miércoles, 18 de marzo de 2015

Se incomodaron con alumnos de aula multigradual en escuela de la Toscana (Manizales)

La señora tiene una hija en la escuela de primaria Ricardo Flórez, adscrita al colegio Mariscal Sucre. Las dos instituciones están en el barrio La Toscana, de Manizales. La semana pasada la niña llegó llorando a la casa, después de que un adolescente la fisgoneara mientras orinaba en el baño de la institución, según ella.

El joven sería un alumno de un aula multigradual establecida en el lugar hace dos semanas, que cuenta con otros 23 adolescentes con discapacidad sensorial, intelectual, afectiva y psíquica. El aula funciona de manera simultánea con el horario de los estudiantes de la escuela y hace parte de un programa de inclusión del Ministerio de Educación.
La madre de la pequeña participó ayer en una reunión en la escuela, a la que también fueron otros acudientes molestos por la situación. Manifestaron que "los niños fuman marihuana en el patio de la escuela y no me gustaría que le ofrezcan vicio a mi hijo", comentó una, mientras que otra afirmó: "Mi hijo es discapacitado y me da miedo que lo violen, pues él no puede defenderse".
Los cambian
El secretario de Educación de Manizales, Fabio Hernando Arias Orozco, asistió al encuentro y dijo: "Tenemos la obligación de buscar alternativas para que estos jóvenes estudien. La idea no es que haya malestar, sino que tengan las mismas posibilidades".
Ante el descontento de padres y madres de familia, debido a que no les avisaron de la llegada del aula multigradual a la institución, Arias Orozco contestó: "Son políticas de inclusión del Gobierno Nacional. Lo importante no es si se les consultó o no, sino que podamos encontrar una solución".
Por otra parte, el coordinador de la Institución Educativa Mariscal Sucre, Juan Diego Castrillón, expresó: "La situación no la vivimos como una problemática, pues no le podemos negar el derecho a la educación a ninguna población menor de 18 años".  Finalizada la reunión, el secretario de Educación municipal informó que los estudiantes serán reubicados en la jornada de la tarde del Colegio Mariscal Sucre a partir del día de hoy, un anuncio que dejó satisfechos a los padres y madres de familia, quienes verificarán que esto se cumpla.

martes, 17 de marzo de 2015

Restando Etiquetas en la educación de tus hijos

Restando Etiquetas en la educación de tus hijos

Las etiquetas son marcas que nos acompañan a lo largo de nuestra vida. Podemos tener etiquetas que nos identifiquen como: “el gracioso”, “la responsable”, pero los padres desconocemos hasta qué punto puede dañar y limitar en la autoestima de nuestros hijos eso de estar marcados con una etiqueta que parece imborrable aunque pasen los años. Por eso, se aconseja educar aceptando que son mucho más de lo que vemos.

QUÉ PONE EN MI ETIQUETA?

Para hablar de etiquetas, podríamos comenzar preguntándonos: ¿guardo alguna etiqueta de mi infancia?, ¿cómo ha afectado esa etiqueta en mí? La autoestima que hayamos ido desarrollando desde nuestra más temprana infancia, repercutirá en nuestro desarrollo en la edad adulta. Si potenciamos una autoestima equilibrada en nuestros hijos/as, estaremos ayudando a que sean niños y niñas felices, y que cada día aprendan un poquito más sobre cómo son.

EDUCAR DESDE LA ACEPTACIÓN

Para educar desde las emociones, no es suficiente tratar con amor, sino también habrá que incorporar la aceptación, a la fórmula de su educación. Por mucho que nos guste que nuestros hijos se parezcan a nosotros en determinadas cosas, no podemos esperar que personas diferentes actúen de la misma manera.

FUERA ETIQUETAS

¿Y cómo se consigue “dejar que sean”? Evitando etiquetas, del tipo: “Eres un/a egoísta”, “Eres un/a torpe”.
Y apuntando hacia su actitud, para que el mensaje sobre lo que queremos decir sea más claro, y dé la posibilidad de cambio y aprendizaje: “no me ha gustado esto que has hecho, sé que lo puedes hacer mejor”.
Y en todo caso, dejar claro que aunque hagan cosas que no nos parecen adecuadas, les seguimos queriendo: “te quiero todos los días, cuando haces cosas que me gustan más, o que me gustan menos”.

Ayudará a hacerles sentir que no les hemos dejado de querer por hacer ciertas cosas. Es importante recordar que se les quiere por ser quienes son, no por lo que hacen.

lunes, 16 de marzo de 2015

Para que tu hijo aprenda a convivir, tendrás que orientarle en el respeto a las diferencias de los demás y los valores

La sociabilidad es la capacidad de relacionarnos con los demás, de mostrar nuestra simpatía y de identificarnos con los otros. Para que tu hijo sea sociable, tienes que ayudarle para que aprenda a convivir. Porque desde que tu hijo llega a la familia, todo es cuestión de convivencia y armonía.

Cuando tu hijo da sus primeros pasos y se mueve a su antojo en la casa, o cuando de adolescente busca afianzar su personalidad, y el diálogo y las relaciones con los padres y las familias se vuelven tensas, también se trata de convivencia. Y también hablamos de convivencia en sus relaciones entre compañeros de colegio o instituto, el modo en que respetamos o tratamos a los demás, e incluso la manera en que participamos en la vida pública.
Convivir y mejorar esa convivencia es parte clave de la formación de nuestros hijos. Ante sus rabietas, sus celos, cuando se muestra agresivo, desobedece o no colabora en casa, debemos actuar con tolerancia y respeto. Una buena educación familiar ha de permitir resolver los conflictos de un modo civilizado y distribuir de forma justa las cargas, las responsabilidades, los deberes y los derechos. Como padres, debemos marcar las pautas de una forma clara y flexible, siendo justos y protectores a su vez.
Cuando la convivencia familiar está en permanente conflicto, la educación de los hijos se resiente. A medida que los niños crecen, su vida social se amplía y deben desarrollar la capacidad de convivir con amigos en el colegio o compañeros de trabajo. Por eso, el desarrollo personal requiere de una convivencia feliz en familia. Eso no quiere decir que no haya conflictos y problemas, pero sí se tiene que orientar a la integración de todos, a la solidaridad, al respeto mutuo y a la aceptación de las normas comunes.
Descubre con Superpadres.com cómo construir una buena educación en valores para tu hijo. Ayúdale a potenciar su autonomía personal, su responsabilidad, su empatía y su sentido de la identidad.

domingo, 15 de marzo de 2015

Entiende cómo tu hijo expresa sus emociones y cómo ayudarle a regularlas a través de la inteligencia emocional

Miedo, alegría, ira, irritación, tristeza… Son estados de ánimo que aparecen como un impulso ante un estímulo exterior, pero “brotan” de nuestro interior. Hay emociones básicas, casi reactivas. Y también las hay más complejas, que dependen del aprendizaje y de la cultura, que nos acompañan y se desarrollan a lo largo de la vida. No es lo mismo que tu hijo esté enfadado a que sienta melancolía: la segunda exige un cierto pensamiento reflexivo.

Si bien no es fácil distinguir las emociones básicas de las complejas, todas ellas están relacionadas con el carácter, con los rasgos concretos del individuo. Mediante el aprendizaje, la educación y el autocontrol, las emociones de los niños se regulan, se adaptan al entorno y a los demás y acaban configurando una personalidad.
La vida cotidiana nos obliga a ir regulando nuestras emociones en función del contexto y de las normas sociales. El niño aprende a no chillar cuando quiere, a compartir sus emociones, a no llorar ante cualquier problema.
En definitiva, aprende a tomar conciencia de sus propias emociones, a controlarlas y a canalizarlas de modo que, sin reprimir su espontaneidad, logra ser respetuoso y conciliador con los demás. Es lo que se conoce por inteligencia emocional: al desarrollarla, será capaz de adaptarse con flexibilidad y satisfactoriamente a su entorno gestionando sus emociones.
¿Qué pasa cuando las emociones no se regulan? Además de afectar a su comportamiento físico, pueden hacer más difícil que tu hijo se comunique o se relacione con los demás. Aparecen las rabietas, la desobediencia, la agresividad, los celos, los problemas para dormir o para sobrellevar la separación de los padres, por citar algunos ejemplos.
Una buena educación en las emociones de los niños les ayudará a enfrentarse a alteraciones graves de la vida cotidiana. Aprende a poner en práctica con Superpadres.com los recursos que te orientarán para conseguir una buena educación emotiva para tu hijo. Ayúdale a conseguir un mayor equilibrio personal, una actitud más positiva y comprometida, a tener en cuenta los sentimientos de las personas de su entorno y a comunicarse con los demás.

sábado, 14 de marzo de 2015

El diálogo y el respeto a la diversidad son la base de una convivencia familiar sólida

Educar en valores consiste en mostrar, apreciar y cultivar ciertos principios que consideramos esenciales: respeto, tolerancia, libertad, dignidad, cuidado de nuestro entorno, o la vida misma. Consiste también en que el mismo proceso educativo se fundamente en esos valores y no los contradiga. ¿Podemos decirles a nuestros hijos que defendemos la paz actuando con violencia? ¿O la autonomía personal con sólo obediencia?

A partir de unos valores concretos, forjamos la moral y la ética de nuestros hijos, y las de la sociedad en general. Hay valores básicos que siempre están ahí. Otros, van cambiando en función de las costumbres y la cultura. En las familias, hay que distinguir entre aquellos valores que son esenciales para la convivencia y los que son puramente estéticos, y tratarlos de manera diferente.
Los valores deben enseñarse. Eso implica que pueden dialogarse y/o discutirse. Porque una familia consistente y una buena educación no se basan en valores que no admiten el debate, sino precisamente en valores que se comparten a través del diálogo. La educación en valores conduce a los niños a reconocer unos derechos pero, sobre todo, unos deberes personales con los demás y con ellos mismos. Esto es la responsabilidad. Hasta que tu hijo no actúe según estos principios, no podrá desarrollar su propia libertad. Cuando es desobediente, cuando no colabora en casa o cuando no estudia, no sólo está siendo irresponsable: está actuando contra la construcción de su autonomía personal y de su sentido de la identidad.
La responsabilidad se aprende en confrontación con unos valores de la sociedad en la que se vive. Y sólo puede ejercerse dentro de un marco de valores reconocidos. Si todo da igual, si lo que inspira la conducta de nuestros hijos es el “por qué no” (sin objetivos, sin valores), nunca serán responsables. En Superpadres.com, te ofrecemos los recursos que, como madre o padre, te servirán para que tus hijos cumplan y respeten los deberes propios y los derechos de los demás. Para que puedas inculcar la responsabilidad y la cooperación en la familia.

viernes, 13 de marzo de 2015

Claves para saber cómo funciona el cerebro de su hijo

Últimas investigaciones demuestran que estimular a los chicos genera nuevas conexiones neuronales.

Todo lo que aprenda su niño debe nacer de sus preferencias.
Todo lo que aprenda su niño debe nacer de sus preferencias.

Quién no quisiera saber qué piensa su bebé; si es feliz, si algo le molesta o si sufre, pero descifrar las emociones o estados de ánimo son acciones complejas que nacen en el cerebro, y entenderlo o conocerlo es complicado. Sin embargo, la psicóloga Annie de Acevedo, experta en crianza y temas de familia logró poner en palabras sencillas el mágico mundo del pensamiento y el comportamiento de los niños, a través de su libro ¿Cómo funciona el cerebro de los niños?
La revista ABC del Bebé la entrevistó sobre el tema, buscando que los padres reconozcan, desde temprana edad, la forma cómo piensan sus hijos, sus fortalezas, debilidades y capacidades, pues como ella misma dice, “cada cerebro es único, y no hay uno igual a otro”.
¿Qué se sabe del cerebro de los niños?
Lo primero, es que el cerebro es un órgano perfectamente conformado y los estímulos que recibe activan las conexiones, por ello, toda intervención que se haga a un niño con dificultades, entre más temprana, tendrá mejor pronóstico.
Además, desde que nacen y hasta los 7 años es la época de mayor maleabilidad y plasticidad del cerebro, por ello, en casos como los de los niños con autismo existe, en estos años, una maravillosa posibilidad de intervención y de respuestas adecuadas para mejorar su situación.
De hecho, conocemos casos de chiquillos que han podido salir de esta difícil situación gracias a una intervención oportuna y adecuada.
¿A qué se refiere cuando habla de plasticidad?
La plasticidad es la capacidad de cambio. El cerebro no es algo rígido ni duro; era un mito que era una unidad sellada, una creencia no cierta, porque ya sabemos que todo en este son conexiones. Nacemos con un número determinado de neuronas, pero lo que importan son las conexiones que se logren, y estas se desarrollan por el estímulo que se les dé a los niños.
¿Cómo aplicar lo que hoy se conoce del cerebro para ayudar a niños con dificultades?
Ahora tenemos una nueva visión de cómo funciona el cerebro y la importancia de integrar todos los sentidos del pequeño. Además, también se integra a la familia en este trabajo. Sabemos, por ejemplo, que un niño con autismo no puede autorregularse para entender el mundo.
Para explicarlo mejor, pensemos que un niño en esta condición recibe los estímulos como sonidos, olores, voces, texturas, pero estos entran por una carretera destapada, llena de piedras; el niño no sabe cómo comunicar lo que siente porque esas sensaciones no llegan al cerebro de forma adecuada. Es como si el carro se quedara en la mitad de ese camino, bloqueado.
Pero desde hace 10 años, se entendió que ellos eran niños aislados. Antes se pensaba que era una enfermedad psiquiátrica, hoy se sabe que es neurológica, y se determinó que en ellos hay una serie de conexiones que no se dan entre el lóbulo frontal y el sistema límbico, que es el que maneja las emociones.
Ahora, lo que se hace es quitar piedras en ese camino destapado y lleno de rocas, a través de las terapias, logrando que se regulen y comuniquen mejor con el entorno.
¿Qué hacer para desarrollar el cerebro infantil?
Todos los niños necesitan estimulación para activar las conexiones. Por ello es tan importante que tengan buenos modelos y en el momento oportuno.
En el caso de la niña criada por simios, ella no llegó a hablar, solo emitió sonidos, porque se le pasó el tiempo de estimular su lenguaje. Todos necesitamos la estimulación para activar lo que viene genéticamente programado. El niño modela, aprende por imitación por eso necesita buenos modelos para activarse.
En la justa medida
Se dice que hay que estimular, pero existe la sobreestimulación. ¿Esta puede llegar a ser nociva?
Si el niño está haciendo muchas cosas termina atropellado. La idea es maximizar su potencial, pues a veces menos es más. Por ejemplo, meter a un niño en clases de tenis a los 5 años no lleva a nada, pues no hay relación mano-ojo aún.
Entonces, ¿cuál es la recomendación para los padres sobre estimulación?
La balanza está en conocer al hijo. Viendo qué le gusta para saber con qué disfruta. Si usted ve que su niño tiene una habilidad para la bicicleta, hay que meterlo en algún deporte relacionado. O si es muy verbal, que tome clases de idiomas. En definitiva, es conocer el cerebro de nuestro hijo. Cuáles son sus fortalezas y cuáles son sus debilidades.
Hoy, la clave es trabajar desde la fortaleza, no desde la debilidad. Antes se trabajaba la falencia tratando de corregirla, pero nadie se acordaba de decirle lo bueno que era para muchas cosas. Esa es ahora la premisa, trabajar desde lo que hace bien.
Y los papás que quieren que sus hijos hagan lo que ellos no pudieron, cómo decirles que el niño hará lo que le guste.
El niño va a ser lo que él va a ser. El cerebro es como una cara, no hay una igual a otra. Hay caras parecidas, lo mismo pasa con el cerebro, es único e irrepetible y por eso hay que respetarlo.
¿Y las debilidades?
Se trabajan con métodos de compensación; una buena educación es suplirle al niño las debilidades con las fortalezas, esa es la clave.

jueves, 12 de marzo de 2015

Cómo apoyar a los hijos con las tareas

 Juan David Gómez Arias escucha feliz las indicaciones de su mamá, Luz Enith Arias, mientras ella le aconseja cómo hacer las tareas.

El término popularizado es “hacer las tareas con los hijos e hijas" y es por eso que, quizá, algunos padres se ven tentados a dar una mano de más a los chicos y chicas cuando parece que no lograrán resolver algún ejercicio o no son tan hábiles como quisieran en un trabajo manual.
Sin embargo, el proceso de aprendizaje es más enriquecedor cuando se descubre por sí mismo las respuestas a cada dilema y se reconoce, incluso, la manera en que resulta más fácil aprender cada concepto.
Expertos señalan que una vez que se tienen en cuenta estos aspectos y los padres cuentan con una buena disposición para guiar a los chicos y chicas en los deberes, hacer las tareas con ellos será una experiencia que ayudará a que los conozcan más y se estrechen los lazos de amor y comprensión.
La fonoaudióloga María Paula Rueda Rivera da algunas pautas.
1. ¿En qué consiste hacer las tareas con los hijos?
* Sería mejor hablar de guiar o apoyar el proceso: Algunos papás, por cuestiones de tiempo, porque es mas fácil o porque quieren que sus hijos tengan las mejores notas, terminan haciendo las tareas por ellos, pero así, los niños no aprenden.
* También, la disciplina y la responsabilidad que se les quiere enseñar se ve afectada: Los papás, además, deben estar en disposición de apoyarlos, no contestar sus inquietudes mientras hablan por teléfono o hacen otras cosas.
* Es clave que estén dispuestos a aclarar las dudas: no darles las respuestas, sino enseñarles a buscar la forma de llegar a estas.
* Hay que saber que no todos aprenden de la misma forma.
* Es importante estar siempre en contacto con el docente.
2. ¿Cómo apoyar con las tareas cuando el niño o niña no se concentra?
* Disponer de un espacio adecuado, bien iluminado, ventilado y sin distracciones para el desarrollo de las tareas.
* Adquirir hábitos como: Tomar agua, vayan al baño, se bañen, usen ropa cómoda, que no tengan hambre, pero tampoco estén muy llenos.
* Tener a la mano todos los materiales listos.
* Manejar el tiempo: Es importante el manejo de tiempos cortos para realizar actividades lúdicas como armar un rompecabezas o jugar a la lotería. Los niños pueden hacer una guía y descansar para seguir con la otra tarea. Hay que darle esos tiempos de descanso.
* La idea es que los tiempos de concentración vayan aumentando. Por ejemplo, si se empiezan con 20 minutos de trabajo y 20 de descanso, que esos tiempos vayan subiendo, acorde con las capacidades del niño o niña.
3. ¿Se pueden hacer las tareas con el computador, la tablet o el móvil cerca?
Todos los niños están utilizando la tecnología y no nos podemos quedar atrás. Eso sí, se le tiene que enseñar que esta tecnología se utiliza como una herramienta de aprendizaje. Hay que explicarles cuáles son las páginas confiables para consultar en internet, cómo buscar la información, mostrarles videos con temas escolares y otras formas prácticas de usar internet.
Hay softwares muy interesantes como el del Conejo Lector, muy completo para enseñar temas de lectoescritura de manera interactiva. Pero nada de redes sociales.
4. ¿Cuánto tiempo se destina para hacer cada tarea?
Es muy relativo. Depende del número de tareas que solicite el colegio, así como de la edad y del grado que cursa el estudiante. En primaria se manejan unos tiempos de entre media hora y 45 minutos. En secundaria, de dos a tres horas.