Y sí, puede sonar poético, pero quien ha amado a un perro sabe que lo más real de esta vida a veces camina en cuatro patas y no dice ni una palabra.
Muchos creen que los perros son simples animales de compañía. Otros los ven como guardianes. Pero hay quienes sabemos que son maestros. Porque nos enseñan cosas que el mundo se ha olvidado: la fidelidad sin condiciones, el gozo sin razones, el estar sin esperar. Un perro te dice "te quiero" de formas tan claras, tan contundentes, que a veces duele pensar que no todos aprenden a escuchar ese idioma.
Cuando te mira fijo, con esa intensidad que atraviesa el alma, no está solo observando: está conectando. Es su forma de decir "confío en ti", "estoy contigo". Cuando apoya su cuerpo en tu pierna o se acomoda a tu lado, no es una casualidad. Es una declaración de amor silenciosa, pero total. Cuando te sigue por la casa, aunque solo vayas a buscar un vaso de agua, te está recordando que para él, tu presencia es el mejor lugar donde puede estar. Y cuando te lame, no lo hace por instinto, sino porque su forma de abrazarte es con la lengua, y te dice "tú me importas".
Yo me acuerdo que uno de mis perros, Rocky, me traía sus juguetes favoritos justo cuando me notaba triste. No sabía de mis problemas, pero sí sabía leer mi energía. Y su forma de animarme era compartir su tesoro. Como quien te da su corazón en forma de peluche babeado. Hay cosas que no se olvidan.
Y es que cuando se emociona al verte, cuando salta, corre, gime, gire sobre sí mismo como si hubieras vuelto de una guerra aunque solo hayas salido a comprar pan, ese es el amor más puro que puedes experimentar. Es la felicidad sin filtros, sin miedo, sin ego. Es un espejo de lo que podríamos ser los humanos si nos quitáramos tantas capas.
Cuando se duerme cerca de ti, cuando elige tu cama aunque tenga su cojín, cuando se acomoda contra ti como si fueras su refugio, está diciendo: "confío en ti con todo lo que soy". Y eso, en este mundo de tanta apariencia y tan poca esencia, vale oro.
Cada día, nuestros perros nos dicen "te quiero". Y lo hacen sin pedir nada a cambio. No les interesa si tienes dinero, si eres exitoso, si estás feliz o si estás roto. Te quieren porque sí. Y eso es una lección de amor incondicional que deberíamos aprender, practicar y agradecer.
Desde que entendí esto, empecé a ser más consciente. A regalarles paseos más largos. A acariciarlos sin apuro. A dejar de verlos como "mi perro" y empezar a verlos como "mi compañero de vida". A veces, lo mejor que puedes hacer por alguien que te ama es quedarte, estar, acompañar. Eso lo aprendí de ellos.
No hace falta que tu perro hable. Pero quizás sí le hace bien que tú le digas "yo también te quiero". Y se lo digas con palabras, pero sobre todo con tiempo, con presencia, con cuidado.
Hay muchas formas de decir te quiero. Algunas ladran bajito. Otras simplemente te siguen el paso.
Gracias a ellos, aprendí que el amor más real no necesita ser entendido. Solo sentido.
— Juan Manuel Moreno Ocampo
“A veces no hay que entender la vida… solo vivirla con más verdad.”
Agendamiento: Whatsapp +57 310 450
7737
Facebook: Juan Manuel Moreno Ocampo
Twitter: Juan Manuel Moreno Ocampo
Comunidad de WhatsApp: Únete a nuestros
grupos
Grupo de WhatsApp: Unete a nuestro
Grupo
Comunidad de Telegram: Únete a nuestro canal
Grupo de Telegram: Unete a nuestro Grupo
👉 “¿Quieres más tips como
este? Únete al grupo exclusivo de WhatsApp”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario