viernes, 25 de julio de 2025

Más que croquetas: lo que realmente cuesta amar a un perro



¿Alguna vez te has detenido a pensar en cuánto cuesta realmente tener un perro? No me refiero solo al dinero que gastas en su comida o en llevarlo al veterinario. Hablo del compromiso, del tiempo, de la energía emocional que implica cuidar de otro ser vivo. Porque tener un perro no es solo tener una mascota; es asumir la responsabilidad de otra vida que depende completamente de ti.

En Colombia, según datos recientes, el gasto anual en alimentos para perros puede variar significativamente dependiendo del tamaño y las necesidades específicas del animal. Por ejemplo, para perros pequeños (1-10 kg), el gasto mensual en alimentación oscila entre $60,000 y $140,000 COP; para perros medianos (11-25 kg), entre $120,000 y $220,000 COP; y para perros grandes (más de 26 kg), entre $150,000 y $350,000 COP .

Pero más allá de los números, tener un perro implica una inversión emocional considerable. Es levantarte temprano para sacarlo a pasear, incluso cuando llueve o cuando estás cansado. Es preocuparte por su salud, por su bienestar, por su felicidad. Es aprender a comunicarte con alguien que no habla tu idioma, pero que entiende tus emociones mejor que nadie.

Recuerdo cuando adopté a mi perro, Max. Era un cachorro lleno de energía y curiosidad. Al principio, fue un desafío adaptarme a su ritmo, a sus necesidades. Pero con el tiempo, Max se convirtió en mi compañero inseparable. Aprendí a leer sus señales, a entender cuándo necesitaba jugar, cuándo tenía hambre o cuándo simplemente quería estar cerca de mí.

Cuidar de Max me enseñó lecciones valiosas sobre la paciencia, la empatía y el amor incondicional. Me hizo más consciente de mis propias emociones y de cómo mis acciones afectan a los demás. Me recordó la importancia de estar presente, de disfrutar de los pequeños momentos, de valorar la compañía sincera.

Además, tener un perro también implica ser consciente de su impacto en el entorno. Es importante considerar aspectos como la alimentación sostenible, el uso responsable de recursos y la convivencia armoniosa con la comunidad. Adoptar prácticas responsables no solo beneficia a nuestras mascotas, sino también al planeta y a las futuras generaciones.

En resumen, tener un perro es una experiencia enriquecedora que va más allá de los costos económicos. Es una oportunidad para crecer como persona, para desarrollar vínculos profundos y para aprender a amar de manera desinteresada. Si estás considerando adoptar un perro, hazlo con plena conciencia de lo que implica. Y si ya tienes uno, tómate un momento para agradecerle por todo lo que te ha enseñado y por el amor incondicional que te brinda cada día.


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