miércoles, 10 de junio de 2015

Aprendiendo a compartir

Aprendiendo a compartir

Jugar con los demás es todo un aprendizaje, ya que ayuda y obliga al niño a integrar unas normas sociales, que vienen impuestas por los valores educativos. En el juego tendrá que empezar a compartir y deberá aprender que él no siempre puede ser el mejor. Ese aprendizaje resulta lento y dificultoso. Está lleno de contradicciones con los padres, y no entiende por qué le piden que deje sus juguetes a otros niños. Se encuentra en el principio de sus relaciones, donde el tiempo dedicado a establecer contacto con los demás es limitado y depende mucho del interés del niño.
En casa, en su ambiente y en su habitación resulta difícil compartir los juguetes con los demás. La actuación de los padres será decisiva para que el niño aprenda a compartir. Durante el aprendizaje, se enfada y enfurruña en muchas ocasiones, actitud que resulta molesta para los padres; pero esa oposición es positiva para formar su personalidad. No es beneficioso que esté siempre dispuesto a ignorar lo que quiere, supeditándose a lo que dicen los demás. Los padres no deben tomar una actitud amenazante ni obligar al niño a que deje sus juguetes a otros niños; con una actitud de tolerancia y comprensión, éste aprenderá que el juego compartido puede ser más divertido que jugar solo.
Las peleas no pueden evitarse a la hora de compartir los juguetes. En casa es donde el niño es más posesivo y egoísta. En ella, se encuentra seguro y con más fuerza para exigir y reiterar que todo lo que hay allí es suyo. Cuando juegan varios niños es conveniente entablar una buena relación entre ellos, elegir juguetes que se puedan compartir y controlar un poco la actividad, teniendo en cuenta las características propias de cada niño. Los padres deben estar atentos a la situación y, cuando la ocasión lo requiera, ser participes para devolver la calma a la actividad del grupo.
Debes saber que…

  • Es muy típico ver a dos niños peleando por un juguete. Ambos quieren lo mismo, en un mismo momento. No entran en razones y lloran desconsolados por no poder conseguir lo que desean. Para suavizar la situación, será necesaria la intervención del adulto.
  • Tener hermanos es beneficioso para los niños. Ya desde casa, se acostumbran a compartir con otros. Son muchas las discusiones que hay entre ellos, por un juguete o por cualquier otro objeto, pero la relación conlleva más ventajas que desventajas.
  • A medida que el niño entra en el juego de las reglas sociales empieza una nueva concepción lúdica, donde el compartir, esperar y el saber perder, hacen valorar más el esfuerzo y la concentración en el juego.