lunes, 4 de septiembre de 2023

El pequeño y voraz tiburón que come y ataca todo en el triángulo de las Bermudas


A esta especie se la ha encontrado a profundidades de hasta 3,700 metros.

Ni los submarinos ni las ballenas han podido anteponerse a la agresividad de esta especie.

El Triángulo de las Bermudas es, quizás, uno de los lugares más misteriosos del planeta: con 1,1 millones de kilómetros cuadrados en altamar, es un área geográfica que guarda indescifrables misterios, protagoniza sospechosas desapariciones y almacena crípticos secretos.

Desde extraterrestres hasta agujeros negros y fuerzas del más allá, son tan numerosas como disparatadas las teorías que han tratado de dar explicación a la desaparición de cientos de barcos, decenas de aviones y miles de personas que han transitado por el Triángulo de las Bermudas para nunca más volver.



El Triángulo de las Bermudas es el hábitat principal del tollo cigarro.

¿Estarán en el fondo del mar? ¿Habrán pasado un portal a otra realidad dimensional? ¿Los extraterrestres habrán hecho de las suyas? ¿Están atrapados en una ciudad subacuática perdida por nueve mil años? La realidad es que muchos de estos fenómenos no se han podido demostrar. Lo único seguro en la profundidad de un mar de aguas vacilantes es la presencia del tollo cigarro, un pequeño tiburón que devora todo y a todos entre las islas Bermudas, Puerto Rico y la ciudad estadounidense de Miami.

Su tamaño no es ni la mitad de equivalente a su voracidad. Gran prueba de ello es que ni siquiera los más grandes submarinos y las más gigantescas ballenas han podido anteponerse a sus filosos dientes aserrados que amenazan con arrasar todo a su paso.

Para este momento, son innumerables los mitos que rodean los misterios del Triángulo de las Bermudas. Desafortunadamente, para los peces del océano, el tollo cigarro no es uno de ellos: destructivo, letal e insaciable, este extraño tiburón se posiciona como una realidad más que latente, es la pesadilla de las profundidades del océano Atlántico.
Pequeño, pero voraz

Aunque su aspecto es inofensivo, el tollo cigarro está muy lejos de serlo. Tiene un cuerpo largo y cilíndrico que se mezcla con un hocico corto y chato, grandes ojos, dos pequeñas aletas dorsales sin espinas y una gran aleta caudal -conocida también como cola-.

Su color no es menos llamativo que el resto de sus características físicas. A diferencia de otros tiburones, es de color marrón oscuro y está cubierto por fotóforos productores de luz en la parte inferior. Como si fuera poco, cuenta con un ‘collar’ oscuro alrededor de la garganta y las hendiduras branquiales.

Alrededor de 50 centímetros (cm) de largo -puede medir menos, desde 10 cm- y una dentadura circular capaz de arrancar un trozo de piel de cinco centímetros de diámetro -de acuerdo con la revista ‘National Geographic’- son algunas de las características de las que se ha valido el tollo cigarro para convertirse en el verdugo de submarinos, ballenas, focas, atunes, delfines y hasta de los propios tiburones.
El as bajo la manga de un depredador

No en vano el isistius brasiliensis, como también es conocido este tiburón perteneciente a la familia Dalatiidae, ha sido catalogado como ‘el cortador de galletas’. ¿La razón? Sólo hace falta ver sus imponentes y atemorizantes dientes para darse cuenta de que su apodo, a fin de cuentas, constituye un eufemismo a comparación de los intempestivos ataques que perpetra a lo largo y ancho de las profundidades marinas.

Los tiburones cigarro no tienen una, sino dos estrategias alimentarias: por un lado, son voraces consumidores de pequeños peces, crustáceos y cefalópodos; mientras que por otra parte, “son capaces de fijarse a la piel de grandes vertebrados marinos -espadas, túnidos, cetáceos- para arrancar grandes trozos de su carne”, de acuerdo con el blog especializado ‘Tiburones en Galicia’.

Sin duda, el tollo cigarro no podría infundir terror a sus presas sino fuese por sus dientes aserrados en forma circular que, entre otras cosas, pueden llegar a arrancar pedazos redondos de las víctimas. Peces óseos, mamíferos marinos y otras especies de tiburones son, finalmente, quienes terminan sucumbiendo ante la muerte viviente en forma de escualo.

“Los dientes superiores son pequeños y puntiagudos para sujetarse a la piel de la presa; mientras que, el tiburón cigarro gira para cortar trozos circulares de carne con sus dientes inferiores serrados y afilados”, según el portal ‘Reino Animalia’.

Una vez que clava los dientes, la víctima queda con una marca de cinco centímetros de diámetro y 7 de profundidad, como si alguien hubiera apagado un cigarrillo gigante en la piel

Cuando se trata de uno de los depredadores más temidos del océano, no existe ningún mínimo detalle que sea producto del azar -ni siquiera su curioso y, aparentemente, inexplicable nombre-. Todo parece indicar que las secuelas que deja en sus víctimas están directamente relacionadas con su apodo.

“Una vez que clava los dientes, la víctima queda con una marca de cinco centímetros de diámetro y 7 de profundidad, como si alguien hubiera apagado un cigarrillo gigante en la piel”. De ahí su nombre, tollo cigarro, de acuerdo con el medio ‘La Nación’.

Con sus habilidades, bien podría haberlo elegido el director estadounidense Jonathan Turteltaub para protagonizar, junto con Jason Statham y Li Bingbing, la exitosa producción cinematográfica ‘Megalodón’, pues es capaz de realizar ataques a presas significativamente más grandes que él, causándoles daños irreparables.

Es, precisamente, su capacidad bioluminiscente -los Isistius son de los más bioluminiscentes de todos los tiburones; de ahí que su nombre genérico procede de Isis, la diosa egipcia de la luz- la que le permite al tiburón cigarro atraer a una presa idónea para, después, llevar a cabo su asombrosa técnica de caza: esperan estar lo suficientemente cerca de su víctima y luego atacan sin compasión fijando la boca con ayuda de los dientes superiores que, junto con la lengua y la faringe, succionan para crear un vacío.

Por su parte, “los dientes inferiores cortan y arrancan un buen trozo de carne dejando una característica herida, profunda y dolorosísima, en forma de cráter”, según el blog mencionado anteriormente.

Nada es un impedimento para esta especie, las migraciones desde 3.000 hasta 2.000 metros de profundidad que realiza durante la noche para cazar sus presas da cuenta de ello.
Triángulo de las Bermudas, el misterioso hábitat del tollo cigarro

En las profundidades de las aguas cálidas de todo el mundo, específicamente a lo largo de los Océanos Atlántico y Pacífico, el tollo cigarro se erige como una gran amenaza para varias especies marinas, así como para nadadores, buzos, supervivientes de naufragios y, sobre todo, submarinos y equipos de exploración oceánica.


El tollo cigarro es reconocido por sus ataques intempestivos a submarinos.

De acuerdo con los registros noticiosos, en la década de 1970 este tiburón arremetió en contra de algunos buques estadounidenses que se vieron en la obligación de poner pausa a la navegación para poder arreglar los daños causados por la especie que se encuentra reunida, principalmente, en el Triángulo de las Bermudas.

La década de 1980 tampoco supuso un gran avance en materia de seguridad en contra de los ataques de esta especie: “Unos 30 submarinos estadounidenses también fueron dañados por mordeduras de tollos cigarros”, cuenta ‘El Clarín’; mientras que en 2019 también se presentaron algunos episodios violentos con nadadores de larga distancia.

Pese a sus controvertidos y sangrientos antecedentes, este tiburón se encuentra dentro de la categoría de ‘preocupación menor’, de acuerdo con la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.