viernes, 4 de julio de 2025

Natural o maquillado? Lo que hay detrás del nuevo “verde” de las grandes marcas



Hace unos días me encontré con una noticia que me hizo frenar el scroll: “PepsiCo acelera su cambio hacia ingredientes naturales”. La leí con la mezcla de emociones que me produce casi todo lo que tiene que ver con las grandes marcas: un poco de esperanza, bastante escepticismo, y muchas preguntas que no me dejan del todo tranquilo.

Porque sí, claro que suena bien. Reducir colorantes artificiales, eliminar conservantes innecesarios, usar más ingredientes reales. Todo eso parece un paso hacia adelante. Pero cuando uno mira más a fondo, cuando uno ha vivido en carne propia la contradicción de comer lo que daña porque es lo único que se encuentra en la tienda del barrio, uno no traga entero.

Y ahí fue donde me quedé pensando: ¿este cambio es de verdad o es solo una lavada de cara?

He crecido escuchando frases como “eso no hace daño si es poquito”, “igual todos vamos a morir”, o la clásica “si no lo como yo, lo comen los demás”. Pero en el fondo, hay algo que me dice que sí importa. Que lo que entra a nuestro cuerpo afecta cómo pensamos, cómo sentimos y hasta cómo nos relacionamos con los demás.

Y en una sociedad que te vende gaseosas con campañas de felicidad, mientras silencia los estudios sobre diabetes infantil y obesidad, uno empieza a sospechar. ¿Por qué ahora sí quieren “lo natural”? ¿Por salud? ¿Por conciencia? ¿O porque el mercado está cambiando?

PepsiCo no es la única. Nestlé, Coca-Cola, Unilever… todas han empezado a vestir sus productos con palabras como sostenible, natural, libre de…, hecho con amor. Pero ¿de verdad se han transformado por dentro o solo están ajustando la fachada para que sigamos consumiendo sin pensar?

No tengo una respuesta única. Pero sí sé que no podemos seguir dependiendo de que las grandes marcas “hagan lo correcto”. Porque cuando la motivación no es el cuidado del otro, sino el miedo a perder ventas, hay que estar atentos.

En el blog de Organización Todo En Uno, leí una vez algo que me marcó: “Las transformaciones verdaderas empiezan por dentro, y se sostienen en la coherencia, no en la imagen.” Y creo que eso aplica perfecto aquí.

¿De qué sirve que quiten colorantes si siguen extrayendo agua de comunidades vulnerables? ¿De qué sirve usar ingredientes “limpios” si el proceso de producción sigue generando toneladas de plástico cada día? ¿Dónde está la verdadera ética en todo esto?

Pero no quiero quedarme solo en la crítica. Porque también entiendo que hay matices. Que cada pequeño cambio puede ser el inicio de algo más grande. Que hay personas dentro de esas empresas que realmente creen en transformar la industria. Y que nosotros, como consumidores, también hemos evolucionado.

Hoy ya no somos una generación pasiva. Preguntamos. Leemos etiquetas. Compartimos denuncias. Hacemos ruido en redes. Y aunque a veces ese ruido se pierde entre memes y bailes, hay algo que sigue creciendo: la conciencia.

Una conciencia que no se conforma con lo que dice el empaque, sino que se pregunta por el origen, el impacto, la historia detrás del producto.

Yo no tengo una alimentación perfecta. No soy vegano, ni cero procesados, ni hago ayuno intermitente. Pero sí me he comprometido con algo más simple: elegir lo que me haga sentir bien en cuerpo, mente y espíritu. Y eso empieza por conocer lo que consumo, cuestionarlo, y si puedo, mejorarlo.

En Bienvenido a mi blog, uno de los espacios que más me ha inspirado, aprendí que vivir con autenticidad también significa comer con conciencia. Que no es solo lo que meto a la boca, sino la intención con la que lo hago. Porque el alimento, al final, también es energía.

Y ahí hay un tema que casi nunca se menciona: la conexión espiritual con lo que comemos. En Amigo de ese ser supremo en el cual crees y confías, siempre se habla de cómo la vida cotidiana puede ser una oración viva. Y creo que comer también lo es. Una oración o una distracción. Depende de cómo lo hagamos.

Por eso, cuando veo que PepsiCo quiere “acercarse más a lo natural”, lo celebro… pero con reservas. Porque la naturaleza no solo está en los ingredientes, sino en el respeto por la vida que esos ingredientes tocan: el agricultor que los cultiva, el niño que los consume, la tierra que los sostiene.

Cambiar un colorante no es suficiente si seguimos desconectados del todo.

Y mientras las grandes marcas se acomodan al nuevo mercado, nosotros tenemos una tarea más profunda: recuperar el poder de decidir. No solo por salud. También por ética. Por responsabilidad. Por amor.

Porque tal vez el futuro no se juega en si PepsiCo usa cúrcuma en vez de tartrazina. Se juega en si nosotros como sociedad dejamos de normalizar el daño disfrazado de sabor.

📣 ¿Sentiste que esto te habló directo al corazón?
Escríbeme, cuéntame tu historia o compártelo con quien sabes que lo necesita.

Agendamiento: Whatsapp +57 310 450 7737

Facebook: Juan Manuel Moreno Ocampo

Twitter: Juan Manuel Moreno Ocampo

Comunidad de WhatsApp: Únete a nuestros grupos

Grupo de WhatsApp:    Unete a nuestro Grupo

Comunidad de Telegram: Únete a nuestro canal  

Grupo de Telegram: Unete a nuestro Grupo

👉 “¿Quieres más tips como este? Únete al grupo exclusivo de WhatsApp”.

✒️ — Juan Manuel Moreno Ocampo
“A veces no hay que entender la vida… solo vivirla con más verdad.”

No hay comentarios.:

Publicar un comentario