martes, 5 de julio de 2016

El silencio, cómplice del acoso sexual en las universidades del país

Instituciones carecen de vías para hallar y denunciar casos en que alumnos o docentes se sobrepasan.

Solo en Bogotá se presentaron 3.959 casos de abuso sexual en el 2014, según Medicina Legal.
Solo en Bogotá se presentaron 3.959 casos de abuso sexual en el 2014, según Medicina Legal.
Que me dé miedo decirle a un profesor que no me toque cuando me habla”. Que un docente diga que no recuerda nombres pero sí piernas. Que una estudiante pregunte: “¿Podemos hacer la tarea?” y el profesor conteste: “¿Por qué no hacemos otra cosa?”. Actitudes así, no son normales.
Este es el mensaje de No es Normal, un colectivo de estudiantes que surgió ante la poca conciencia frente al acoso y el sexismo, y el desconocimiento de qué hacer si se presenta este tipo de violencia sexual.

“Es complicado porque en sí no sabes dónde denunciar y prefieres no hacerlo; entonces, nunca se sabe qué pasa”, cuenta Nora Picasso, magister en Derecho con énfasis en investigación y miembro de la junta directiva de No es Normal.


El objetivo es que “nos hagamos conscientes de que estas situaciones pasan incluso en los lugares donde pensamos que no pasan”. Son más frecuentes de lo que se cree: solo en No es Normal reciben entre una y tres quejas diferentes cada semana, y la cifra ha aumentado desde que intensificaron su campaña.

Para Sofía Díaz, integrante de Pares de Acompañamiento Contra el Acoso (PACA), “cualquier situación en la que te sientas incómoda porque tú no consentiste que eso pasara, puede ser acoso”. 

El tema está reglamentado desde 2008 con la Ley 1257. Esta define acosador sexual como “el que en beneficio suyo o de un tercero y valiéndose de su superioridad manifiesta o relaciones de autoridad o de poder (...) persiga, hostigue o asedie física o verbalmente, con fines sexuales no consentidos, a otra persona”, conducta que da entre uno y tres años de cárcel.
Además, encarga al Gobierno Nacional “desarrollar planes de prevención, detección y atención de situaciones de acoso y agresión sexual” y a las juntas directivas de las empresas y entidades velar para que se cumpla la ley.
“Lo más importante es crear conciencia de que el problema de acoso es real y es denunciable. Pero no se denuncia por temor al futuro, porque siente responsabilidad por lo que pase con el agresor y porque tiene miedo de que no le crean”, expresa Sofía Díaz.
No hay estudios ni cifras específicas que hablen del problema, aunque las de violencia sexual en general son preocupantes. Solo en Bogotá se presentaron 3.959 casos de abuso sexual en el 2014, según Medicina Legal.
Tampoco ocupa las agendas de las instituciones de educación superior. En Bogotá, universidades como la Jorge Tadeo Lozano no abren “ningún proceso al estudiante mayor de edad”, según el psicólogo Edwin Torres.
La Universidad Central cuenta, según la psicóloga Tatiana Morales, con un grupo de docentes consejeros que guían a los alumnos en varios temas, pero no con un protocolo específico para el acoso sexual.
Otras universidades no tienen una dependencia para el tema y los casos pasan de una instancia a otra sin respuesta.
Ninguna de las más conocidas de la ciudad tiene información al respecto en su página web. Por su parte, la Universidad de los Andes está trabajando –junto con PACA– en crear un protocolo.
Los protocolos de atención a casos de acoso no son obligatorios para las instituciones de educación. PACA y No Es Normal consideran que es hora de crearlos.

Pistas para identificar el acoso
1. Verbal
Comentarios sexistas que hacen referencia al cuerpo o a la sexualidad y que suelen celebrarse como chistes.
2. Chantaje
Cuando se pide hacer algo de carácter sexual o que implique cercanía, a cambio de favores académicos.
3. Físico
Acercamientos, caricias y contacto indebido y no consentido, así el agresor lo justifique por las circunstancias.
4. Ambiente hostil
Coqueteo, chistes o comentarios, reiterativos o no, que incomodan y se usan para demostrar superioridad y control en público.
5. Percepción
Si se siente agredido por una situación con carga sexual o sexista, puede ser acoso. Háblelo y consulte con expertos.