sábado, 23 de agosto de 2025

La esperanza camina otra vez: cuando los perros nos muestran lo que puede el alma humana



No sé si te ha pasado, pero hay noticias que uno se encuentra casi por accidente, como si fueran pequeñas joyas que se esconden entre tanto ruido, esperando que alguien con los ojos y el corazón despierto las vea. Hace poco me topé con una de esas noticias en RCN Radio, y desde entonces no he dejado de pensar en lo que significa realmente “caminar otra vez”. No hablo solo del cuerpo. Hablo de algo más profundo: la capacidad de volver a creer en lo que se había dado por perdido.

En Colombia, un grupo de científicos logró devolverle la movilidad a perros que habían quedado paralizados por lesiones en la médula espinal. ¿Cómo? A través de un procedimiento avanzado de trasplante de células madre. Pero esto no es solo un logro médico o científico —que ya de por sí es gigante—, sino también un mensaje brutalmente claro para todos los que hemos sentido que algo se rompió dentro y ya no hay vuelta atrás. Porque si un perro, que no entiende de laboratorios ni de estadísticas, vuelve a mover sus patas tras meses de inmovilidad, ¿qué nos impide a nosotros volver a mover la vida cuando sentimos que se nos quedó quieta?

Este avance, que nace en territorio colombiano, con gente que tal vez pasa desapercibida en el radar internacional, es una muestra poderosa de cómo la ciencia también puede ser profundamente humana. Detrás de cada experimento, cada ensayo clínico, hay una mezcla de rigor, paciencia y fe. Sí, fe. Porque creer que una célula puede regenerar algo que parecía muerto es una forma moderna de orar. Y eso me conecta con algo que a veces se olvida: que la espiritualidad no siempre tiene que ver con rezos largos ni templos antiguos. A veces tiene forma de microscopio, de bata blanca, de ensayo fallido que se repite hasta dar fruto.

No pude evitar pensar en el texto que escribí hace tiempo sobre cómo muchas veces la vida se queda como en pausa (lo puedes leer aquí si quieres: https://juanmamoreno03.blogspot.com/2024/07/no-te-quedes-en-pausa.html). Esta noticia me recordó que a veces, sin darnos cuenta, caminamos por dentro como si estuviéramos rotos, creyendo que no hay reparación posible. Pero no somos robots. Somos seres vivos. Y lo vivo, por naturaleza, siempre busca volver a florecer, incluso entre ruinas.

También pensé en cómo este tipo de noticias rara vez aparecen en los titulares de todos los días. Nos acostumbramos tanto al caos, a los crímenes, a los escándalos políticos, que ya casi no reaccionamos. Pero cuando ves a un ser que no puede hablar con palabras, pero que de repente vuelve a correr, entiendes que hay esperanza en formas que el algoritmo no promueve. Y ahí es cuando uno tiene que parar, aunque sea un momento, y decir: esto es importante.

Tal vez te preguntes por qué hablo con tanta pasión de algo que le pasó a unos perros en un laboratorio en Medellín. Te entiendo. Pero mira, lo que pasa con estos animales no es algo ajeno. Ellos sienten, confían, se frustran, se deprimen... como tú, como yo. Ver que ellos también pueden sanar nos devuelve una parte de la humanidad que a veces creemos perdida. Esa parte que cree, como decía alguien que admiro profundamente, que “no estamos rotos, solo estamos aprendiendo a armarnos diferente”.

Y no puedo hablar de eso sin pensar en cómo la ciencia y la espiritualidad se encuentran. En el blog Amigo de ese ser supremo en el cual crees y confías (https://amigodeesegransersupremo.blogspot.com/), muchas veces hemos reflexionado sobre cómo los milagros no siempre son como nos los contaron. A veces vienen disfrazados de tecnología, de estudio, de ciencia aplicada con amor. Y es ahí donde siento que hay algo divino: no tanto en lo espectacular, sino en lo que cambia la vida de alguien en silencio, como cuando un perro vuelve a mover su cola porque alguien no se rindió.

¿Y qué hay de nosotros, los humanos, que estamos lesionados emocional o mentalmente? ¿No será que este avance también nos está hablando a nosotros? Tal vez lo que necesitamos no es una célula madre (aunque en algunos casos también), sino una decisión: la de dejarnos tocar por algo que nos regenere desde adentro. Porque si algo he aprendido en estos años es que la inmovilidad no siempre es física. A veces estás paralizado por miedo, por decepción, por duelos que no cicatrizan. Y aunque no hay un “trasplante” emocional como tal, sí hay pequeños impulsos que nos invitan a recuperar la esperanza.

Pienso en la gente joven que, como yo, siente que el futuro es una mezcla rara de promesas digitales, incertidumbre social y ansiedad crónica. Nos venden la idea de que el éxito es una carrera lineal, pero la vida real es más parecida a una rehabilitación: pasos torpes al inicio, avances mínimos que nadie aplaude, pero que igual importan. Así como esos perros, a veces hay que empezar de nuevo con algo tan simple como creer que sí se puede.

Y claro, esto también me conecta con los textos de Mensajes Sabatinos (https://escritossabatinos.blogspot.com/). Hay sabiduría en tomarse un tiempo para detenerse y mirar, para agradecer que aunque no todo está como quisiéramos, seguimos aquí. Escribir esto para ti también es una forma de rehabilitarme a mí mismo, de recuperar el movimiento de la palabra, la emoción de compartir, la voluntad de estar presente.

Ahora bien, no quiero romantizar el sufrimiento ni hacer parecer que todo tiene solución mágica. Sé que hay personas que no volverán a caminar físicamente. Pero eso no significa que no puedan caminar en otros sentidos. A veces recuperar la movilidad es poder volver a amar, a confiar, a escribir, a crear, a soltar.

La noticia de esos perros me dio un empujón que no sabía que necesitaba. Me recordó que sí hay personas haciendo el bien en silencio, que sí hay razones para confiar en el potencial colombiano, que sí hay lugar para la compasión en la ciencia, y que tal vez el siguiente en dar un paso —por más pequeño que sea— puedas ser tú.

¿Sentiste que esto te habló directo al corazón?
Escríbeme, cuéntame tu historia o compártelo con quien sabes que lo necesita.

Agendamiento: Whatsapp +57 310 450 7737

Facebook: Juan Manuel Moreno Ocampo

Twitter: Juan Manuel Moreno Ocampo

Comunidad de WhatsApp: Únete a nuestros grupos

Grupo de WhatsApp:    Unete a nuestro Grupo

Comunidad de Telegram: Únete a nuestro canal  

Grupo de Telegram: Unete a nuestro Grupo

👉 “¿Quieres más tips como este? Únete al grupo exclusivo de WhatsApp”.

— Juan Manuel Moreno Ocampo
"A veces no hay que entender la vida… solo vivirla con más verdad."

No hay comentarios.:

Publicar un comentario