martes, 5 de mayo de 2015

El reto de enseñarle a su hijo a planificar actividades

El no aprender desde niños habilidades como obedecer órdenes puede traer problemas de aprendizaje.

Actividades simples como organizar sus juguetes les ayudan a planificar y priorizar tareas.
Actividades simples como organizar sus juguetes les ayudan a planificar y priorizar tareas.

El término ‘funciones ejecutivas’ se ha vuelto muy popular en todo lo que tenga que ver con investigación del desarrollo de los niños. Cada día, este término lo utilizan más padres y maestros, y tal como lo ha demostrado la neurociencia, es muy importante en lo relacionado con la motivación y persistencia en la niñez y la adolescencia. Por lo tanto, un niño o un joven que tenga problemas con estas funciones va a tener serias dificultades en su desempeño escolar y también en su actuación diaria.
Pero, ¿de qué se trata? Las funciones ejecutivas son una serie de destrezas que nos permiten controlar nuestra conducta y organizarnos de tal manera que logremos cumplir metas deseadas. Estas destrezas necesitan de pautas y reflexión antes de actuar.

Por ejemplo, una función ejecutiva es la habilidad de poder seguir una orden múltiple y saber cómo hacerse. Así, planear, organizar, iniciar, completar tareas y mantenerse en ellas, junto con el manejo del tiempo y el desarrollo de las actividades son consideradas funciones ejecutivas.
De hecho, en muchos casos, una falla en dichas funciones se confunde con un problema de déficit de atención y, aunque es parcialmente cierto, ya que muchos niños con ello tienen dificultades con las funciones ejecutivas, no lo es en todos los casos.
Hoy en día vemos a nuestros niños, tal vez por tanta influencia tecnológica, con dificultades importantes en estas áreas. Son niños despiertos, inteligentes y curiosos, pero poco efectivos o exitosos. No pueden entregar los trabajos a tiempo, empiezan varias cosas a la vez y no terminan ninguna, se pegan a un juego o actividad por tiempo ilimitado sin darse cuenta.
¿Cómo desarrollarlas?
Los adultos pueden y deben enseñarles a los jóvenes a desarrollar estas destrezas. Esto se debe empezar desde que los niños son pequeños y continuar hasta llegar a la adolescencia.
Es importante saber que las funciones ejecutivas se modelan y el niño va a repetir lo que ve en casa: rutinas, horarios, prioridades a la hora de hacer tareas, organización de la ropa, la higiene y el manejo del tiempo.
Es muy importante que los padres lo enseñen de manera explícita. Al principio, los niños necesitan que papá o mamá supervisen. Después, y poco a poco, hay que reducir las demandas sobre las funciones ejecutivas de un niño. Por ejemplo, dando una instrucción a la vez, al igual que retirar distracciones de la atención no deseadas.
La investigación científica ha demostrado que aquellos individuos que mostraron altos niveles en la función ejecutiva en su niñez tuvieron más posibilidad de crecer y ser adultos exitosos y saludables.
Habilidades indispensables
Tres son las habilidades necesarias para desarrollar buenas funciones ejecutivas:
1. Memoria de trabajo o memoria de corto plazo, flexibilidad cognoscitiva y de control inhibitorio.
Un ejemplo de la memoria de trabajo es que el niño puede seguir instrucciones que tiene múltiples pasos. Se acuerda que primero le dijeron que se pusiera el abrigo, después los guantes y finalmente, los zapatos etc. El niño retiene en su mente lo que ha hecho y lo que le falta por hacer.

2. Flexibilidad cognoscitiva. Esta se refiere a que el niño ajusta su conducta a una situación específica. Por ejemplo, hay diferentes reglas cuando se está en la biblioteca y cuando se está en el parque con los padres.
3. Control inhibitorio, que se relaciona con que el niño hace lo que le toca hacer, en vez de lo que quiere hacer. Es cuando al niño se le pide que recoja los juguetes, pero no lo hace, sino se pone a jugar con ellos.
El control inhibitorio está en que el niño debe recoger los juguetes y no ponerse a jugar.

Incentivarlas es posible con el ejemplo
Es bueno saber que existen ejercicios para desarrollar las llamadas funciones ejecutivas. Una de ellas es ofrecerles escogencias limitadas y no múltiples, pues al tener muchas opciones se pueden confundir.
Otro tema clave es delimitar muy bien los tiempos de cada actividad; es importante que el niño sepa cuánto tiempo debe demorar en las actividades como el desayuno, vestirse, ducharse, etc. Si el niño está utilizando tiempo excesivo, se le asigna un tiempo limitado, que se debe hacer cumplir.
Cuando su niño tenga un problema por resolver, hable con él sobre las opciones posibles y las consecuencias que tendría, en cada caso su elección. Hablar con ellos sobre lo que piensan y sienten los ayuda a volverse personas con buena capacidad de reflexión y toma de decisiones. Con esto también se logra bajar la impulsividad, tan frecuente en ellos hoy en día.
Otros ejercicios que sirven para desarrollar funciones ejecutivas son el control y el reconocimiento del cuerpo, recordar reglas y el control de emociones. Correr, nadar, jugar fútbol, bailar y el yoga son actividades físicas que contribuyen al desarrollo de buenas funciones ejecutivas.
Para terminar, si usted es ordenado, pone límites claros y cumple lo prometido, ya empieza a modelar conductas apropiadas, cruciales también para el desarrollo de estas funciones. Además, enseñe al niño a reflexionar sobre su conducta de manera continua, lo cual le va a permitir ser más acertado.