lunes, 28 de agosto de 2017

Papás: dejen decidir a sus hijos


Los niños que son responsables de sus actos desarrollan mejor su personalidad y son autónomos. En la ropa, los gustos y los hobbies hay que dejarlos participar. Confianza. 

Que se van a equivocar, que así no son las cosas, que así no se hace. Estas son las frases célebres que los padres expresan a diario a los hijos para evitar que ellos tomen decisiones por sí mismos. La justificación es evitarles la frustración de lo que implica cometer un error o que sufran en la vida.

La psicóloga Marcela Duque Pérez, de la Universidad de Manizales, explica que a pesar de que el instinto de los padres es proteger, son los niños quienes a lo largo de su vida deben aprender a asumir con responsabilidad los resultados de sus actos.

“Los papás que toman esta actitud desconfían de la crianza. Incentivar la responsabilidad y el pensamiento crítico favorece la autonomía de los niños. El rol de quienes los educan es apoyar y orientar, mas no meterse. El crecimiento implica experimentar en carne propia lo que está bien o mal”, expone.

Según Pérez, dar cada día más poder de decisión a los hijos permite que ellos desarrollen su personalidad y adquieran mayor autoestima. “Permitirles elegir la ropa que les gusta, hacer las tareas sin que los papás se entrometan o dejarles que resuelvan sus conflictos con otros amigos los empodera”, agrega.

Cómo ayudarlos

De acuerdo con la psicóloga, los padres desde siempre deben apoyar a sus hijos en sus decisiones, por absurdas que parezcan, pues son de ellos y tienen derecho a equivocarse. “El papá que obliga al niño a ser jugador de fútbol, cuando a él le gusta tocar piano, no está bien. Es preferible que desistan y no que estén por obligación o sin convicción. Ellos deben buscar su lugar en el mundo y no que sean los padres quienes los ubiquen”, advierte.

Pérez recomienda primero enseñarles a los niños a tener confianza en ellos mismos. Si los papás parten de la premisa de que son incapaces por su corta edad de tomar una decisión, implícitamente les dicen que no tienen ni tendrán fortaleza para asumir lo que el mundo les plantea, señala la experta.

“Los niños y adolescentes deben sentir que son queridos y son capaces de todo. Un abrazo les provee seguridad, y la convicción de que están respaldados, pero no obligados”, aclara la psicóloga.

A perder el miedo
El psicólogo experto en familia, Alberto Zuluaga, egresado de la Universidad Luis Amigó, indica que todas las determinaciones de la vida se necesita valor, conocimiento y audacia. Lo que ellos no hagan, nadie más lo hará.

“Las decisiones son un acto de libertad, que se adquiere a medida que se madura. Somos artífices de nuestro destino. Cuando el pequeño se quiere cambiar de colegio, o siendo más grande decide cambiarse de carrera, hay que advertirle pros y contras de sus razones”.

Agrega que en este proceso sabrán cuál es el peso de sus equivocaciones y las ventajas de sus aciertos y aunque sea más fácil elegir entre uno u otro plan o un color favorito, en el aspecto emocional, amigos, noviazgos, toman más tiempo y no hay que presionar o interferir.

Para aplicar


1. Dejar claro que podrán tomar sus decisiones siempre y cuando se acojan a las normas establecidas por la familia.

2. Permitirles equivocarse.

3. No criticarlos cuando algo salga mal, animarlos a continuar y motivarlos para que lo intenten de nuevo.

4. Elogiarlos cuando de buenas decisiones se trata.

5. Hacer sugerencias y críticas constructivas, nunca personales.

Instruir con amor

Los padres durante toda la vida pueden asesorar en la toma de decisiones a los hijos. Sin embargo, el nivel de acompañamiento es diferente de acuerdo a su edad y del tipo de decisión.

Amigos. Tomar la decisión de escoger bien a sus compañeros.

Amor. La persona con la que se va a comprometer en una relación. Enseñar que con los sentimientos de otras personas no se juega.

Dinero. Nada en la vida es gratis. Hay que administrar bien los ingresos.

Estudiar o trabajar. Es una decisión que visualiza el futuro y asegura cosas.

Religión. Escuchar con atención las enseñanzas para luego, si lo decide, las asuma para su vida.

Oriéntelos en los horarios, lecturas, práctica de algún deporte, estado del cuerpo, alimentación y aficiones.

¿Hasta donde darles gusto?

El padre de familia debe tener claro qué negocia con su hijo. En la medida que el niño crece y muestra mayor responsabilidad, esa negociación puede ser más amplia. Sin embargo, los padres de menores tienen que tener claras las razones que justifican lo que concilia con el niño, para que él, en edades posteriores, reflexione sobre esos límites con sus padres y con otras personas.