martes, 4 de abril de 2023

El León, el Burro y la Sorpresa

En algún momento, el león, rey de la selva, decidió comenzar una guerra en las tierras vecinas.

Deseaba extender su reino y gobernar en lugares más extensos.

Para poder llevar a cabo su idea, tenía que preparar una tropa que fuera fuerte.

Dio orden de reclutar a todos los animales habitantes de su reino.

Al reunirlos todos, les habló de su idea y comenzó a asignar a cada uno un puesto dentro de su ejército.

Repartió tareas según la naturaleza de cada animal.

Escogió al elefante para encargarse de llevar las armas en su lomo fuerte y amplio.

El oso por su gran tamaño fue seleccionado para ir al frente del pelotón;

El zorro le dio la tarea de encargarse de la parte diplomática.

El leopardo, con su gran sigilo, entraría por la retaguardia para sorprenderlos.

Cuando ya la mayoría de los animales sabía cuál sería su misión, una voz se escuchó alzarse:

¡Oh mi rey, yo recomendaría que no incluya ni a los burros, ni a las liebres en esta guerra! ¡El burro es poco astuto y la liebre es fácil de atemorizar!

El León buscó a todos lados e interrumpió para responder:

¡Estás equivocado!

Por supuesto que ellos serán parte de mi regimiento, sin ellos no estaríamos completos.

El burro será quien asuste al enemigo con sus rebuznos y la liebre, por su rapidez, será quien entregue el correo.

La moraleja de esta historia es que hasta la mayor desventaja puede convertirse en una gran fortaleza.

Y de la misma manera que nadie creía en el burro al principio, en ocasiones nos encontramos ante situaciones que parecen complicadas, pero que podemos aprovechar.

¿Tú qué piensas?