viernes, 22 de mayo de 2015

El padrastro o la madrastra y su lugar en la familia

El padrastro o la madrastra y su lugar en la familia

El padrastro o la madrastra —más allá de los tópicos que rodean a estos personajes, identificados tradicionalmente con conductas malvadas—, a pesar de no ser el padre o la madre, tiene un lugar en la jerarquía del hogar y una autoridad reconocida, y ambas cosas deben ser respetadas. Para que sus opiniones y normas puedan ser acatadas sin conflictos, es imprescindible que el progenitor de los niños apoye y confirme su autoridad doméstica. Sin embargo también es perjudicial para los niños, además de peligroso para la dinámica familiar, que el padrastro o madrastra intente reemplazar al padre o a la madre naturales.
Por eso, cuando aparece esta figura en la vida del niño se inicia una nueva etapa en la que hay que establecer nuevas reglas, fronteras, alianzas y lealtades. El reparto de las funciones de autoridad respecto a los hijos es absolutamente necesario para el buen funcionamiento doméstico, y también para que no haya confusiones acerca de la identidad —sexual y generacional— de cada uno. Así, aunque los hijos deben responder fundamentalmente a la autoridad de sus padres naturales, en el ámbito de la nueva familia han de reconocer también la autoridad de la nueva pareja del progenitor con quien conviven.
Sin embargo, en algunos casos„ surgen situaciones difíciles, especialmente cuando los hijos de una persona divorciada no aceptan a la nueva pareja que ésta ha escogido. La lógica crisis que implica para los hijos el hecho de tener que adaptarse a una nueva situación respecto a sus padres, puede generar en el progenitor el temor a vivir una nueva relación conflictiva. El paso del tiempo y la paciencia son fundamentales para que los niños vayan  aceptando a la nueva pareja, confíen en ella, y a partir de ahí puedan, en consecuencia, aceptar sus normas y opiniones dentro del hogar. Al igual que frente al padre y madre naturales, el niño no ha de colocarse por encima de la nueva pareja, y la intervención de su progenitor en este sentido es de suma importancia. En definitiva, el nuevo matrimonio ha de poder establecer sus reglas de convivencia en el hogar, pero también ha de respetar las normas generales que los padres naturales comparten en la educación de su hijo, al mantener la función coparental entre ellos
En algunas ocasiones, tras la inclusión de un nuevo compañero sentimental en la dinámica familiar, hasta entonces monoparental, aparecen algunas dificultades en la educación de los niños. Las situaciones conflictivas suelen ser de dos tipos:
  1. El progenitor divorciado delega sus funciones parentales a la nueva pareja, que paulatinamente se va haciendo cargo de cuestiones que hasta entonces correspondían al progenitor en exclusiva, con la consiguiente confusión de roles para los niños. Podemos decir que el progenitor está abdicando y delegando sus tareas y responsabilidades como padre a alguien que no debe hacerse cargo de ellas.
  2. En otras ocasiones, nos encontramos con progenitores divorciados que se sienten muy ambivalentes cuando su nueva pareja toma decisiones con sus hijos, o cuando hace prevalecer sobre ellos sus normas de convivencia. Se diría que el progenitor no acepta bien los derechos que se atribuyen al nuevo cónyuge, en el sentido de desempeñar una función educativa con los hijos de su primer matrimonio. El niño percibirá esta ambivalencia y tendrá conductas sintomáticas de rebeldía, enfrentamiento, desobediencia y descaro hacia la nueva pareja de su progenitor. Para restablecer la alianza de los nuevos cónyuges puede ser muy útil la ayuda de un terapeuta de pareja.
Recuerda

  • Los padres naturales son los encargados de fijar las líneas generales que presiden la formación del niño como persona.
  • El nuevo compañero puede asumir funciones con los hijos de su pareja, corno ayudarles en los estudios si ellos se lo piden.
  • El niño debe tener muy claras las normas domésticas de cada hogar, lo cual es más fácil de conseguir si se le exponen, desde un principio, con claridad