sábado, 18 de marzo de 2023

Los gatos duermen 16 horas al día, ¿y tú?

¿Se pasan los gatos el día durmiendo o es solo una percepción?

Si convives con un gato o gata, te habrás dado cuenta.

Y lo habrás hecho porque en muchas ocasiones te habrá dado mucha envidia.

Envidia de la buena.

Porque a pesar de que tú tienes mil cosas por hacer en el día a día, ellos están ahí.

Durmiendo.

¿O tal vez no?

Mira.

Durante el tiempo que están despierto, los gatos son animales muy activos y curiosos.

Pero de los más activos, ¿eh?

Exploran su entorno.

Cazan. Juegan.

Se acicalan y hasta socializan con el resto de su familia multiespecie.

¿Que descansan mucho?

Cierto.

Pero es que su actividad cada día necesita muchísima energía para ponerse en movimiento.

Vamos, que tienen un ciclo del sueño único.

Se compone de varias fases de sueño ligero y profundo, y también pueden dormir con un ojo abierto, lo que les permite estar alerta ante cualquier peligro en su entorno.

De hecho, si los gatos que conviven contigo lo hacen con los dos ojos cerrados es que confían en ti de verdad.

Con todo ello, se preparan para sus horas favoritas.

Las crepusculares.

Que no tiene nada que ver con esa saga de películas de hace unas décadas, sino con el amanecer y el atardecer.

Cuando tú necesitas tu café, ellos están al 100%.

Y tú... ¿cómo lo haces?

Porque claro.

Los gatos descansan 16 horas al día para dar el 100% durante 8.

Pero, ¿y tú?

¿Cómo lo haces tú?

¿Te mantienes somnoliento el 90% del día y aprovechas las oportunidades el otro 10?

¿O te pasas el 100% del tiempo sin mirar a otro lado?

viernes, 17 de marzo de 2023

Los perros tienen la capacidad de soñar al igual que los humanos

Los perros tienen la capacidad de soñar al igual que los humanos.

Durante el sueño REM (Rapid Eye Movement o Movimiento Rápido de los Ojos), que es una fase del sueño en la que ocurren los sueños, los perros pueden tener sueños vívidos y a menudo se pueden observar movimientos corporales que indican que están soñando.

De hecho, estudios realizados por científicos han demostrado que los perros tienen patrones de sueño REM similares a los de los humanos.

En esta fase del sueño, los perros pueden experimentar sensaciones que se traducen en movimientos o sonidos mientras duermen, como por ejemplo correr, mover las patas o ladrar.

Estos movimientos pueden indicar que están soñando algo que les provoca emoción o que les interesa.

Los expertos creen que los perros pueden soñar con experiencias vividas durante el día, como juegos, caminatas o incluso interacciones con sus dueños.

Al igual que los humanos, los perros también pueden tener pesadillas. En tales casos, los movimientos y los sonidos emitidos pueden ser indicativos de que el perro está teniendo un mal sueño.

Sin embargo, hay algo importante que debes saber.

Los problemas que pueden surgir en una familia multiespecie no van a nacer nunca mientras el perro duerme.

Lo harán mientras esté despierto.

Y por eso es cada día más importante que, como profesionales, nos podamos enfocar en ayudar a construir este vínculo de una manera en la uqe les ayudemos a que su día a día no se convierta en una pesadilla.

Cuéntame...

¿Por qué decidiste elegir este camino profesional?

miércoles, 15 de marzo de 2023

los gatos han sido animales de compañía

¿Sabías que los gatos han sido animales de compañía durante miles de años?

Totalmente.

Sé que todavía hay gente que te repite una y otra vez que los gatos y los humanos no generan vínculos.

Pero nada más lejos de la realidad.

Todo comenzó por donde empieza siempre.

El estómago.

Muchos gatos se dieron cuenta de que con los humanos era más fácil obtener alimento.

Así que pusieron en marcha todo su atractivo para convencernos de que compartiéramos el pan con ellos.

Pero, ¿sabes cuándo sucedió esto?

Según algunos restos hallados en Oriente Medio y Egipto, se cree que hace unos 10 mil años aparecieron los primeros gatos domesticados.

Pero ¿cómo llegaron los gatos a convertirse en animales de compañía en todo el mundo?

Los humanos permitieron que los gatos estuvieran en los graneros, ya que cazaban ratones que hacían peligrar el grano.

Los gatos más dóciles se quedaron con los humanos y una relación profesional se estableció entre las dos especies.

Vaya, que desde entonces ya nos miraban con interés.

Los comerciantes Fenicios llevaron a los gatos a China y la India, y más tarde a Europa y América.

Los gatos se han expandido por todo el mundo gracias a los humanos, que los llevaban en sus viajes de comercio y expedición tanto para proteger sus cargamentos de infestaciones de roedores e insectos como por su compañía.

Sin embargo, a día de hoy, aunque han pasado tantos años, muchas personas continúan pensando en ellos con si fueran plagas.

¡Y no lo podemos entender!

Por eso personas como nosotros, apasionadas por los gatos, somos cada vez más importantes.

Pues la única manera de asegurarnos de que los gatos sigan formando parte de nuestra sociedad es que ayudemos a cuantos sean posibles a conseguir este resultado.

martes, 14 de marzo de 2023

Había una vez dos animales, un león y un zorro

Había una vez dos animales, un león y un zorro.

El león era muy fuerte y valiente, pero no era muy listo.

El zorro, por otro lado, era astuto y sabía cómo resolver problemas, pero no era tan fuerte.

Un día, el león y el zorro decidieron juntarse para conseguir una gran recompensa: una miel fresca y deliciosa que había sido escondida en un árbol muy alto.

El león, que era muy fuerte, intentó subir al árbol primero.

Sin embargo, no pudo encontrar una forma de agarrarse a las ramas y se cayó al suelo con un fuerte golpe.

El zorro, viendo que el león no podía conseguir la miel, decidió probar él mismo.

Aunque no era tan fuerte como el león, el zorro era muy astuto y sabía cómo usar su cerebro para resolver problemas.

Después de pensar un momento, el zorro se dio cuenta de que podía usar una rama más delgada para llegar a la miel.

Con un poco de esfuerzo, logró subir al árbol y conseguir la miel dulce y deliciosa.

Al ver que el zorro había conseguido la recompensa, el león se sintió un poco frustrado.

Sin embargo, el zorro le dijo: "No te preocupes, amigo león. Lo importante no es la fuerza, sino el saber cómo usarla de la manera correcta".

El león aprendió su lección y, a partir de entonces, empezó a trabajar en su astucia y su habilidad para resolver problemas.

Y aunque nunca llegó a ser tan astuto como el zorro, sí aprendió a no rendirse nunca y a seguir intentándolo hasta conseguir lo que quería.

La moraleja de esta historia es que, cuando intentes algo y no salga bien, debes aprender por qué no lo has conseguido y volver a intentarlo. No te rindas nunca, siempre hay una forma de conseguir lo que quieres si trabajas duro y no te desanimes.

¿Por qué te cuento esta historia?

Porque sé que muchas de las personas que estáis leyendo esto, tienen objetivos ambiciosos.

Algunos quieren lanzar su propio negocio multiespecie, otros buscaran mejorar los resultados de ese que ya tienen.

Y, en definitiva, tendras que enfrentarte a situaciones que te pondrán a prueba constantemente.

Por eso es importante que aprendamos tanto del león como del zorro. Entender cuáles son nuestros puntos fuertes y débiles, identificar cómo podemos mejorarlos y trabajar para que cada día nos vaya mejor.

lunes, 13 de marzo de 2023

Ni un burro es músico, ni él es un profesional multiespecie

Hoy te quiero contar la historia de un burro muy particular.

Era un precioso día de primavera. En una parcela, un burro se paseaba de aquí para allá sin saber muy bien cómo matar el aburrimiento.

No había muchas cosas con qué entretenerse, así que charló un poco con la vaca y el caballo, comió algo de heno y se tumbó un ratito para relajarse, arrullado por el leve sonido de la brisa.

Después, decidió acercarse hasta donde estaba el naranjo en flor por si veía algo interesante.

Caminaba despacito al tiempo que iba espantando alguna que otra mosca con la cola

—¡Qué día más tedioso!

Ni una mariposa revoloteaba cerca del árbol.

Bajo sus patas, notaba la hierba fresca y sentía el aroma de las primeras lilas de la estación. Al menos, el crudo invierno ya había desaparecido.

De repente, sintió algo duro debajo de la pezuña derecha.

Bajó la cabeza para investigar.

—¡Uy! ¿Pero qué es esto? ¿Será un palo? ¿Una piedra alargada?… ¡Qué objeto tan raro!

Ni una cosa ni otra: era una flauta que alguien se había dejado olvidada.

Por supuesto, el burro no tenía ni idea de qué era aquel extraño artefacto.

Sorprendido, la miró durante un buen rato y comprobó que no se movía, así que dedujo que no entrañaba ningún peligro; después, la golpeó un poco con la pata; el instrumento tampoco reaccionó, por lo que el burro pensó vagamente que vida, no tenía.

Temeroso, agachó la cabeza y comenzó a olisquearla.

Como estaba medio enterrada entre la hierba, una ramita rozó su hocico y le hizo cosquillas.

Dio un resoplido y por casualidad, la flauta emitió un suave y dulce sonido.

El borrico se quedó atónito y con la boca abierta.

No sabía qué había sucedido ni cómo se habían producido esas notas, pero daba igual. Se puso tan contento que comenzó a dar saltitos y a exclamar, henchido de felicidad:

—¡Qué maravilla! ¡Pero si es música! ¡Para que luego digan que los burros no sabemos tocar!

Convencido de su hazaña, se alejó de allí con la cabeza bien alta y una sonrisa de oreja a oreja, sin darse cuenta de su propia ignorancia.

Esta es una moraleja que todas las personas que nos dedicamos a trabajar con animales tenemos que grabarnos en la mente.

De la misma manera que tocar música por casualidad no convirtió al burro en músico, tener una idea general de los perros y los gatos, no te convierte en un profesional o emprendedor multiespecie.

Si no ponemos foco, si no ponemos interés, si no ponemos pasión... y si no lo convertimos en una prioridad, será imposible que lo logremos.

domingo, 12 de marzo de 2023

Un ratón. Un emprendedor. Un fracaso.

Hoy te quiero contar la historia de un pequeño ratón.

Era un ratón muy particular, al que su padre advertía cada día antes de salir de casa rumbo a la escuela.

La frase nunca era la misma, pero sí muy parecida. Mucho, de hecho, y era algo parecida a esta.

—Hijo, recuerda que en este mundo lo más importante para conseguir tus objetivos es enfocarte en ellos y no despistarte con todo lo demás.

Pero como ratoncito que era —un poco adolescente—, nunca escuchaba a su padre. Así que a pesar de todos los consejos que le daba, él se iba de un lugar a otro sin prestar atención.

Y esto era un problema. Pues a pesar de que desde pequeño había querido sacar muy buenas notas para ir a la universidad de ratones, durante los últimos meses se había despistado.

Había ido de un lugar a otro. Había gastado el tiempo de estudio en otras ideas. Y así hasta que llegó el día del examen y entendió que, quizás, ya no habría vuelta atrás.

Si hubiera estudiado...

Si hubiera perdido menos el tiempo...

Si hubiera hecho las cosas mejor...

Pero por mucho que quisiera, en ese momento ya era demasiado tarde o como demasiado tarde que era, ya no había nada que hacer.

Y aunque esto podría quedarse en una simple historia de ratones, en realidad es la historia de muchos emprendedores y emprendedoras en negocios multiespecie.

Que aunque en un primer momento tienen muy claro lo que quieren hacer, con el tiempo se despistan, dejándose llevar por la apatía, por la curiosidad... y dejando de lado lo que es realmente importante.

Porque a la hora de la verdad, 9 de cada 10 negocios desaparecen en menos de 5 años. Y la mayoría lo hacen porque el cliente ha perdido el foco en lo que importa.

sábado, 11 de marzo de 2023

La gran mentira de la fábula del Ratón de Campo y de Ciudad

Érase una vez un modesto ratoncito que vivía tranquilo y feliz en el campo.

Su casita estaba dentro del tronco de un árbol y allí, entre árboles y campiña tenía todo lo que un ratón de campo podría desear.

Aunque no abundaba, no le faltaba grano que comer, ni espacio para jugar y corretear.

Un buen día, le vino a visitar su primo, el ratón de ciudad, que quedó espantado por el silencio, la tranquilidad, los olores y el sabor de la comida del campo.

El ratón de ciudad, horrorizado por todo lo que veía, le dijo a su primo que no había nada como vivir en la ciudad y le invitó a su casa para que lo comprobara por él mismo.

El ratón de campo se decidió a visitar a su primo y, en cuanto puso su patita en la ciudad se quedó horrorizado, todo era ruido, bullicio, gente yendo de un lado al otro, desagradables olores y suciedad.

Cuando entró a la casa de su primo, dentro del hogar de una familia, respiró aliviado. Allí quedó maravillado por el lujo en el que vivía.

En lugar de las humildes sillas hechas con cáscara de nuez, tenía una cama hecha con una suave tela y, su nevera estaba repleta de exquisitos manjares... ¡hasta tenía quesos de muy distintos sabores!

Estaban ambos ratones disfrutando de una deliciosa comida a base de pan y queso cuando de pronto escucharon...

- ¡MIAUUUUUUU!

Y fue entonces cuando vieron aparecer los bigotes de un enorme gato que comenzó a perseguirles por toda la casa.

El ratón de campo creía que aquel sería su último día sobre la tierra, pero consiguieron esconderse bajo un mueble.

Pensaron que allí había acabado su aventura cuando, el palo de la escoba de una mujer que gritaba, se abalanzaba sobre ellos y, de un golpetazo, los lanzaba por los aires fuera de la casa.

Fue allí mismo cuando el ratón de campo decidió despedirse de su primo.

Dejar los lujos y la comida abundante, y volver a su humilde casa en el campo, donde no siempre hay comida sobre la mesa y los muebles son modestos, pero donde disfrutaba de la paz y tranquilidad de su hogar.

—A ti te gusta la ciudad, pero yo prefiero el campo. Tu prefieres el ajetreo, la abundancia, los ruidos y la locura de la ciudad, yo prefiero mi humilde casita en el tronco de un árbol antes que vivir cada minuto de mi vida pensando que es el último. Prefiero disfrutar de una vida feliz teniendo poca cosa, que contar con grandes lujos y vivir atemorizado.

Y así regresó al campo y nunca jamás volvió a poner una patita en la ciudad.

Si le preguntaras a un profesor, te contestaría que la moraleja de esta historia es que el lujo y la abundancia no te deja tener una vida feliz, que optes por la vida humilde pero tranquila.

Pero... esto... ¿es así?

Desde aquí no voy a hacer una apología a malgastar en lujos innecesarios, pero algo de lo que me he dado cuenta con el paso del tiempo es que muchas personas que quieren lanzar un negocio multiespecie tienen la mentalidad de que el dinero es malo.

Y no es así.

El dinero es la herramienta que tenemos para tener un impacto en el mundo que nos rodea.

Por eso, debemos quitarnos esa creencia limitante y crear un negocio sobre unos valores y unos objetivos, que no vea el dinero como algo negativo.

Y sí, cuando emprendamos nos encontraremos muchos gatos, como este ratoncito, que se pondrán en nuestro camino.

Pero cuando aprendes a escaparte de ellos, todo funciona mucho mejor, ¿no crees?

Ahora me gustaría que me contaras algo.

¿Cuál es la relación que tienes con el dinero y por qué crees que es así?