viernes, 13 de julio de 2018

Diez años en constante lucha contra la depresión que llegaron a su fin

Andrea Ortega padeció de este trastorno por 10 años y lo superó al encontrar la psicología positiva. 


Andrea Ortega es abogada y tiene una maestría en psicología social y otra en psicología positiva. 

Guerrera. Así se define Andrea Ortega, aunque no le gusta mucho describirse con esa palabra porque, según ella, tiende a asociarse con batallas y luchas. Sin embargo, esa ha sido su vida: una constante lucha contra la depresión, que la afectó por más de diez años. 

“Mi vida desde el principio no fue la más fácil del mundo, aunque siempre lo tuve todo”, cuenta Ortega, quien enfrentó su primer episodio de depresión a los 17 años, cuando parecía que ningún problema la afectaría: su familia estaba en armonía, tenía amigos, pareja, y estudiaba en Montpellier III, la universidad de sus sueños en Francia.

De un momento a otro, la tristeza, el miedo, el encierro y la angustia se apoderaron de ella. La depresión llegó sin avisar y sin ningún detonante. Según los médicos, la serie de episodios crónicos que le impedían dormir y comer fueron causados por un desequilibrio químico en su cuerpo.

Estos síntomas son comunes en los pacientes diagnosticados con depresión. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), este trastorno mental afecta a más de 300 millones de personas en el mundo, y en nuestro país lo padecen el 4,7 por ciento de los colombianos. 

“Llegué a pesar 39 kilos. Tuvieron que contratarme una enfermera porque no podía bañarme sola”. Aunque el panorama era difícil, culminó sus estudios por lo alto. No solo se graduó como filósofa, también obtuvo el título de abogada en la Universidad Javeriana, y su proyecto de grado obtuvo la distinción de tesis laureada.

Gracias a la perseverancia y la resiliencia que la caracterizan, pudo disminuir los efectos de la depresión. La medicina también la ayudó, y enfoques de la psicología –psicoanálisis y terapia cognitiva conductual– le permitieron parar de sufrir. Pero eso no era suficiente.

“Yo no solo quería parar de llorar. Quería tener bienestar, plenitud y felicidad de verdad”, asegura. Como una de sus aficiones siempre fue estudiar, a los 28 años viajó a Londres para hacer una maestría en psicología social. Allí descubrió la psicología positiva, la ciencia que la empoderó y le permitió hacer lo que ningún medicamento pudo: salir de la depresión.

Esta rama de la psicología, según Martin Seligman, director del departamento de Psicología de la Universidad de Pensilvania –donde Andrea estudió una maestría en esta ciencia–, es el estudio científico de las experiencias positivas y de los rasgos individuales que ayudan a mejorar la calidad de vida. A través de herramientas como la meditación, la atención consciente y la resiliencia, ayuda a alcanzar bienestar y plenitud. 

Hoy en día esta bogotana tiene 34 años y es soltera. Cuenta que los seres humanos somos muy distraidos, una condición muy humana. Y cuanto más desconcentrados estamos –sigue–, más infelices somos, porque cuando paramos de prestar atención enfocamos la mente en aspectos negativos de la vida.

“El mindfulness (o concepto psicológico sobre la atención plena) ayuda a que las personas se autocontrolen y se monitoreen respecto a lo que están pensando en determinado momento. Cuando yo empecé a practicar eso identifiqué pensamientos negativos y los transformé en positivos”.

Aclara que la ciencia positiva no pretende ver la vida color de rosa; más bien intenta que las personas acepten las situaciones sin ignorar los aspectos negativos, para que así puedan convertirlos en una oportunidad positiva.

Todas las premisas y herramientas de esta ciencia impactaron tanto su vida que hoy es la fundadora y directora del Instituto de Ciencias de la Felicidad Florecer, el primero en el país que se encarga de hacer investigaciones al respecto. 

Su trabajo permitió que Colombia fuera reconocida en el 2015 como uno de los tres países de América Latina en liderar el avance y la expansión de la psicología positiva, después de México y Chile. También preside la Asociación Colombiana de Psicología Positiva, y su interés por implementar esta ciencia la llevó, al principio, a enseñar en los colegios todas las herramientas que estudió y aplicó en su vida.
Un propósito mayor

Hace tres años, en el IV Congreso Mundial de Psicología Positiva, Andrea entendió que su vida volvería a cambiar cuando escuchó a Mihály Csíkszentmihályi, profesor de psicología y pionero de esta ciencia: “Ustedes deben empezar a trabajar por grandes problemas que afectan al mundo; trabajen por guerras, por el cambio climático, por la gente, por el hambre”.

Entonces comprendió que su propósito no podía ser la solo la educación. “Dimensioné que mi problema era pequeño comparado con el de ocho millones de víctimas del conflicto armado que tuvieron eventos traumáticos. ¿Qué está pasando con ellos?, ¿cómo los están ayudando?”.

Y así creó el programa ‘Ciencia para la paz’, que busca contribuir a la construcción de la paz en el país a través de investigaciones e intervenciones dirigidas a víctimas del conflicto armado y desastres naturales, población educativa, excombatientes, fuerzas armadas.

El proyecto ya tiene sus primeros resultados. Hace un mes publicaron el primer informe, ‘Aportes de la psicología positiva a víctimas del conflicto y desastres naturales en Colombia’, con base en 2.500 encuestas aplicadas a colombianos que sobrevivieron a la guerra en Córdoba y a la avalancha en Mocoa.

Encontraron que hacen falta protocolos para ayudar a las personas a superar situaciones dolorosas, y aproximadamente el 40 por ciento de los consultados manifestaron tener sufrimiento psicológico. Además, concluyeron que una de cada tres víctimas del conflicto presenta trastorno de estrés postraumático. 

Por eso asegura que el siguiente paso es crear un protocolo de intervención para acompañar a las personas que presentan estos trastornos, que, según ella “son un millón de veces peores que tener depresión”.

En paralelo a esa labor, también quiere ayudar a los ciudadanos a identificar si presentan síntomas de depresión o sufrimiento psicológico, ya que la mayoría tiende a guardar silencio. Para esto tiene dispuesta la aplicación y plataforma proyectosupervivientes.com. Las personas ingresan de forma gratuita y a través de una serie de pruebas pueden identificar aspectos de su personalidad y el grado de sufrimiento que tienen.

“Les ayudamos a identificar el nivel de resiliencia, de esperanza, de perdón, de crecimiento postraumático. Se crea un perfil personalizado de datos, se envía al correo, y los resultados se pueden comparar a lo largo del tiempo”, cuenta.

Andrea ha creado esta serie de iniciativas porque entiende la dificultad que viven las personas diagnosticadas con depresión, pues lo vivió por más de una década. Ese tiempo le ha permitido entender las dimensiones de esta enfermedad y por eso quiere seguir trasmitiendo el mensaje que ella encarna: “es posible salir adelante, incluso cuando el mundo parezca que se va a acabar, siempre hay una salida. La psicología positiva puede ser una de ellas, pero cada persona decide cómo afrontar ese momento".