martes, 2 de diciembre de 2025

Cuando el pelo cae, el amor permanece: lo que tu perro intenta decirte en silencio



Desde muy pequeño me acostumbré a convivir con animales. En mi casa siempre hubo perros, gatos, aves, y aunque a veces eran “mascotas”, siempre sentí que eran algo mucho más grande que eso. No solo habitaban un espacio físico, también se metían en la energía de la casa, en las conversaciones silenciosas, en la tristeza y en la alegría. Uno puede creer que se acostumbró al pelo en la ropa, al sonido de las uñas sobre el piso o a esa mirada que parece entenderlo todo. Pero en realidad lo que está pasando es mucho más profundo: los animales nos están enseñando a observar, a sentir, a ser conscientes.

Hace poco me encontré con una reflexión muy interesante: ¿por qué algunos perros botan más pelo que otros? Y aunque a simple vista parece un tema doméstico —una preocupación por la limpieza, el sofá, la cama o la ropa negra—, cuando uno lo observa con más calma, descubre algo que va más allá del simple pelo: hay un proceso natural, un ciclo, una transformación constante que se conecta con la vida misma.

Los perros, como todos los seres vivos, están en cambio permanente. Su piel es un órgano vivo que responde al clima, a la alimentación, al estrés, al entorno emocional, a la luz solar, a las hormonas y a la calidad de su relación con quienes los cuidan. Algunos sueltan mucho pelo, otros casi nada. Razas como el husky siberiano, el pastor alemán, el golden retriever, el labrador, el akita o el malamute de Alaska mudan grandes cantidades de pelaje varias veces al año, especialmente cuando cambia la temperatura. Mientras que otros como el caniche (poodle), el schnauzer, el yorkshire, el bichón frisé o el shih tzu tienden a soltar menos pelo, aunque eso no significa que requieran menos atención.

Pero aquí viene la parte que muchos no dicen: no es solo una cuestión de “raza”. Es una cuestión de ambiente, de cuidado, de vínculo y de respeto.

Un perro también se estresa. Un perro también se deprime. Un perro también siente abandono, miedo, cambios energéticos en la casa, discusiones, silencios pesados, tristeza. Y todo eso se refleja en su cuerpo. He visto perros que cuando una familia se separa o cuando su humano favorito se va, comienzan a perder mucho más pelo, como si el cuerpo también intentara soltar algo que no entiende pero que le duele. Como si su alma estuviera desordenándose un poco.

Entonces la pregunta no es solo: “¿Mi perro suelta mucho pelo?”
La verdadera pregunta es: ¿Cómo está su mundo emocional? ¿Cómo está su entorno? ¿Cómo está mi energía cuando lo acaricio, cuando lo miro, cuando lo llamo?

Hoy existen estudios veterinarios que confirman que la caída del pelo también puede estar relacionada con:

– Deficiencias nutricionales
– Alergias alimentarias o ambientales
– Parásitos (pulgas, ácaros, garrapatas)
– Problemas hormonales (tiroides)
– Estrés prolongado
– Falta de luz solar o demasiada exposición
– Baños excesivos o productos inadecuados
– Espacios de vida poco saludables

Y, aunque no todos quieran aceptarlo, también está relacionada con la calidad del vínculo humano-animal.

He observado que los perros que reciben cariño real, respeto, paseos, conversaciones suaves, rutinas claras y una alimentación adecuada, suelen tener un pelaje más sano, más brillante y más estable. Es como si el amor también se reflejara en cada uno de esos pelitos que crecen.

Nos enseñaron que el pelo del perro es “sucio”, “incómodo” o “una molestia”, pero nadie se detuvo a decirnos que ese pelo también es una huella de vida, una señal de existencia, una prueba de que no estamos solos. A veces me gusta pensar que dejar pelos por la casa es su forma de decir: “Aquí estuve. Aquí pertenezco. Aquí te cuido”.

En un mundo que intenta controlar todo, incluso el crecimiento natural de un animal, tal vez la presencia de esos pelos en la ropa, en la cama o en el sofá es una pequeña rebelión de la vida, recordándonos que no todo se puede ordenar, clasificar o limpiar completamente. Hay cosas que simplemente se sienten… y se respetan.

También debemos hablar de la obsesión moderna por lo “higiénico” llevado al extremo. Hay personas que cambian de perro o los abandonan solo porque “suelta mucho pelo”. Y eso, más que una cuestión de limpieza, habla de desconexión, de falta de empatía y de una cultura que quiere seres vivos “perfectos” sin aceptar procesos naturales.

En ese punto, conecté este tema con varias reflexiones que he leído a lo largo de los años en los blogs que forman parte de mi historia y mi entorno. Especialmente en algunos mensajes que hablan de la conexión espiritual con la creación y el respeto por toda forma de vida, como ocurre en el blog AMIGO DE. Ese ser supremo en el cual crees y confías, donde se recuerda constantemente que el mundo no nos pertenece, sino que somos parte de él:

Y también en MENSAJES SABATINOS, donde muchas reflexiones tocan la relación entre el ser humano, la conciencia y el entorno natural:

Es increíble cómo un tema aparentemente simple, como el pelo de un perro, puede abrir puertas a conversaciones más profundas sobre nuestra humanidad, nuestra paciencia, nuestra tolerancia y nuestra capacidad de amar sin condiciones.

Si vas a elegir un perro algún día, la pregunta no debe ser:
¿Suelta mucho pelo?
Sino:
¿Estoy preparado para acompañar un proceso de vida completo?
¿Estoy listo para cuidar incluso aquello que resulta incómodo?
¿Soy capaz de amar sin exigir perfección?

Y si ya tienes uno a tu lado, y ves que suelta mucho pelo, tal vez no sea un fastidio. Tal vez sea una invitación. Una invitación a revisar tu entorno, tu rutina, tu forma de relacionarte, tu nivel de presencia y tu capacidad de cuidado consciente.

Porque al final, el pelo que cae también es parte del ciclo. Como las hojas que caen de los árboles cuando cambia la estación. Como las etapas que terminan en la vida para dar paso a otras. Como las versiones viejas de nosotros mismos que también, poco a poco, van quedando atrás.

Y quizás, mientras recoges esos pelos del piso o de tu ropa, puedas recordar que amar también es aceptar lo imperfecto, lo abundante, lo cambiante… lo vivo.

¿Sentiste que esto te habló directo al corazón?
Escríbeme, cuéntame tu historia o compártelo con quien sabes que lo necesita.

Agendamiento: Whatsapp +57 310 450 7737

Facebook: Juan Manuel Moreno Ocampo

Twitter: Juan Manuel Moreno Ocampo

Comunidad de WhatsApp: Únete a nuestros grupos

Grupo de WhatsApp:    Unete a nuestro Grupo

Comunidad de Telegram: Únete a nuestro canal  

Grupo de Telegram: Unete a nuestro Grupo

👉 “¿Quieres más tips como este? Únete al grupo exclusivo de WhatsApp”.

✒️ Juan Manuel Moreno Ocampo
“A veces no hay que entender la vida… solo vivirla con más verdad.”

No hay comentarios.:

Publicar un comentario