lunes, 10 de agosto de 2015

El hogar, ¡La base de la educación!

Cada vez más nos encontramos con diversas instituciones académicas que con normalidad tienen horarios extendidos, instituciones escolares con niveles o grados cada vez más tempranos, docentes y profesionales que cumplen roles especializados y se dedican a suplir falencias de niños que hasta ahora empiezan a conocer el mundo.
En otras palabras, con el paso del tiempo y el mundo de hoy, la rutinas, las exigencias, el día a día de los padres cada, vez son más las instituciones, jardines y colegios que buscan adaptarse a las necesidades de sus clientes, tratando de hacer más fácil la vida de las familias que tienen que dividir su tiempo entre trabajo, familia y las ocupaciones del día. Está muy bien que el mercado se adapte a las necesidades de los padres de familia, sin embargo es importante aclarar dos puntos vitales para los actores involucrados en la educación, especialmente la más importante, la educación pre-escolar.
  1. Los jardines, guarderías y demás instituciones dedicadas a la educación pre-escolar son vitales dentro de la sociedad de hoy, pero es importante tener en cuenta que, LOS PRINCIPALES RESPONSABLES DE LA EDUCACIÓN DE LOS HIJOS SON LOS PADRES. Esto significa que todas las familias pueden y deben hacer uso de las instituciones que prestan sus servicios, pero la importante labor de educar es un compromiso que se debe asumir desde el hogar con toda la responsabilidad y seriedad que merece el caso.
    A los padres de familia les sugiero tener en cuenta que de nada o poco sirve que deleguen toda la responsabilidad de criar y educar a sus hijos a las instituciones a las cuales ellos acuden, ya que un niño es el resultado de múltiples variables que se le presentan en la vida y sin duda alguna, los componentes más importantes son la mezcla de sus padres, LA EDUCACIÓN QUE LE DAN EN CASA, LA ENSEÑANZA DE LÍMITES, AUTORIDAD, PERO SOBRETODO LA EDUCACIÓN BASADA EN EL CARIÑO Y AMOR DE PADRES y la forma como estos interactúan con su hijo.
  2. Por más psicoterapeutas, fonoaudiólogas, enfermeras, docentes, psicólogos, estimulación o demás programas a los que se someta un niño en sus primeros años, nunca, ninguno de estos especialistas suplirá el amor y cariño que se da en el hogar. El amor de una madre, de un padre, de una abuelo o abuela, de un hermano, de una tía no se compara con ningún programa así esté recomendado por el especialista más estudiado, ESTO SE DEBE TENER CLARO y ponerlo en práctica todos los días, pues el mejor remedio para un niño siempre será el amor. Obviamente que contar con un profesional siempre será de gran ayuda, pero son dos cosas que van de la mano y siempre el amor de hogar debe estar presente.
    Si usted es padre o madre por supuesto que está muy bien que luche para tener cada día mejor calidad de vida, está bien si deja a su niño desde las 6 de la mañana en el jardín, está bien si lo recoge por culpa de su trabajo a las 6 o 7 de la noche, está bien que confíe en los profesionales que cuidan y ayudan a educar a su hijo, pero de ninguna manera permita o crea que con esto es suficiente. USTED como PADRE O MADRE debe educar como considere a su hijo, y aún más debe trabajar en equipo con quienes le ayudan en esta tarea, para lograr que su hijo o hija sea una persona de bien y educada.
Por supuesto que lo anteriormente descrito aplica para todos los niveles socioeconómicos, culturales, religiosos y en todos los lugares donde exista un niño que requiera ser debidamente educado y amado; recuerde que su hijo solo tendrá una vez la edad que tiene, disfrútelo, amelo y edúquelo antes de que se de cuenta que el tiempo pasa muy rápido y los momentos nunca volveran a ser los mismos.

domingo, 9 de agosto de 2015

Cómo realizar el masaje cardíaco

Primeros auxilios: Cómo realizar el masaje cardíaco

Esta maniobra consiste en efectuar compresiones rítmicas sobre la pared del tórax, para así vaciar el corazón y lograr que la sangre fluya hacia las arterias. La técnica deber iniciarse siempre que se advierta ausencia de latido cardíaco o pulso, en combinación con la respiración artificial, de tal modo que la sangre se oxigene y se distribuya por todo el organismo. Para llevar a cabo la maniobra, deberás situar a la víctima boca arriba sobre una superficie plana y firme, y colocarte a su lado de tal modo que puedas colocar tus brazos completamente extendidos sobre el pecho de la criatura.
¿Dónde y cómo hay que hacer las compresiones?
Las compresiones deben efectuarse en el centro del pecho, presionando sobre el hueso esternón en su tercio inferior (niños) o su parte media (lactantes), pero nunca debe comprimirse sobre el extremo inferior.
Para llevar a cabo las compresiones debes seguir estos pasos:
  1. Palpa el centro del pecho para localizar el hueso esternón y determinar el punto exacto donde deben realizarse las compresiones.
  2. Apoya el talón de la mano sobre el punto determinado y comprime de tal modo que le pecho se deprima unos 2,5 o 3,5 cm. Libera la presión al cabo de medio segundo, sin dejar de apoyar la mano. Repite la maniobra a razón de 80 veces por minuto, intercalando las debidas insuflaciones de aire.
Si la víctima es un niño mayor de 8 años, coloca el talón de una mano en el tercio inferior del esternón y apoya la otra mano sobre la primera, entrelazando los dedos.
En el caso que el accidentado sea un lactante, hay que tener en cuenta ciertas variaciones:
  • Apoya sólo la punta de los dedos (índice y medio) en la parte media del esternón.
  • En cada compresión, deprime el pecho del bebé de 1,5 a 2,5 cm.
  • Mantén una frecuencia de 100 compresiones por minuto.
Recuerda…

  • Inicia la técnica de reanimación cardiopulmonar cuanto antes, sin esperar que llegue alguien más experto: todos los segundos cuentan, y si pasa más de cuatro minutos sin comenzar las maniobras pueden producirse lesiones cerebrales.
  • Combina la respiración artificial y el masaje cardíaco a razón de una insuflación de aire cada cinco compresiones torácicas.
  • Cada dos o tres minutos, suspende las maniobras para tomar el pulso y ver si se ha recuperado el latido cardíaco, así como para comprobar si el niño respira espontáneamente, pero nunca suspendas la reanimación durante más de cinco segundos.
  • Prosigue la reanimación hasta que le niño se recupere o llegue ayuda médica: ¡no hay que darse por vencido!
  • Si adviertes que el corazón ha comenzado a latir, interrumpe las compresiones, pero continúa la respiración artificial.
  • Cuando el niño comience a respirar con normalidad, colócalo en posición lateral de seguridad hasta que llegue el personal sanitario.

sábado, 8 de agosto de 2015

Cómo educar sin malcriar

Un nuevo libro afirma que muchos padres no saben formar a sus hijos, pues los sobreprotegen o siempre quieren decidir por ellos. ¿Hay alguna forma de evitarlo?


Una de las tareas más difíciles en la vida de cualquier persona es criar a sus hijos. Aunque la mayoría quiere darles lo mejor, algunos se exceden en sobreprotegerlos, les planifican una vida perfecta e incluso deciden permanentemente por ellos. Estos y otros errores que están cometiendo los padres y que están afectando a las nuevas generaciones de jóvenes acaban de ser expuestos por Julie Lythcott-Haims en su libro How to Raise an Adult: Break Free of the Overparenting Trap and Prepare Your Kid for Success.

Abogada de la Universidad de Harvard y antigua tutora de estudiantes de primer año de la Universidad de Stanford, Lythcott-Haims plantea que los padres de hoy en día son más apegados a sus hijos y viceversa, lo que, si bien no es negativo, está llevando a que los papás se inmiscuyan en todos los asuntos de sus hijos, incluso en los detalles más pequeños, lo que les impide formarlos como adultos responsables y autónomos.

Gracias a su experiencia como tutora en Stanford por más de una década, la autora pudo observar numerosos casos de papás que intervenían demasiado en las obligaciones y diligencias de sus hijos, a pesar de que ya se habían graduado del colegio e iban a ingresar a la universidad. “En ocasiones me tocó recibir a algunos papás que iban en representación de ellos, porque eran muy tímidos”, dice Lythcott-Haims.

El fenómeno no es ajeno a la realidad colombiana. La psicóloga María Elena López afirma que en general sí existe “una tendencia de los padres a mantener una atención de vigilancia permanente sobre los comportamientos de sus hijos, orientándolos hacia lo que deben pensar, sentir y hacer”, dijo a SEMANA. Esto se debe a que los papás tienen mucho miedo de que sus hijos sean vulnerables a nivel emocional. “Temen que la adversidad los tire a la lona”, dice López.

Y es que cada vez es más delgada la línea que separa la adolescencia de la adultez, pues muchos jóvenes entre los 18 y 22 años todavía no están preparados para moverse solos por el mundo. “El término que uso para referirme a ellos en el libro es ‘existencialmente impotentes’, que significa que los niños con papás sobreprotectores no tienen lo que necesitan para ser independientes”, dice Lythcott-Haims, quien también ha vivido la experiencia en casa como madre de dos adolescentes de 13 y 16 años.

Hay tres estilos de crianza de los hijos, según Lythcott-Haims. En primer lugar están los padres sobreprotectores, que piensan que el mundo es un lugar miedoso e inseguro, y protegen a sus niños para asegurarles que vivan en un entorno cómodo y tranquilo. Estos son los llamados papás helicóptero, que tienden a sobrevolar la vida de sus hijos para advertirles de los peligros a los que están expuestos o ayudarlos si metieron la pata en alguna situación.

Luego está el modelo de la madre tigre, que representa a unos padres estrictos que obligan a sus hijos a seguir el camino que ellos consideran más apropiado. “Deciden a qué tipo de colegio o universidad deben ingresar y qué calificaciones deben obtener, así como las actividades que deben desarrollar por fuera del colegio”, afirma la autora. El problema es que creen que este tipo de acercamiento va a asegurarles el éxito, pero varios estudios han demostrado que genera problemas de salud mental en los niños.

Finalmente, está el tipo de padres que quieren tener a sus hijos siempre de la mano. Es decir, que parecen asistentes personales de sus pequeños cuando ya han crecido para llenarles papeles, recordarles citas, hacerles vueltas o hablar con figuras de poder en su nombre para evitarles esa responsabilidad.

Lythcott-Haims afirma que los padres de familia del siglo XXI mezclan un poco de cada uno de estos estilos, por lo cual no están preparando adecuadamente a sus hijos para ser adultos. “Este tipo de crianza está llevando a los niños a que no desarrollen las capacidades ni los hábitos necesarios para que maduren y tomen sus propias decisiones”, señala en el libro.

Uno de los errores más recurrentes de los padres es confundir felicidad con éxito, pues si bien son importantes, tienen significados distintos. Según Lythcott-Haims, la mayoría de papás piensa que la felicidad de sus hijos depende de que estudien una carrera como Ingeniería, Finanzas o Medicina, en vez de valorar que esa satisfacción solo se obtiene por medio del trabajo con el cual sus hijos se sientan a plenitud. “Los hacen sentir fracasados si no obtienen las mejores notas o si no clasifican a las mejores universidades. Les trazan el camino que deben seguir y su definición de éxito no concuerda con las habilidades, pasiones y valores de sus niños”, dice Lythcott-Haims.

Esto es a lo que el psiquiatra infantil Germán Casas llama la teoría del niño imaginario, que se refiere a los padres que imaginan a su hijo como un ser perfecto o superior y no son capaces de tolerar la frustración de que este no sea como se lo imaginaron. “Piensan que los niños deben ser una versión mejorada de ellos. Esto expone a los pequeños a unas enormes exigencias que los hace vulnerables a no tolerar cualquier tipo de frustración”, dijo Casas a SEMANA.

Este fenómeno, según la autora, ocurre principalmente en los hogares de familias de clase media y alta, pues en la cultura capitalista hay una fijación por la prosperidad y el futuro que alimenta este tipo de presión generalizada de los padres sobre los hijos, lo que les produce altos niveles de estrés. De hecho, la autora cita un estudio realizado hace un tiempo por un centro de adicciones en Los Angeles, California, que reveló una similitud entre las tasas de ataques de depresión y ansiedad en jóvenes que están en la cárcel con las de los adolescentes de familias adineradas.

Este tipo de parámetros establecidos por los padres, condicionan y limitan los deseos de sus hijos. Pero al mismo tiempo, también afecta la salud y el bienestar de los papás, pues ellos están al servicio de sus hijos y no disfrutan su vida para hacer lo que más les gusta como adultos. “Hay una distancia psicológica que todos necesitan para analizar sus propias dificultades y encontrar qué camino quieren seguir sin tener que llamar al papá o la mamá para que los guíen”, dice Lythcott-Haims.

Para adelantar una mejor educación, la autora propone una serie de consejos (ver recuadro) con el fin de que los papás no caigan en la trampa de sobreproteger a sus hijos y para que los eduquen de la manera más apropiada. “El objetivo de los padres debe ser el de criar adultos, no niños”, concluye Lythcott-Haims.

Guía para padres


Julie Lythcott-Haims dedica un capítulo a dar una serie de consejos prácticos para que los papás cumplan bien con la tarea de criar a sus hijos.
  • Tenga tiempo para usted como padre y deles tiempo a ellos como hijos.
  • Déjeles tareas, y si fallan no acuda de inmediato a ayudarlos sino deles tiempo para que reflexionen.
  • Nunca hable de ‘nosotros’ cuando ellos obtengan reconocimientos.
  • Enséñeles a respetar a las figuras de autoridad.
  • Deje que se pongan solos su máscara de oxígeno, como en los aviones, para que sepan defenderse.
  • Piense en la felicidad de ellos y no en que sean exitosos para que los haga sentir orgullosos como padres.

viernes, 7 de agosto de 2015

Cómo actuar en caso de picadura o mordedura

Primeros auxilios: Cómo actuar en caso de picadura o mordedura

Las picaduras de mosquitos y de insectos suelen producir una reacción inflamatoria localizada. Las molestias pueden atenuarse con la aplicación de compresas de agua fría, limón, vinagre o amoníaco. Si se trata de picaduras múltiples o si el niño es alérgico al veneno, puede desencadenarse una reacción general que requiere atención médica urgente.  Otros casos de picaduras requerirán tratamientos especiales:
  • Erizo de mar. Si en la playa el niño pisa un erizo de mar y se le queda clavada alguna púa, intenta extraerla cuanto antes: no lo hagas con unas pinzas, ya que lo más probable es que la púa se rompa sin que logres sacarla, sino arrastrándola con la punta de una aguja.
  • Abejas. Si la abeja ha dejado clavado el aguijón, intenta retirarlo sin que se rompa: lávate las manos y arráncalo con las uñas, o bien utiliza unas pinzas aferrándolo lo más cerca posible de la piel y tirando. A continuación, aplica hielo o una compresa de agua fría para reducir la inflamación y el dolor; cuando las molestias se hayan atenuado, desinfecta la zona de la picadura.
  • Escorpiones. La mayoría de las especies de escorpiones no son peligrosas, pero al picar pueden inocular sustancias irritantes que provocan un intenso dolor.  A fin de atenuarlo, conviene colocar la parte lesionada en agua bien caliente, para activar la circulación sanguínea.
Las mordeduras de animales deben ser tratadas como heridas normales, sólo que hay que tener en cuenta la posibilidad de vacunar contra la rabia si se trata de un animal salvaje o un perro desconocido. En cambio, si el animal que ha mordido al niño es una serpiente, conviene seguir otro protocolo:

  1. Mantén inmovilizada la parte afectada y aplica una bolsa de hielo sobre la herida.
  2. Si la asistencia médica inmediata no es posible, intenta succionar el veneno aplicando la boca sobre las marcas de la mordedura y escúpelo.
  3. Procura acelerar el traslado del niño a un centro sanitario donde puedan administrarle el antídoto correspondiente.
  4. Procura observar las características de la serpiente para describirlas a los especialistas, pero no intentes atraparla

jueves, 6 de agosto de 2015

Es su hijo muy tímido?; claves para estar atentos

Aprenda a reconocer a los niños con baja autoestima, inseguros y temerosos.

Los maestros y padres deben estar vigilantes ante las actitudes de aquellos niños que se aíslan y no se integran con sus pares.
Los maestros y padres deben estar vigilantes ante las actitudes de aquellos niños que se aíslan y no se integran con sus pares.

La timidez puede ser un rasgo de personalidad heredado. Hay niños tímidos porque su personalidad es más bien introvertida, y son callados y observadores. Esto está bien, pero hay que ayudarlos a que salgan de su concha y, además, identificar la raíz de esta timidez para saber qué impacto tiene en su funcionamiento social.
Los grados de timidez son importantes. Para empezar, tenemos uno leve cuando el niño es reservado, no quiere aventurar, pero poco a poco se va conociendo y adquiere la seguridad para relacionarse y experimentar su entorno.

La timidez en grado moderado ya le afecta su vida diaria, y puede escalar a un grado severo en el que ya hay una ansiedad social total porque la timidez amarra y atrapa al niño.
Por ello es importante detectarlo, pues no podemos dejar que esto crezca y que la situación llegue hasta que el niño tenga miedo de hacer todo y esto no le permita socializar, y pase de un estado leve a moderado o de moderado a severo.
Atienda las señales
La timidez siempre esconde un poco de inseguridad y, a veces, baja autoestima. Al niño tímido, que además es temeroso, hay que prestarle especial atención; algo le debe de estar pasando, pues sufre en silencio.
Por alguna razón le da miedo expresarse. Así que hay que ayudarle a vencer el obstáculo que ello representa. Hay que exponerlo poco a poco a aquellas cosas que le dan miedo, y brindarle grandes cantidades de estímulos positivos y de mensajes aprobatorios.
En algunos casos se ha encontrado que, además, es un niño que no entiende bien el medio social y percibe amenazas donde no las hay, así que sus esfuerzos deben ser reconocidos por sus padres y por los otros miembros de la familia.
Si tiene algún talento, apóyelo para que así empiece a creer en sí mismo, y a conocer sus habilidades y cómo usarlas. Además, el ejemplo que demos a los hijos es vital, ya que ellos imitan y si les enviamos el mensaje de inseguridad y nerviosismo, de seguro incrementamos su timidez.
Una timidez leve y ocasional es bastante frecuente y puede no ser motivo de preocupación alguna.
Cuándo es ocasional y cuándo crónica
La timidez ocasional es normal, sobre todo ante circunstancias desconocidas. Casi todos los niños, en diferentes etapas de la vida, pasan por un período de timidez. Se ve mucho, por ejemplo, en los adolescentes, que, ante tantos cambios físicos y emocionales, se desajustan y se ponen ‘tímidos’.
La timidez crónica es otra historia y hay que prestarle atención. Si el niño además es temeroso y sufre excesivamente por esto, usted debe buscar apoyo profesional para ayudarle a vencer su inseguridad.
Cuanto más pronto se empiece a enfrentar este problema, mejor será el pronóstico. Es necesario, entonces, acudir a un acompañamiento terapéutico que fortalezca y empodere al niño por medio de estrategias como el juego de roles, donde, a través de las dinámicas, se muestren al niño maneras asertivas de enfrentarse al mundo, desarrollando así un entrenamiento en habilidades sociales.
La timidez también es un mecanismo de defensa que utiliza el niño cuando se siente inseguro frente a una situación de alto riesgo o que le causa temor. El niño puede ponerse ‘tímido’ porque siente que este rol pasivo le ayuda a no enfrentar lo que le asusta.
La timidez no debe confundirse con depresión ni falta de motivación. Lo que sí es cierto es que al niño tímido hay que estimularlo muchísimo porque esta situación no le va a permitir hacer todas aquellas cosas que desearía.
La timidez lo puede convertir en un niño frustrado que fácilmente se llena de desesperanza. Además, puede desarrollar una autoestima muy baja debido a que continuamente va a tener la sensación de no haber logrado ningún objetivo.
Esto se puede prolongar a lo largo de su vida y volverse determinante a la hora de no poder ser exitoso en ningún área, ya que se impacta el funcionamiento global y llegan a ser adultos que no interactúan con su entorno y padecen un alto nivel de ansiedad. De hecho, la timidez crónica puede desencadenar y escalar a una fobia social, por la cual fácilmente caen en el abuso de sustancias que son el vehículo que utilizan, equivocadamente, para sentirse más capaces y seguros de sí mismos.
La timidez moderada ya es algo más estructural y se vuelve un patrón de relación para el niño. Hay que combatir esta timidez, pues indica inseguridad y dificultad en el manejo asertivo de la vida.
La timidez excesiva generalmente también es crónica y paraliza al niño o al joven. Estos son los que nunca logran expresarse y tienen problemas de represión serios. Es muy importante que los padres y maestros ayuden al niño a superar esa timidez extrema, ya que lleva rápidamente al aislamiento y aumenta los problemas de autoestima.
La ansiedad que acompaña a la timidez excesiva es, entonces, otro motivo de preocupación. Esta ansiedad generalmente es la que paraliza al joven y, poco a poco, lo va convenciendo de que él “no sirve para nada”.
Padres, atentos a no exagerar con las críticas que hacen a sus hijos. Ustedes no deben volverse un elemento más que les reafirme su inseguridad. Al cabo de los años, esto se convierte en un círculo vicioso del cual es difícil salir.

Que expresen sentimientos
Si usted tiene un hijo tímido, y más si lo es en grado extremo, estimúlelo diariamente y apoye su inteligencia social. Ayúdelo a socializar gradualmente, exponiéndolo a situaciones en las que interactúe, pero de forma paulatina y sin llevarlo a la frustración.
Comparta tiempo con él y valide sus pensamientos y creencias hasta que, poco a poco, desarrolle esa confianza en sí mismo, y un sentido de pertenencia que seguro le falta. Ayúdelo a poner sus sentimientos en palabras y enséñele que su cuerpo también comunica y envía mensajes con el lenguaje corporal (la mirada, la postura, la forma de caminar), así fortalece su seguridad y cómo se expresa. No deje que la timidez arruine la vida de su hijo; detéctela e intervenga.

miércoles, 5 de agosto de 2015

Cinco errores de TIC que cometen los padres

Los niños son 'duros' en el uso de tecnología, pero flojos ante sus riesgos.

Darle un celular a un niño pequeño es uno de ellos.

Darle un celular a un niño pequeño es uno de ellos.

Ser el responsable de la formación de un menor de edad en esta época es algo muy distinto y complejo a como era en “tiempos pasados”. Y la tecnología es una de las grandes causantes de ello. Lastimosamente, muchos padres cometen algunos errores que hacen más compleja la fórmula.
1. La tecnología no es un juguete. Un celular, una tableta o un computador no son para jugar (únicamente) o para que su hijo tenga mejor estatus en el colegio. No le está comprando un par de patines o una muñeca. Les está entregando un dispositivo que es la puerta de entrada a un mar de información, cosas nuevas y riesgos, para los cuales el menor necesita del acompañamiento e información previa de sus padres.

2. No hay que comprar todo lo que piden. Los videojuegos, por ejemplo, tienen restricciones de edad y no hay que comprárselos sin antes saber si es adecuado; un móvil avanzado y costoso será subutilizado, una consola de juegos es suficiente. Como en su empresa, la compra de tecnología necesita de justificación y análisis de costo/beneficio.
3. ‘Duros’ tecnológicos, pero flojos ante riesgos.Sí, los niños son muy buenos usando la tecnología, pero son los peores haciéndolo de manera responsable y con sentido común cuando no han sido formados correctamente. Compartirán la dirección de la casa, enviarán fotos íntimas y compartirán las contraseñas con otros, si no los acompaña en su uso. Es un error creer que esa 'destreza' también los va a proteger. 
4. Sin reglas, problema seguro. No acordar (u obligar) a reglas de uso de la tecnología es de los peores errores. Horas de navegación precisas, permisos para descargar aplicaciones e instalación de programas para monitorear sus actividades son algunas de las reglas que deben existir.
5. Todo a su edad. Antes de los 12 años no deberían usar redes sociales; ni tener móvil con plan de datos. He visto a niños con esas herramientas a los 6 y 7 años. ¿En qué estaban pensando sus padres?
El diálogo directo y franco sobre los riesgos que hay en línea se debe practicar en cualquier edad. Estamos en una época de mucha información, sin control, en donde debemos esforzarnos como padres para advertir a los más frágiles y vulnerables.

martes, 4 de agosto de 2015

Cómo varían las necesidades nutritivas con la edad?

¿Cómo varían las necesidades nutritivas con la edad?

Aunque los principios de una correcta alimentación son los mismos en todas las épocas de la vida, los requerimientos nutritivos y la adecuada forma de satisfacerlo varían considerablemente a cada edad. El sistema digestivo del bebé no está preparado para asimilar todos los nutrientes; el único alimento adecuado para él es la leche materna o la adaptada. Pero pronto hay que complementar las tomas con las primeas papillas y los primeros zumos.

Cuando la leche ya no basta
Durante el primer año de vida, el bebé necesita una elevada dosis de nutrientes porqué su peso se triplica; más adelante, poco a poco, debe acostumbrarse a los alimentos sólidos, aprender a masticar y empezar a comer solo. Todo ello en una época en la que los requisitos nutricionales son cualitativamente excepcionales –cualquier déficit puede perjudicar al desarrollo– y cuantitativamente destacados, ya que nunca más necesitará tanta cantidad de comida en relación con su peso corporal.

La época del crecimiento
Aunque a partir del segundo año de vida el crecimiento es menor, el aumento de peso y de talla continúa. El pequeño sigue teniendo unas especiales necesidades nutritivas: le hacen falta proteínas para su masa muscular en continuo desarrollo, calcio para los huesos que se alargan, hidratos de carbono para obtener la energía que gasta tanto en su crecimiento como en sus correteos, todo tipo de vitaminas y minerales… Las líneas maestras de su alimentación no difieren mucho de las del adulto, pero hay que controlar el aporte nutritivo; la alimentación ha de ser completa, diversificada y equilibrada.

El paso de niño a adulto
Llega un momento, el de la pubertad, en que el cuerpo del niño experimenta una asombrosa transformación: crecimiento notable, aparición de los típicos rasgos adultos y desarrollo de los caracteres sexuales secundarios. El gasto energético y los requerimientos nutritivos que necesita este cambio son muy elevados. No debe olvidarse que la constitución del cuerpo del adulto, aunque regida por factores hormonales, depende en gran medida de una correcta alimentación durante la pubertad. Sin embargo, el adolescente no suele preocuparse demasiado por lo que come y, con frecuencia, se deja guiar por modas que en poco o nada le benefician: tal vez sea ésta la última oportunidad para que los padres intervengamos en estas cuestiones y reforcemos los buenos hábitos dietéticos.

Recuerda…

  • Durante los primeros meses de vida, la leche materna o la adaptada satisfacen todos los requerimientos nutritivos del bebé.
  • A partir de los seis meses, el bebé necesita otros alimentos además de la leche. Con las papillas aprenderá a descubrir nuevos productos, sabores y texturas.
  • El niño alcanza una madurez alimentaria casi total al final del primer año de vida, por lo que al llegar a esta edad conviene que su dieta incluya todo tipo de productos; la única excepción la constituyen las legumbres, que sólo las podrá digerir correctamente al final del segundo año.