miércoles, 28 de octubre de 2015

El tabú que agrava el riesgo del suicidio en adolescentes


Según investigaciones académicas, alrededor del 90 % de los adolescentes que se quitan la vida sufren algún tipo de problema mental.




Seis veces, para ser precisos. Su intento más reciente fue en el 2014.

"Sé que ha sido muy difícil para mi familia", le dijo al programa de la BBC para jóvenes Newsbeat.

Gabbi Dix sabía que su hija única, Izzy, estaba pasando un mal momento en su adolescencia, pero nunca se imaginó que el suicidio estaba en "su radar".

"No creo que vaya a superarlo nunca", apunta la madre de la joven, que se suicidó en el 2013, a los 14 años, en una ciudad costera del sur de Inglaterra.


800.000 suicidios al año en el mundo

A medida que muchas sociedades comienzan a abrir el diálogo público en torno a los problemas mentales (y mientras muchas otras aún no lo hacen), expertos en salud pública alertan de la necesidad de confrontar una "epidemia" particular: la del suicidio de los adolescentes.

Un problema "que ha estado envuelto en tabú durante demasiado tiempo", según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Algunas tendencias sociales recientes -desde el ciberacoso hasta el "contagio social" que se alimenta de la cobertura sensacionalista del suicidio que hacen los medios- han tenido un impacto sobre este problema del que no se habla y, según los expertos, quizá hayan expuesto a los adolescentes a un riesgo mayor.

"El suicidio es un tema muy complejo y a menudo no hay una única razón por la que alguien decide quitarse la vida. Además, el suicidio en los adolescentes es una cuestión aún menos entendida e investigada", le dice a BBC Mundo Ruth Sutherland, directora de la organización sin fines de lucro Samaritans, que trabaja en la prevención del suicidio en Reino Unido.

Lo que sí se sabe, sin embargo, es que alrededor de 800.000 personas se suicidan cada año, según las cifras globales de la OMS.

Y se estima que hay al menos 20 intentos fallidos por cada caso de muerte.

La gente mayor de 70 años es más proclive a suicidarse, pero en algunos países las cifras más altas se registran entre los jóvenes, hasta tal punto que se ha convertido en la segunda causa de muerte a nivel global entre personas de 15 a 29 años.

"En este grupo demográfico sólo los accidentes de tránsito lo superan. Pero además, si te fijas en las diferencias de género, entre las niñas de 15 a 29 años el suicidio se ha vuelto no la segunda sino la primera causa de muerte", apunta Alexandra Fleischmann, experta de la OMS, en diálogo con la BBC.

Global, pero no igual

La más reciente valoración de la OMS sobre causas de mortalidad mundial, que corresponde a 2012, confirma que el suicidio es un fenómeno global.

Aún así, las curvas de distribución varían significativamente entre los países con ingresos altos y sus homólogos de ingresos bajos y medios.

De hecho, el 75 por ciento de los suicidios en todo el mundo tiene lugar en el segundo grupo.


Y lo que es más importante, las diferencias de riqueza parecen tener un impacto particularmente fuerte sobre los adolesentes.

Un vistazo a las curvas de suicidio muestra que las muertes por propia decisión alcanzan el punto más alto en los jóvenes de entre 10 y 25 años de los países de ingresos bajos.

Pero ese despunte drástico no es visible, en cambio, en las sociedades más ricas.

Eso quiere decir, en otras palabras, que los adolescentes y jóvenes corren un mayor riesgo de suicidio en condiciones de mayor pobreza.


Diferencias de género

Ahora, en términos de género, la tendencia mundial indica que se suicidan más hombres que mujeres.

Específicamente en el grupo de adolescentes, "las chicas lo intentan más que los chicos, pero los chicos completan el suicidio más", explicó Fleischmann.

"La noción de masculinidad y 'la manera en que la sociedad espera que se comporten los hombres' son los principales motores detrás de esta diferencia, según indican nuestros estudios", acota Sutherland.

Pero esta brecha de género se achica en los países más pobres, donde las mujeres son más vulnerables y, por tanto, llevan a término los suicidios en mayor medida que sus pares con mayores recursos.

Así lo confirman las estadísticas: mientras que en los países más ricos se suicidan tres veces más hombres que mujeres, en las naciones de ingresos bajos y medios esa proporción es de 1,5 hombres por cada mujer.


A la cabeza de la lista

Hay más cifras que disparan las alarmas de los expertos de salud pública: en algunas partes del mundo, como en el sureste asiático, el suicidio es ahora la principal causa de muerte entre jóvenes de 15 a 19 años.

Y una de cada seis muertes de adolescentes mujeres en esta región se debe al suicidio.

En África las cifras también son críticas: allí, la tasa de mortalidad por esta causa es de 9 por cada 100.000 habitantes, más alta que en cualquier otra región con excepción del sureste asiático (cuyo índice es de 25 por cada 100.000).

"La hipótesis que tenemos es que allí se da un acceso muy fácil a métodos muy letales para quitarse la vida, a la vez que la ayuda médica es menos accesible. Esa es la situación que se da con frecuencia en las zonas rurales, donde se elige el pesticida para quitarse la vida, un método muy mortífero e 'irreversible' y donde no hay manera de recibir pronta asistencia", explica Fleischmann.


Señales de alerta

Los expertos destacan que el suicidio no ocurre súbitamente "de la nada" y varios estudios académicos muestran que alrededor del 90 por ciento de los adolescentes que se quitan la vida tiene algún tipo de problema mental.

El desencadenante subyacente puede ir desde la depresión, que es la principal causa de enfermedad para ese segmento de edades, hasta la ansiedad, la violencia o el abuso de drogas.

Pero también puede ser algo tan sutil como un cambio en el entorno o las dificultades en el colegio, los problemas con los amigos o un conflicto sobre identidad sexual.

Por eso los expertos sugieren estar atentos a las señales de alerta tempranas, como el aislamiento, los cambios de humor o los comentarios recurrentes sobre la propia muerte.

Es por eso, precisamente, que la organización Samaritans lanza una campaña de prevención durante la primera semana del año universitario, cuando llegan al campus los nuevos estudiantes.

"La vida en la universidad se proyecta a menudo como una época salvaje, como un viaje divertido de conocimiento de uno mismo. Y aunque sí puede ser así para muchos, la realidad es que mudarse lejos de casa puede ser muy difícil para muchos jóvenes", dice la directora de la asociación, Ruth Sutherland.

Sin embargo, destacan los expertos, es importante entender que no todos los adolescentes que sufren de algún problema mental están en riesgo de quitarse la vida.

Una pesadilla social

El acoso y, más recientemente el ciberacoso, también son factores a los que los programas de prevención del suicidio prestan mucha atención.

Según el Centro Estadounidenses para la Prevención y el Control de las Lesiones (US Center for Injury Prevention and Control, en inglés), el acoso y el comportamiento relacionado con el suicidio están estrechamente vinculados, pero de una manera muy compleja.

"Limitar la discusión del tema a que el acoso en la causa única y directa del suicidio no ayuda y es potencialmente dañina, porque podría perpetuar la noción falsa de que el suicidio es una respuesta natural a ser acosado, lo cual tiene el peligroso potencial de promover un comportamiento de imitación", señalan en un informe.

Otras evidencias sugieren que la cobertura mediática sensacionalista de casos de muerte trágica también puede animar a la gente más vulnerable a copiar el comportamiento suicida, lo que los expertos denominan "contagio social".

Una de las maneras en que la cobertura del suicidio en los medios puede tener un impacto positivo es animando a la gente a pedir ayuda, comenta Sutherland.

Pero los asesores de salud pública creen la primera tarea debería ser el desarrollo de amplias estrategias de prevención a largo plazo promovidas desde los mismos gobiernos.

Hasta ahora, sólo 28 gobiernos disponen de planes nacionales de salud de este tipo, según el registro de la OMS.

"Finlandia, por ejemplo, fue uno de los primeros países del mundo que desarrolló una estrategia de prevención del suicidio, y sus casos bajaron un 30 por ciento en una década", dice la doctora Fleischmann.

El suicidio en América Latina


Los cinco países con el índice de suicidio más alto de la región son Bolivia, El Salvador, Chile, Ecuador y Argentina.

Los que menos son Perú, Panamá, República Dominicana, Venezuela y Haití.

En el caso de Bolivia, además de tener la tasa más alta de América Latina es el único país de la región que entra en el grupo de los 15 con más suicidios del mundo.

Otra cifra preocupante es que Bolivia es el tercer país del mundo con el índice de suicidio más alto entre los niños de 5 a 14 años, sólo precedido por Burundi y Mozambique.

Por otra parte, mientras que en la mayoría de los países de la región las tasas de suicidio se han reducido en general durante la última década, en algunas naciones el número creció entre 2000 y 2012, como en Guatemala (21 por ciento), México (17 por ciento), Chile (14  por ciento) y Brasil (10  por ciento).

Teniendo en cuenta el género, en Chile la tasa de suicidio entre las mujeres, en todos los grupos de edad, creció en un asombroso 98 por ciento entre los años 2000 y 2012. 

martes, 27 de octubre de 2015

Las 7 claves del duelo infantil

Las 7 claves del duelo infantil

Durante la educación de los hijos, los padres suelen enfrentarse a múltiples situaciones complejas. Sin embargo, si hay una situación especialmente complicada, por lo indeseable de la tarea y por lo que implica, es tener que explicarle a un niño qué es la muerte.
No es habitual que hablemos a los niños de la muerte hasta que no nos enfrentamos a un fallecimiento en nuestro entorno. Es entonces cuando surgen numerosas dudas y dificultades, como nuestras propias emociones y miedos, el temor a traumatizar al niño, la necesidad de protegerle…y muchos otros sentimientos encontrados.
Por esta razón, vamos a daros varias pistas sobre cómo afrontar adecuadamente esta situación. A la hora de explicar a los niños la muerte de un ser querido, conviene:
1.   Decir siempre la verdad. Todos los niños se hacen preguntas y, de alguna forma, intuyen la existencia de la muerte. Aunque no les contemos que alguien ha fallecido, siempre perciben los cambios a su alrededor. Si no obtienen respuestas, o éstas son evasivas, pueden acabar elaborando teorías propias –no necesariamente tranquilizadoras- a partir de su imaginación.
 2.   Explicarles qué es la muerte en términos reales. Para eso debemos dejarles claros los siguientes aspectos:
-       La muerte es universal, es decir, nos va a pasar a todos: También les aclararemos que lo habitual es que pase cuando sean muy, muy mayores y que, aunque nos podemos morir, lo normal es que sea dentro de mucho, mucho tiempo, así rebajamos el miedo que puedan tener a quedarse solos, a la muerte de cuidadores, o a su propia muerte.
-       La muerte es irreversible: El niño debe tener claro que quien se muere no vuelve, que no le va a ver más. Le explicaremos que no es un viaje, ni está dormido, ni se ha ido … Aunque nos parezca muy fuerte, hay que decirle “Se ha muerto” y que eso significa que no vamos a ver a esa persona más, ni podemos hablar con ella, ni nos ve, ni nos escucha…
-       Con la muerte se interrumpen las funciones vitales: Esto suele significar que el corazón deja de latir, dejamos de respirar o el cerebro ya no funciona y todo se detiene.
-       Toda muerte tiene una causa, que suele ser física: Aunque las personas fallezcan en accidentes, la causa siempre conlleva la interrupción de las funciones vitales que hemos mencionado.
3.   No esconder nuestros propios sentimientos. Si el niño nos ve llorando y pregunta qué ocurre, no debemos ocultar la razón de nuestro dolor. Si negamos estar tristes o evitamos responderle, podría interpretar que expresar la tristeza es algo negativo. Esto podría empujarle a esconder la suya para no molestarnos, lo que complicaría su duelo.
4.   Ofrecerle seguridad y protección, especialmente a los niños más pequeños. Debemos tranquilizarles y transmitirles que vamos a estar ahí para cuidarles. Es recomendable mantener sus rutinas y horarios para que haya estabilidad familiar, así garantizamos que su mundo no se desmorone.
5.   Estar abiertos siempre al diálogo. Es fundamental que los niños se sientan libres para expresar sus emociones, preguntas y miedos. Tal vez guarden silencio al recibir la noticia de una muerte pero, cuando se sientan preparados, querrán hablar y conviene que entonces encuentren un ambiente receptivo, especialmente si son adolescentes.
6.   Permitir que participen en los ritos de despedida. A partir de los seis años, los menores ya pueden participar, si quieren, en los diferentes ritos que se llevan a cabo cuando fallece un ser querido (tanatorio, funeral, etc.). Participar en estos ritos, explicándoles siempre con anterioridad en qué van a consistir, favorece que se sientan unidos a la familia e integrados en la experiencia de la despedida.

7.    Pedir ayuda terapéutica. Igual que las personas, cada duelo es único y no siempre se resuelve solo. A veces no está de más resolver las dudas que tengamos con un profesional.

lunes, 26 de octubre de 2015

744 educadores en Caldas presentarán la evaluación diagnóstico formativa

domingo, 25 de octubre de 2015

Las actividades extraescolares. Educar en su desición

Gran dilema: Las actividades extraescolares. Educar en su desición

Algunos papás y algunas mamás suelen preguntar qué tipo de actividades son mejores para sus hijos, que si inglés o futbol, o música, o  judo, o ballet …. (de hecho, éstas son de las más solicitadas). ¡La oferta es amplia!
La verdad es que tienen un amplio abanico de posibilidades tanto para hacer tipos de actividades como para escoger el lugar: en el propio colegio, en los centros cívicos, en asociaciones del barrio, en el casal del pueblo, en fin, que por espacios tampoco es fácil decidirse.
Ante su preocupación, les comento que no hay ninguna mejor o peor para sus hijos, ni  buenas ni malas, que todo dependerá de los intereses de los niños y de las posibilidades reales en cuanto a tiempo y a espacio de las familias.
Es muy habitual lo que les pasa algunas familias:  por llegar a ballet el martes a las 17,30, por el camino me olvido de merendar y me tomo un bollicao o unas patatas de bolsa (por decir algo)… o que por hacer el partido de futbol cada sábado, que nos toca a las 12,30 o 13h, no llegue a casa para comer con los otros hijos, … o que uno va a piano a las 7 pero antes tengo que dejar el otro en judo a las 18,30 y como luego los tengo que recoger, para cenar la casa se arma de gritos y peleas pues nadie ayuda en casa.…. Vaya, ¡qué estrés!  Muchas veces, yo misma me agoto cuando las familias me cuentan la organización de su casa y los puzles que hacen con el tiempo, corto,  de las tardes.
Además, hay un aspecto que también rueda por el inconsciente:
- Las expectativas que os generan a vosotros esas actividades que realizan vuestros hijos. La danza que queríais hacer y no pudisteis, el pianista que os gustaría que fuese vuestro hijo, la Navratilova que hay en vosotras, la adrenalina que os sube al animar a vuestras chicas en el partido de futbol,  lo bien que os lo pasáis tomando un café con los otros papis i mamis mientras ellos están en inglés, ….
- Pero también qué expectativas generan a vuestros hijos realizarlas: ser Messi (o Ronaldo), ser tan preciso como Nadal, aprender inglés para irse de intercambio este verano, tener más amigos si meto goles, contentar a mi mamá si toco bien el violín….
No es poca cosa….
Por eso y por la tranquilidad y estabilidad del conjunto del sistema familiar se hace necesario PENSAR BIEN CUÁL ES LA FINALIDAD DE REALIZAR esas actividades extraescolares.  ¿No os parece?
Antes de decidirse por una u otra actividad, os propongo valorar algunos aspectos:
- ¿Habéis preguntado a vuestro hijo o hija qué desea hacer? ¿O lo decidís vosotros? Escoger una actividad extraescolar (diferente a lo rutinario) no debiera suponer ocupar el tiempo por ocuparlo, llenar las horas libres, hacer por hacer. Si decidís sin consultar, posiblemente no logrará pasarlo bien y tampoco adquirirá un COMPROMISO
- ¿Vuestros hijos realizan la actividad o actividades por obligación (deberes inacabados, alguna mala nota, ….) o porque le interesan? Si el chico NO ESTÁ MOTIVADO a realizar esa actividad (fuera del horario escolar) posiblemente no la disfrutará y por lo tanto, no la aprovechará…
- ¿Tenéis en cuanta sus habilidades e intentáis promocionar su creatividad o bien lo apuntáis a algo a lo que no es demasiado hábil? Si la respuesta es la segunda opción, puede acabar aborreciendo aquella actividad (que no olvidemos, es extraescolar, por lo tanto, no obligatoria), NO SE IMPLICARÁ y todavía le creará más INSEGURIDAD en aquello que no es experto
- ¿El objetivo es llenar el tiempo? … Quizá debiéramos plantearnos que hacer por hacer no lleva a ningún lugar, a no ser que lo que se desee es que el niño se mantenga ocupado unas horas porque vosotros no los podéis atender, en cuyo caso se trataría de otro tipo de finalidad diferente, ni mejor ni peor, por lo que cabría plantearlo tal cual, tanto a vosotros mismos como a ellos. En esta sociedad en la que estamos, parece que se tenga que llenar tooodo el tiempo “libre” de los chicos y chicas, para que estén ocupados; de esta manera, no tienen espacios para pensar e interiorizar. El efecto que conlleva es que no integran lo que van aprendiendo y haciendo (es que no tienen tiempo para ello), y a la larga tampoco hay tiempo para desarrollar el espíritu crítico, la reflexión, la profundización de contenidos que van aprendiendo tanto en la escuela como en la vida.
Después de estas reflexiones y habiendo decidido ya la actividad a realizar conjuntamente con vuestro hijo, será interesante tener en cuenta algunas decisiones:
Tipo de actividad, que sea del interés de vuestro hijo, que desarrolle sus capacidades, que se lo pase bien y así aprenda, …
Finalidad de la actividad, de forma real
- La duración de la actividad, sin que os estrese a toda la familia y si se trata de una actividad mensual, trimestral, anual.
- Los horarios para realizarla, que sean compatibles para todos
- Cómo organizarse, implicando también a vuestro hijo. Por ejemplo, ayudando luego en casa, ordenando la bolsa antes de ir a judo, poniendo la ropa sucia en el cesto.
Asegurarse de que se disponga de los recursos necesarios: no solo hay que valorar el tiempo dedicado a la realización de la actividad, sino también las herramientas que haya que utilizar y su coste. No es lo mismo jugar al futbol (que también conlleva una compra de material deportivo, su limpieza, etc…)  que tocar el piano, que implica ir practicando en casa lo que se ha aprendido en clase.
Evitar el exceso de actividades, pues puede conllevar cansancio, abandono y estrés
Comprometerse a realizar la actividad que se ha decidido durante el tiempo que previamente se le va a dedicar. A veces me he encontrado con niños que como no saben lo que quieren hacer van probando pero no acaban de hacer una actividad concretar. Muchas veces es por no haber terminado aquello que han comenzado. Por lo tanto, es recomendable que cuando se decide conjuntamente por una actividad, se prevea un tiempo de dedicación y que se cumpla. Limitar estos tiempos, es necesario, el niño busca límites, necesita límites y vosotros, como padres debéis facilitarles dichos límites, para crecer, para madurar, para tomar decisiones
Tomar la decisión de realizar una actividad extraescolar no es tarea fácil si realmente deseamos que aporten un beneficio integral a nuestros chicos. Implica un compromiso y comprometerse, tanto ellos como nosotros. Comporta poner límites en tiempos, horarios, espacios. No se trata de una decisión tomada sin valorar lo que nos aporta y a qué renunciamos.
Realizar actividades extraescolares debiera suponer desarrollar un deseo de nuestro hijo y pasarlo bien, al mismo tiempo que aprenden. Es mejor pocas y de calidad que muchas y sin profundizar.

Pasar un tiempo al día sin hacer nada o jugando en casa o en el parque o leyendo o aburriéndose o merendando con los abuelos, o haciendo la compra con vosotros o haciendo la cena juntos, …, puede ser tanto o más gratificante que  estresarse realizando más y más actividades (ellos y vosotros), además a largo plazo puede quizá resultar mucho más productivo y eficaz para su propia autonomía que tener a nuestro hijo “hiperactivizado” haciendo cosas sin parar, actividades para ocupar el tiempo y acabar poco centrado en lo que verdaderamente es importante, comunicarse, hablar, dialogar , en definitiva, pasar un tiempo con vosotros.

sábado, 24 de octubre de 2015

Indignación en redes sociales por este libro ‘infantil’


‘¿Quieres jugar con mis bolas?’ es el título de la obra que parece ilustrada y editada para niños. El video de una mujer leyéndolo volvió a ser viral esta semana.




Cuando se empiezan a pasar las páginas es evidente que el público del libro son los adultos. Todo el texto está plagado de frases con doble sentido y bastante sugestivas, muy al estilo del título. De hecho, la tienda en línea Amazon tiene la obra en la categoría de humor y no en la de niños. Al igual que en Itunes, donde la descripción asegura que “cada tanto llega un libro que despierta el espíritu infantil y la risa en grandes y jóvenes”. También se agrega que es un libro “lleno de inocencia e irreverencia”.  En pocas palabras: una parodia de los libros para niños dirigida al público adulto. 

Bum Bum Books es el nombre de la compañía que publicó y distribuye el libro. En su página web explica que la empresa está dedicada a “crear la mezcla perfecta para contar historias aparentemente inocentes con un tono irreverente”. Por eso, sostienen que ‘¿Quieres jugar con mis bolas?’ es el regalo perfecto para padres, adultos y amigos. Sin embargo, el video en Facebook asegura todo lo contrario. La mujer que allí aparece afirma que esta es una obra infantil. 

Además, la descripción que acompaña al material audiovisual sostiene: “Perturbador: este es un libro real para niños… está siendo vendido a los niños. Padres, por favor asegúrense de que su escuela no lo esté usando”. El video fue publicado por el portal de entretenimiento Media Takeout con información errónea. 

Los comentarios de alarma en las redes sociales no se hicieron esperar. Miles compartieron el video y se generó polémica e indignación por el contenido. Tanto que esta semana volvió a ser viral, pese a que la discusión ya había ocurrido previamente en mayo pasado cuando la misma información se difundió en YouTube. La duda sobre si era un libro real o no siempre quedó sobre el tapete. Mientras unos insistían en que el doble sentido lo ponía la mente adulta otros mencionaron que el libro era retorcido. 

Publicaciones en la red social y en blogs condenaron la obra. Muchos la llamaron maliciosa, el peor libro creado para niños y extremadamente desagradable. La pregunta sobre quién lo escribió y quién lo compraría fue de las primeras reacciones. Además, se empezó a “advertir” a los padres sobre el contenido, pidiendo que se prohibiera en las escuelas.  

Un malentendido que terminó por disparar las ventas del libro, pues una gran audiencia adulta lo consideró divertido. Tanto así que Bum Bum Books está recaudando fondos para publicar una segunda edición, ya que cuando el libro salió al público solo se imprimieron 100 ejemplares. Una situación que propicia el análisis sobre el poder que tienen las redes sociales y los posibles efectos de la información que circula a través de ella.