martes, 15 de diciembre de 2015

Adolescentes problemáticos: conflictos con el profesor y absentismo escolar

Adolescentes problemáticos: conflictos con el profesor y absentismo escolar

El cambio cualitativo que se va produciendo poco a poco en la inteligencia de los adolescentes no conlleva efectos sólo en la escuela, sino que altera también su personalidad. De todo esto se deduce que en esta etapa, la adquisición de conocimientos no se reduce a una acumulación cuantitativa, es decir, a una simple ampliación y profundización sobre aquello que ya conocían; los nuevos conocimientos no sólo sustituyen a los viejos y los transforman, sino que éstos transforman los procedimientos mentales que utilizaba el niño en la etapa anterior.
Como resultado de todo esto aparecen nuevas características en la personalidad, que se manifiestan en una nueva actitud hacia la realidad y hacia los propios conocimientos. En esta etapa, los conocimientos no representan únicamente un proceso por medio del cual se adquiere información, sino que influyen considerablemente en la organización y estructura de la personalidad.
Provocaciones contra el profesor
En la adolescencia, la edad de los profesores del joven ya no es un factor tan importante para éste como lo había sido durante su niñez. La autoridad que emanaba del profesor por el mero hecho de ser mayor pierde todo su valor o pasa a ocupar un lugar secundario como elemento de influencia en la conducta del muchacho. Emergen conductas de clara oposición e incluso de abierto rechazo, que no son tanto contra la persona del profesor sino contra quien representa la autoridad. Lo paradójico es que, mientras rechaza el reconocimiento del profesor, el joven quiere obtener a toda costa el reconocimiento de su grupo.
El absentismo escolar
Cuando el adolescente tiene dificultades para hallar el lugar concreto en el que desarrollar sus inquietudes pueden aparecer conductas cercanas a la marginalidad. En estos casos, se trata de respuestas a problemas personales, que suelen tener su origen en la infancia o en la relación con el medio o el entorno familiar, y que le impiden desarrollar una vida más o menos estable. Pero, además, hay que tener en cuenta que muchas de las actividades que usualmente se promocionan en los medios de comunicación como muy atractivas (y que se han convertido con el paso del tiempo en subcultura), el joven no las puede encontrar en el ámbito de la escuela. Por ello es frecuente que el joven, impulsado por estos mismos medios de comunicación, comience una infatigable búsqueda de nuevas experiencias que lo lleven a escapar de lo que se ha convertido para él en una intolerable rutina escolar, con las consecuentes ausencias a clase. Es entonces cuando se les puede ver deambulando por las calles, tumbados por los parques, en establecimientos con máquinas de juegos o consumiendo estimulantes o sustancias ilegales.