jueves, 28 de mayo de 2015

El niño explorador y su curiosidad por el entorno

El niño explorador y su curiosidad por el entorno

Lo que caracteriza el juego de los niños de entre uno y tres años es fundamentalmente la necesidad de experimentar con los objetos; montarlos, desmontarlos, descubrirlos. Es divertido observar su insaciable necesidad de aprender y experimentar todo aquello que tiene ante sus ojos. Cuando se le da por vez primera alguna cosa, como por ejemplo una galleta, el primer paso será probarla, más por saber de qué se trata que por ganas de comer. Luego es posible que le dé varios golpes, que la estruje o la tire al suelo. Probablemente, la levante hasta la altura de sus ojos para contemplarla mejor, la mire desde varios ángulos o la machaque e inspeccione las migas. Por último, después de haber descubierto cada uno de los detalles de tan fascinante objeto, es posible que se coma lo que quede de galleta o que, harto ya del asunto, la deje. Asimismo, no debe sorprender el hecho de encontrar al pequeño haciendo pedazos el muñeco más nuevo. Su curiosidad por conocer cómo está hecho puede más que las ganas de jugar simplemente con él.

¿Qué juguetes o actividades son los más apropiados en esta etapa?

  • Los juguetes que tienen ruedas y pueden ser arrastrados por el suelo, cómo los trenes, permiten a los niños experimentar con el movimiento. Les resulta divertido tirar de ellos hacia adelante o arrastrarlos serpenteando.
  •  El juego de apilar cubos de distintos tamaños y colores, construyendo torres lo más altas posible, suele hacerles disfrutar más que muchos de los juguetes sofisticados que se encuentran en el mercado. Algunas tablas del desarrollo psicomotor miden el grado de madurez alcanzado por el niño según el número de cubos o piezas que es capaz de apilar.
  • Pintar. Entre los 12 y los 18 meses, el niño es capaz de coger un lápiz con el puño e imprimir un garabato en la superficie más próxima que encuentre. También es capaz de observar atentamente las ilustraciones de los libros y revistas; sobre todo si representan niños u objetos conocidos. Es un buen momento para introducir las ceras de colores, no tóxicas. Al principio, se limitará a garabatear; hacia los 2 años, hará trazos rígidos. Además, pintar es una excelente manera de aprender a distinguir los colores. Bastará con tener a mano unos pinceles, papel o cartón y pinturas no tóxicas de cuatro o cinco colores básicos. Dejar al niño a sus anchas con pinturas o lápices de colores es muy aconsejable para fomentar su creatividad y desarrollar su habilidad gráfica. Alrededor de los 3 años, el niño sujeta el lápiz con firmeza y es capaz de imprimirle una dirección y una cierta intencionalidad. Aunque sus trazos todavía son imperfectos y no permiten adivinar lo que representan, su intención empieza a ser la de dibujar algo concreto.
  • Otra actividad que resulta muy divertida para los pequeños es colocar pegatinas de colores sobre un papel. De momento, el simple hecho de pegar y despegar constituye todo un reto. Hacia los 3 años, la imaginación le permite componer un dibujo simple con las pegatinas. Asimismo, disfruta modelando plastilina con herramientas de plástico.

Recuerda…


  • Cualquier juguete de construcción le permite ejercitar su habilidad manual.
  • No necesariamente el juguete más sofisticado va a ser el más atractivo para el niño, sino todo lo contrario: poder montarlo, desarmarlo o arrastrarlo agradará mucho más al pequeño.
  • Es muy importante comprar ceras de colores o pinturas no tóxicas para los niños. Normalmente, los productos destinados a uso infantil llevan una etiqueta donde se especifican las normas para su utilización y también su composición.
  • Es aconsejable proporcionar al niño el ambiente apropiado para pintar. El papel o superficie a pintar debe ser grande, puesto que el niño no es capaz de controlar su trazo. Para evitar que el niño pinte garabatos en todas las paredes de la casa, le debemos poner un papel grande en una de las paredes de su habitación e indicarle que aquélla es la única pared que puede pintarse.
  • Nunca debemos dejar al alcance de las manos del pequeño disolventes para pinturas.