miércoles, 15 de junio de 2016

La integración al mundo universitario tiene en jaque a la deserción

Gracias a los apoyos financieros, el costo de las matrículas no es el mayor inconveniente.

Estar lejos de sus familias y de sus ciudades o pueblos genera dificultades a nivel económico, social y cultural para los estudiantes.
Estar lejos de sus familias y de sus ciudades o pueblos genera dificultades a nivel económico, social y cultural para los estudiantes.
Un número importante de personas consideran que la falta de dinero para pagar la matricula es el mayor obstáculo al momento de acceder a la educación superior, sea universitaria o técnica. Sin embargo, con la implementación de programas de becas como Ser Pilo Paga, la disponibilidad de apoyo financiero en instituciones privadas y la masificación de créditos educativos para educación pública y privada, los elevados costos de matrícula no son necesariamente el mayor inconveniente que los estudiantes deben afrontar hoy en día.
Los pocos que logran entrar a la universidad con apoyo estatal o privado, se encuentran con imprevistos a nivel académico, cultural y social que dificultan en gran medida su adaptación a la vida universitaria. En conclusión, la plata no solo es el problema.

En lo académico, desafortunadamente muchos de los estudiantes de bajos ingresos que ingresan becados o con préstamos a la universidad no tienen una preparación en matemáticas y escritura que les permita adaptarse rápidamente al nivel de exigencia. Adicionalmente, los profesores que hemos tenido la oportunidad de dictarles a alumnos de primer semestre somos testigos de que generalmente los niveles de auto-confianza de estos tienden a ser bajos, dificultando aún más su proceso de adaptación. Y si a esto se le suma que en algunos casos los jóvenes no cuentan con los recursos para comprar las herramientas de trabajo (libros, computador, útiles), estamos ante un grupo con limitaciones considerables que podrían comprometer su probabilidad de éxito académico.

En cuanto a la cultura universitaria, el reto para estos estudiantes también es considerable. Muchos de los becarios entran a la universidad con total desconocimiento del ambiente al que se enfrentan. En primera instancia están los compañeros de clase. No es común ver a más de un alumno becado proveniente del mismo colegio matriculado en la misma carrera en la misma universidad. Es por esto que la mayoría se enfrentan al gran reto de establecer un nuevo círculo de compañeros, y eventualmente de amigos. Esta no es una tarea fácil si se tienen en cuenta las diferencias tan marcadas en términos socioeconómicos que se pueden dar entre los estudiantes.
Otro desafío para algunos jóvenes es estar lejos de sus familias y de sus ciudades o pueblos. Esto genera dificultades a nivel económico, social y cultural.
Mi experiencia como docente universitaria me ha mostrado que los estudiantes de primer semestre que viven sin sus familias, y en algunos casos totalmente solos, son los que experimentan más problemas de adaptación. Estas dificultades usualmente se asocian a la soledad, a la adaptación al clima de la ciudad, y en general al cambio tan grande al cual les toca enfrentarse.
Por otro lado, algunos estudiantes becarios y/o de bajos recursos se enfrentan a un gran dilema: dedicarse exclusivamente a sus estudios o seguir apoyando a su familia. Muchos apoyan a sus padres en tareas del hogar, en el negocio familiar o trabajando para conseguir dinero para el sostenimiento del hogar. Sin embargo, las responsabilidades académicas de una carrera en la mayoría de casos no son compatibles con otras actividades “extracurriculares” del hogar. Pese a esto, desafortunadamente algunos alumnos no se pueden dar el lujo de dedicar todo su tiempo a estudiar, comprometiendo su desempeño académico y su adaptación a la universidad.
Sin embargo, no todo en esta historia es negativo. Es importante reconocer que algunas universidades, entre ellas La Sabana, los Andes y la Javeriana, son conscientes de las dificultades a las que se enfrentan estos estudiantes y cuentan con mecanismos de apoyo para ayudar a la adaptación a este nuevo mundo. Dependiendo de la institución, estos apoyos abarcan aspectos académicos, sicológicos y económicos. Desde lo académico, algunas universidades ofrecen cursos de nivelación antes de comenzar clases y acompañamiento de tutores y asesores académicos durante toda la carrera. En lo económico, ofrecen apoyos para transporte y alimentación. Por último, en lo sicológico algunas ofrecen apoyo para la adaptación a un nuevo ambiente y para el manejo del stress.
Estos jóvenes, inteligentes y luchadores, han logrado superar muchos obstáculos en su camino a la universidad, y por tanto deberían contar con todo el apoyo necesario para sobrellevar las limitaciones a las que se enfrentan al comenzar una carrera. Las universidades que cuentan actualmente con sistemas de apoyo deben mantener estos esfuerzos, y si es posible mejorarlos, y las instituciones que aún no los tienen deben implementarlos. Después de todo, de nada sirve incrementar el número de estudiantes de ingresos bajos que ingresan a la educación superior si no se logra disminuir la deserción asociada a los problemas de adaptación académica y social que éstos sufren.