi próximo viaje a otro continente sea capaz de estar atento las ocho horas de vuelo. Puedo estar concentrado en mi trabajo por horas y no necesito un tomate que me mantenga enfocado por tan solo 25 minutos”, escribió. 

La única manera de saber si el método se adapta a las preferencias y necesidades personales es probarlo. Como ejercicio para entender cómo funcionaba la técnica, este artículo fue escrito en cinco pomodoros. Aunque sí se optimizó el tiempo de investigación y redacción, resultó difícil retomar el trabajo después de las pausas. 

miércoles, 25 de febrero de 2015

¿Qué tan 'adicto' cree que es su hijo a la tecnología?

Más allá de las posibilidades educativas, es clave saber cuándo está abusando para actuar a tiempo.

Es clave la orientación de los padres, frente al uso de la tecnología.
Es clave la orientación de los padres, frente al uso de la tecnología.

“Si percibe a su hijo irritable, malhumorado o agresivo una vez se le restringe el computador, la tableta o el celular; si hace pataleta, y no quiere hacer tareas, ni jugar con sus amigos, y perdió el gusto por comer o dormir, tenga cuidado porque estos son algunos de los síntomas de una posible adicción de los niños hacia la tecnología”, afirmó Liliana Patricia Betancourt, psiquiatra de niños y de adolescentes, coordinadora de salud mental del Instituto de Ortopedia Infantil Roosevelt.
En este punto, muchos padres se preguntan hasta dónde dejar que los niños de la ‘era digital’ se involucren con las nuevas TIC, o en qué punto parar. Aún más, ¿se puede decir que un niño en edad preescolar, entre los 3 y los 5 años, es adicto a la tecnología?
Ante esto, el consultor en tecnología educativa y autor del libro Docentes e-competentes, buenas prácticas educativas mediadas por las TIC, Nelson Cubides, dice que “la tecnología es nociva cuando reduce el día a día del niño; en otras palabras, el pequeño no se despega de esta y desarrolla el síndrome de abstinencia, es decir, se encuentra en un estado anímico irritable y pierde el autocontrol cuando lo alejan de los dispositivos”.
“El problema es que los aparatos tecnológicos se han convertido en una extensión del ‘chupo de entretención’ y ayudan a los padres y a cuidadores a continuar con sus actividades diarias, mientras su hijo permanece quieto y callado. La cuestión es que es una situación que podría pasarles factura cuando el niño llegue a la etapa escolar y su posterior adolescencia”, aseguró Rodrigo Riaño, psicólogo especialista en neurociencia del Politécnico Grancolombiano.
Es claro que no se deben satanizar los dispositivos electrónicos en el preescolar, puesto que estos niños son nativos digitales, y en gran parte su vida está determinada por la tecnología, pero sí es necesario un acompañamiento que ayude a construir un significado positivo alrededor de estos elementos.
Pautas de manejo
Para Riaño, la primera infancia es un periodo sensible para el aprendizaje, ya que están abiertas las ventanas para que el niño desarrolle habilidades de lenguaje, atención, memoria, entre otras. Adicionalmente, es una etapa en donde el niño aprende gran parte de las pautas de conducta que guiarán su comportamiento para el resto de su vida.
Según Leonardo García, psicólogo especialista en psicología clínica de la Universidad El Bosque, “los adultos deben ser un modelo positivo para que tengan la autoridad suficiente a la hora de reprender a sus hijos”, pues es recurrente ver que en restaurantes o centros comerciales, los adultos no hablan y perdieron contacto con los miembros de la familia por estar inmersos en sus dispositivos.
De acuerdo con los especialistas, una forma es fijar pautas, horarios y, en lo posible, estar presentes mientras los niños navegan en la red o usan los dispositivos.
Lo segundo es darles a conocer esas ventajas y nuevas oportunidades que brinda la tecnología para aprender, conocer, explorar, es decir, como herramienta pedagógica, pues son los padres los encargados de dar ciertas directrices frente al uso de los dispositivos.
Visto así, si se deja que el niño crezca pensando que los dispositivos tecnológicos son únicamente para entretenerse, y no los ven como una herramienta de aprendizaje, entonces se estará abriendo otra posibilidad para la adicción, puesto que la asociación entre el objeto y el placer que este produce en el cerebro son el fundamento de una dependencia.
Actividades estratégicas
Como de prevenir se trata, procure orientar a sus hijos en la realización de otras actividades que inviten a compartir en familia, como hacer deporte al aire libre, viajar y jugar. También puede innovar con jornadas de música, canto, baile, pintura y lectura, divertidas formas de capturar la atención de los pequeños.
Controlar es la clave
1. Lo primero es que los padres dialoguen sobre cómo abordar el tema para no desautorizarse entre sí.
2. Comunicar los pasos por seguir con los cuidadores.
3. Hablar con el niño sobre los pros y los contras de los aparatos tecnológicos.
4. Delimitar tiempo de uso de la tecnología, con la aplicación de normas y límites, respetando las actividades de su funcionamiento diario básico.
5. Fomentar el uso de tecnologías en grupo y no de manera solitaria; de preferencia, que el uso de estas tecnologías sea más de tipo educativo.
6. Negociar el uso de tecnología con salidas y juego al aire libre. También, incluir y estimular la creación de juegos construidos o creados por sí mismos.
7. Si no se obtienen cambios en el niño, buscar ayuda de un experto en pautas de crianza y psicología infantil.
Tiempo de exposición
Según investigaciones, los tiempos apropiados según la edad del niño:
* 0 a 3 años: puede estar expuesto a los aparatos 15 minutos diarios; con juegos simples o viendo programas acordes con su edad.
* 3 a 7 años: pueden estar máximo 40 minutos al día con la tableta, el celular o el computador. En este momento, el padre es el dueño del aparato electrónico.
* De 7 a 13 años, el aparato puede ser del niño. Sin embargo, puede permanecer conectado máximo 90 minutos. La clave, más que controlar el tiempo, es mostrar nuevas utilidades. Está demostrado que la tecnología despierta mayor interés de los niños hacia las diferentes asignaturas.

martes, 24 de febrero de 2015

Mi hijo es superdotado

¿Mi hijo es superdotado?

¿Se nace con una inteligencia determinada y es ésta mensurable? Para responder a esta pregunta deberíamos, ante todo, ponernos de acuerdo en una definición lo más ajustada posible del concepto inteligencia; aunque no exista una única expresión que englobe este concepto en todas sus acepciones.
  • Según David Wechler, creador de uno de los tests de inteligencia más utilizados para evaluar el desarrollo de los niños –WISC-, la inteligencia es la capacidad global del individuo para actuar de forma propositiva, para pensar racionalmente y para enfrentarse eficazmente con su medio.
  • Para Henry Bergson, filosofo francés y premio Nobel de literatura en 1927, la inteligencia se caracteriza por el poder ilimitado de descomponer según una ley cualquiera y reorganizar según cualquier sistema.
  • Otra definición es la que ofrece Jean Piaget, psicólogo y pedagogo suizo, para quién la inteligencia es un caso particular de adaptación del organismo al medio.
  • Por su parte el psicólogo estadounidense Lewis Terman, creador de un conocido test individual para medir la inteligencia, definió la inteligencia como la capacidad de realizar un pensamiento abstracto.
Al definir el concepto de inteligencia como la capacidad de abstracción del ser humano, quedan fuera de ella muchos comportamientos que, a pesar de todo, tendemos a considerar como “inteligentes”. Aunque la capacidad de abstracción sea una de las señas más características de la inteligencia, no parece lo más acertado limitar esta última hasta el punto de caer en reduccionismos que impedirían englobar un buen número de comportamientos y actividades fácilmente asimilables a la inteligencia, pero que no necesariamente se encuentran en el terreno de la abstracción.  Resulta, pues, preferible dejar el debate abierto..

Superdotados y genios

Se estima que entre un 2 y un 5% de los niños pueden ser considerados como superdotados. El baremo generalmente aceptado para calificar a un niño como superdotado es que su cociente intelectual (CI) sea igual o superior a 130, teniendo en cuenta que el CI medio es de 100, y que hasta 120 se considera como un CI dentro de la normalidad. Los que sobrepasan un CI de 160 se consideran genios. Esta clasificación se obtiene mediante determinados tests de inteligencia, pero es conveniente basarse también en otras pruebas. Los padres suelen darse cuenta de que sus hijos son superdotados porqué estos aprenden antes y más deprisa que los niños de su edad; por ejemplo, pueden aprender a leer o escribir a los 2 o 3 años.
Un porcentaje muy alto de los niños superdotados tiende a fracasar en la escuela. La razón es que se adaptan mal al ritmo que lleva el resto de la clase: como son muy rápidos aprendiéndolo, se aburren y acaban teniendo comportamientos inadecuados, hasta el punto de no seguir ya lo que explican los profesores y llegar a suspender sistemáticamente.
Por otro lado, el crecimiento de estos niños no es armónico: hablan y razonan como adultos, pero se comportan como niños, por lo que suelen sentirse solos y es difícil que tengan amigos de su edad.

Qué hacer si crees que tu hijo es superdotado

Al igual que en el caso de las disminuciones psíquicas, ser un superdotado puede representar un grave problema para el desarrollo intelectual y emocional de tu hijo. Por tanto, lo primero que debe hacerse es comprobar tal extremo, acudiendo a profesionales que puedan establecer un diagnóstico correcto.
Si se comprobase que, en efecto, tu hijo es superdotado, cabría barajar la posibilidad de enviarlo a estudiar a un colegio especial. De todas maneras antes de tomar esta decisión hay que valorar todos los aspectos y determinar los problemas que pueden surgir. Como norma general, tanto en el caso de las disminuciones como en el de los superdotados, se trata de personas que tienen una dificultad para moverse en un entorno normal y que, por tanto, deben gozar de un tratamiento personalizado que no les haga sentirse rechazados ni incapaces de integrarse socialmente. Todos los estudios indican que, por ejemplo, el índice de fracaso escolar entre los niños superdotados es altísimo. En cualquier  caso, y precisamente porque lo deseable es el desarrollo armónico de todas las potenciales de nuestro hijo y una feliz integración en su entorno social, el aislamiento que puede representar cualquier tipo de escuela especial debe contemplarse sólo como un recurso extremo.

Afortunadamente, la legislación de muchos países contempla estos casos y, como con las disminuciones psíquicas, establece un marco que permite el desarrollo evolutivo e integrado de todos los niños.

lunes, 23 de febrero de 2015

La atención y los 4 tipos de memoria

La atención y los 4 tipos de memoria

Atender, entender y aprender son tres funciones que, en orden sucesivo, se dan en todo proceso de aprendizaje. Cuando un niño no es capaz de fijar su atención de forma permanente, probablemente porque se distrae por la variedad de estímulos que lo rodean, sólo puede acceder a una parte de lo que se le enseña. Entonces, el aprendizaje carece de continuidad y no queda fijado ni incorporado al conocimiento.
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La atención es, pues, el punto de partida necesario para lograr que un aprendizaje se fije en la memoria.

No existe registro memorístico sin la atención adecuada y, al mismo tiempo, la atención carecería de sentido sin la existencia de la memoria. Una vez descartada cualquier posibilidad de lesión neurológica, cerebral o viso-auditiva, o cualquier factor físico o ambiental que pueda influir, se considera que un niño tiene trastornos de atención o memoria cuando su déficit afecta de manera significativa a los aprendizajes de su vida cotidiana.

La memoria y el recuerdo

La memoria es la capacidad de conservar lo aprendido o vivido en el pasado para que pueda ser recordado en el futuro. Es un fenómeno completo en el que intervienen la maduración del sistema nervioso, la inteligencia, la percepción y la afectividad.
Fundamentalmente, hay cuatro tipos de memoria: la memoria inmediata, la memoria a corto plazo, la memoria a largo plazo o de evocación y la memoria selectiva.
1. Memoria inmediata
Se denomina de este modo a la memoria que registra datos percibidos a través de los sentidos. Su permanencia en la mente es muy breve (alrededor de medio segundo).
2. Memoria a corto plazo
Llamamos memoria a corto plazo a la que nos permite retener  una información concreta durante 20 o 30 segundos. Es la que actúa, por ejemplo, cuando nos dicen un número de teléfono. Antes de los 20 o 30 segundos podemos recordarlo, después lo olvidamos.
3. Memoria a largo plazo o de evocación
En este tipo de memoria se almacenan los recuerdos que deben permanecer un período de tiempo largo.
4. Memoria selectiva
Se llama memoria selectiva la que permite fijar con más facilidad los conocimientos sobre algo determinado, en función del interés o motivación que la persona, ya sea niño o adulto, tenga sobre el tema. A veces, por ejemplo, los niños son capaces de memorizar los nombres de todos sus futbolistas preferidos y son incapaces de aprenderse una lección escolar.
Los distintos tipos de memoria están interrelacionados.

Recuerda:

  • La función específica de la memoria es mantener y recordar la información.
  • Es importante que el niño duerma bien, pues un descanso inadecuado puede afectar a su capacidad de concentración.
  • Para atraer la atención de un niño, es conveniente presentarle los nuevos aprendizajes de forma atractiva y estimulante.
  • Algunos niños a los que se atribuyen problemas de memoria, en realidad tienen disminuida su capacidad de atención y concentración.
  • Algunos acontecimientos de la vida del niño (embarazo de la madre, fallecimientos, viajes…) pueden tener una connotación emocional que produzca una falta de atención circunstancial.
  • La memoria se puede ejercitar mediante estrategias concretas: relacionar diferentes conceptos de la información a memorizar, hacerse preguntas acerca de lo que se está intentando memorizar, etc.

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domingo, 22 de febrero de 2015

Mi hijo aprende los colores, formas y tamaños y se ubica en el tiempo y el espacio

Mi hijo aprende los colores, formas y tamaños y se ubica en el tiempo y el espacio

El desarrollo de los aprendizajes básicos

Las posibilidades de que un niño adquiera conocimientos en el marco escolar varían según la experiencia que éste haya acumulado con anterioridad.
Entre los 2 y 3 años, el niño empieza a distinguir algunas formas y propiedades de los objetos, es capaz de realizar los primeros ideogramas (monigotes de la figura humana), distingue entre grande y pequeño, y entre uno o varios. Más adelante, adquiere algunas nociones espaciales y es capaz de observar la orientación y la posición de los objetos. Aunque ya a los 3 años suele saber repetir una secuencia numérica de memoria, la comprensión de la diferencia entre distintas cantidades no llega hasta más adelante. Entre los 4 y los 5 años, el niño aprende a reproducir letras. En esta etapa, el aprendizaje es lento, se va desarrollando el gusto por la copia y, poco a poco, se memorizan las formas de las letras. El desarrollo físico y psíquico del niño se produce a la par que la adquisición de nuevos conceptos y habilidades. Paulatinamente, el niño se ubica en el espacio, identifica su propio ser y su esquema corporal y adquiere las habilidades que le permitirán adquirir nuevos aprendizajes.

Formas, tamaños y colores

Los niños sienten atracción por el color desde muy pequeños. Antes de los 2 años, son capaces de distinguir colores y, cuando su lenguaje se lo permite, pueden expresar verbalmente esta diferenciación. En la etapa preescolar, consolidan el conocimiento de los colores básicos y más adelante pueden establecer matizaciones. Asimismo, la comprensión del tamaño relativo es esencial para el desarrollo del pensamiento matemático y lógico. Primero distinguen entre pequeño y grande y luego pueden atribuir cualidades como alto, bajo, delgado o gordo. Por último, reconocen las formas: aprenden primero las nociones de redondo, abierto y cerrado, y a continuación las de cuadrado, triángulo y línea.

Entre los 2 y 3 años, el niño puede clasificar objetos por colores o formas iguales, aunque verbalmente no sepa expresar las cualidades de los objetos qua clasifica.

La noción temporal y espacial

La adquisición de la noción temporal es tardía. El niño empieza a adquirir cierta noción del tiempo cuando sus vivencias le permiten ordenar las acciones en relación con los conceptos de ahora, antes y después.
La orientación temporal está estrechamente relacionada con la lectura, ya que ésta transcurre en un espacio de tiempo y a un determinado ritmo y velocidad. La noción de espacio la va adquiriendo el niño a medida que toma conciencia de su situación en el mismo, puede moverse y situar objetos a su derecha o izquierda, dentro o fuera; delante o detrás y encima o debajo. Asimismo, la orientación espacial está directamente relacionada con la escritura, ya que ésta se desarrolla en el espacio del plano gráfico.

A los 3 años, el niño reconoce los conceptos de noche y día, pero no es hasta los 7 que domina correctamente la noción de presente, pasado y futuro, y puede empezar a aprender a leer las horas en un reloj.

sábado, 21 de febrero de 2015

El niño explorador y su curiosidad por el entorno

El niño explorador y su curiosidad por el entorno

Lo que caracteriza el juego de los niños de entre uno y tres años es fundamentalmente la necesidad de experimentar con los objetos; montarlos, desmontarlos, descubrirlos. Es divertido observar su insaciable necesidad de aprender y experimentar todo aquello que tiene ante sus ojos. Cuando se le da por vez primera alguna cosa, como por ejemplo una galleta, el primer paso será probarla, más por saber de qué se trata que por ganas de comer. Luego es posible que le dé varios golpes, que la estruje o la tire al suelo. Probablemente, la levante hasta la altura de sus ojos para contemplarla mejor, la mire desde varios ángulos o la machaque e inspeccione las migas. Por último, después de haber descubierto cada uno de los detalles de tan fascinante objeto, es posible que se coma lo que quede de galleta o que, harto ya del asunto, la deje. Asimismo, no debe sorprender el hecho de encontrar al pequeño haciendo pedazos el muñeco más nuevo. Su curiosidad por conocer cómo está hecho puede más que las ganas de jugar simplemente con él.

¿Qué juguetes o actividades son los más apropiados en esta etapa?

  • Los juguetes que tienen ruedas y pueden ser arrastrados por el suelo, cómo los trenes, permiten a los niños experimentar con el movimiento. Les resulta divertido tirar de ellos hacia adelante o arrastrarlos serpenteando.
  •  El juego de apilar cubos de distintos tamaños y colores, construyendo torres lo más altas posible, suele hacerles disfrutar más que muchos de los juguetes sofisticados que se encuentran en el mercado. Algunas tablas del desarrollo psicomotor miden el grado de madurez alcanzado por el niño según el número de cubos o piezas que es capaz de apilar.
  • Pintar. Entre los 12 y los 18 meses, el niño es capaz de coger un lápiz con el puño e imprimir un garabato en la superficie más próxima que encuentre. También es capaz de observar atentamente las ilustraciones de los libros y revistas; sobre todo si representan niños u objetos conocidos. Es un buen momento para introducir las ceras de colores, no tóxicas. Al principio, se limitará a garabatear; hacia los 2 años, hará trazos rígidos. Además, pintar es una excelente manera de aprender a distinguir los colores. Bastará con tener a mano unos pinceles, papel o cartón y pinturas no tóxicas de cuatro o cinco colores básicos. Dejar al niño a sus anchas con pinturas o lápices de colores es muy aconsejable para fomentar su creatividad y desarrollar su habilidad gráfica. Alrededor de los 3 años, el niño sujeta el lápiz con firmeza y es capaz de imprimirle una dirección y una cierta intencionalidad. Aunque sus trazos todavía son imperfectos y no permiten adivinar lo que representan, su intención empieza a ser la de dibujar algo concreto.
  • Otra actividad que resulta muy divertida para los pequeños es colocar pegatinas de colores sobre un papel. De momento, el simple hecho de pegar y despegar constituye todo un reto. Hacia los 3 años, la imaginación le permite componer un dibujo simple con las pegatinas. Asimismo, disfruta modelando plastilina con herramientas de plástico.

Recuerda…


  • Cualquier juguete de construcción le permite ejercitar su habilidad manual.
  • No necesariamente el juguete más sofisticado va a ser el más atractivo para el niño, sino todo lo contrario: poder montarlo, desarmarlo o arrastrarlo agradará mucho más al pequeño.
  • Es muy importante comprar ceras de colores o pinturas no tóxicas para los niños. Normalmente, los productos destinados a uso infantil llevan una etiqueta donde se especifican las normas para su utilización y también su composición.
  • Es aconsejable proporcionar al niño el ambiente apropiado para pintar. El papel o superficie a pintar debe ser grande, puesto que el niño no es capaz de controlar su trazo. Para evitar que el niño pinte garabatos en todas las paredes de la casa, le debemos poner un papel grande en una de las paredes de su habitación e indicarle que aquélla es la única pared que puede pintarse.
  • Nunca debemos dejar al alcance de las manos del pequeño disolventes para pinturas.

viernes, 20 de febrero de 2015

Todo lo que hay que saber sobre la fiebre

Todo lo que hay que saber sobre la fiebre

El principal signo externo y cuantificable de la presencia de una infección es la fiebre. Se considera que el niño tiene fiebre cuando el termómetro indica una temperatura superior a los 37 °C. En los niños pequeños, y por razones prácticas lo mejor es tomar la temperatura rectal y, como segunda opción, la axilar.
Para controlar la temperatura del pequeño y ver su evolución, se puede confeccionar una gráfica de la temperatura de una forma muy sencilla. Un papel cuadriculado, con las horas en el eje horizontal y los grados y medios grados de temperatura en el vertical, servirá para confeccionar una gráfica de la temperatura.
Tabla de la fiebre

El termómetro ¿clásico o digital?

El termómetro ideal es el clásico de cristal con mercurio en su interior, el cual tiene las ventajas de facilidad de uso y limpieza, bajo coste y ningún mantenimiento; sin embargo, tiene el inconveniente de que para algunas personas puede ser difícil de leer y que se puede romper. Por ello, los más recientes sistemas digitales de determinación de la temperatura representan una buena alternativa por su gran fiabilidad, rapidez y precisión de lectura; en contrapartida su coste es más elevado, pueden resultar algo complejos en su funcionamiento y también es cierto que estos termómetros suelen estropearse con relativa facilidad.

¿Cómo y cuándo hay que tomar la temperatura al niño?

Cuando el niño no se encuentra bien, debe tomársele la temperatura al menos dos veces al día, mañana y tarde. El mejor método es colocarle el termómetro en el recto, aunque como alternativa también puede hacerse en la ingle o en la axila.
Si optas por tomar la temperatura a través del recto, hay que poner al niño boca abajo sobre las rodillas de un adulto e introducir suavemente el termómetro rectal en el ano, unos 2 o 3 centímetros. Los termómetros específicos para este uso tienen una pequeña protuberancia redondeada en su extremo. Hay que mantener al niño inmóvil mientras se le toma la temperatura, presionando al mismo tiempo ambas nalgas para que el termómetro no se mueva. Normalmente, basta con mantenerlo así durante 2 minutos para realizar una lectura correcta. En este caso, hay que tener en cuenta que ésta es superior aproximadamente en medio grado a la de la axila y que eso no significa que el niño tenga fiebre. Se considera fiebre a partir de 38 °C de temperatura rectal.
En cambio sí te decantas por tomar la temperatura del niño desde la axila o la ingle, debes colar el termómetro en la zona elegida; sostener su brazo o pierna apretado contra el cuerpo para realizar una lectura correcta y mantener la posición durante unos cuatro o cinco minutos, sosteniendo sus piernas o sus brazos.
Señales de alarma
Acude al médico o al hospital si:
  • La fiebre del niño, tomada en la axila, está por encima de los 3 9 °C.
  • Presenta convulsiones.
  • Aparecen manchas de color púrpura sobre su piel.
  • Tiene dificultad para flexionar la cabeza sobre su pecho.
  • Presenta una respiración rápida o dificultosa.
  • Si la fiebre persiste durante más de 24 horas.

jueves, 19 de febrero de 2015

La culpa es de los padres

Un estudio reveló que más de un quinto de las personas con obesidad posee un gen que les causa esa condición.

La culpa es de los padres

miércoles, 18 de febrero de 2015

El peligro de estigmatizar las enfermedades mentales en los colegios

El miedo de ser discriminados lleva a que estudiantes y profesores con este tipo de trastornos decidan callar sobre su condición. Por eso es necesario que las instituciones educativas propicien un ambiente comprensivo para discutir este tema.


“Los trastornos mentales en Colombia afectan especialmente a niños, adolescentes y adultos jóvenes, situación que empeora en gran medida el pronóstico, la productividad académica y económica de la población y, en últimas, el capital global, que incluye los factores personales, simbólicos, culturales y relacionales. Estos trastornos se inician entre los 9 y los 23 años”, sostuvo el médico psiquiatra José Posada, en un editorial para la revista Biomédica del Instituto Nacional de Salud. El hecho de que las enfermedades mentales se manifiesten a una temprana edad implica necesariamente un reto para los colegios y las instituciones educativas, pues deben enfrentarse al tema sin caer en la estigmatización.

El periódico británico The Guardian realizó un chat en vivo sobre cómo combatir el estigma de la salud mental en los colegios y afirmó que es fundamental propiciar ambientes comprensivos para discutir sobre este tema sin estigmas. “Crear una cultura abierta alrededor de los trastornos mentales y combatir la discriminación es vital”, afirmó el diario. Para los jóvenes que padecen este tipo de enfermedades como ansiedad y depresión resulta muy difícil compartir lo que les sucede con sus amigos y compañeros. De hecho, un entorno discriminatorio puede derivar en que los estudiantes no quieran asistir a clase e incluso en que ciertas enfermedades no se diagnostiquen.

De acuerdo con la campaña Time to Change, el 77 por ciento de los jóvenes con enfermedades mentales en el Reino Unido dejaron de ir a clase. El 24 por ciento de ellos no asistió por miedo a lo que las demás personas pudieran decir, y un 15 por ciento porque fueron víctimas de matoneo escolar. De las 3.000 personas que esta organización entrevistó, el 31 por ciento aseguró que la gente usaba contra ellos un lenguaje despectivo y los denominaban “locos”, “mentales” y que “buscaban llamar la atención”. Para Jenny Taylor, miembro de Time to Change, la cultura debe permitir un diálogo sobre los trastornos mentales antes de que los estudiantes empiecen a faltar a clase: “Si una persona joven se rompe una pierna entraría a su salón de clases y le contaría a sus amigos y profesores, pero cuando se trata de problemas de salud mental hay un silencio por el estigma y por la preocupación de sufrir matoneo”. 

Para el periodista Matthew Jenkin no basta con educar a los profesores sobre enfermedades mentales, también se debe empoderar a los estudiantes para que ellos entiendan y se apropien de la importancia de construir un ambiente seguro para tratar este tema. ¿Cómo hacerlo? El primer paso podría ser derribar el tabú que se cierne sobre los trastornos mentales. The Guardian recopiló cinco estrategias que se pueden implementar en el salón de clases: hablar sobre salud mental y apoyar a los estudiantes que estén atravesando situaciones difíciles; combatir el lenguaje discriminatorio y evitar términos peyorativos; tener los ojos muy abiertos porque muchas enfermedades no son obvias ni evidentes; motivar a los niños para que compartan sus historias con sus compañeros; y no apartarlos más del grupo. 

Los estudiantes no son los únicos que callan sobre sus trastornos mentales. Según el reporte de la Asociación de Profesores y Catedráticos en Reino Unido, más de un tercio de los maestros, el 38 por ciento, aseguró que hubo un aumento en el número de colegas con problemas de salud mental. El 68 por ciento nunca le comentó a su jefe directo, y el 40 por ciento mantuvo su condición en secreto y no tocó el tema por miedo a parecer débil y vulnerable. De ahí que ellos también se beneficien de un entorno en el que prime la confianza para que puedan compartir sus preocupaciones y las de sus alumnos sin ser juzgados.

martes, 17 de febrero de 2015

De la mamá tigre a la mamá elefante

Aunque los problemas de crianza son iguales en todo el planeta, las soluciones son distintas.

Todos queremos formar niños felices, resilientes, civilizados, independientes, con autocontrol y autoestima, tarea que muchos padres dudan poder llevar a cabo.
Foto: Ilustración: Miguelyein
Todos queremos formar niños felices, resilientes, civilizados, independientes, con autocontrol y autoestima, tarea que muchos padres dudan poder llevar a cabo.

La escena es real: un grupo de amigos, todos alrededor de los 40 años, se juntan a comer, pero antes se prometen no hablar de niños. El plan fracasa. Al poco tiempo, algunos revisan sus logros y frustraciones parentales, discuten sobre sus estilos de crianza y confiesan tanto sus actitudes más laissez-faire (pasivas) como sus manías hipercontroladoras, para preguntarse al final de la noche si hacen lo correcto.
Las permanentes dudas sobre cómo criar niños felices dominan nuestras conversaciones en casa, pero también foros en internet, blogs y programas de televisión especializados. De hecho, uno de los temas del libro revelación del año, la novela autobiográfica Un hombre enamorado, del noruego Karl Ove Knausgaard, es una indagación personal sobre lo que significa ser adulto y verse superado por las obligaciones familiares en Estocolmo.
Cito: “El que habláramos tanto de ellos (de los niños) no servía de nada en la vida cotidiana, en la que todo era inabarcable y estaba siempre al borde del caos” escribe Ove, 46 años, casado. Los tormentos de un papá nórdico, que cría con su esposa a tres hijos, en medio del desconcierto, han atraído a millones de lectores en el mundo. Pero ¿por qué los padres de otros países tendrían que identificarse con la intimidad parental de una familia escandinava? La respuesta la tiene otro libro, Parenting without borders (Crianza sin fronteras), de la columnista del Huffington Post y de The Wall Street Journal Christine Gross-Loh, publicado en el 2013.
Después de volver de una larga estadía en Japón, donde esta coreana-americana, doctorada en Historia en Harvard, vivió con su marido y cuatro hijos, Christine notó un interés creciente en Estados Unidos por conocer formas de crianza alejadas de la tradicional americana.
Allí existía una sensación de que las capacidades para criar estaban llegando al límite. Esto la llevó a viajar dos años por el mundo para entrevistarse con papás, académicos y expertos, para así comparar tipos de crianza en Europa y Asia.
“Las ventajas de observar la manera en la que otras culturas educan a sus niños no es otra teoría sobre parenting (crianza) –solo en diciembre aparecieron 500 títulos nuevos de autoayuda para padres en Amazon–. Implica situarse en el lugar de los hechos y ver qué funciona”, explica.
Según Christine, la gente no quiere más manuales. Quiere saber cómo se las arreglan los papás de otros países; sacar lecciones de sentido común mirando lo que hacen mamás coreanas, francesas o finlandesas en situaciones como el sueño o la alimentación, pero también en el desarrollo de la personalidad.
Este interés está ganándoles a tipologías como el papá helicóptero (sobreprotector) o la mamá free-range (que da libertad excesiva a sus hijos), consideradas tendencias pasajeras.
Dos años atrás, la periodista Pamela Druckerman, mamá de tres hijos, había descrito las ventajas de la maternidad francesa por sobre la norteamericana. Cómo ser una mamá cruasán fue un bestseller traducido a 21 idiomas.
En el mismo periodo, otra estadounidense de origen chino, Amy Chua, estrenaba un nuevo concepto en su también superventas –basado en la férrea disciplina china– Himno de batalla de la madre tigre. Ambos modelos de maternidad, a la larga, fueron criticados; el primero por esnob, el segundo por “monstruoso”.
A la nueva crianza sin fronteras que propone Christine Gross-Loh se suma el rescate de la mamá elefante, que la hindú residente en San Francisco Priyanka Sharma-Sindhar defendió en un artículo que reavivó el debate en torno a las ventajas y desventajas de los distintos modelos.
Al lado de la mirada amorosa y protectora de la madre elefante, –que busca forjar la seguridad del niño a través del cariño–, los estilos de crianza francés y chino son muy funcionales.
Crianza global
Más allá del amor que le entregamos, el hecho de que nuestro hijo se pase a la cama en la mitad de la noche, se niegue a probar pescado o una ramita de brócoli, haga una pataleta si un dibujo no le queda bien o sea incapaz de tolerar un “no” en un pasillo de juguetes, puede hacernos sentir fracasados como adultos.
Todos queremos formar niños felices, resilientes, civilizados, independientes, con autocontrol y autoestima, tarea que muchos padres dudan poder llevar a cabo. Incluso en los momentos de armonía, a nuestro lado aparece alguien que lo está haciendo mejor que nosotros. Un iluminado que conoce un secreto, una aptitud, un instinto, que a nosotros nos ha sido negado.
Y quizás porque educó a cuatro hijos en culturas tan disímiles como la norteamericana, la coreana y la japonesa, Christine Christine Gross-Lohcree que los problemas de crianza son universales, pero las soluciones, culturales. Ni las instrucciones del pediatra, los tips de expertos, los consejos de alguna ‘mamá amiga perfecta’ o un nuevo descubrimiento científico influyen tanto como nuestro contexto.
Por mucho que a una mamá europea se le explique con un gráfico que el nivel de azúcar de una bebida gaseosa no va a matar a su hijo, ella jamás cometerá el ‘crimen’ de dársela.
Así, algo que está arraigado en una cultura –tomar gaseosas–, resulta anormal en otro lugar.
En Francia, una mamá jamás va a permitir que su hijo pida un menú especial en lugar de comer lo mismo que los adultos, que haga pataletas o que no salude. Desde muy chico se le impone un comportamiento para que no se aproveche de su niñez, cultive la paciencia, supere la frustración y sea tolerante. Para esto es clave que aprenda a escuchar un “no”, un “espera” o “¡ya es suficiente!”, palabras que se dicen con tono calmo, pero firme.
Si bien los niños franceses suelen destacarse por su buena educación, Gross-Loh no cree que afrancesar la crianza deba ser una aspiración universal.
“Cualquier persona que escriba acerca de la paternidad debe recordar que ella no solo está determinada por la cultura, sino por la clase socioeconómica. Hay un cierto estilo que se practica entre los padres más ricos y educados, que aspiran a un cierto nivel para sus hijos”, opina.
La invitación de esta historiadora es a no encuadrarse en ningún modelo ‘ideal’ –como lo puede parecer la perfección francesa o la alta competencia de los niños chinos– y fusionar, combinar o adoptar diversas actitudes y mentalidades de criar según lo que para nosotros tiene sentido.
“Lo más interesante es ver qué preocupaciones existenciales coinciden con la mía. En mi caso, los valores que les quiero entregar a mis hijos, que pueden resumirse en ser bondadosos con los demás, no siempre son prioritarios en la cultura occidental. A veces, eso me hace dudar de si acaso mis hijos van a sufrir en el futuro por el hecho de que enfaticé que sean de una manera (buenos) en lugar de otra (competitivos)”, confiesa la historiadora.
‘Sé gentil, cariñosa y...firme’
Es normal que existan dudas entre las madres que priorizan el bienestar afectivo de sus hijos sobre la competencia, diferencia base entre la mamá elefante y la mamá tigre.
Los tigres cachorros son protegidos por sus madres solo seis semanas después de nacer; luego, son lanzados a competir para sobrevivir en la jungla.
La mamá elefante, en cambio, acompaña a sus hijos durante 12 años y no renuncia a protegerlos sino hasta que aprenden a ser autosuficientes.
Es la postura que defiende la escritora y periodista Priyanka Sharma-Sindhar en ‘Ser una mamá elefante en los tiempos de las mamás tigres’.
Es una respuesta a la abogada de Harvard Amy Chua, quien hace cuatro años hizo creer que el modelo de disciplina china era el mejor: una dura exigencia académica, ensayo de piano o violín cuatro horas al día y la prohibición de ver televisión y de dormir en casas de amigos.
El enfoque de Chua –que una vez la llevó a romper una tarjeta de cumpleaños hecha por su hija por encontrarla mal hecha– tenía el grave problema de ignorar gestos cariñosos.
Priyanka cree que si el mundo adulto ya es lo suficientemente competitivo, ¿para qué mostrárselo a los niños antes de tiempo? “Es una pésima manera de dotarlos de resiliencia. Los padres deben nutrir la fortaleza del niño de otra manera –opina Priyanka–. Sé gentil, consistente, cariñosa y, cuando lo necesites, firme”, dice.
Esa mamá elefante, en la que hoy se ha vuelto a creer, está convencida de que la confianza y la capacidad para superar los obstáculos se construyen con afecto y no con empujones precoces hacia la autosuficiencia.
Christine Gross-Loh también plantea que la sensación de protección es la base de la autonomía.
La prueba está en Japón, donde los bebés que duermen en la pieza de sus padres hasta que se sienten seguros son los que después, a los 6 años, son capaces de caminar solos al colegio. “Lo más importante es confiar en tu instinto. Nadie conoce mejor a tu hijo que tú”, dice Priyanka.

lunes, 16 de febrero de 2015

Por qué es importante la actividad física en el niño

¿Por qué es importante la actividad física en el niño?

Los niños sanos necesitan desarrollar una actividad física frecuente que les permita alcanzar el dominio progresivo de su propio cuerpo.
En los primeros tres años de vida, el niño adquiere las coordinaciones sensorio-motrices esenciales que le permitirán andar, comer, hablar, jugar…
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  • Motricidad y psiquismo están implicados de tal manera que funcionan como un todo, como una unidad de dos aspectos indisolubles para el funcionamiento de una misma organización.
El esquema corporal, es decir, la organización de las sensaciones relativas al propio cuerpo en relación con los datos del mundo exterior, se desarrolla muy lentamente en el niño, y una manera de facilitar su evolución es mediante de la actividad física. De todos modos, hay que tener siempre en cuenta la edad y el punto del desarrollo físico y psicológico del niño. La introducción de las prácticas físicas no debe realizarse sin que se halle presente el componente lúdico, por lo menos en los primeros años, ya que de este modo no solamente se fomenta una vida más sana, sino que se evita que abandone el deporte posteriormente por haberlo vivido como una imposición.

Practica la natación

Un deporte completo y al alcance de todos es la natación. Los padres deberían tener especial interés en que sus hijos aprendan a nadar, empezando por familiarizarse con el juego en el medio acuático. Cuando tienen oportunidad de bañarse, los niños no encuentran nunca el momento de salir del agua. Esta pasión por la actividad dentro del agua es la que puede llevar al niño, en un futuro, a hacer de la natación un deporte.
  • Aprovechar las vacaciones de verano para hacer un cursillo que le permita al niño conocer sus posibilidades de moverse en el agua, o asistir a cursillos de perfeccionamiento durante el año, si sabe nadar, junto a sus hermanos o amigos, es una buena forma de introducirse en las diferentes modalidades y técnicas de este deporte.

 En él se ponen en funcionamiento todos los músculos del cuerpo, por medio de los movimientos coordinados de brazos y piernas, lo cual ayuda a desarrollarse de una manera armoniosa. Es, sin duda, un buen motivo para que los padres inicien a sus hijos en su práctica. Ser un buen nadador no significa ser un deportista de competición, sin embargo, tener un cierto dominio de la técnica le ayudará a poder practicar la natación regularmente como una manera de estar en forma.

domingo, 15 de febrero de 2015

Motivar a tu hijo en el ejercicio físico

Motivar a tu hijo en el ejercicio físico

Si se practica racionalmente y con la prudencia debida, el ejercicio físico contribuye positivamente al desarrollo físico y mental del niño. Los padres debemos ser los primeros interesados en ello y mostrarnos dispuestos a predicar con el ejemplo. En una primera etapa, el principal aliciente que encontrarán los niños en el ejercicio físico es la diversión. Pero, si más adelante no encuentran algo que les despierte el interés por el entrenamiento y la constancia, la menor dificultad bastará para hacerles abandonar en su intento.

El deporte en los niños pequeños

La regularidad, además de facilitar la práctica del ejercicio, ayuda a que el niño se aficione más a la actividad física. Hasta los 10 años, aproximadamente, tus hijos deberán realizar los ejercicios físicos de manera que intervengan todas las partes del cuerpo. Es conveniente que los músculos de ambos lados del cuerpo realicen el mismo esfuerzo, para que todo el cuerpo del niño se desarrolle armoniosamente, como ocurre con la natación, el fútbol, el atletismo, el salto, el judo… Sin embargo, el tenis, por ejemplo, desarrolla mucho más un brazo que el otro, al soportar un solo brazo el esfuerzo muscular.

El deporte en la preadolescencia

Al llegar a la preadolescencia, los chicos y chicas ya están capacitados para practicar un deporte de forma más plena, aunque habrá que esperar a la adolescencia para culminar este proceso. Esta edad, entre los 10 y los 15 años, aproximadamente, es la típica de los equipos deportivos escolares o de otras instituciones juveniles. Empiezan a ser capaces de aceptar la esencia competitiva del deporte. En consecuencia, el ejercicio físico se vuelve competitivo y requiere ya una maduración biológica y psicológica, por lo que conviene no excederse en los esfuerzos y garantizar el reposo necesario.
Para desarrollar la práctica deportiva, los chicos y chicas necesitan contar con el apoyo y con el reconocimiento de sus padres. Además, será positivo que intercambien opiniones y puntos de vista con los entrenadores.

Cuidado con… las exigencias


Uno de los aspectos negativos de las competiciones deportivas es la exigencia de resultados positivos. El peligro aparece en relación con la edad de los jóvenes, sobre todo si son niños de 6 o 7 años, que todavía no pueden poner límites, ni a sí mismos ni a los demás, en las exigencias. Será responsabilidad de los padres y los entrenadores enseñarles a valorar la participación por encima de la competitividad.

sábado, 14 de febrero de 2015

Cómo elegir el deporte adecuado para tu hijo/a

Cómo elegir el deporte adecuado para tu hijo/a

Hacer deportes en la niñez aporta beneficios no sólo a la salud de los pequeños sino también a la sociabilización y a su formación ética. Pero no todos los niños pueden hacer todas las actividades. Elegir la actividad física adecuada para nuestro hijo es una tarea que no debemos hacerla sólo los adultos, sino que tenemos que tomar la decisión en conjunto con nuestros hijos, ya que no hay nada peor que obligarlos a hacer algo que no les gusta o donde no se sienten cómodos. Para elegir la actividad adecuada debemos tener en cuenta las características de nuestro hijo, sus gustos, necesidades y edad.
  • Si está entre los tres y cinco años, lo mejor es que haga natación, ya que le ayudará a trabajar aspectos importantes para la edad, como son la coordinación y la resistencia.
  • Luego, desde los cinco a los siete años, es bueno que realicen dos actividades diferentes, una individual, como la natación, la gimnasia o el kárate, y otra colectiva, como el fútbol, baloncesto o voleibol. El niño, con el paso del tiempo, podrá elegir la que más le guste para continuar en la siguiente etapa.
  • Entre los ocho y los nueve, debemos pensar si nuestro hijo utiliza el deporte para divertirse, distraerse y relajarse o, por el contrario, lo toma como una disciplina y quiere comenzar a competir. Sea cual fuere nuestra conclusión, el niño es quien decidirá lo que quiere para su futuro. Si lo desean, pueden seguir perfeccionándose en la actividad que más les guste, si no, pueden probar con otras que pueden variar según sus intereses.
    • Si nuestro hijo es inquieto y no se concentra con facilidad, lo ideal es que practique natación o atletismo.
    • Si le gustan los deportes de equipo y las competencias, lo mejor es el fútbol, el baloncesto, el hockey o el voleibol.
    • Si demuestra autocontrol y gran concentración, le gustará el kárate, el judo, el taekwondo, el tenis o la gimnasia deportiva.

Cualquiera de estas actividades que nuestro hijo realice le dará a nuestro pequeño beneficios a nivel físico, ya que le ayudará a fortalecer su musculatura, tener una buena salud cardiovascular y mantener un correcto peso corporal. También le beneficiará en aspectos emocionales y en el desarrollo de valores necesarios para la vida en sociedad, tales como el respeto, la responsabilidad, la cooperación, la igualdad, la tolerancia y la amistad.

viernes, 13 de febrero de 2015

Los efectos del deporte en los jóvenes

Los efectos del deporte en los jóvenes

La juventud es la época de la vida que reúne las condiciones idóneas para llegar a alcanzar un alto rendimiento deportivo. El cuerpo experimenta un gran cambio; se produce una activación del crecimiento en general, debida al gran desarrollo del esqueleto y de los músculos, lo que supone un aumento considerable de la propia fuerza y del aparato respiratorio, que se traduce en una amplia y acelerada mejora de la capacidad atlética. Estas transformaciones suponen para el joven un cambio en su imagen corporal que deberá aceptar y asimilar, además de sus nuevas capacidades motoras y sexuales.
Los cambios que se producen en la adolescencia han de ser asimilados y el deporte favorece este proceso.
En la adolescencia confluyen los cambios biológicos y los psicológicos, ya que, al mismo tiempo que se produce la revisión del propio esquema corporal, surge la necesidad de ser reconocido por los demás.
Será en sus propios compañeros donde tratará de encontrar el nuevo concepto de sí mismo, diferente del que hasta ahora había obtenido de sus padres y familiares. Sus valores también han cambiado y se abre a nuevos modos de pensar sobre las cosas y el mundo. De ahí la importancia que adquieren los amigos, con los que ejercitan sus identificaciones a la búsqueda de su propia identidad.

El deporte como integrador social

La práctica de un deporte exige no solamente un esfuerzo físico y unas habilidades determinadas, sino también poner en juego cierta agresividad durante la competición. Pero ésta debe expresarse de una manera controlada y siguiendo los reglamentos que rigen toda actividad deportiva.
El deporte permite encauzar la agresividad de una forma socialmente aceptable, tanto a los jugadores como a los aficionados a los deportes, que se identifican con su equipo y con los jugadores, participando intensamente de sus vivencias.
Desde este punto de vista, sí que hay que hablar del deporte como integrador social, que, por otra parte, siempre ha estado presente en las grandes civilizaciones.

También podemos hablar del deporte no competitivo corno integrador social. Muchos jóvenes pueden desarrollar su personalidad formando sus propios grupos o perteneciendo a entidades deportivas de carácter más social y menos competitivo. En los casos de jóvenes que se aíslan puede tener un efecto muy positivo.

jueves, 12 de febrero de 2015

Paterning, el nuevo deporte que mueve a padres e hijos

Paterning, el nuevo deporte que mueve a padres e hijos

¿Has experimentado alguna vez la sensación de ser padre y estar en sintonía con tu hijo? Es una experiencia única.
Esa sensación la podemos encontrar en varios orígenes y uno de ellos nace a partir de un deporte. ¿Sabes cuál? El Paterning.

Paterning, el deporte de ser padre

Seguro que lo conoces; muchos padres e hijos lo practican juntos y probablemente tú también lo hayas practicado o vayas a hacerlo. No hay lugar para excusas para no experimentarlo ya que todas ellas caben en este deporte. Y tu hijo juega un papel importante.

No es un deporte cualquiera. Es el deporte que te llena de emoción, te sube la adrenalina y te lleva a alcanzar metas con las que antes ni soñabas.

El deporte de ser padre lo llaman, el Paterning. Ese deporte que prende la mecha de lo ordinario y te conduce hasta lo extraordinario.

En este vídeo te mostramos cómo viven la experiencia algunos de ellos. Estos padres ya lo disfrutan con sus hijos. ¿Lo haces tú también?
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Y ahora cuéntanos… ¿Ya practicas el Paterning?

Tú eres el protagonista ahora

Si practicar el Paterning es uno de tus deportes favoritos, te invitamos a participar ahora en las redes sociales compartiendo fotos y vídeos donde se vea cómo lo disfrutas con tus hijos. Además, utiliza el hashtag #paterning en Twitter o Facebook y podrás ganar una estupenda GoPro con la que grabar todas esas actividades deportivas tan emocionantes.

Nunca un deporte había unido tanto a padres e hijos, ¡¡¡viva el Paterning!!!