viernes, 8 de mayo de 2015

Las infecciones respiratorias (parte I): las vías altas

Las infecciones respiratorias (parte I): las vías altas

El aparato respiratorio se puede dividir, a efectos anatómicos y funcionales, en dos partes: las vías aéreas altas, que comprende desde las fosas nasales hasta la tráquea, y las vías aéreas bajas, localizada en el interior del tórax. Puesto que las infecciones de cada una de estas partes son diferentes, también lo son los síntomas, las técnicas diagnósticas y, en muchas ocasiones, los tratamientos.
Tos nocturna, mucosidad nasal, dificultad respiratoria y fiebre son síntomas de una infección respiratoria en las vías altas. Si el agente causante es una bacteria, debe tratarse con antibióticos. Cuando su origen es vírico, sólo es posible un tratamiento de los síntomas: colocar un humidificador del aire en la habitación del niño y administrarle suero fisiológico intranasal pueden ser medidas caseras útiles.
Las infecciones más frecuentes:

  • El catarro o resfriado común es la infección respiratoria más frecuente y empieza a afectar al niño a partir de los seis meses de edad. Durante el primer año de vida el organismo es muy vulnerable a la multitud de virus (alrededor de 200 distintos) que pueden causar catarro, y que se transmiten fácilmente de persona a persona al hablar, toser, estornudar… Que un niño parezca estar siempre acatarrado no es preocupante, mientras crezca con normalidad y las infecciones no se compliquen (con una neumonía, por ejemplo). Es probable que hasta los seis años padezca un promedio de 7 u 8 resfriados anuales. Con el tiempo se irá inmunizando.
  • Las infecciones respiratorias en las vías altas más frecuentes en el niño después del resfriado son la amigdalitis o infección de las amígdalas (anginas), la adenoides o infección de la glándula adenoides (vegetaciones), la laringitis o infección de la laringe y, menos habitual durante el primer año, la sinusitis o infección de los senos paranasales. Estos procesos infecciosos pueden ir acompañados de trastornos como diarreas y dolores abdominales, además de los síntomas propios de la enfermedad: fiebre, malestar general y dificultades para tragar los alimentos o para respirar. Hay que acudir al pediatra, que determinará la causa y localización de la infección y su posible tratamiento con antibióticos.
  • El crup es una infección de las cuerdas vocales producida generalmente por virus (como el de la gripe). Sus tres síntomas fundamentales son la tos “de perro”, la dificultad respiratoria y la voz ronca. Se considera una urgencia relativa, es decir hay que acudir al pediatra para que recete el tratamiento oportuno. El proceso infeccioso suele durar 5 o 6 días y empeora por la noche. El aire húmedo y caliente, por ejemplo de un humidificador, puede mejorar un acceso de crup, así como el beber líquidos calientes que pueden relajar las cuerdas vocales. En ocasiones, sacar al niño al aire fresco durante cinco minutos mejora el acceso de crup.