Navidad es el milagro de amor de un Dios que es infinito y se hace niño
indefenso.
Navidad es el
encuentro entre lo inmenso y lo pequeño, entre el omnipotente y la debilidad.
Navidad es creer en
la vida, porque Dios ha apostado por ella.
Navidad es acoger al Dios que nace y cuidarle en los más pobres.
Navidad es ver, oír
y tocar al Dios eterno que se hace carne, que quiere llamarse Emmanuel
(Dios con nosotros).
Navidad es alegrarse
y asociarse a aquel cantar: "Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz
a los hombres de buena voluntad, a los que ama el SEÑOR.
La Navidad es tiempo para amar, soñar,
compartir, realizar nuestros deseos e ilusiones. Con cuánta alegría
esperamos ese día para estar juntos con la familia, los amigos y demás seres
queridos con quienes discutimos lo bueno y lo malo, lo dulce y lo amargo, lo
fácil y lo difícil que pasamos durante un año más que se va. Cada quien
de alguna manera colaboró para mejorar parte de su ambiente y de su calidad de
vida.
La Navidad es un espacio vital para el ser
humano, ya que en estas fechas nuestro lado sensible cobra fuerza en nuestro
interior y nos hace buscar la paz espiritual. Nos nacen momentos de
ternura, momentos de querer abrazar, de besar, de dar, de querer recibir, de
abrir un regalo y poder compartir ese momento de emoción con la persona amada.
La Navidad es reconciliación, es perdón, es
decirle al hermano, al amigo, al compañero, al vecino, a la pareja, que
como humano fallé, pedirle perdón, abrazarlo y decirle: Hoy quiero ser mejor,
comenzar por vencer mi orgullo, valorarme y valorarte a ti. Dar un abrazo
no cuesta nada, en cambio eleva nuestra autoestima y además nos une, aleja el
rencor y nos permite disfrutar de la magia de un cálido momento navideño que
cumplió su función de unirnos y de volver a empezar.
La Navidad es solidaridad, lleva consigo un acto humanitario, oportuno, el de poder llevarles a nuestros hermanos enfermos, los discapacitados, desahuciados, a aquellos quienes llevan una muerte en vida y con quienes la vida no ha sido amable un poco de aliento, afecto, esperanza, motivación para luchar por vivir y de esa manera conocer juntos el verdadero sentido de la Navidad.
La Navidad es estar en paz con Dios, es poder
decirle gracias; gracias por otro año, por otra Navidad, por la unidad, la
humildad, por su fortaleza durante este año de lucha que concluye.
Que esta Navidad no sea solamente;
Un bello pensamiento, sino también una profunda meditación.
Una buena acción, sino una puerta ya siempre
abierta para los demás.
Una reunión
familiar en paz y armonía, sino que apoyándonos en esta unión sepamos extender
paz y armonía a toda la familia humana.
Un árbol bellamente adornado, sino un acercamiento a la naturaleza para
comprenderla.
Un nacimiento y dulces villancicos, sino que en
cada uno de nosotros nazca el Niño Dios, y hagamos de nuestros pensamientos un
canto de esperanza y de nuestras acciones un camino de perfección, donde puedan
manifestarse la Luz, la Paz y el Amor.
Gracias Señor por hacer de esta Navidad la mejor
y la más especial. Gracias por seguir amándome, y por el entusiasmo de
permitirme continuar la carrera de la vida.