viernes, 17 de julio de 2015

Llegó la hora de ayudar en casa

Llegó la hora de ayudar en casa

A partir de cierta edad, los hijos deben ir adquiriendo conciencia de que están insertos en un núcleo de convivencia en el que han de participar. En cada hogar existen unas normas de funcionamiento y un estilo de organizar las labores domésticas, pero, habida cuenta de las características de cada familia, debe existir un espacio de participación para el niño. Es a partir de una edad intermedia (6-12 años) que el niño, que solo se guiaba por el castigo y la obediencia en la etapa anterior, puede poco a poco asumir mejor las tareas, no como obligaciones impuestas sino como acuerdos mutuos de cooperación.
Introducir los hábitos poco a poco
El desarrollo moral del niño es continuo, su conciencia del bien y del mal y su percepción de los sentimientos y valores de los demás se producen de forma constante. Marcar un orden progresivo en las labores del hogar, según la edad y sus características evolutivas, le ayudará a sentirse más seguro de sí mismo y a no angustiarse constantemente por el miedo a perder el amor de los padres, cuando le desaprueben lo que hace por no hacerlo bien. A partir de esta edad, los 6 años, el pequeño ya podrá cuidar y organizar sus actividades y pertenencias. El niño se orienta ya temporalmente, aprende la hora que es, y espacialmente puede reconocer la ruta que va al colegio, saber a dónde va, etc. Por lo que podrá responsabilizarse ya de su horario escolar, llevar mensajes, escoger los enseres que necesita la escuela, tener dinero, ir a comprar algo, etc.
Darle pequeñas responsabilidades en algunas de las tareas cotidianas ayudará al niño a sentirse más seguro de sí mismo y a pensar que los demás confían en él.
No esperar la perfección
Algunos padres esperan que sus hijos aprendan enseguida lo que se les enseña y lo hagan perfectamente. Olvidan que el niño no tiene las mismas capacidades que ellos porque ya no recuerdan su infancia. Se ponen muy nerviosos cuando su hijo es lento, torpe, pierde memoria, se bloquea, llora y se opone a lo que se le exige. Respetar el proceso evolutivo del niño y sus características individuales es imprescindible. Los hijos difieren de los padres en su forma de ser y como tales tienen un proceso diferente de aprendizaje; su capacidad intelectual, su maduración motora y su relación afectiva con la tarea a realizar deben ser tenidos en cuenta. No debemos, pues, esperar la perfección, sino que el niño vaya aprendiendo y evolucionando de forma paulatina.

Si quieres saber cómo puedes desarrollar el interés por colaborar en casa a tu  hijo no te pierdas nuestro curso “Mi hijo no colabora en casa”.En él encontrarás los recursos necesarios para potenciar los buenos hábitos de colaboración del pequeño.

jueves, 16 de julio de 2015

El desarrollo de los sentidos (parte 2): el oído y el tacto

El desarrollo de los sentidos (parte 2): el oído y el tacto

Para que se produzca un desarrollo psicomotor normal, el niño  necesita estímulos sensoriales de su entorno; por ello, es bueno que tenga juguetes de distintas formas, con colores vivos, diferenciables mediante el tacto y que produzcan distintos ruidos o que tengan una bonita música.
El oído
Al recién nacido, mientras permanece en la cuna, le gusta mucho oír que le cantan o le hablan. Puede seguir con la mirada objetos que hacen ruido e incluso prestar atención a sonidos producidos por él mismo. A los 3 meses, ya gira la cabeza en busca del objeto sonoro. Más adelante, a los 7 meses, le gusta jugar con objetos ruidosos agitándolos enérgicamente. Cuando está jugando, si alguien va por detrás, vuelve la cabeza en el momento en que percibe algún estímulo sonoro en aquella dirección. Asimismo, responde a los sonidos suaves o susurros volviéndose hacia ellos.
A partir de los 7 meses, el niño empieza a realizar movimientos coordinados. Uno de los primeros que lleva a cabo consiste en sostener un objeto con la mano mientras con la otra lo golpea, centrando su atención en el ruido que éste produce. Hasta el momento, necesitaba ambas manos para agarrar objetos y, por ello, no era capaz de producir ruidos. Pero ahora, el desarrollo manipulativo le permite manejar objetos muy variados y, por ejemplo, convertir una olla y una cuchara de madera en su tambor preferido o hacer un concierto con el sonajero que antes le mostraba su mamá. Asimismo, si el pequeño está en una sillita alta, dejará caer objetos al suelo para averiguar qué ruido hacen y se lo pasará en grande con el estruendo, mientras, de este modo, aprende un montón de cosas sobre su entorno.
El Tacto

Durante los primeros meses de su vida, el niño recibe la mayor parte de la información táctil por la boca. Cualquier objeto que esté a su alcance se lo llevará a su boca. Tanto sus labios como su lengua son utilizados como receptores sensibles que le proporcionan abundantes y finas sensaciones de su ambiente. Ésta es su manera de explorar y tener contacto con el mundo que le rodea. No le impida hacerlo, pero mantenga los objetos a su alcance limpios. También hay que tener cuidado con los objetos compuestos por piezas pequeñas, ya que éstas pueden ahogarlo si se las traga. Asimismo, es recomendable evitar que se lleve a la boca peluches peludos, pues también podría atragantarse con los pelos.

miércoles, 15 de julio de 2015

El desarrollo de los sentidos (parte 1): la vista, el olfato y el gusto

El desarrollo de los sentidos (parte 1): la vista, el olfato y el gusto

Como todo ser humano, el niño conoce su entorno a través de los sentidos. Por ello, el desarrollo de los mismos corre parejo a cualquier aprendizaje que realice. Aunque, al nacer, los órganos sensoriales están totalmente formados, el pleno funcionamiento de los mismos se produce de forma progresiva. El recién nacido muestra, casi exclusivamente, reacciones gobernadas por reflejos automáticos, pero la estimulación procedente del entorno despierta poco a poco su sensibilidad. Durante los primeros días, cuando abre los ojos sólo ve formas y sombras, es difícil que se percate de un ruido, aunque sea fuerte. A partir de los 3 meses, en cambio, ya es capaz de empezar a coordinar los dos sentidos, vista y oído, y dirigir su mirada hacia un ruido cercano.
La vista
El recién nacido no aprecia el rostro completo de su madre; sólo es sensible a ciertos gestos de la cara -de la nariz, los ojos…-, que suele percibir fragmentariamente. También es capaz de ver ciertos movimientos, pero únicamente como siluetas vagas y borrosas, que puede seguir con un movimiento horizontal de los ojos.
A partir de los 2 meses, ya percibe la globalidad del rostro de la madre, empieza a ser sensible a todo lo que brilla, centellea o se mueve en el espacio y comienza a fijar la mirada. Observar si el niño es capaz de seguir un objeto con los ojos, hablarle de cerca, lograr que nos mire con atención y que responda a nuestros estímulos es una tarea muy útil, además de gratificante, para comprobar el desarrollo sensorial del bebé.
Olfato y gusto
El bebé tiene un olfato extremadamente desarrollado que le es de gran ayuda para reconocer a su madre. El olor corporal de la madre, de sus ropas, puede tranquilizar el llanto de un bebé irritable y puede facilitar que se tome el biberón más tranquilamente o que logre conciliar el sueño si estaba intranquilo. En el recién nacido, el sentido del olfato se asemeja, por su finura, al de algunos mamíferos; el crecimiento posterior y el uso mucho más frecuente de otros sentidos provocará la pérdida de su capacidad olfativa.

Por otro lado, las sensaciones gustativas también están presentes en el recién nacido, que reacciona a la introducción en su boca de una sustancia de mal sabor con cambio de la expresión facial, abertura de la boca y aumento de la secreción de saliva, que arrastra hacia afuera la sustancia introducida. Aunque el gusto del lactante no es tan fino como el del adulto, reacciona ante sabores distintos. Los sabores que aprecia con mayor facilidad son el dulce y el ácido.

martes, 14 de julio de 2015

Cómo actuar en caso de desmayo

Primeros auxilios: Cómo actuar en caso de desmayo

El desmayo, síncope o lipotimia es una pérdida del conocimiento más o menos completa, de presentación súbita, seguida de recuperación total al cabo de pocos segundos. El trastorno se debe a una disfunción circulatoria que provoca un déficit en la irrigación sanguínea del cerebro, cuyo origen puede ser diverso: emociones intensas, ayuno prolongado, permanencia en ambientes calurosos y cerrados, etc. El tratamiento básico consiste en favorecer la llegada de sangre al cerebro.
¿Cuáles son los signos previos al desvanecimiento?
  • Mareo
  • Visión borrosa
  • Palidez
  • Sudoración fría
  • Náuseas
  • Debilidad
  • Pérdida de equilibrio
  • Obnubilación mental
¿Qué debo hacer si advierto que el niño presenta signos previos al desmayo?
  • Siéntalo en una silla, con las piernas separadas, y coloca su cabeza entre las rodillas.
  • Mantenlo en dicha posición durante varios minutos. Deja que se levante, poco a poco, cuando se sienta mejor. Si al intentar incorporarse persiste algún síntoma, repite la maniobra hasta que se recupere por completo.
Y si el niño se desmaya, ¿qué hago?

  • Tiéndelo en posición horizontal, boca arriba, y eleva sus piernas para que queden a un nivel superior al de la cabeza.
  • Afloja las prendas de vestir, especialmente el cuello y el cinturón.
  • Si el ambiente está cargado, abre las ventanas para ventilarlo.
  • No permitas que se incorpore hasta que adviertas que está plenamente recuperado.
  • Tampoco le ofrezcas nada de beber hasta que no se haya recuperado por completo.
  • En caso que la pérdida de consciencia sea completa y se prolongue, sitúalo en la posición lateral de seguridad, controla sus signos vitales (respiración, pulso) y llama al médico de inmediato.

lunes, 13 de julio de 2015

No le dé temor manejar el miedo

En determinados momentos de miedo puede llegar el pánico, que hará que se desactiven los lóbulos frontales, retroalimentándolo y haciendo que se pierda la magnitud del temor y en muchas ocasiones el control sobre la conducta de uno mismo.

Los malos sentimientos, la enfermedad y, a veces, la muerte, pueden ser consecuencias de esos temores que en muchas ocasiones las personas experimentan. Vivir en el presente, desapegarse del pasado y el futuro son algunas de las recomendaciones que Ximena Duque Valencia, entrenadora en realización personal entrega para poder superar este sentimiento y evitar transmitírselos a los hijos.
¿Cómo se define el miedo?
El mundo está dividido en dos grandes sombrillas: la del miedo y la del amor. Bajo la del miedo hay un montón de características que, generalmente, no asociamos con este sentimiento porque pensamos que es solo aquello a lo que le tengo temor, a lo que huyo, como por ejemplo la soledad, la muerte, las alturas o los ascensores. Sin embargo, la crueldad, el control, la cobardía, la desesperación, la depresión, la envidia, los celos, la crítica, el odio, el resentimiento, la infidelidad, el egoísmo, aunque los hemos calificado con una serie de nombres, al final nos damos cuenta que todos son miedos. Si tengo celos, es porque tengo miedo que quieran a alguien más que a mí, si tengo envidia es porque tengo miedo de no conseguir lo que la otra persona tiene, y así sucesivamente. Hemos disfrazado el miedo en una cantidad de adjetivos o programas que los escondemos y estamos tratando de sanarlos todo el tiempo, sin descubrir que eso no es cierto.
¿Por qué el miedo es infundado?
Es una hipótesis trasladada al futuro, es decir, que es un supuesto, algo que puede o no suceder y está en un tiempo que no existe, porque nos pasamos persiguiendo el futuro todo el tiempo y cuando llega es el presente. A veces el miedo también viene de traer del pasado experiencias que no queremos que se repitan, porque no nos gustaron o fueron traumáticas, entonces empezamos a formar creencias limitantes que no nos permiten construir cosas nuevas. El miedo oscila entre el pasado y el futuro. Cuando estamos sintonizados en el presente y nos ponemos a observar lo que hay alrededor, la vida se logra transformar en un abrir y cerrar de ojos y puede empezar a cocrear una realidad que no tiene ningún tipo de límites.

Experiencias pasadas
¿Cuáles son las causas más comunes de los miedos?
Unos vienen de las experiencias propias. Cada vez que vivimos algo se genera un resultado y si fue caótico entonces me genera miedo a volver a hacerlo. Pongamos el ejemplo de la infidelidad de la pareja, ahí entonces ¿qué creencia formo en mi cabeza? Que los hombres son infieles, que en las amistades no se puede confiar. Las experiencias que vivo me forman creencias y las creencias me permiten generar un comportamiento específico que puede ser limitante.
¿Cómo formar niños sin miedo?
Los niños de hoy vienen sintonizados en el amor, quieren arriesgarse, hacer, pero los adultos comenzamos a meterles todos los programas de cómo nosotros fuimos criados y empezamos a cambiar la información que ellos tienen. Nos quejamos del mundo en el que vivimos pero seguimos improntando lo mismo. El primer consejo para los padres es relacionarse con los niños desde el amor, la negociación, no desde el control ni la imposición. Los niños de hoy no acatan órdenes si no las comprenden, no porque las diga un adulto, ellos tienen que entender, ver eso para dónde va y si realmente es así o no. Los de hoy son niños relacionados con la naturaleza, con el respeto por la vida, pero por el control que ejercemos sobre ellos se empiezan a volver rebeldes y están empezando a ser calificados con hiperactividad y déficit de atención.
¿Hay consecuencias por no enfrentar el miedo?
La más cotidiana es la enfermedad, la muerte, pero también las malas relaciones, las carencias. Todo lo que tiene que ver con limitantes tiene que ver con el miedo, por ejemplo, haces lo que no te gusta, trabajas donde no quieres, no eres feliz.

domingo, 12 de julio de 2015

Estudiantes prefieren el fútbol y el baloncesto a aparatos tecnológicos en los recreos

Estudiantes prefieren el fútbol y el baloncesto a aparatos tecnológicos en los recreos

Las nuevas tecnologías que dominan el mundo no han podido desplazar deportes tradicionales como el fútbol y el baloncesto que siguen los preferidos para los niños de colegios públicos y privados


RCN La Radio visitó varios planteles en Bogotá y encontró un denominador común: que los niños y las niñas en sus horas de recreo se dedican a practicar esos deportes al aire libre y lejos de las tabletas, computadores y teléfonos inteligentes.

Para los estudiantes tanto de colegios públicos o privados, uno de los momentos más anhelados son los descansos. Para ellos, ese escenario se traduce en 45 minutos de risas, amistades y juegos. 

RCN La Radio estuvo compartiendo con algunos estudiantes para conocer cuáles son los juegos preferidos durante sus descansos o recreos. Para los niños y jóvenes el juego universal durante los recreos es y será el fútbol. 

"En el colegio nunca va a pasar de moda jugar fútbol, ese juego nos distrae y hace que el tiempo pase rápido, también se hacen campeonatos, esto hace que nos guste mucho más el fútbol". 

También se encuentra una evolución en la forma cómo se juega fútbol: los estudiantes lo denominan como squash. 

"Básicamente se toma la pelota y se manda contra la pared, se deja rebotar una vez y otra vez le pegamos, la idea es que no la dejemos rebotar más tiempo". 

Para algunos estudiantes les parece importante no olvidar aquellos juegos tradicionales que se han practicado durante muchos años. 

"A nosotros nos gusta jugar piquis, fuchi, yermis, brincar lazo; todos esos juegos nos parecen muy divertidos, aunque la gente los practica cada vez menos". 

Con este tema de los juegos en las horas de descanso hay algunos estudiantes a quienes les gusta practicar juegos de concentración. 

"Nos reunimos como amigos para jugar ajedrez, nos parece que es una buena actividad para hacer en los descansos, además es necesario aprovechar estas oportunidades que brinda el colegio". 

Aunque los juegos son importantes para muchos estudiantes, se encontró que otros prefieren sentarse, caminar y estudiar. 

"El descanso es muy corto, entonces lo que hacemos es comernos nuestras onces, nos sentamos a hablar con nuestros amigos y esperamos a que pase el tiempo". 

Incluso algunos estudiantes aseguran que "durante el descanso jugamos charlie charlie, nos da miedo porque hemos sentido cosas raras". 

Hacer bromas a sus compañeros, son otras actividades que hacen los estudiantes en sus horas de descanso. 

Salir de la monotonía, distraerse y compartir con amigos continuará siendo lo primordial durante los juegos de recreo, en cada jornada estudiantil es importante cuando suena la campana sacando en niño que casa alumno lleva adentro.



sábado, 11 de julio de 2015

Cómo enseñarles a sus hijos a cuidar su apariencia?

No deje que sus niños se sientan mal por su físico debido a presión de publicidad y redes sociales.

Los niños, cuando sufren de sobrepeso, suelen ser víctimas de críticas y burlas, por lo que tienden a aislarse de sus pares y familiares.
Los niños, cuando sufren de sobrepeso, suelen ser víctimas de críticas y burlas, por lo que tienden a aislarse de sus pares y familiares.

Definitivamente, es necesario hablarles y contestarles a los niños cuando buscan respuesta de cómo se ven. Un último estudio realizado en Inglaterra y que contó con la participación de 17.000 niños muestra que dos tercios de las niñas entre 10 y 11 años se sienten gordas.
Otras investigaciones también indican que una de cada cuatro niñas de 7 años ya han ensayado una dieta para adelgazar.

Estos datos son alarmantes, pues se demuestra que la apariencia física es motivo de gran preocupación entre niños y adolescentes. Parece ser normal que no les guste como se ven, en vez de estar contentos con su cuerpo y su apariencia. La investigación científica muestra claramente la relación entre una imagen corporal negativa y una baja autoestima en los niños.
Por esta razón, los padres deben enfrentar esta problemática hablando y comentando de frente con sus hijos las preocupaciones que ellos tengan sobre su apariencia física.
Es básico no decirles mentiras sobre cómo se ven y, más bien, preguntarles: ¿qué significa para ti estar gordo o con sobrepeso? Dependiendo de su respuesta, explíqueles que se habla mucho de la silueta y la gordura en la televisión y redes sociales, pero que esto no es lo relevante, sino estar sanos por dentro y por fuera, es decir, sin sobrepeso ni obesidad.
Un cuerpo sano
Celebren con sus niños y niñas todo lo que puedan hacer con su cuerpo en lugar de cómo lucen. Aquí se puede hacer énfasis en el ejercicio físico, los deportes y los juegos al aire libre. Los padres tampoco deben hablar excesivamente sobre su peso y sus dietas, al igual que sobre sus preocupaciones respecto a la ropa porque, inmediatamente, el niño va intentar imitar lo que dice y hace el adulto.
Un niño que vive inmerso en una casa donde el tema del peso y la apariencia personal es lo que predomina, también se va a preocupar mucho por esos aspectos y le dará una importancia mayor a la que merece.
Las niñas entre 9 y 11 años son más propensas a sentirse gordas, ya que en este periodo, antes y durante la pubertad, les puede salir barriguita.
El deporte en familia estimula y evita que los niños estén tanto tiempo en internet o viendo televisión; esto sube el sedentarismo.
El contrapeso se hace mostrándoles cómo están cambiando y cómo seguirá cambiando su cuerpo, y lo emocionante de la aventura de convertirse en pequeñas mujercitas.
Aquí les aconsejo que motiven a sus niñas a que practiquen una actividad como, por ejemplo, una manualidad, para que no estén pegadas al internet, pues sabemos que en las redes sociales estarán expuestas a cuerpos perfectos que harán que cada día se sientan más inseguras sobre su propia apariencia.
De igual manera, no hable en exceso de lo linda y bella que es su hija. Concéntrese más bien en sus destrezas, habilidades, talentos, buenos hábitos y su personalidad. Alabe su apariencia física solo cuando la vea bien arreglada, gracias a que se esmeró mucho en su aspecto personal.
Desde corta edad
Lo mejor es no esperar a que los niños sean adolescentes para que hablen de lo físico. Este debe ser un tema para tratar de manera natural siempre.
A los adolescentes se les debe hablar sobre los modelos, quienes se ven perfectos en las propagandas, pero en la realidad esto es producto del photoshop y otros arreglos que se pueden hacer con herramientas tecnológicas.
Lo que no debe permitirse es la burla de su físico, ni que se pongan apodos como gordo, flaquis, llantica, pues estas palabras son dolorosas y le hacen mucho daño a la autoestima.
En la adolescencia, la tendencia es a exagerar cualquier defecto físico, así sea un simple grano pequeño en la barbilla. Con ellos debemos hacer el ejercicio de buscar lo que tienen bonito, por ejemplo: ‘mira tus ojos, son de un color precioso’, ‘tus manos son finas y muy delgadas’. Hay que enseñarles a agradecer lo que tienen positivo y bello en su cuerpo para no dejarlos caer en la tentación de agrandar cualquier defecto, por pequeño que este sea.
Cuidado con el mal ejemplo
Los hijos imitan el 90 por ciento de lo que hacen sus padres, por lo que todo lo que hablen entre ustedes sobre sus cuerpos, su peso, las dietas que practican, lo cómodo e incómodo que están con sus cuerpos, y qué tanto valor se le dé a la estética, va a determinar en gran medida la percepción que tenga el niño de su imagen corporal. Es obvio que la imagen física es muy susceptible de ser criticada. No caigamos en esta trampa y hablemos mejor de la personalidad. Enseñe a sus hijos que existe una belleza interior que merece ser rescatada y contemplada.