jueves, 10 de noviembre de 2016

Lazos de amistad entre animales, sin importar las diferencias

El sentido gregario de las especies les permite hacerse amigos de otros animales.

Los animales tienen un sentido gregario con su misma especie, pero pueden llegar a socializar con otras distintas al criarse juntos desde pequeños.
Los animales tienen un sentido gregario con su misma especie, pero pueden llegar a socializar con otras distintas al criarse juntos desde pequeños.

Aurelio es un ternero de leche, que llegó a los 20 días de nacido a una casa finca en Guasca, cerca a Bogotá. Pola es una perra pitbull, rescatada de unas personas que la tenían en pésimas condiciones de salud y alimentación. Resulta que los dos animalitos se hicieron los mejores amigos. Tal vez se deba a que a Pola le daban un poquito de la leche que tomaba Aurelio. “Él la busca y la persigue y ella a veces lo ‘regaña’ cuando se pone muy intenso”, dicen sus cuidadores.

En el proceso de sustitución de vehículos de tracción animal que vivió hace poco Bogotá, Sasha, un cruce de pitbull, no se le despegaba a un caballo. De hecho, no se quiso ir con el carretero, para quedarse junto al equino. Cuando el caballo la llamaba, ella salía corriendo a buscarlo. Un día llegó un adoptante para el caballo y se dio cuenta de la amistad de este par de amigos, al punto que también se llevó a Sasha y sus crías, que habían nacido hace pocas semanas.

Tita llegó hace cuatro meses al caño de la 30, con un mes y medio de edad. Nerviosa y agresiva, esta gata no se llevó bien con otros felinos que estaban por allí. Fue rescatada, pero no era fácil de manejar por su temperamento. Sin embargo, un día llegó Tito, otro gato abandonado, al hogar de paso en el que estaba. Tito es de un temperamento super tierno y sociable.

Aunque los gatos tienen problemas para socializar entre ellos, en este caso, a penas sacaron a Tito del guacal, Tita se puso feliz y empezaron a jugar. De paso, Tita cambió su temperamento, se calmó, se volvió más dócil y amigable.
Estas tres historias sirven para mostrar la empatía que puede existir entre animales de diferentes especies gracias al comportamiento gregario que tienen muchas de ellas.

“Los perros, caballos, vacas, son animales gregarios que les gusta andar en grupo. Ese sentido gregario les permite establecer vínculos fuertes con su familia, incluyendo a los humanos, a quienes ven como parte de ellos. Esto se ha logrado gracias al proceso de domesticación y ese relación de cercanía con los humanos, que ha hecho que muchas especies los vean como si fueran de su grupo”, explica la médica veterinaria y etóloga Carolina Alaguna.

En cambio, lo gatos no son tan empáticos incluso con sus mismos parientes. Les gusta más andar por ahí solos, a su ritmo. Por eso fue extraña la amistad y empatía inmediata entre Tito y Tita, y la influencia positiva entre ambos.

Este mismo sentido gregario se puede extender a otras especies y se ven combinaciones curiosas con el ternero y el caballo con el perro.

“Esto depende de la impregnación, dice la doctora Alaguna. Es decir, si crecieron juntos desde pequeños se logra este contacto durante sus primeros meses de desarrollo”.

Durante este periodo, que varía según la especie, pero que es entre uno y medio a tres meses, es cuando los animales aprenden lo que son: perro, vaca, gato.

“Si son bebés, absorben como esponjas y aprenden a relacionarse y a socializar con otros animales de manera muy amistosa, sin rivalizar, porque se ven como familia”, agrega.

Esto es un aspecto que es más fácil de apreciar en las fincas o las casas donde conviven perro y gato desde pequeños, sin que uno llegue a invadir el espacio del otro.

Un largo proceso de domesticación
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El proceso de socialización está fuertemente desarrollado en todos los animales domésticos y probablemente representa la vía a través de la cual el hombre primitivo originalmente domesticó a los antecesores salvajes de nuestros animales presentes.

Los animales salvajes jóvenes criados por una persona generan lazos muy fuertes con ella, y prestan poca atención a sus especies nativas. Ven a esa persona como su familia así sean tan distintos.

Parte de este proceso amistoso lo permite el juego, un comportamiento social presente en todos los animales. 

“Divertirse genera lazos de amistad como en lo humanos”, dice la doctora Alaguna. Y esto hace que ‘bajen la guardia’, pues la mayoría de animales o son presas o son depredadores por lo que viven en alerta para atacar o defenderse, según su caso. “Si un ternero ve a un perro, tiende a asustarse si nunca ha estado en contacto con él, pues lo ve como una amenaza. Pero si crecieron juntos, es el perro de la casa, todo cambia, no es una amenaza sino un miembro del grupo”, agrega.