sábado, 5 de noviembre de 2016

Así se combate la adicción juvenil a internet

En países como China existen campamentos de aislamiento para luchar contra la dependencia.

Hay personas que dedican semanas enteras a jugar y que duermen unas cuatro horas por noche.
Hay personas que dedican semanas enteras a jugar y que duermen unas cuatro horas por noche.
“Muchos de estos chicos usan pañales por miedo de que tomarse un minuto para ir al baño afecte su desempeño”. Con esa frase Tao Ran, especialista chino en adicción, dejó en claro el estado en que llegan los jóvenes a los centros de rehabilitación de internet creados por el gobierno de ese país.
Hoy, son 400 los campamentos de corte militar repartidos en China que buscan sacar a los jóvenes de su dependencia de los juegos en línea.
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Allí, los internos deben seguir una rutina estricta: levantarse a las 6:30 de la mañana, vestirse con uniforme, hacer ejercicios al aire libre, estudiar y asistir a terapia psicológica. A las 9:30 de la noche ya están acostados. La “heroína electrónica” –como le llaman en China a esta adicción– es considerada una de las principales amenazas para la juventud en Asia.

Para salvar a sus hijos, los padres pagan 10.000 yuanes (cerca de 1.600 dólares o 2’960.000 pesos). Solo así los jóvenes pueden ingresar a estos campamentos, aunque eso tampoco es garantía de rehabilitación: el tratamiento es efectivo solo en un 70 por ciento de los casos.
Pero el problema no es solo chino. En Corea del Sur, el gobierno le entrega apoyo psicológico y consejerías a cerca de 2 millones de ciudadanos que no pueden dejar de jugar en línea. Y en Milán (Italia) se celebró en marzo de este año el primer congreso internacional dedicado a estudiar los efectos de la adicción a internet.
Y eso que en el último Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-V), de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, el llamado ‘desorden por juegos en internet’ no está considerado formalmente en la lista de trastornos. Según dicen los especialistas, se necesita más investigación para que esta adicción sea parte de la lista definitiva.
Juegos peligrosos
Al consultorio de Max Möller, psicólogo magíster en adicción, en Chile, han llegado varios jóvenes con el mismo diagnóstico: adicción a internet.
“Algunos han perdido estudios universitarios o trabajos por trasnochar y quedarse compitiendo en línea. Hemos tenido un par de casos muy graves de estar semanas enteras durmiendo solo cuatro horas, por noche, para no bajar en el ranking del juego”. Esto ha ido aumentando desde que se masificó el wifi, agrega.
La psicóloga Sandra Troncoso, directora del Centro Psiquis de Chile, coincide con Möller, aunque en su caso la mayoría de los pacientes llega primero por otros temas.
“Por ejemplo, en una terapia familiar vimos que el chico de 14 años estaba ensimismado, que no había ido al paseo de curso de fin de año por quedarse jugando, que no se relacionaba con nadie, no hacía deporte. Ese tipo de conductas se asocian con una adicción a internet”.
Según explica Troncoso, para que se considere adicción, el comportamiento tiene que afectar a la persona en su rutina diaria. “Un niño que no quiere ir a la finca porque no hay wifi puede ser un adicto”, ejemplifica.
Para el tratamiento, Troncoso no solo hace un trabajo con el joven averiguando qué hay detrás de su necesidad de estar conectado a toda hora, sino que también se reúne con los padres.
“La terapia se hace centrada en las habilidades parentales, porque si el hijo está así es porque el adulto no puso reglas, no lo motivó a hacer deporte, etc. Muchos padres dicen, “¡Maldito computador!”, pero ¿quién le dio el computador a los hijos y no les puso horarios?”.
Möller, por su parte, cree que los tratamientos necesitan apoyo familiar, pero en su caso, a algunos pacientes les ha recomendado internarse.
“En Estados Unidos hay tratamientos residenciales, similares a los que se hacen en China, pero sin el foco militar. Suele ser una buena estrategia apartar al sujeto un par de meses –dice el psicólogo–”.
Las recaídas, advierte, son comunes, pero superar la adicción es posible.