domingo, 31 de mayo de 2015

Respetar el entorno, una lección muy importante

Respetar el entorno, una lección muy importante

Desde muy pequeño, el niño puede y debe aprender a respetar el entorno (sus cosas, su casa, la ciudad o el pueblo donde vive, la naturaleza…). Es necesario que, desde que empiece a tener uso de razón, la relación del niño con la naturaleza y con la comunidad sea respetuosa. Pequeñas y simples actitudes de los mayores le pueden ir enseñando que los recursos son limitados, que la limpieza y el orden de las instalaciones comunitarias son valores sociales importantes y que no se puede invadir el espacio físico de los demás. Durante el segundo y el tercer año, el niño imita todo lo que ve a su alrededor. Si el niño observa que nosotros no respetamos el medio ambiente, difícilmente lo hará él. En esta etapa, la curiosidad y la observación son propias del carácter del niño, que capta a la perfección  las actitudes y acciones de sus padres y las repite con exactitud. Es, por tanto, muy importante aprovechar la capacidad de imitación para inculcar buenos hábitos a los hijos.
El niño debe entender desde pequeño la importancia de respetar y proteger a los demás seres vivos. Así pues, lograr que el niño aprenda a cuidar las plantas y aprecie la belleza que las flores aportan al entorno es un hábito más a desarrollar  y que además le predispondrá a tener más respeto por la naturaleza a medida que vaya creciendo.

4 propuestas fáciles para inculcar el respeto por el entorno:

  1. Pasear y observar el entorno con el niño es una excelente manera de comunicarle cómo debe ser su relación con la naturaleza. Este tipo de actividades en el exterior le proporcionan sensación de libertad y le permiten satisfacer su curiosidad.
  2. La curiosidad y el instinto provocan, a menudo, que el niño quiera arrancar o destrozar las flores. La mejor manera de inculcar al niño el respeto hacia ellas es explicarle que las plantas son seres vivos y que, por ello, no deben romperse. Además, en todo momento, debemos mostrar cuán frágiles son las especies vegetales y qué cuidados necesitan para que el niño imite nuestras acciones.
  3. Hacer partícipe al niño de pequeñas labores en el cuidado del jardín, fomenta en él el deseo de proteger la naturaleza. A partir de los 2 años ya puede colaborar a regar o a plantar con nuestra ayuda.
  4. Entre los 2 y los 3 años, el niño descubre los distintos atractivos del parque y debe aprender a respetar sus instalaciones, por eso hay que explicar al niño que los espacios verdes son de la comunidad y, por lo tanto, hay que respetarlos, cuidarlos y mantenerlos limpios. 

Cuidado con… malgastar el agua

A la mayoría de los niños les encanta jugar con agua, un elemento vital y que desgraciadamente escasea cada vez más en el planeta. Por esta razón, es preciso enseñar al niño que malgastar el agua es un mal hábito que perjudica a muchos: no hay que desperdiciar el agua dejando el grifo abierto o jugando con una manguera simplemente para divertirse

¿Qué pasa con los animales?

El niño se sentirá atraído por los animales como si se tratara de objetos curiosos que tiene que explorar. No hay que reprenderle o asustarle cada vez que se acerque a un perro, un gato o un pajarito, pero sí enseñarle las posibles reacciones de cada uno y la necesidad de respetarlos.

Debes saber que los perros son compañeros excelentes para los niños, especialmente aquéllos de razas pacientes y mansas. Sin embargo, no hay que olvidar que un animal doméstico en casa también requiere cuidados e higiene, puesto que puede transmitir enfermedades a las personas. Lavarse las manos después de haber tenido contacto con los animales es un buen hábito que, entre otros, hay que estimular en el niño. Además, los animales contribuyen a desarrollar en el niño el sentido de la responsabilidad, pues, si los tienen cerca, poco a poco se van convirtiendo en sus protectores.