miércoles, 17 de octubre de 2018

Hay que dejar que los hijos se equivoquen


Los jóvenes deben aprender a manejar los conflictos, esto les da independencia y seguridad. Al regañar y castigar se fomenta la idea de que los conflictos son negativos y tienen que terminar.

Niños y jóvenes deben aprender a tolerar los fracasos, para entender que las cosas valen y que requieren esfuerzo. 

Mariana fue una niña insegura, y desde pequeña se apoyó en sus padres para tomar decisiones. 

Así pasó en su infancia y adolescencia, y al elegir carrera universitaria aplicó a Administración de Empresas en una facultad de la ciudad. 

“Pensar que podía alejarme de ellos me daba pánico. Lo mismo de mis amigos”, expresó la joven. 

Mariana se refiere a dos compañeros de estudio que pasaron los años gracias a ella. “A ellos les iba mal con las matemáticas y yo siempre les ayudé. Empecé con unos ejercicios simples y terminé presentando trabajos por ellos”. 

Contó que temía contarles a sus padres, porque podía perder a los que consideraba sus “amigos”. 

Los conflictos 

Para el director del Programa Aulas en paz, José Fernando Mejía, los padres deben promover la resolución de conflictos en niños y jóvenes, tarea, que según él, debe desarrollarse desde siempre. 

“Por ejemplo, los más chicos comienzan a entender que hay turnos, que deben compartir, que no pueden tomar lo de los demás, porque hay otros que también lo quieren y cuando están más grandes reconocen las perspectivas de los otros, negocian situaciones más complejas, inclusive de conflictos entre grupos”. 

Según el experto, con este aprendizaje desarrollan habilidades para negociar, construyen acuerdos de mutuo beneficio, manejan los problemas por sí solos, aprenden a conducir sus emociones, reconocen los intereses de los demás, evalúan las situaciones teniendo en cuenta múltiples perspectivas, y además, se tornan más creativos. 

En el caso de los padres que son permisivos y que hacen todo por los hijos, el experto explica que este comportamiento se convierte en un obstáculo para el aprendizaje, pues los niños no aprenden a resolver los problemas por sí mismos, sino que esperan que llegue alguien a ayudarlo. 

Además, se pueden convertir en personas voluntariosas, rebeldes, que todo lo quieren para ellos, no asumen posiciones de negociación, sino que imponen su voluntad o ceden y permiten que los demás logren lo que quieren. Estos niños o jóvenes, según Mejía, no tienen un desarrollo adecuado. 

Dónde está el equilibrio 

Si preguntan hasta dónde debe llegar al apoyo de los padres, Mejía aclara que la clave está en aprovechar las diferencias y discusiones entre hermanos, en el colegio o el debate con sus hijos para que se vuelvan oportunidades de aprendizaje. 

El punto de equilibrio es el diálogo, así se encuentran soluciones y los empodera. Es algo de práctica que fortalece las relaciones, sobre todo porque estas habilidades marcan el camino de la vinculación laboral. “Es bien sabido que para contratar a un nuevo colaborador son más importantes las habilidades de relacionamiento: estar con los demás y resolver problemas que las habilidades técnicas, porque esto los equipa para la vida”. 

En los mejores términos 

Según Mejía, los padres tienen que estar presentes en todas las etapas de la vida de sus hijos y no permitir que hagan “lo que se les da la gana”. Aclara que aunque la figura de autoridad debe estar presente también deben permitir que los hijos cometan errores y aprendan estando seguros. 

“Si le vas a enseñar a tu hijo a montar en bicicleta, puede que lo ayudes, pero si no lo sueltas, no aprenderá jamás. De pronto se cae, pero así va aprender”. 

Explica que protegerlo demasiado haría que no aprendiera, pero tampoco se puede exceder, hay que tener un balance. “Si los protegemos todo el tiempo pensando que van a sufrir, les quitamos la oportunidad de desarrollar unas habilidades que se necesitan para tolerar los fracasos, para perseverar, para entender que las cosas valen y que requieren esfuerzo”. 

El director del Programa Aulas en paz sostiene que el balance tiene que ver con la seguridad de los hijos y que no están asumiendo un riesgo mayor, y por el otro saber que en la vida las cosas tienen un costo que hay que asumirlo para aprender. 

El lenguaje de la comunicación 

* Manejar las emociones 

Aprender a respirar, a parar, controlar la rabia y calmarse para comunicarse con los demás. 

* Generar opciones y creatividad 

Saber que resolver conflictos no tiene que ver con ceder, imponerse, sino con encontrar soluciones para satisfacer las necesidades de todas las personas involucradas. 

* Generar opciones 

Se relaciona con estabilidad y se puede concretar con lluvia de ideas o usando técnicas relacionadas con el pensamiento lateral, que buscan pensar de manera diferente y no centrarse en las opciones que están, sino que se logre ver más allá y darnos la posibilidad de lo absurdo y tonto. 

Errores 

Al regañar y castigar se fomenta la idea de que los conflictos son negativos y tienen que terminar. 

No hay que buscar culpables: hay que preguntar qué pasó, qué piensa cada uno, qué podrían hacer, cómo llegar a un acuerdo. Así se fomentan las habilidades en lugar de prevenirlos, que es lo que pasa con los castigos. 

Hoy, en Los Fundadores 

José Fernando Mejía, director del Programa Aulas en paz, asistirá hoy, entre las 7:30 a.m. y las 12:30 p.m. en el Teatro Los Fundadores, a la Feria Escudos del Alma Caldas 2018. 

Invitan Alcaldía de Manizales, Secretaría de Educación y Red Papaz de padres y madres. 

También estarán como conferencistas: 

* Leonardo Aja Eslava, director de la Corporación Buscando Ánimo 

* Catalina Sanz Jaramillo, psicóloga y terapeuta clínica sistémica 

* Angelica María Claro Gálvez, coordinadora de incidencia de Red Papaz.