miércoles, 5 de abril de 2017

Manual práctico para un turismo de aventura seguro

Los accidentes son menos probables cuando se siguen sencillas normas de prevención. Consejos.

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El canotaje y el rafting son actividades entretenidas y seguras, siempre y cuando se contraten con agencias y operadores profesionales.

¿Qué tanto afecta la informalidad al turismo colombiano? EL TIEMPO consultó la opinión de diversos expertos, con motivo de algunos accidentes registrados recientemente. Como el accidente del puente colgante en Villavicencio, que dejó ocho muertos y 13 heridos.
Palabras más, palabras menos, la conclusión es que ahorrarse unos cuantos pesos puede resultar muy costoso.
“La ilegalidad se constituye en un grave problema”, subraya Paula Cortés Calle, presidenta de la Asociación Colombiana de Agencias de Viajes y Turismo (Anato). El Gobierno también envía un mensaje en la misma línea.
“En muchas ocasiones, lastimosamente, los colombianos somos permisivos. Estamos comprando productos turísticos en agencias que no están formalmente establecidas”, considera María Claudia Lacouture, ministra de Comercio, Industria y Turismo.
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Actividades como el canopy -o las tirolesas- deben praticarse con todos los equipos de seguridad y por personal profesional, en lugares recomendados.
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En efecto, formalizar la industria turística y hotelera es uno de los pilares actuales del Gobierno, una estrategia que tiene todo el camino por delante. Según Cotelco y Unicafam, la informalidad laboral en el sector, durante el año 2015, alcanzó una cifra cercana al 72 por ciento.
Frente al mar bravío
En Cartagena, el inicio de la temporada turística de diciembre de 2017 estuvo protagonizado por un accidente en el que falleció Marina Izurieta. La ecuatoriana de 69 años estaba de visita en las Islas del Rosario y la lancha en la que se transportaba se fue a pique. Su cuerpo apenas pudo ser hallado 15 días después, en el fondo del mar.
La Corporación de Turismo de Cartagena (Corpoturismo) recuerda que el muelle de La Bodeguita es el único punto de partida autorizado para excursiones a Barú e Islas del Rosario. “No es seguro salir de muelles alternos o muelles privados que no cumplen ningún tipo de requisito”, informa Zully Salazar, presidenta de Corpoturismo.
Y es que según datos de la Armada Nacional, el año pasado se registraron cerca de 44 accidentes en jurisdicción de Cartagena. Once personas perdieron la vida y 477 tuvieron que ser rescatadas.
Ahora bien, los peligros marítimos no solo acecharon en la Heroica. Durante la alta temporada vacacional, la Federación Colombiana de Turismo de Naturaleza y Aventura (Fedec) recibió numerosos reportes de lanchas con peligrosos sobrecupos en destinos tan populares como San Andrés y Santa Marta.
“El tema del turismo de aventura y en áreas naturales exige tener más cuidado”, alerta Javier Gómez, director de Fedec, que nacionalmente agrupa a cerca de 450 actores del turismo.
Cuatro reglas sagradas
Fedec propone cuatro reglas de oro para garantizar la seguridad a la hora de hacer turismo de aventura y naturaleza.
En primer lugar, la informalidad y sus riesgos asociados se combaten a través de las agencias operadoras debidamente registradas.

La regla número uno es revisar que los operadores cuenten con el Registro Nacional de Turismo. Usted puede exigir que le muestren este documento antes de adquirir un servicio.
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Para practicar actividades como el torrentismo se requiere, además de equipos y acompañamiento profesional, de ciertas destrezas físicas.
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Número dos: los guías turísticos deben contar con tarjetas, servidores y guías profesionales. Javier Gómez es enfático en que exigir estas acreditaciones no es algo fuera de lo común: “Uno tiene que saber con quién se contratan los servicios. En Colombia, las únicas entidades que están autorizadas por la ley son los prestadores de actividades de turismo, que están reglamentadas en la ley 300”.
En tercer término, la Policía de Turismo resulta ser una ayuda importante. Los uniformados están entrenados para entregar información valiosa y señalar las precauciones necesarias, así que acudir a ellos nunca está de más.
La última regla resulta determinante, especialmente durante las temporadas turísticas más activas y cuando se viaja en grupos grandes o con niños. “Lo barato sale caro y lo que está de por medio es la vida, o una lesión”, concluye Javier Gómez. “Aquí, en Italia, en Europa… todo lo barato sale caro”, complementa Zully Salazar, de Corpoturismo.
Seguridad extrema
Para Hernán Acevedo, del operador turístico Pure Colombia Travel, situaciones como la que se presentó en Villavicencio el día 8 de enero –en la que fallecieron ocho personas con la caída de un puente colgante– afectan con fuerza una industria multimillonaria y en la que intervienen muchas personas y esfuerzos para poder impulsar un destino.
De acuerdo con la Asociación de Viajes de Aventura y Comercio (Atta, por sus siglas en inglés), un turista de aventura gasta en promedio tres mil dólares en cada viaje, que suelen extenderse por cerca de una semana.
“Un turismo mal manejado, realizado de una manera irresponsable y no formal, puede llevar a que un destino pueda perder toda validez y desaparecer del mapa de los turistas”, advierte Acevedo.
La buena noticia para el país es que los operadores, el Gobierno y el Icontec han desarrollado pautas para la realización de los más extremos planes turísticos. El rafting, el rapel, la espeleología y el parapentismo, entre otras actividades riesgosas, cuentan ya con una regulación precisa que en el primer trimestre de este año pasará a ser de obligatorio cumplimiento.
Finalmente, Fedec llama la atención sobre la responsabilidad que tienen las autoridades locales en la veeduría de las actividades turísticas. Las alcaldías municipales son las encargadas de vigilar y sancionar a los operadores turísticos que no cumplen con una normativa que, en principio, protege la vida de quienes viajan por el país.

http://www.eltiempo.com/vida/viajar/turismo-de-aventura-en-colombia-viajar-2017-32139