jueves, 5 de noviembre de 2015

El período sensoriomotor, una experiencia sensorial tras otra

El período sensoriomotor, una experiencia sensorial tras otra

Sentir el mundo, esa es la actividad primordial del niño durante el período sensoriomotor, desde que nace hasta que cumple los 2 años de vida. Durante estos meses, el niño aprende a modificar sus propios reflejos para adaptarlos al ambiente que le rodea, a coordinar acciones, a encontrar objetos escondidos y, en algunos casos, se inicia el proceso de representación mental de la información. En este período es cuando empieza a darse cuenta de que él es una entidad física independiente y también de que los objetos que le rodean tienen una existencia separada y permanente. Poco a poco, a través de diversos estadios, el niño irá realizando su aprendizaje.
Reflejos
En el primer estadio, desde el mismo momento de su nacimiento y durante el primer mes de vida, el bebé posee un automatismo al que llamamos reflejos. Succionará si acercamos un dedo a su boca, o cerrará la mano con fuerza alrededor de él si se lo colocamos en la palma.
Reacciones circulares primarias
A partir del primer mes y hasta el cuarto, se desarrolla un segundo estadio, el de las reacciones circulares primarias, en el que el bebé se concentra en su cuerpo.
Así, si un estímulo exterior le produce una sensación, como por ejemplo que al mover un brazo toque un juguete que cuelga sobre él, moverá una y otra vez el brazo de la misma manera para que esa sensación se repita.
Reacciones circulares secundarias
El tercer estadio, hasta los 8 meses, es el de las reacciones circulares secundarias. En este caso, por ejemplo, el niño descubre que al apretar un objeto se produce un
sonido. La acción es aquí más compleja que en el estadio anterior, puesto que el bebé cogerá y apretará todos los objetos a su alrededor para volver a oír el sonido hasta que, por casualidad, apriete el objeto que lo produjo la primera vez. Tras muchas repeticiones, el niño distinguirá el objeto concreto por el tacto, y no apretará
indiscriminadamente todos
Coordinación de los esquemas secundarios
Al cuarto estadio, hasta los 12 meses, Piaget lo denomina de coordinación de los esquemas secundarios porque, en él, los estadios anteriores se coordinan. El desarrollo neurobiológico es aceleradísimo, y la capacidad de recurrir a medios concretos para obtener un fin es cada vez mayor. El niño empieza a andar ahora, pero si aún no lo hace al cumplir el año, no quiere decir que tenga problemas neurobiológicos o psíquicos; posiblemente sea un gran gateador, por lo que la coordinación entre medios y fin está igualmente desarrollada. En poco tiempo, cuando el estímulo y los fines para lograrlo hagan necesaria la capacidad de estar erguido, empezará a andar y a correr.
Reacciones circulares terciarias
Entre el año y el año y medio se desarrolla el quinto estadio, el de las reacciones circulares terciarias. En la reacción primaria, la acción estaba concentrada en el propio cuerpo, y en la secundaria se iniciaba la exploración del exterior; ahora, ambas acciones se conjugan en una tercera experiencia cognoscitiva. Así, por ejemplo, en este estadio, los objetos no sólo existen, sino que también permanecen. Hasta ahora, el niño sólo concebía la existencia de un objeto por su visión directa, porque lo tenía ante él, y bastaba con taparlo con un paño para que el objeto dejara de existir. Pero en este nuevo estadio, el niño descubre que los objetos permanecen, que tienen una existencia propia, separada de la de él. Por esta razón puede controlar sus juegos mucho más, y distinguir incluso formas diferentes Los objetos y las personas siguen existiendo, aunque él no los vea o no los oiga, y, a la vez, el niño posee ya sus primeras imágenes mentales, por lo que puede incluso buscar lo que ya sabe que existe aunque no reciba de ello ningún estímulo, ni visual ni auditivo.
Transición por perfeccionamiento

El sexto y último estadio del período sensoriomotor, de los 18 a los 24 meses, sería una transición por perfeccionamiento hasta el siguiente período, el período intuitivo. Todos los esquemas anteriores se interiorizan y la maduración sensorial y motora alcanza un alto nivel de desarrollo. Los movimientos son cada vez menos torpes, más efectivos y armoniosos. Comprensión y nuevos esquemas para alcanzar distintos objetivos se superponen con mayor fluidez. El niño alcanza ya el embrión del pensamiento simbólico del siguiente período y puede realizar imitaciones, como hacerse el dormido aunque no tenga sueño, o simular una caída para conseguir que le lleven en brazos.