domingo, 4 de octubre de 2015

Conozca los miedos más frecuentes de su mascota

La mayoría de los temores se presentan porque sufrieron situaciones negativas.

Cuando los gatos están en una situación de temor, suelen esconderse en distintos lugares hasta que se sienten fuera de peligro.
Cuando los gatos están en una situación de temor, suelen esconderse en distintos lugares hasta que se sienten fuera de peligro.

Si su perro o gato se queda inmóvil, tiende a huir o a atacar cuando llega una visita, tiene salivación excesiva o se mueve sin parar de un lado a otro, lo más probable es que padezca de estrés o ansiedad a causa del miedo.
Los animales de compañía pueden sentirse amenazados ante cualquier estímulo desconocido. “Los más comunes están relacionados con ruidos fuertes; su audición es muy aguda, así que pueden asustarse con los truenos o la pirotecnia porque no escuchan esta clase de sonidos muy seguido y no pueden definirlos fácilmente”, cuenta Carolina Alaguna, veterinaria etóloga de Puro Criollo.

También pueden presentar fobias hacia niños o personas que utilizan elementos como cascos, sombreros, sombrillas o bastones, incluso a animales de su misma especie. Juan Camilo González, etólogo de la Universidad Autónoma de Barcelona, explica que estos temores, en su mayoría, están relacionados con problemas de socialización temprana.
“En los primeros meses, los cachorros pasan por un periodo sensible de socialización en el que aceptan más fácil cosas nuevas. En el caso de los caninos, se desarrolla desde la tercera semana hasta el tercer mes de nacido, mientras que en los felinos, desde los nueve días hasta los dos meses de vida. Durante este lapso, el animal fortalece su temperamento, así que si han sido abandonados o maltratados es posible que sufran de ansiedad, estrés e hiperactividad y se vuelvan temerosos”, agrega.
Sin embargo, en los perros y gatos los miedos se evidencian de forma diferente. Los gatos tienden a ser solitarios, así que su primera reacción consiste en huir y esconderse. “Los felinos se refugian en lugares altos para observar desde allí, hasta que entienden que la situación no representa peligro”, cuenta Diana Ramírez, veterinaria de Gabrica.
“Los perros –explica– empiezan a ladrar, y esto no quiere decir que sean peligrosos, sino que les causa curiosidad lo que están viendo. Después de oler y acercarse, se relajan y dejan a un lado su posición de ataque”.
Para ayudar a superar estos miedos, lo ideal es que durante los primeros meses las mascotas tengan contacto con diferentes estímulos, así serán más receptivas ante situaciones desconocidas.
Cuando tengan fobias identificadas, se deben iniciar ejercicios de sensibilización, mostrarles poco a poco lo que les da miedo y al mismo tiempo ofrecerles algo que les guste mucho. “Por ejemplo, si su mascota les huye o les ladra a las visitas, no es recomendable que las personas se acerquen de una vez. Primero deben dejar que el animal las huela; luego, pueden ofrecerle algo de comer, y así va teniendo una expectativa positiva de algo que le estaba causando temor”, cuenta González.
También pueden utilizarse técnicas homeopáticas, como flores de bach. Además, es necesario que la mascota tenga un lugar adecuado para comer y descansar.