viernes, 18 de agosto de 2017

El valor de las emociones en el aprendizaje infantil

Las necesidades educativas están cambiando. Hemos pasado de un modelo “instruccional“, que ensalzaba la figura del profesor, a otro “personal”, en el que el estudiante es quien toma el protagonismo. Lo más importante ahora es que el alumno aprenda, y a ese objetivo se deben someter todos los elementos del sistema educativo, incluidos el docente y el método de enseñanza, para que cada individuo pueda avanzar de la manera más eficaz.

El valor de las emociones en el aprendizaje infantil

En este nuevo escenario, la tecnología juega un papel decisivo, convirtiéndose en el mejor aliado para crear programas formativos más eficientes y adaptados a las necesidades de cada alumno. En el caso de la enseñanza infantil el reto está en diseñar herramientas que garanticen la motivación y la experimentación del niño en primera persona. Y es que una de las mayores dificultades hoy en día en la educación infantil está en mantener la atención de los pequeños.

Está demostrado que la emoción es un elemento esencial en el aprendizaje infantil. Si no hay una componente emocional, no hay atención y, como consecuencia, no hay aprendizaje. (“Solo se aprende aquello que se ama” -Francisco Mora-, “No somos máquinas pensantes que sentimos, somos máquinas sentimentales que pensamos” -Antonio Damasio-).

Hoy en día existen plataformas educativas capaces de modificar su interacción con el niño de forma empática. Por ejemplo, si el sistema detecta que el pequeño está frustrado con una actividad porque no sabe cómo resolverla, puede darle ideas sobre cómo abordarla, o si detecta que está aburrido, puede cambiar de actividad para retener su atención. Esto es lo que se conoce como computación afectiva y cumple un doble objetivo: mejorar la participación activa del pequeño y reducir el índice de abandono.

¿Cómo es esto posible? Los cambios de las expresiones faciales, la pronunciación y el tono de la voz, entre otros, pueden significar cambios en el estado emocional del niño y los dispositivos móviles pueden detectarlos e interpretarlos de forma no intrusiva, gracias a la cámara y el micrófono que vienen incorporados.

Actualmente, se está experimentando con la computación afectiva para encontrar técnicas de aprendizaje adaptativo que permitan ajustar de manera automática los niveles de dificultad en función de los patrones de motivación de cada usuario. ¿Cambiarán este tipo de iniciativas la manera en la que aprenden los niños?

Muchos tenemos la convicción de que la transformación de la educación infantil mediante contenidos educativos digitales y las nuevas tecnologías es imparable. Cada vez tendremos más y mejores herramientas que conozcan de una manera integral al niño y se adapten a sus necesidades y estilo. Porque lo importante, es el aprendizaje, comprender cómo aprenden los niños y no tener que preocuparse por qué a un niño le cuesta más que a otro.