Hay mensajes que llegan tarde y otros que nacen exactamente cuando tienen que nacer. Supongo que este texto es uno de esos. No es un mensaje de Navidad “bonito”, ni pretende vestir de luces lo que a veces se siente oscuro por dentro. Más bien es un mensaje honesto —como los que escuché crecer en mi casa, entre conversaciones que a veces dolían, a veces sanaban, pero siempre enseñaban— sobre lo que significa cerrar un año siendo una persona joven que todavía está aprendiendo a sostenerse a sí misma mientras sostiene a otros sin darse cuenta.
La Navidad tiene ese efecto extraño: nos vuelve conscientes del tiempo. Uno siente que enero fue ayer, pero al mismo tiempo parece que pasaron diez vidas. Y ahí, en esa mezcla rara de cansancio, gratitud y nostalgia, es donde nace este mensaje. Porque si algo he entendido a mis 21 años, es que la Navidad no se trata de regalos ni de reuniones perfectas, sino de pequeñas verdades que nos encuentran cuando bajamos la guardia.
He visto a mucha gente este año tratando de ser fuerte sin saber que tenía permiso de estar cansada. He visto familias unirse y otras romperse. He visto amistades renacer de la nada y otras desvanecerse sin avisar. También he visto silencios que pesan más que cualquier discusión. Como los que hablo en mi blog El Blog Juan Manuel Moreno Ocampo (https://juanmamoreno03.blogspot.com), donde siempre termino concluyendo que nadie nos enseña de verdad a sostenernos, solo a seguir.
Y aun así seguimos. Eso ya merece ser celebrado.
A veces uno llega a diciembre como quien llega arrastrando una maleta pesada. No solo con lo que pasó, sino con lo que no pasó. Con metas que no se cumplieron, con palabras que no dijimos, con duelos que aún no entendemos. Y aunque en redes todo parece luces y familia perfecta, la vida real es mucho más cruda y también más hermosa. Como decía una vez en Bienvenido a mi blog (https://juliocmd.blogspot.com), la vida nunca ocurre donde la esperamos, sino donde se atreve a mostrarnos algo que aún no queríamos mirar.
Por eso este mensaje no es para celebrar “la magia de diciembre” sino para honrar algo más profundo: el simple hecho de seguir vivos.
La Navidad, al final, es un recordatorio de que todavía estamos aquí. Respirando. Sintiéndolo todo. A veces entendiendo, a veces disfrazando el dolor, a veces despertando. La Navidad no te exige que estés feliz… te invita a estar presente.
Y estar presente, créeme, ya es un acto espiritual.
Esta Navidad quisiera invitarte a algo que yo mismo estoy aprendiendo: dejar de exigirte ser quien todavía no eres. Permitir que diciembre no te obligue a tener claridad sobre todo. Dejar que la vida esté un poco desordenada mientras tú te vas ordenando por dentro. Recordarte que el próximo año no es la promesa de una vida nueva, sino la continuidad de esta vida que ya estás tratando de construir con los pedazos que tienes.
El silencio es un lujo que pocos se permiten, pero es donde aprendemos lo que realmente necesitamos. Lo he escrito muchas veces en Mensajes Sabatinos (https://escritossabatinos.blogspot.com), porque ahí descubrí que el silencio es una conversación sin testigos entre tú y tu propia verdad.
La Navidad también es eso: una conversación contigo mismo.
Sea cual sea tu historia, quiero decirte algo que ojalá alguien te hubiera dicho antes:
No estás llegando tarde a tu vida. Estás llegando justo cuando te corresponde.
Quisiera también recordarte que mereces estar donde se te abrace sin condiciones. Donde puedas equivocarte sin ser condenado. Donde tu proceso sea visto como un proceso, no como un fracaso. Donde puedas ser joven sin que te exijan ser adulto, y ser maduro sin que te ridiculicen por sentir distinto.
2025 fue un año raro para muchos. Complejo, impredecible, emocionalmente exigente. También fue un año de despertares. De ver quién se quedó, quién se fue y quién realmente eras tú debajo de todo lo que mostrabas.
Y ahora llega diciembre, con su forma suave de recordarnos que todavía hay algo por rescatar.
Y si en algún momento sientes que tus fuerzas flaquean o que tus pensamientos te superan, vuelve al lugar donde todo empezó: a ti. A tu respiración. A tu capacidad infinita de reinventarte. Ahí está tu verdadero hogar.
Y ojalá esta Navidad no sea solo un día, sino una decisión: la decisión de tratarte con más amor del que te tuviste este año.
Agendamiento: Whatsapp +57 310 450
7737
Facebook: Juan Manuel Moreno Ocampo
Twitter: Juan Manuel Moreno Ocampo
Comunidad de WhatsApp: Únete a nuestros
grupos
Grupo de WhatsApp: Unete a nuestro
Grupo
Comunidad de Telegram: Únete a nuestro canal
Grupo de Telegram: Unete a nuestro Grupo
👉 “¿Quieres más tips como
este? Únete al grupo exclusivo de WhatsApp”.
— Juan Manuel Moreno Ocampo
“A veces no hay que entender la vida… solo vivirla con más verdad.”

No hay comentarios.:
Publicar un comentario