lunes, 9 de julio de 2018

Entrenar la mente, la tarea más dura para los corredores

Ejercitar la cabeza a la par que las piernas lo fortalecerá para cruzar la meta. Consejos. 


Los corredores pueden estar a punto en su entrenamiento físico, pero si la mente se desenfoca, la preparación termina por el suelo. 

Tal vez el ‘músculo’ menos entrenado es la mente, a pesar de que sobre ella recae buena parte del desempeño de un deportista. Muchos corredores pueden estar a punto en entrenamiento físico, pero si la cabeza les patina, la mente se desenfoca y cansa rápido, toda la preparación se va al suelo. ¿Pero cómo entrenar la mente? No es fácil encontrar un manual con un entrenamiento concreto, así como existen planes con tareas para una 10K. Los expertos coinciden en que debemos entrenar la mente a la par que las piernas porque es de su fortaleza de donde salen las últimas zancadas, esa determinación para cruzar la meta y agotar los restos para terminar la tarea. Pero es más fácil decirlo que entender cómo se hace.

Cada quien tiene su forma de trabajar la mente. “Y también de hacerse zancadillas mentales o fijarse limitaciones para justificar temores como la comparación con otros, la incapacidad de lidiar con el fracaso al no obtener un tiempo estimado”, dice Inés Bayona, psicoanalista y ultramaratonista que sabe de la importancia de entrenar el pensamiento.

Aunque cada corredor es un mundo aparte, la palabra clave que Bayona da para armar la receta personal es “desmenuzar”. Pero antes hay que entender que el trabajo mental tiene dos momentos: uno, los trucos mentales que podemos utilizar para pasar los momentos más duros de un entrenamiento o carrera; y el otro, más complejo, es tener muy claro a qué obedece el autosaboteo que tantas veces nos hacemos y responde a una pregunta fundamental: ¿por qué corremos? Pensamientos negativos

Quien corre sabe que el camino mental es variado, entretenido, disperso y enfocado también. Todo tipo de pensamientos surgen, y “la clave está en dejar correr la mente como las piernas”, dice Bayona, quien insiste en que es mejor correr sin música para no esconderse del propio pensar.

Y claro que aparecen pensamientos negativos, que Bayona llama “zancadillas del inconsciente”, y usted los puede identificar y enfrentar. Por ejemplo, disculpas como ‘no me siento bien’, ‘mejor corro por la tarde’, ‘aún siento la lesión’, ‘a este ritmo no la voy a lograr’, y ene mil justificaciones para no exigirse y abandonar la carrera o recortar el entrenamiento. Siempre hay un punto en el trayecto donde quisiéramos tirar la toalla. El chiste está en no hacerlo.

En ese momento hay que “parar la mente sin dejar de correr —dice Bayona— y hacer un autoanálisis: ¿sí me duele la pierna?; ¿por qué pienso en retirarme justo ahora? Y si efectivamente tiene un conflicto emocional que lo persigue, hágase estas dos preguntas mientras avanza: ¿puedo hacer algo al respecto ya mismo? Y si no, ¿qué puedo hacer para solucionar el tema luego?”. Encauce esos pensamientos negativos, pues si los deja correr como locos pueden terminar en una lesión “porque uno pone en el cuerpo lo que no puede procesar mentalmente. Y la carga negativa de los pensamientos es tan fuerte que roban foco, son un riesgo”, sentencia Inés Bayona.

Eso de ‘escucha a tu cuerpo’ suena a cliché, pero es verdad. Para entrenar la mente hay que entrenar a conciencia el cuerpo, hacer la tarea indicada por el entrenador, sin excederse ni ahorrar esfuerzos. Saber que entrenó a conciencia le dará seguridad; reconocer su verdadero estado físico le da sentido de realidad.

Y así como prepara el kit de carrera o alista lo que se pondrá para correr, haga un calentamiento mental y valore sus sensaciones. Identifique si algo está distinto en el cuerpo o en la mente y acéptelo: estoy nerviosa, tengo ansiedad, me siento pesado o lo que sea. Verbalícelo. Entiéndalo para aliviar la carga y, en lo posible, identifique patrones. 

La capacidad mental no es ‘fuerza mental’, que también es necesaria para superar los baches del camino. Es realmente la capacidad de identificar emociones y sensaciones; saber muy bien por qué corre, la motivación profunda, para convertirla en fuente de inspiración. El discurso interno es muy poderoso, y si es negativo debe entrenar la mente para inclinar la balanza hacia lo positivo.

Gustavo Esguerra, maratonista, sicólogo y gerente de Benefit Deportes, ha padecido las jugadas de la mente. Por oficio y deporte, ha identificado ciertas herramientas útiles para espantar la inseguridad, ganar control y reforzar el discurso positivo en la mente.

Esguerra coincide en que antes de correr “hay que reconocer las emociones que nos van a acompañar, porque no todos los días estamos en condiciones iguales. Si uno anda mal, no lo puede negar. ¿Qué hacer? Pues no pelear con la emoción, porque las emociones siempre ganan cuando las desconocemos. El punto es evitar que las emociones sean el pretexto para saltarse el entrenamiento; convertirlas en un motivo para salir”.

Y aquí viene una de sus recomendaciones (ver recuadro): “Es importante la soledad. El corredor de fondo la necesita para su entrenamiento mental. Hay quienes nunca corren solos, ya sea por una necesidad de compañía o por temor a la conversación interna. Pero en un maratón, y proporcionalmente en cualquier carrera, al final uno está solo entre 30.000 personas”. Trucos para ganar confianza

Para ganar confianza, controle las variables que están en sus manos. Gustavo Esguerra recomienda:

Entrene anticipadamente las consecuencias: simule la carrera en todo lo posible, como noche previa, hora de salida, ropa, comida e hidratación. Eso le permite responder a imprevistos.

Procure entrenar en las condiciones climáticas esperadas el día de la carrera. Corra bajo la lluvia, al mediodía con sol, cambie de ruta y rompa la rutina.

Busque un mantra: una palabra, el nombre de una persona, una canción para tararear en momentos duros; repítalo rítmicamente. Dedique la carrera a alguien.

Otra opción es ‘salirse’ del cuerpo cuando sienta crecer la tormenta por dentro, llevar el foco a lo externo: cuente postes, fíjese metas cortas (hasta ese árbol) para dividir la carrera en pedacitos. Y al contrario: si llueve o hay un sol agotador, refúgiese internamente recordando un viaje, a las personas que quiere, un momento especial.

Y háblese en positivo: ‘Ya llevo 25 kilómetros, solo me faltan 17’.

Cuando se canse, acuda a experiencias positivas del pasado; recuerde lo que entrenó y reconozca que tiene condiciones físicas suficientes.

Conozca el terreno donde va a correr, revíselo en Google, en apps deportivas (Strava, Garmin, Polar, etc.), en recorridos virtuales. No hacerlo es correr a ciegas.

El famoso ‘visualice’: imagínese cruzando la meta, la satisfacción, la felicidad por haber logrado su meta”.