martes, 26 de mayo de 2015

Por qué los niños de 3 y 4 años desobedecen?

¿Por qué los niños de 3 y 4 años desobedecen?

La educación de los niños desobedientes es todo un reto para los padres y educadores, pues éstos suelen tener un carácter fuerte y muy desafiante. Pero, ¿Qué hay detrás de este carácter? ¿Qué podemos hacer para mejorar su comportamiento?

Entender la conducta infantil

En general, cuando los niños de 3 y 4 años desobedecen lo hacen por frustración. En esta edad los pequeños están aprendiendo que no pueden hacer siempre lo que quieren y que hay unas normas, las cuales deben acatar y entender. Sin embargo, esto no es fácil para nadie y menos para los niños de esta edad que aún no saben exactamente qué es lo que se espera de ellos. Los que actúan desobedeciendo a los padres cuando se les dice algo, suele ser porque ellos mismos están hechos un lío. No saben qué es lo que deben hacer o simplemente les apetece hacer otras cosas y reaccionan desobedeciendo.

¿Cómo corregimos este mal comportamiento?

Antes de dar pautas para esta corrección es necesario puntualizar que:
1-. Cuanto antes corrijamos, menos nos costará.
2-. Los padres debemos ser firmes con las normas y no estar hechos un lío. Ellos no pueden ver que estamos confusos o que pueden con nosotros.
 Hay varias maneras de cambiar la conducta en los niños y cada padre deberá adaptar estas directrices en función de los hijos y de la familia, pero en general son:
Actuar rápido: cuando se les dice que hagan algo y no quieren hacerlo suelen no responder o directamente decirnos que no. En este momento tenemos que actuar y llevarlos a hacer lo que les hemos dicho.
- Normas claras: los niños deben entender que en la sociedad hay unas normas y que deben tener disciplina para estar en ella. Por ello, es importante que establezcamos las normas de conducta tanto en casa como fuera de ella y las sigamos al pie de la letra. No podemos hacer una cosa y mañana otra, y menos con los niños que están hechos un lío.
- Discusiones fuera: cuando los niños no quieran hacer algo intentarán discutir con nosotros, de tal manera que ganen tiempo. No se lo debemos permitir; debemos pasar al primer punto, actuar sin negociar.
- Mantenerse firmes y no dudar: los hijos esperan mucho de los padres y, si nosotros no sabemos actuar con contundencia, ellos también dudan. Las ideas deben estar siempre claras.

Verás que, con estas pequeñas indicaciones, conseguirás modificar esta parte del carácter de tus hijos que poco te gusta y tanto te preocupa.

lunes, 25 de mayo de 2015

Como hacer que tu hijo sea mas autónomo

Como hacer que tu hijo sea mas autónomo

A los 7 años, nuestro hijo nos demuestra que quiere independencia, pero quizás todavía no haya desarrollado las habilidades necesarias para lograr su autonomía. Con un poco de ayuda y un voto de confianza, nuestro pequeño lo logrará de manera gradual.

Fomentar la confianza en sí mismos

Para que nuestro hijo desarrolle su autonomía debemos ayudarle a confiar en sí mismo, que pueda resolver situaciones de la vida cotidiana sin depender de los adultos. Para que esto suceda, nuestro hijo deberá adquirir algunas habilidades, hábitos y valores básicos que le servirán en todos los contextos, tanto dentro de la casa como en la calle o en la escuela. Pero nada es mágico en cuanto a aprendizaje. Este es un proceso que llevará tiempo, aunque dará buenos resultados en un futuro próximo.
Dejarle que comience a elegir su ropa, que se bañe y se vista solo, son pequeños pasos hacia la autoconfianza, logrando que se aleje un poco de nuestro regazo y comience a tomar decisiones y responsabilidades. Lo mismo ocurre con las tareas del hogar. Le podemos asignar tareas específicas, de las cuales, él será responsable, como, por ejemplo: preparar la mesa para la hora de comer, hacer su cama o darle un barrido al suelo.

Actitud responsable y ética

Es importante que aprenda a ser responsable con sus cosas del colegio, que no pierda sus lápices o demás objetos, que sea prolijo, goce del orden de sus libros y le importen sus calificaciones. Así mismo, comportarse de manera ética con sus compañeros, ser responsable de las tareas que le asignen en la escuela, adquirir el hábito de echarle un vistazo a sus cuadernos para asegurarse de que tiene todo completo y no tengamos que hacerlo nosotros, los padres.
También es importante que vaya adquiriendo nociones de peligros que puedan provocarle daño en casa o en la calle. Es importante enseñarle a utilizar el cuchillo de manera correcta a la hora de comer (además de cuidarle, le daremos autonomía) e instruirle acerca del uso del fuego de la cocina y la calefacción. Fuera de casa, lo más importante es que aprenda a cruzar las calles y a no hablar con extraños.

Con respecto al “afuera”, será necesario para desarrollar su civismo que logre habilidades que le permitan relacionarse con los demás. Saludar y despedirse de manera respetuosa, ser agradecido, pedir las cosas por favor, esperar su turno al hablar, hará que nuestro hijo pueda entablar una conversación en cualquier contexto social y, a la vez, desarrollará su autonomía.

domingo, 24 de mayo de 2015

El “A, E, I, O, U” para padres

El  “A, E, I, O, U”  para padres

A: Aprender   a escuchar de verdad.

   Hay gente que por naturaleza tiene el talento innato de saber escuchar, pero otros debemos aprender y desarrollar ese talento. Escuchar de verdad significa abrir no sólo el canal auditivo, sino todos los otros sentidos (ver, oír, sentir).
   Sabemos que la información no verbal nos aporta mucha más información que la verbal, estamos hablando de que el 55% de la información nos la da el lenguaje corporal y un 38% la tonalidad de la voz… Así que debemos aprender a tener en cuenta estas variables para aprender a escuchar. Cuando se habla de nuestros hijos, la tarea es más fácil dado que los conocemos mucho, pero no supongamos nada! Ante cualquier duda preguntemos directamente.
   A su vez, cuando estemos escuchando, no permitamos que nuestra voz interior (en coaching se habla de “diálogo interno”, que son todas las ideas relacionadas con lo que estamos escuchando y que nos vienen a la cabeza como una metralleta: lo que pensamos al respecto, que mejor consejo queremos dar, buscar en nuestras propias vivencias, y un largo etcétera) ensordezcan el mensaje verdadero, que por supuesto es el que sale de la boca del emisor y no de nosotros mismos.
   Esta tarea no sólo nos va a servir con nuestros hijos, sino en la vida en general.

E: Ejemplificar

   La mejor manera de enseñar es dando ejemplo.
 Si nos fijamos en cómo han aprendido nuestros hijos un montón de cosas sin ningún tipo de explicación, nos sorprenderá ver que son la mayoría. Ellos por imitación aprenden de nosotros y aunque después la enseñanza se fortalece con la explicación verbal, no olvidemos que hay que seguir dando ejemplo.
   ¿Cómo le puedo pedir a mi hijo que deje de utilizar su móvil, por ejemplo, cuando nosotros nos acostamos con él y sólo levantarnos es lo primero que abrimos, después de los ojos? Nos podemos dar muchas excusas, pero predicar con el ejemplo, ¡es la CLAVE!

I: Informarnos

   Dicen que los hijos deberían venir con un manual bajo el brazo, o que nadie nos ha enseñado a ser padres… ¡Totalmente cierto!
   Y ahora deberíamos preguntarnos, ¿cuántas páginas web, libros, agencias, etc consultamos antes de emprender un viaje? ¿cuántos buscadores usamos antes de comprar un piso? ¿cómo nos hemos preparado para ser padres?
 Por tanto, una vez contestadas interiormente estas simples preguntas, ¿a qué conclusión llegamos?
   Que con nuestros hijos, una de las tareas más importantes a las que nos enfrentamos en la vida, no nos informamos como deberíamos. Vamos a tientas, esperando que las cosas salgan lo mejor posible y encomendándonos  al Dios, diosa que queramos.
   Hay muchos profesionales escribiendo en libros, webs, programas… para nosotros, ¿qué tal si empezamos a usarlos?
0: Ordenar
   Nuestros hijos necesitan orden en sus vidas y para ello, nos tienen a nosotros.  Parece que en la sociedad actual se ha perdido un poco este concepto y hay que recuperarlo.
  Debemos dar órdenes a nuestros hijos, marcando hábitos a seguir, horarios que cumplir, obligaciones que se deben realizar, señalando límites que no se pueden cruzar. Siempre acompañados, como no, de mucho amor.
     Y hay que perder el miedo a sus negativas, sus reproches y toda una serie de artimañas que utilizarán para no seguir nuestras órdenes. Esta función a veces puede ser cansina (después de un día duro de trabajo), pesada (ya que nos repetimos más que el ajo) e incluso desapetecible, pero nuestra obligación como padres es poner orden en casa y en sus cabezas. Así que ¡adelante!

U: Unificar

   Es muy importante, cuando hablamos de nuestros hijos, que unifiquemos criterios.
   ¿Qué significa unificar criterios?
   Que todos los responsables de la educación de nuestros hijos sigan una misma línea de educación. Estamos hablando sobre todo de los dos progenitores, cuantas veces vemos que el papá es muy estricto en algunas exigencias y mamá mira hacia otro lado, o a la inversa. Esto se puede llegar a complicar mucho más en padres separados. Pero por el bien de nuestros hijos deberíamos sentarnos ante nuestra expareja y tener charlas conciliadoras que nos unan, al menos en este aspecto. Cuando la situación es muy complicada se puede pedir ayuda a un mediador familiar, que hará todo lo posible por ayudar a la familia a llegar a un buen entendimiento.
   También es muy importante que el colegio que escojamos siga una coherencia con la educación que damos a nuestros hijos, no olvidemos que la mayor parte del día la pasan en la escuela.

El  ”A, E, I, O, U”  son 5 sencillos pasos que pueden mejorar mucho la relación familiar.

sábado, 23 de mayo de 2015

10 claves para conseguir que tu hijo crezca emocionalmente sano

10 claves para conseguir que tu hijo crezca emocionalmente sano

  1. El niño se forma una imagen propia a partir de la valoración que se hace de él. Que se valoren sus actividades y actitudes potencia su autoestima.
  2. El niño necesita tener la seguridad de que aquello que hace agrada a los suyos. Las exigencias de los padres crean en muchas ocasiones retos sobre las capacidades de su hijo y ello es causa de ansiedad e inseguridad en el niño.
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  3. El niño debe observar una actitud consecuente en sus padres para poder tener un punto de referencia y orientarse en su forma de actuar.
  4. Los padres no debemos olvidar que el niño tiende a imitarnos. Somos sus modelos y, según lo que el niño viva y asimile en casa, formará su personalidad.
  5. Los cambios de respuesta por parte de los padres desconciertan al niño y crean malos hábitos en ellos. La coherencia es fundamental para un buen entendimiento.
  6. Educar bien no significa plena permisibilidad ante las actitudes de posición que muestra el niño.
  7. Es necesario una respuesta conjunta por parte del padre y de la madre ante una acción determinada del niño. Éste debe ver que los padres están de acuerdo respecto a su conducta.
  8. Conviene mostrarse firme ante el desafío del niño y mostrarle que con gritos y agresividad no conseguirá nada.
  9. La atención de los padres debe ir acompañada de un comportamiento tolerante y flexible que permita al niño fortalecer su autonomía y adoptar actitudes y comportamientos propios.
  10. Con una relación de participación, atención y comunicación, los padres ayudamos al niño a forjarse su propia personalidad. además de darle capacidad de respuesta individual.

Cuidado con…

  • Las opiniones de gente ajena al núcleo familiar. En muchas ocasiones, amigos y familiares tienden a hacer comentarios y referencias sobre el comportamiento de los niños. Ante este hecho, muchos padres hacemos caso omiso, pero otros nos dejamos influenciar, prestamos demasiada atención a respuestas y opiniones que brindan, con mucha facilidad, personas totalmente ajenas al núcleo familiar y adoptamos nuevos cánones en la educación de nuestros hijos. Éste nuevo intento fracasa estrepitosamente, porque no son los ajenos los que entienden al niño, sino que somos los propios padres quienes sabemos mejor que nadie cómo afrontar sus necesidades y ayudarle en su proceso evolutivo.
  • Comparar a nuestro hijo con otros niños. Todos los padres perdemos nuestra objetividad al hacer referencia a nuestros hijos y disfrutamos haciendo alarde de sus progresos. Esto no perjudica al niño, pero sí tiene su repercusión cuando se empiezan a hacer comparaciones respecto a lo que hacen otros niños. La verdad es que, en ocasiones, no se le permite al niño ser como es y parece que se le prepare para una competición. Muchas veces los padres, sin darnos cuenta, transferimos en el niño aquello que quisiéramos que fuese y también nuestras propias aspiraciones, influyendo notablemente en su personalidad. Ello origina problemas a los padres, que nos sentimos decepcionados, y a los niños, porque no pueden realizar lo que se les exige. Para que eso no ocurra, lo ideal es que los padres no volquemos nuestras propias aspiraciones en el niño y que le permitamos ser como es, sin pretender cambiarle y aceptando sus progresos y sus limitaciones.

viernes, 22 de mayo de 2015

El padrastro o la madrastra y su lugar en la familia

El padrastro o la madrastra y su lugar en la familia

El padrastro o la madrastra —más allá de los tópicos que rodean a estos personajes, identificados tradicionalmente con conductas malvadas—, a pesar de no ser el padre o la madre, tiene un lugar en la jerarquía del hogar y una autoridad reconocida, y ambas cosas deben ser respetadas. Para que sus opiniones y normas puedan ser acatadas sin conflictos, es imprescindible que el progenitor de los niños apoye y confirme su autoridad doméstica. Sin embargo también es perjudicial para los niños, además de peligroso para la dinámica familiar, que el padrastro o madrastra intente reemplazar al padre o a la madre naturales.
Por eso, cuando aparece esta figura en la vida del niño se inicia una nueva etapa en la que hay que establecer nuevas reglas, fronteras, alianzas y lealtades. El reparto de las funciones de autoridad respecto a los hijos es absolutamente necesario para el buen funcionamiento doméstico, y también para que no haya confusiones acerca de la identidad —sexual y generacional— de cada uno. Así, aunque los hijos deben responder fundamentalmente a la autoridad de sus padres naturales, en el ámbito de la nueva familia han de reconocer también la autoridad de la nueva pareja del progenitor con quien conviven.
Sin embargo, en algunos casos„ surgen situaciones difíciles, especialmente cuando los hijos de una persona divorciada no aceptan a la nueva pareja que ésta ha escogido. La lógica crisis que implica para los hijos el hecho de tener que adaptarse a una nueva situación respecto a sus padres, puede generar en el progenitor el temor a vivir una nueva relación conflictiva. El paso del tiempo y la paciencia son fundamentales para que los niños vayan  aceptando a la nueva pareja, confíen en ella, y a partir de ahí puedan, en consecuencia, aceptar sus normas y opiniones dentro del hogar. Al igual que frente al padre y madre naturales, el niño no ha de colocarse por encima de la nueva pareja, y la intervención de su progenitor en este sentido es de suma importancia. En definitiva, el nuevo matrimonio ha de poder establecer sus reglas de convivencia en el hogar, pero también ha de respetar las normas generales que los padres naturales comparten en la educación de su hijo, al mantener la función coparental entre ellos
En algunas ocasiones, tras la inclusión de un nuevo compañero sentimental en la dinámica familiar, hasta entonces monoparental, aparecen algunas dificultades en la educación de los niños. Las situaciones conflictivas suelen ser de dos tipos:
  1. El progenitor divorciado delega sus funciones parentales a la nueva pareja, que paulatinamente se va haciendo cargo de cuestiones que hasta entonces correspondían al progenitor en exclusiva, con la consiguiente confusión de roles para los niños. Podemos decir que el progenitor está abdicando y delegando sus tareas y responsabilidades como padre a alguien que no debe hacerse cargo de ellas.
  2. En otras ocasiones, nos encontramos con progenitores divorciados que se sienten muy ambivalentes cuando su nueva pareja toma decisiones con sus hijos, o cuando hace prevalecer sobre ellos sus normas de convivencia. Se diría que el progenitor no acepta bien los derechos que se atribuyen al nuevo cónyuge, en el sentido de desempeñar una función educativa con los hijos de su primer matrimonio. El niño percibirá esta ambivalencia y tendrá conductas sintomáticas de rebeldía, enfrentamiento, desobediencia y descaro hacia la nueva pareja de su progenitor. Para restablecer la alianza de los nuevos cónyuges puede ser muy útil la ayuda de un terapeuta de pareja.
Recuerda

  • Los padres naturales son los encargados de fijar las líneas generales que presiden la formación del niño como persona.
  • El nuevo compañero puede asumir funciones con los hijos de su pareja, corno ayudarles en los estudios si ellos se lo piden.
  • El niño debe tener muy claras las normas domésticas de cada hogar, lo cual es más fácil de conseguir si se le exponen, desde un principio, con claridad

jueves, 21 de mayo de 2015

La importancia de los abuelos en la crianza de nuestro hijo

La importancia de los abuelos en la crianza de nuestro hijo

Los abuelos pueden ser de gran ayuda para la crianza de los niños si el trabajo no permite que se pase tanto tiempo en casa como se quisiera.

En las últimas dos décadas los abuelos se han convertido cada vez más en un soporte físico y financiero de sus nietos. Ellos están ahí para cuidar de los niños especialmente cuando tienen padres que aún están tratando con la conciliación familiar y laboral, algo que se ve tanto en familias con dos progenitores como con padres solteros.
Los abuelos dan un poco de solidaridad a sus hijos para ayudarlos con la crianza de los nietos especialmente en esta economía difícil en todos los países del mundo. Es vital que los pequeños reciban cuidados de personas que tengan experiencia criando niños y que los quieran incondicionalmente.

Antes de pedirle ayuda a los abuelos hay que ser honesto

Muchos abuelos dirán que sí de inmediato si se les pide cuidar a los nietos con frecuencia, pero esto no quiere decir que estarán listos para la responsabilidad. Así que hay que hablar honestamente al respecto para evitar problemas más adelante. Los que siguen son los puntos más importantes a discutir.

¿Está listo para el compromiso?

Si ellos deciden que sí van a ayudar, ¿se comprometerán a todo el tiempo que se les necesite? Deben decidir si sienten que pueden cuidarlos a largo plazo. Quizás se pueda comenzar probando una semana para ver cómo se sienten.

¿Tiene suficiente energía?

Si los nietos son pequeños necesitarán muchísima energía para cuidarlos. Hay abuelos que ya no tienen muy buena salud ni tampoco pueden hacer mucho ejercicio. Si igualmente quieren participar en la crianza de los niños, lo ideal sería limitar el tiempo para que no se desgasten.

¿Qué reglas se seguirán, las de los abuelos o las de los padres?

Como distintos individuos que son es posible que cada pareja tenga ideas diferentes acerca de reglas o creencias y deberán ponerse de acuerdo en cuáles deben ser seguidas si van a comenzar esta nueva etapa de su relación.

¿Quién paga mientras los abuelos cuidan a los niños?

Si han decidido que sí quieren ayudar con la crianza de los nietos hay que establecer límites y crear un presupuesto para los gastos de los niños mientras estén con ellos. De esta forma no se gasta de más ni se abusa de la confianza y el dinero de los abuelos.

¿Se les debe pagar algo por la ayuda?

Esto dependerá de la situación. Muchos dicen que no quieren un sueldo, pero si se le está interrumpiendo su trabajo o sus actividades normales por ayudar con los niños, quizás la mejor opción es aportar algo de dinero a su vida también. Si estos se niegan a aceptarlo, de igual manera se les puede llevar a cenar o a hacer algo que les guste como agradecimiento por su colaboración. 

La ayuda tiene algunas desventajas

Pedirles ayuda a los abuelos mientras se concilia el tiempo entre la familia y el trabajo tiene muchas ventajas, pero también algunas desventajas para todos los involucrados. Cada situación es distinta, aunque en general hay algunas cosas que atender durante todo el proceso. Listamos algunas comunes.
- Los niños pueden confundirse y no saber cuál es la figura de autoridad: ¿son los padres o los abuelos?
- Se pueden crear conflictos entre los padres y los abuelos si no se siguen las reglas que se establecieron antes de tomar el compromiso de crianza.
- Los abuelos pueden sacrificar demasiado, incluyendo su salud y su dinero, por ser incondicionales con sus hijos y sus nietos.

Se debe mantener una buena comunicación constantemente entre abuelos y padres para evitar malos entendidos y problemas en el futuro. 

miércoles, 20 de mayo de 2015

Cómo viven los hijos que no podamos conciliar la vida laboral y familiar

Cómo viven los hijos que no podamos conciliar la vida laboral y familiar

La vida laboral y la familiar no son fáciles de conciliar y puede que esto provoque en nuestros hijos ciertos trastornos emocionales.

Lo que esto causa

Es común sentir frustración e impotencia al saber que estamos muchas horas alejados de nuestros hijos a causa de nuestro trabajo. Que los niños lleguen a un hogar en que no hay nadie después de la escuela, o que los esté esperando el personal doméstico, crea en ellos sentimientos de soledad y desatención. A esto se le suma la falta de un referente, ya que los pequeños necesitan de la identificación con sus progenitores para poder desarrollarse de manera saludable. Los adultos trabajamos mucho para que no les falte nada, pero sin embargo les falta lo único que necesitan, sus padres.
Este vacío emocional que sienten, ligado a las responsabilidades de atenderse solos, de hacer solos sus tareas escolares, entre otras cuestiones, se ve reflejado en diversos trastornos psicológicos que pueden aparecer en ellos, como el estrés causado por la separación y diversos problemas de conducta.

Horarios irracionales

Lo peor de todo es que la mayoría de las veces no podemos hacer nada para poder pasar más tiempo con nuestros hijos y llegar a una conciliación entre el trabajo y la familia. La sociedad española se ve ante el tremendo problema de los horarios, sin encontrar compatibilidad entre las horas en que estos están en la escuela y los adultos en su trabajo.

Lo que los niños necesitan

Nuestros hijos necesitan afecto, cariño, contacto físico y atención a cada instante. Si les damos tiempo de calidad, su autoestima y confianza se incrementarán y no tendrán dificultades emocionales. Para ello es necesario que el poco tiempo que tenemos para estar con ellos sea placentero, que podamos volcarnos de manera natural en sus necesidades, en escuchar lo que tienen en su corazón, en jugar con ellos y en demostrarles nuestro amor.
Nosotros, los padres, somos la base en la cual estructuran su personalidad, y si pasamos nuestro día en el trabajo y cuando estamos en casa no les dedicamos el tiempo que necesitan, se sentirán abandonados e interpretarán que no los queremos y nos molestan. Deben sentir que son lo más importante de nuestras vidas, porque en realidad lo son, y no debemos dejar que piensen lo contrario. Pero todo esto se demuestra con hechos.

¿Cómo conciliar la vida laboral y familiar?

Cuando ambos padres trabajamos fuera de casa durante largas horas no deberíamos llenar a nuestros hijos de actividades extraescolares para que estén ocupados todo el día, con la ilusión de que de esta manera no nos extrañarán ni necesitarán tanto. El tiempo que les prodiguemos a nuestros pequeños no se compara con nada.
Lo mejor sería que uno de los dos, ya sea mamá o papá, pueda recortar su horario laboral para poder estar con los niños cuando salen del colegio. Pero esto a veces es más una utopía que una realidad. En caso de ser imposible, la solución radica en tomar conciencia que las pocas horas que compartimos con nuestros hijos deben ser de calidad. Jugar, dialogar, cantar, interesarnos por sus tareas… cualquier actividad en la que estemos en contacto es buena. Hasta sirve preparar juntos la cena o ponerles la ropa de dormir y leerles un cuento, juntos en la cama.

A cada minuto deben sentirse amados y protegidos. Y en las horas en las que están en casa y nosotros en el trabajo, podemos llamarlos por teléfono para conversar, aunque sea durante unos minutos, para saber cómo ha sido su día, que nos cuenten algo que les haya pasado o simplemente decirles que los amamos y que, aunque estemos fuera de casa, son nuestra razón de vivir.