sábado, 9 de mayo de 2015

Las infecciones respiratorias (parte II): las vías bajas

Las infecciones respiratorias (parte II): las vías bajas

Las vías aéreas inferiores están formadas fundamentalmente por la tráquea, los bronquios principales, los pulmones, y, en el interior de estos, los bronquiolos y los alveolos. Todas estas estructuras son posibles lugares de infección: bronquitis, bronquiolitis, neumonía. Cada una de ellas tiene unos agentes infecciosos responsables, una sintomatología, y precisa de un tratamiento específico.
  • En las bronquitis los principales síntomas son la fiebre, la tos y la secreción mucosa que aparecen pocos días después de un catarro; a veces evolucionan a neumonías. El tratamiento debe pautarlo el pediatra y suele ser la administración de antibióticos durante un período de 10 a 14 días.
  • En la bronquiolitis, el responsable de la infección es un virus que afecta a los bronquiolos, las ramificaciones más pequeñas del árbol bronquial. El síntoma principal es la dificultad respiratoria y a veces requiere hospitalización para su tratamiento.

Pruebas médicas

  • La auscultación consiste en oír la entrada y la salida del aire de los pulmones producidas por los movimientos respiratorios. El estetoscopio o fonendoscopio (fonendo), consta de una campana acústica que, colocada sobre el tórax del niño, transmite sonidos a través de unos tubos de goma flexible hasta los oídos del médico. El fonendo permite al médico detectar cualquier ruido anormal producido por dificultad u obstrucción al paso del aire, y descartar o localizar posibles infecciones, como bronquitis o neumonías.
  • La radiografía de tórax es una prueba de exploración complementaria que permite confirmar la existencia de una infección detectada con el fonendo y diagnosticar la presencia o no de una neumonía, por ejemplo. La localización de la misma y sus características, junto con los otros síntomas clínicos y la experiencia del pediatra, harán posible determinar el tratamiento antibiótico.

Cuidado con… las alergias respiratorias


En ocasiones, aunque no es muy frecuente durante el primer año, es posible confundir síntomas de origen alérgico con los de causa infecciosa. Así, la mucosidad, una cierta dificultad respiratoria e incluso la tos de una alergia a los ácaros del polvo, a animales domésticos, o a los muñecos de peluche pueden confundirse con signos de infección.