martes, 10 de febrero de 2015

El niño de 5 años: entre la seguridad y la rebeldía

El niño de 5 años: entre la seguridad y la rebeldía

El niño de 5 años ya es una persona con gran capacidad de expresión, sentimientos y carácter definido, sociable e inquieto, pero sobre todo, un ser con una enorme necesidad de descubrir y aprender.
Con esta edad, los niños ya poseen casi la totalidad de los movimientos corporales, además de la coordinación entre ellos. Esto indica que ya poseen autosuficiencia para poder hacer cosas por sí mismos, lo que les lleva a querer realizar actividades solos sin tener en cuenta el apoyo que hasta ahora habían tenido, el de sus padres y familiares más cercanos. Se sienten seguros en sus pasos, por lo que aumentan sus deseos de autonomía y, por ende, la temida “rebeldía infantil” en sus actos.
Son niños que, a pesar de seguir necesitando y demandando la atención de sus progenitores, también quieren actuar por ellos mismos. Es aquí donde entra en juego el adulto. Debe dejarle hacer pero siempre bajo unas pautas muy marcadas. Deben conocer las normas y es bueno que si se las saltan o las desobedecen reciban un castigo acorde a sus características, para que no se vuelva a repetir la conducta no deseada.
Esta edad es un buen momento para inculcar al hijo o hija una serie de normas comportamentales que deberán seguir en la medida de lo posible. La adquisición de conocimientos es más fácil debido a que ya dominan casi a la perfección el lenguaje y se puede dialogar con ellos.
Como ya hemos mencionado anteriormente, es la edad del descubrimiento por excelencia. Tienen interés por todo, todo les resulta novedoso y están ansiosos por aprender, por lo que no podemos dejar pasar la enorme oportunidad que nos brinda el desarrollo humano para sentar las bases de lo que será la futura educación de nuestros hijos, fomentando una conducta infantil sana y enriquecedora.

Siguen sintiendo un enorme apego hacia las personas que los han criado hasta ahora, pero es el momento de salir a la calle. Son muchos los niños que a estas edades comienzan las escuelas, por lo que se empiezan a crear lazos de amistad frágiles, ya que aún dependen de los padres para estar en distintos entornos y van adquiriendo nuevos roles y aprendiendo nuevas normas de convivencia. Su comportamiento variará dependiendo del sitio en el que se encuentren y con quién estén. Por ello, debemos vigilar que nunca se salgan de los cánones establecidos, a priori, para una educación saludable.