sábado, 27 de junio de 2015

Amigos, el mejor refugio del adolescente

Amigos, el mejor refugio del adolescente

La amistad es clave en la vida del adolescente. Los amigos representan el escalón que permite saltar de la dependencia infantil a la autonomía adulta, con la consiguiente inclusión en la sociedad. Actúan como relevo de los padres, sin ser sus sustitutos, y proporcionan la compañía necesaria para afrontar esta nueva situación de independencia. Los amigos adolescentes se vuelven inseparables y no se cansan nunca de estar juntos, aunque se aburran y no sepan qué hacer. Aún así, cuando un adulto recuerda su adolescencia, las experiencias que suelen haberle quedado mejor grabadas son los momentos que pasó con los amigos. De hecho, las amistades de la adolescencia suelen convertirse más tarde en los «mejores amigos» y permanecen con el paso de los años.
En la adolescencia, los amigos ocupan un lugar preferente porque en ellos se depositan los sentimientos, las comunicaciones más íntimas, la fidelidad incondicional y los vínculos afectivos, a veces casi más profundos que con los padres. Si los padres entienden estos sentimientos y los aceptan sin sentir que su hijo ya no los quiere, los amigos no se convertirán en el único refugio al que acudir.
Uno de los factores que hace que la amistad cobre tanta relevancia es que permite al adolescente encontrarse consigo mismo y con los demás en un plano de igualdad diferenciada. Hasta entonces el adolescente no había elegido ni decidido, a título personal, con quién quería relacionarse: la familia, hermanos, primos, amigos de la escuela… todo era «obligatorio», venía dado por su inclusión genealógica o por la decisión de los padres de asistir a tal o cual lugar. La amistad del adolescente supone una elección de con quién quiere ir. Esta libertad de elección hace que sean «sus amigos» y que resulte tan difícil admitir opiniones de los padres acerca de la conveniencia o no de ellos.

La figura del líder


La amistad conlleva necesariamente un funcionamiento grupal: los componentes del grupo comparten intereses, gustos, aficiones, colegio, etc. En principio no existe una organización estructurada, ya que no existe un líder y sus lazos de unión se basan en la coincidencia de costumbres o gustos. Cuando el grupo se consolida, pueden surgir de manera espontánea ciertas reglas internas y emerge entonces también la figura del líder como representante de los intereses colectivos. ¿Qué consigue el adolescente con esta figura? Supone la autoafirmación personal del «yo soy eso», en la medida en que este «eso» es compartido por todos. La pandilla reafirma y reasegura su identidad y, retroactivamente, cada miembro aporta continuidad y estabilidad a la pandilla. Por su parte; el líder potencia la cohesión interna de la banda y la realización de sus intereses. En algunos casos, esta cohesión interna se consigue a través de una postura de provocación y de llamar la atención a la sociedad.