domingo, 28 de junio de 2015

La actividad social del niño entre los 6 y los 12 años

La actividad social del niño entre los 6 y los 12 años

La actividad social del niño varía según su edad y sus propias experiencias. El niño afronta sus relaciones dando a cada uno un trato diferenciado. En la primera infancia sólo los padres son importantes. Más tarde, al entender que existe otro mundo más extenso aparte de su familia, se inicia en la independencia respecto de la madre y valora al resto del grupo familiar, entablando con ellos relaciones de amistad, de prepotencia, descaro o sensiblería. Pero también existen otros grupos sociales con los que el niño entrará en contacto. La escuela y los amigos le ayudarán a integrarse en una actividad social en la que, a medida que crezca, tendrá que aceptar normas, esperar turno y saber escuchar. Además, entablará relaciones de verdadera camaradería y adquirirá valores tan específicos como la lealtad y la amistad.

Una actitud intolerante a los 6 años

El niño de 6 años se mantiene en continua discusión, sobre todo con su madre. Aunque es con ella con la que mantiene un duelo más fuerte, también es a ella a quien más necesita. La madre, con una correcta actuación y sin pretender cambiar autoritariamente la conducta de su hijo, puede conseguir que desista en sus intentos y que suavice su irritabilidad. El niño capta cualquier tensión en casa y es capaz de adoptar posturas variables de dulzura o desprecio frente a problemas que puedan surgir con la madre. Frente a otras personas se puede mostrar francamente maleducado, adoptando un comportamiento insolente. En lo que respecta al padre, es bastante exigente con él y le gusta acaparar su tiempo; con él se muestra menos batallador y le gusta compartir juegos y actividades. No es extraño que el niño se muestre egoísta e intolerante, ni que quiera acaparar la atención de los demás. Le gusta ser el primero en todo y le cuesta aceptar que los demás puedan vencerle. A pesar de todo, le gusta jugar con otros niños, en grupos que suelen ser muy variables.

La colaboración aparece a los 7 años

El niño de 7 años colabora dentro del grupo familiar y cumple con las responsabilidades que se le designan, y lo hace generalmente de forma consciente. Se identifica con su familia y le gusta demostrar que él, al igual que el resto de los miembros que la configuran, tiene unas funciones y unas tareas específicas que debe realizar para garantizar que todo marche bien. No es tan testarudo como lo era el año anterior y se muestra más comprensivo y dulce en su relación con la madre. Mantiene buenas relaciones con el padre y siente admiración y cariño por el resto de la familia. No obstante, puede mostrarse celoso ante algún hermano menor y es bastante influenciable en sus relaciones. Con los amigos ya no es tan agresivo y las peleas no resultan tan constantes, aunque no desaparecen del todo. Puede jugar con compañeros del sexo opuesto sin discriminación, pero ya empieza a establecer algunas diferencias a la hora de escoger un grupo para jugar. Ya no le resulta tan necesaria la presencia del adulto, ni para jugar ni para realizar tareas concretas.

Aceptación fuera de casa a los 8 años

A los 8 años, el grado de dominio que posee el niño de gran parte del comportamiento social hace que guarde la compostura y se muestre educado y atento frente a los demás. Se comporta mucho mejor fuera de casa, y amigos y conocidos quedan encantados con las atenciones del niño y valoran su actitud. No tiene problemas para entablar nuevas relaciones. Con sus amigos, el juego empieza a ser bastante organizado, aunque es exigente con ellos y también reclama su constante atención. Le gusta salir y visitar a otros niños. Los mejores amigos suelen ser de su mismo sexo, especialmente en el caso de las niñas.

El despiste a los 9 años

A los 9 años el niño se muestra más dócil y menos exigente que a los 8 años, pero está absorto en su mundo y parece que no escuche a nadie. Aunque es francamente despistado, lo cierto es que cuando se le recuerda una tarea, la lleva a cabo sin problemas. Le gusta entablar conversaciones que le aporten información y en ocasiones desestima el juego para poder charlar.

La relevancia familiar a los 10 años

La familia adquiere una relevancia especial para el niño de 10 años. Vuelve a establecer una intensa relación con la madre, alejada de discusiones y problemas. Si el ambiente familiar es normal, el niño idealiza a su familia. No cree que exista otra familia mejor que la suya y disfruta con las salidas y actividades conjuntas. Tiene facilidad para demostrar su admiración y es cariñoso y afectuoso.

Desmitificación de los padres a los 11 y 12 años


Al llegar a los 11-12 años reduce considerablemente el tiempo que pasa junto a sus padres. Le gusta estar en casa y fuera de ella, pero con sus amigos. Se vuelve más realista y desmitifica esa familia ideal de los 10 años. La familia ya no resulta tan perfecta y empieza a criticar algunas actuaciones de sus padres. Empieza a tornar algunas iniciativas, pero sólo en temas que le interesan. Tiene muy en cuenta las críticas de sus padres, aunque ello no hace que sea más responsable.