A veces me pregunto cómo nos conectamos con el mundo más allá de lo que vemos. Cómo, con cada paso que damos en el presente, también tocamos algo más grande que nosotros: la vida que late en todos los seres, incluso en aquellos que no tienen voz pero que nos miran con la misma fuerza de la vida misma.
Hace poco leí sobre la telemedicina veterinaria y no pude evitar pensar en esa conexión invisible que une nuestros corazones con los de los animales. Porque no se trata solo de un negocio o una oportunidad para ganar dinero. Se trata de aprender a cuidar de los otros, incluso a distancia, usando la tecnología como puente y no como barrera.
¿Te has detenido a pensar en cómo la vida nos está pidiendo que nos adaptemos, que escuchemos las necesidades de quienes nos rodean, más allá de nuestras ganas de acumular o de que todo sea para nosotros? Yo creo que este tema es un espejo de lo que está pasando con nuestra conciencia colectiva: nos estamos dando cuenta de que los negocios pueden ser también un acto de servicio, un acto de empatía. Y que el cuidado animal es parte de esa responsabilidad compartida que tenemos con el planeta.
Recuerdo que cuando era niño, mis abuelos me contaban historias de cómo se hacían las cosas antes. Todo era físico, todo era cara a cara. Pero ahora, a mis 21 años, vivo en un mundo que me exige moverme con rapidez y adaptarme sin perder la esencia de lo que me enseñaron. La telemedicina veterinaria me parece una de esas formas nuevas de estar cerca, incluso cuando la distancia parece decir lo contrario.
Lo más interesante es que no necesitas ser un veterinario para sentirte llamado por este mundo. Puedes ser un amante de los animales, alguien que entiende que detrás de cada ladrido o maullido hay una vida que merece respeto. Puedes ser un comunicador, un programador, o alguien que simplemente quiere darle forma a sus sueños de una manera que ayude a otros.
Porque el negocio de la telemedicina veterinaria es mucho más que videollamadas y consultas. Es una puerta a la creatividad y a la empatía. Una manera de hacer que la tecnología no nos aleje, sino que nos acerque. He visto cómo muchas personas empiezan con miedo, pensando que sin un local físico no pueden hacer nada. Pero la verdad es que hoy en día, las barreras se están cayendo. Si tienes un celular, una computadora y un corazón dispuesto a aprender, ya tienes la mitad del camino recorrido.
Me impacta también saber que este sector crece año tras año. Más de 130 millones de dólares en 2022, y se espera que pase los 750 millones en 2032. Pero para mí, más allá de los números, lo que importa es la transformación que esto trae para los animales y sus cuidadores. Imagínate la tranquilidad que siente alguien que no puede mover a su gato anciano, pero que igual puede hablar con un veterinario y encontrar soluciones reales. O la esperanza que siente alguien que adopta un perro y necesita ayuda para educarlo sin que eso implique un viaje largo o costoso.
Esa es la parte humana detrás de la tecnología. Y siento que mi generación tiene un papel muy importante aquí: no repetir los errores de los que vieron a la tecnología solo como un negocio, sin corazón. Nosotros podemos hacer las cosas de otra manera. Podemos crear plataformas que no sean solo una pantalla fría, sino un espacio para escuchar, para aprender y para acompañar. Un espacio donde los animales y sus familias se sientan vistos, aunque sea a través de un pixel.
En mi blog personal, El Blog Juan Manuel Moreno Ocampo, he compartido muchas veces cómo creo que la tecnología puede ser una herramienta de transformación. Y esto que estoy escribiendo hoy es un ejemplo vivo de eso. Así como lo mencioné en Bienvenido a mi blog, donde hablo de cómo cada paso que damos puede ser una forma de oración, pienso que cada consulta online es también una forma de honrar la vida.
Claro que no todo es tan fácil como suena. Hay retos. El cumplimiento legal, por ejemplo: muchos países no permiten que se receten medicamentos sin un examen físico previo. O la necesidad de cuidar la forma en que nos comunicamos, para que el calor humano no se pierda en la pantalla. Pero me parece que todos esos retos son también oportunidades para que pongamos la conciencia en el centro. Para que no nos olvidemos de que al otro lado hay alguien que confía en nosotros, y un animal que no puede decir lo que siente pero lo muestra con cada mirada.
Me gusta pensar que emprender en este sector es como una extensión de lo que somos como personas. Si eres veterinario, puedes usar tus conocimientos para dar segundas opiniones, para hacer seguimientos posoperatorios que ayuden a sanar más rápido. Si eres educador o etólogo, la teleconducta es una herramienta poderosa para evitar que las familias renuncien a sus animales por problemas de comportamiento. Y si eres como yo, un soñador que siempre quiere construir puentes, puedes pensar en crear un marketplace donde todas estas personas se encuentren y se potencien mutuamente.
El negocio veterinario online no tiene por qué ser solo un negocio. Puede ser también un movimiento. Un espacio donde las historias de transformación sean el motor y no solo el resultado. Donde cada sesión sea un acto de cuidado y de respeto por la vida. Como lo decía en Mensajes Sabatinos, a veces las soluciones más grandes vienen cuando dejamos de pensar solo en el beneficio propio y empezamos a ver cómo podemos ayudar a otros a florecer.
Quizá ahora mismo estás leyendo esto y pensando: “pero yo no tengo el conocimiento técnico, ¿qué puedo hacer?”. Y te entiendo. No todos nacimos para ser veterinarios o expertos en etología. Pero todos nacimos con la posibilidad de aprender, de unir fuerzas con otros y de aportar lo que somos. Puedes ser la persona que ayude a construir la plataforma, o el que se encargue de que la comunicación sea cercana, o el que inspire a más personas a unirse a este cambio.
La vida me ha enseñado que a veces no hay que esperar a tener todo claro para dar el primer paso. La claridad llega cuando empiezas a caminar. Si esto te llama la atención, investiga, pregunta, conecta. No tienes que hacerlo solo. Hoy más que nunca, hay comunidades como Organización Empresarial TodoEnUno.NET que ayudan a dar forma a las ideas y a hacerlas realidad. Y no estás solo: siempre habrá personas dispuestas a compartir lo que saben y a caminar contigo.
Yo me quedo con la idea de que el negocio veterinario, en esta forma digital y flexible, nos enseña mucho sobre la vida misma. Nos recuerda que no todo lo valioso tiene que ser presencial para ser real. Que el amor y el cuidado pueden viajar a través de la pantalla si lo hacemos con honestidad. Y que la tecnología, bien usada, puede ser un puente que salve vidas y construya sueños.
¿Te imaginas un mundo donde todos los que aman a los animales encuentren un espacio para ayudar y ser ayudados? Yo sí. Y quiero que tú también lo veas. Porque al final, todo lo que construimos desde el corazón termina por encontrar eco en la vida misma.
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✒️ — Juan Manuel Moreno Ocampo
A veces no hay que entender la vida… solo vivirla con más verdad.
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