viernes, 4 de septiembre de 2015

Qué posición toma tu hijo en el proceso de separación?

¿Qué posición toma tu hijo en el proceso de separación?

En no pocas ocasiones, las parejas que atraviesan una etapa de pre ruptura —cuando el distanciamiento afectivo y sexual se ha instalado entre ellos y los enfrentamientos físicos y verbales han llegado a ser frecuentes— colocan a alguno de los hijos, generalmente al mayor, en una posición de, árbitro. El niño o la niña intentan suavizar las tensiones cotidianas, actuar como mediador si no hay acuerdos o incluso hace de mensajero entre el padre y la madre. Finalmente, acaba asumiendo funciones de adulto mediador, en una posición inadecuada tanto por su edad como por su condición de hijo necesitado de atenciones y cuidados. La pareja en conflicto a veces no se da cuenta de que está fomentando algo sumamente perjudicial para su hijo; otras, en cambio, lo utilizan siendo conscientes de ello, pero creyendo que de esta manera se podrá evitar la separación y la ruptura definitiva. Cada miembro de la pareja suele buscar alianzas en sus hijos, por ejemplo para acusar al otro de abandonarlo o de maltratarlo. El niño en posición de árbitro de una pareja que no se entiende intenta que la grieta que existe entre sus padres no se abra todavía más, y se ve obligado a soportar una carga emocional demasiado pesada para él.
Mantener a los hijos al margen del conflicto­

La situación conflictiva entre la pareja como matrimonio no debe repercutir en la relación con sus hijos. Si las desavenencias entre la pareja quedan bien diferenciadas de su función como padres, los hijos no sufrirán tanto. Para ellos, lo más adecuado y beneficioso es darse cuenta de que sus padres no se entienden entre sí, pero que no por eso van a dejar de llevarse bien con ellos. Dejarlos al margen del conflicto tampoco significa que los niños no capten lo que está sucediendo; los hijos suelen percibir, de forma más o menos consciente, si sus padres se llevan bien o mal, si hay afecto u hostilidad entre ellos, si disfrutan estando juntos. Los hijos no deberían ser nunca ni espectadores ni testigos, ni aliados ni árbitros de los conflictos entre sus padres.

jueves, 3 de septiembre de 2015

Qué es la Fimosis?

¿Qué es la Fimosis?

Muchos padres con hijos varones se plantean la necesidad de operar a su hijo de fimosis, ya que saben que muchos niños varones son sometidos a esta intervención. Las dudas que les sobresaltan son muchas: ¿todos los niños han de ser operados?, ¿lo necesita mi hijo?, si hay que operarlo ¿cuál es el mejor momento?, etc
Empecemos por el principio y sepamos que es la fimosis. Todos los niños varones nacen con la parte final, la punta, del pene (conocido como el glande), cubierto de piel. A esta piel que cubre el glande se la conoce con el nombre de prepucio. Así pues en un principio el prepucio cubre al glande. En condiciones normales, la piel del prepucio debe poder descender, sin dificultad, hasta dejar el glande completamente al descubierto. Cuando esto no ocurre hablamos de fimosis. Cuando esta pequeña anomalía debe corregirse quirúrgicamente la operación que se realiza recibe el nombre de circuncisión. La circuncisión es pues aquella operación que realizamos para eliminar la piel del prepucio y dejar el glande al descubierto.
La presencia de una fimosis en la edad infantil no suele significar la existencia de problemas de salud. Algunos niños con fimosis muy intensas pueden presentar, con mayor facilidad que los otros, infecciones de orina, pero hecha esta excepción, la fimosis no va a traer más problemas. La presencia de infecciones de orina en un niño con fimosis obliga a realizar la circuncisión. Salvo en este caso, como decimos no hay problema. Sin embargo, la fimosis debe estar solucionada antes de que el niño pueda iniciar sus relaciones sexuales ya que es en este momento donde van a aparecer los verdaderos problemas.
La mayoría de niños tiene una fimosis durante los primeros meses de vida. A partir de cierta edad en una inmensa mayoría la fimosis desaparece. Si no es así, la aplicación de una pomada con corticoides, aplicada diariamente durante un período de 1 o 2 meses, cuando el niño ya es mayorcito, solucionará, muy probablemente el problema.
Un pequeño porcentaje de niños deberá ser finalmente operado. La circuncisión es una operación sencilla que dejará al descubierto el glande. ¿Cuándo es mejor hacerlo? Personalmente creo que siempre debe hacerse antes de la pubertad, y siempre que sea posible, después de haber intentado el tratamiento con corticoides. A mi entender la edad ideal está entre los 4 y los 6 años, momento en que el control de esfínteres suele ser total y el niño es capaz de comprender los cuidados post quirúrgicos.
Algunas culturas y ciertas religiones recomiendan la circuncisión en todos los niños en los primeros días de vida. Para muchos autores esto comporta una serie importante de ventajas aunque este es un tema de controversia científica aún no resuelto. Mi opinión personal es que muchos niños no necesitarán ser operados y por tanto me parece innecesario hacerlo de forma indiscriminada en todos los niños, salvo que haya razones culturales o religiosos.

En el caso de que el niño deba ser circuncidado los padres deben saber que es una operación sencilla, que hay que abordar con el menor número de riesgos posible y que los cuidados postoperatorios no son molestos y son fáciles de llevar a cabo.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Consumir drogas no es motivo para expulsar a un niño

Tras el suceso de intoxicación en un colegio de Bogotá, el director de Inspección y Vigilancia de la Secretaría de Educación confirmó: el consumo de estupefacientes debe tratarse como una enfermedad.

Consumir drogas no es motivo para expulsar a un niño 

Este martes trascendió la noticia de la muerte de un niño de 14 años y la intoxicación de otros 21 tras inhalar una mezcla de sustancias tóxicas contenidas en un extintor. El suceso ocurrió en el colegio distrital Marco Fidel Suárez de Bogotá. Las autoridades todavía siguen investigando los hechos. En el caso del niño fallecido, será Medicina Legal quien informe las causas de su muerte y difunda el documento oficial al respecto.
Óscar Clavijo, director de Inspección y Vigilancia de la Secretaría de Educación de Bogotá, le confirmó a Semana Educación que la veintena de estudiantes implicados en este caso de consumo de sustancias no serán expulsados del centro.
“El consumo de estupefacientes está contemplado por la legislación como una enfermedad, no como un delito, por lo tanto a estos niños se les debe hacer un acompañamiento desde el centro educativo, no se les puede expulsar del mismo”, sostuvo. En lo referente a las drogas, el colegio sólo tiene potestad de abrir un proceso de ‘descolarización’, si el menor se lucra con su venta.
Clavijo aclaró que será el centro distrital y no la secretaría quien imponga medidas disciplinarias a los niños intoxicados. El caso de los estudiantes del Marco Fidel Suárez reabre el debate sobre cuál debe ser el proceder de un ente académico ante este tipo de situaciones. Esto es, si la expulsión es la sanción más efectiva para salvaguardar la integridad de la comunidad estudiantil y docente, o si por el contrario, en ningún caso es una medida razonable.
Los colegios públicos cuentan con un manual de convivencia que sigue los lineamientos de la Ley de Infancia y Adolescencia y la Ley 1620. Esta última, promulgada en 2013 por el presidente Juan Manuel Santos, establece unas pautas sobre la protección, detección temprana y denuncia de las conductas que atenten contra la convivencia escolar, la ciudadanía y el ejercicio de los derechos humanos, sexuales y reproductivos de los estudiantes dentro y fuera de la escuela.
“Los niños tienen derecho a un debido proceso. Sólo se contempla la expulsión en el caso de agotar todas las instancias o si su comportamiento atenta gravemente contra la integridad de la comunidad estudiantil y el bien común”, indicó Martha Rojas Molina, coordinadora  de la institución educativa CEDID Ciudad Bolívar. En cinco años, esta escuela distrital nunca ha expulsado a un estudiante, aseguró.
La decisión de ‘descolarizar’ es competencia única del rector. “La Secretaría de Educación es la última instancia en pronunciarse, en caso de que la familia del menor quiera recurrir a la decisión del colegio y la Dirección Local”, añadió.
Una dinámica similar rige los colegios públicos. Estos también cuentan con un manual de convivencia que configura el cuerpo docente con cierta autonomía, pero “siempre ajustado a la ley colombiana”. Así lo aseguró Edwin García coordinador de convivencia del Montessori British School en Bogotá.
El Montessori contempla en su manual la expulsión sólo en casos de “faltas gravísimas”. Esto es, cuando el niño tiene una “conducta o actitud que lesiona en gran medida los valores individuales y colectivos de la institución educativa, así como aquellas conductas que son consideradas como delitos en la legislación penal colombiana”.
El niño tiene también derecho a un debido proceso y derecho a la defensa. “En 12 años sólo hemos expulsado a dos personas, porque el bienestar de la comunidad escolar prima sobre el individuo”, subrayó la directora del centro, Claudia Díaz.
Para Edwin Torres, psicólogo clínico de la Fundación Universitaria Konrad Lorenz, la expulsión de un niño es una medida “muy negativa”, especialmente para estudiantes provenientes de estratos socioeconómicos bajos.
“El colegio es un mediador de formación, pero los padres tienen una responsabilidad clave en la configuración del comportamiento de los niños. Si este viene de una familia desestructurada y, además, se queda sin el entorno que le brinda el centro educativo, se convierte en presa fácil para relacionarse con personas que también desarrollan comportamientos inadecuados”, aseguró.
La propuesta del psicólogo para disminuir los casos de niños con conducta inapropiada es que los colegios le apuesten también a un “desarrollo de la inteligencia emocional del estudiante, sus habilidades sociales y estrategias para solucionar conflictos”. Para ello, resulta imprescindible que los centros educativos contraten psicólogos clínicos especializados, “una inversión que se rehúsan a hacer”.
Los menores involucrados en el episodio de intoxicación en el colegio Marco Fidel Suárez, con edades comprendidas entre los 12 y los 16 años, fueron trasladados al Hospital del Tunal y al Santa Clara, donde permanecieron en observación. Horas después fueron dados de alta, como aseguró a varios medios el secretario de Salud, Mauricio Bustamante. 

martes, 1 de septiembre de 2015

Cómo quieres que te recuerden tus hijos/as?

¿Cómo quieres que te recuerden tus hijos/as?

Desde el nacimiento, resaltamos nuestro rasgo distintivo frente a otros seres: la sociabilidad. Necesitamos del cuidado, alimento y afecto de los demás para la supervivencia y desarrollo. No sólo es comer, protegernos del calor, del frío, protegernos de otros “depredadores” o peligros para nuestra subsistencia… el ser humano necesita sentirse querido para mantenerse vivo.
Estudios como el de H. Harlow con crías de monos Rhesus demuestran las consecuencias en la privación sensorial de estas crías con su madre biológica. Ante la posibilidad de elección de una mamá de alambre que aportaba el alimento, o una mamá de felpa que ofrecía su calor y tacto suave, las crías Rhesus pasaban gran parte del día al cobijo de la mamá de felpa, a excepción del momento de alimentarse. Este experimento con primates facilita la comprensión de la necesidad natural e instintiva de protección y transmisión de sensaciones placenteras, como pueda ser un simple abrazo a un objeto que se familiarice con nuestra progenie.
¿Qué puede recordar el cerebro desde nuestra infancia?
Desde que somos bebés, nuestro cerebro activa sus propios mecanismos de defensa ante situaciones impactantes. Por ejemplo,  el cortisol es una hormona que nuestro organismo libera para ayudarnos a sobrepasar las situaciones de estrés. El estrés puede darse en los bebés cuando viven situaciones constantes de amenaza, o peligro, de desprotección y falta de atención. Su llanto es la búsqueda de protección hacia el adulto que debe estar para protegerle de situaciones adversas. La consecuencia a largo plazo será una aparición sensible de esta hormona que activará mecanismos de huída o defensa, dificultando la adaptación y confianza del niño/a y posteriormente, adulto/a, en sus relaciones sociales.
También reconoce una situación agradable y de placer. Desde una experiencia positiva, la amígdala cerebral (vinculada a las emociones) participa en la formación de nuestros recuerdos emocionales.
Y esta emoción está vinculada a una imagen. Si hiciésemos el agradable ejercicio de recordar el primer recuerdo feliz que nos venga a la cabeza, cada cual nos remontaremos a una etapa diferente de nuestra vida, y posiblemente asociado a un contexto donde podamos estar acompañado de más o menos gente. Y siempre con una imagen. Puede estar en movimiento o mantenerse estática, pero será una imagen de ese estado de felicidad.
Gracias a este tipo de recuerdos almacenados en nuestra memoria emocional, nos ayudan a identificar rostros, y a asociar una emoción positiva o negativa a un recuerdo. Estos recuerdos forman parte de nuestra memoria a largo plazo, lo que supone que aquello que experimentemos como una vivencia especial en nuestra infancia, será recordado durante toda la vida.
El mejor regalo
¿No resulta bonito saber que nuestros hijos/as podrán tener momentos inolvidables con nosotros desde edades tempranas y que les marcarán para toda su vida? Ya sólo por esto, deberíamos recordar a diario nuestra labor no sólo como madres y padres, sino como portadores de ilusión y momentos maravillosos en la vida de nuestros hijos/as.
¿Os imagináis qué recuerdos elegirán nuestros/as hijos dentro de veinte años si les preguntasen “cuál es tu mejor recuerdo de infancia”?.

lunes, 31 de agosto de 2015

Aprender cantando

Aprender cantando

No importa si tenemos o no afinación. Las canciones, además de divertir a toda la familia, son instrumentos de mucha utilidad para que los más pequeños incorporen hábitos y conocimientos nuevos de una forma placentera.
Todos recordamos las canciones de nuestra infancia con mucha nostalgia y alegría. A través de ellas incorporamos nuevas palabras, sonidos, armonías y ritmos casi sin darnos cuenta. Además, nos remontan a momentos inolvidables con aquel familiar que nos las enseñó. Pero la canción no sólo graba en nuestro interior pasajes hermosos de nuestro pasado, sino que, además, es uno de los recursos lúdicos y educativos que tenemos más a mano para educar a nuestros hijos.
La música en general y la canción en particular pueden utilizarse para distintos objetivos, pero, sean cuales fueren estos, harán que el sendero por el cual los alcancemos sea más fácil y alegre. En primer lugar, las canciones desarrollan el oído musical del niño, lo que lo introduce al mundo musical y le ayuda a distinguir los sonidos que le rodean en la vida cotidiana. Además, favorece la expresión artística y la capacidad de imaginar. Esto, a su vez, le ofrece un mecanismo especial para exteriorizar sus emociones y sentimientos.
Por su parte, a nivel motriz, cantar ayudará a nuestro pequeño a sincronizar y organizar el movimiento, ya que en el acto de bailar, golpear las palmas o caminar al compás de la música convergen ritmo y desplazamiento. Si además se acompaña con algún instrumento, por más sencillo que sea, como un tambor, una maraca o un par de varillas de madera, estimulará su sentido del tacto, ya que los instrumentos se tocan de diversas maneras y producen sensaciones distintas.
Otra de las razones por las que el espacio que dediquemos a la música con nuestros hijos será un tiempo de calidad es lo que esta puede aportarnos a nivel de las capacidades más complejas, como la memoria o el lenguaje. A través de las canciones podemos reforzar el lenguaje de nuestros hijos, no sólo desde la ampliación del vocabulario, sino por la necesidad de pronunciar correctamente los fonemas para reproducir la melodía. La canción es una herramienta útil para desarrollar la memoria, ya que algunas estructuras lingüísticas se asimilan con mayor facilidad con ayuda de la música.

A nivel social y cultural, cantar es una forma de facilitar los vínculos debido a que, desde la primera infancia, los niños aprenden a reproducir melodías junto a sus amigos. A su vez, si les enseñamos canciones populares, les estamos ofreciendo una valiosa fuente de cultura que jamás olvidarán. Por todo esto, es importante animarlos a cantar, porque, sin duda, será una de las formas más enriquecedoras de disfrutar el tiempo de ocio en familia.

domingo, 30 de agosto de 2015

Cómo contagiar a los hijos el gusto y sensibilidad por la música

Cómo contagiar a los hijos el gusto y sensibilidad por la música

Las canciones y los sonidos siempre han jugado un papel importante en el aprendizaje. El contacto con diferentes melodías es una herramienta a mano para transmitir a nuestros hijos el placer por la expresión artística. Además, se transforman en una excelente oportunidad para aportar al desarrollo cognitivo y creativo de nuestros pequeños a través de una actividad placentera..

¿Para qué sirve la música?

Es probable que alguna vez nos hayamos preguntado si la música es importante en la educación. En los últimos años se han llevado a cabo algunos estudios sobre su relevancia en la formación del individuo. Los mismos concluyen que esta tiene la capacidad de sensibilizar al niño, ya que a través de ella se ejercitan todos los sentidos: el oído, la vista y el tacto a través del contacto con algún instrumento. Además, ayuda a organizar y sincronizar el movimiento corporal a través del baile, por ejemplo.
Otro aspecto importante es que estimula la imaginación y la aptitud creativa y estética. A su vez, colabora con la capacidad de atención y está vinculada con el ejercicio de las matemáticas, a partir de la métrica y el sentido del orden. También tiene relación con las funciones del lenguaje, porque colabora con la expresión verbal a través de la repetición de la letra de una canción. Interpretar música ejercita además la inteligencia, ya que acostumbra al niño a seguir el curso de diversos razonamientos a la vez, fomentando así la atención y la concentración.
Respecto al desarrollo emocional esta actividad artística tiene efectos muy positivos, ya que se trata de un nuevo lenguaje para expresar las emociones. Así, favorece la comunicación, el intercambio de ideas y sentimientos con otros niños, con la familia o con ellos mismos. Recordemos que se trata de experiencias placenteras y de gran emotividad, sobre todo cuando los adultos fomentan el contacto del pequeño con la música. No tiene como objetivo lograr la armonía perfecta o la afinación ideal, sino ofrecerle un canal libre de expresión.

¿Cómo acercar a nuestros hijos a las actividades musicales?

Si tenemos la posibilidad, podemos proponer a nuestro hijo acercarse a un instrumento que sea de su agrado. De acuerdo a la edad puede optar por apuntarse a un curso, o bien comenzar a jugar con el mismo para experimentar la variedad de sonidos que puede brindarle. En caso de que esto esté lejos de nuestro alcance, podemos utilizar elementos cotidianos, como cacerolas, varillas de diferentes materiales, maracas caseras realizadas con recipientes llenos de semillas, granos de arroz o fideos. También es conveniente ambientar las tareas hogareñas con melodías de todo tipo para que ejercite su oído musical al mismo tiempo que lo entretenga y distraiga.
Otro elemento fundamental es la canción. Podemos cantar en el coche, cuando caminamos por las calles, antes de ir a dormir o en cualquier ocasión. Esto la convierte en una herramienta fácil y sencilla a la que podemos recurrir en toda situación cotidiana. Si optamos por composiciones populares estas serán además una valiosa fuente cultural para nuestros pequeños, ya que le acercarán un elemento que forma parte de la sociedad en la que vive, lo que le ayudará a entrar en contacto con las tradiciones y costumbres del lugar en el que nació.
En caso de que se trate de adolescentes, es importante que los padres podamos prestar atención a lo que nuestros hijos compran y escuchan para ayudarlos a identificar las tendencias nocivas que algunas canciones o grupos musicales pueden generar. De cualquier modo, la música, por lo general, no es un peligro para un chico joven. Por el contrario, es una compañía de gran ayuda en esta etapa tan cambiante de la vida.

Pero no sólo la música es un herramienta útil para estimular el aprendizaje de nuestros hijos. Al fin y la cabo, aprender consiste en integrar y relacionar los conocimientos que adquirimos con otros que tenemos guardados en la memoria. Si quieres que tu pequeño sea capaz de aprender en cualquier momento o situación, échale un vistazo a los recursos y soluciones sobre aprendizaje y creatividad que te ofrecemos en nuestra web.

sábado, 29 de agosto de 2015

Deben nuestros hijos leer lo que quieran?

¿Deben nuestros hijos leer lo que quieran?

La lectura en los niños es fundamental, ya que con ella empiezan a obtener información, les hace desarrollar la memoria, aumentan su capacidad de observación y de análisis y empiezan a fijar su atención y a concentrarse en algo concreto.
Además, mediante la lectura, comienzan a potenciar su imaginación y aprenden sobre el mundo que les rodea. Si educamos a nuestros hijos a través de cuentos, libros e historias ellos se divertirán y se entretendrán mientras están aprendiendo sin darse apenas cuenta.
Para inculcar a nuestros hijos el hábito lector lo primero que debemos hacer es predicar con el ejemplo. Si queremos que ellos vean la importancia de la lectura, nosotros la tendremos que ver importante para nosotros mismos también; por lo tanto, es interesante que nos vean a menudo leyendo y disfrutando de los libros.
La lectura, desde que son muy pequeños, debe convertirse en una actividad especial, emocionante y de juego con nosotros. Compartir esos primeros momentos con ellos hará que el placer por aprender y por leer se contagie de ellos a nosotros y viceversa.
Los libros pueden aparecer en la vida de nuestros pequeños desde que son bebés. Durante sus primeros meses nuestro hijo ya disfrutará viendo los dibujos, colores e imágenes que tienen los libros y se divertirá.
Es fundamental que adecuemos la lectura en función de la edad que tienen los pequeños para poder sacar el máximo provecho de ellos y cumplan ese papel educativo que estamos buscando.

¿Qué características tienen que cumplir los libros para niños?

Los libros para niños, en general, deben cumplir algunas características para que sean adecuados a su desarrollo evolutivo y a sus capacidades cognitivas.
- Que tengan objetos e imágenes que les sean familiares como animales, partes de la casa, objetos cotidianos, etc.
- Fuertes y fáciles de limpiar. Lo ideal es que sean fuertes y resistentes y fabricados con materiales no tóxicos, ya que los zarandearán, los chuparán, etc.
- Que les resulten fáciles de abrir solos. Existen cuentos con asas o con páginas gruesas para que a ellos les sea más fácil de manipular y así les permita disfrutar de ellos cuando deseen.
- Pequeños, con poco peso y fáciles de llevar. De esta manera pueden llevarlos ellos mismos y disfrutar de ellos en cualquier sitio.
- Con palabras simples en las páginas. Que contengan términos familiares para ellos como dormir, bañarse, jugar… relacionándolas con el dibujo de su significado. De esta manera vamos introduciéndolos en la lectura y en el aprendizaje de la simbología de las letras y estamos afianzando las bases para la posterior enseñanza de la escritura.

¿Qué libro es el más adecuado en cada edad?

De 0 a 3 años:
- Con dibujos simples y familiares.
- Sin texto o con muy poco.
- Temas de su vida cotidiana: el colegio, la casa, la familia, animales, etc.
- Libros fáciles de manejar y resistentes.
- Libros de materiales blandos o de tela, sin puntas.
- Libros juego, aquellos que tienen diferentes texturas, efectos musicales y sonoros, con actividades manuales como pintar, recortar y colorear.
De 3 a 6 años:
- Continúan predominando las imágenes respecto al texto.
- Textos en forma de frases breves, en letra manuscrita o mayúscula.
- Libros ilustrados con un texto de máximo de dos frases que acompañan al dibujo.
- Libros de imágenes.
- Con textos muy bien secuenciados.
De 6 a 8 años:
- Empieza a equilibrarse la cantidad de texto e imagen.
- Con ilustraciones que complementan el texto.
- Se pasa de la letra manuscrita a la letra de imprenta.
- Narraciones muy cortas divididas en capítulos.

- Textos cortos, con pequeños diálogos y bien secuenciados.