sábado, 5 de febrero de 2022

Jardín Botánico de Calarcá, un tesoro de biodiversidad


El mariposario es la principal atracción de este jardín; alberga 1.500 ejemplares de 40 especies.

En sus 13 hectáreas, de inmensa riqueza natural, alberga cerca de 500 especies nativas de Colombia.

“Fui a los bosques porque quería vivir deliberadamente para hacer frente a los hechos esenciales de la vida, y ver si no podía aprender lo que tenía que enseñar, y no descubrir al morir que no había vivido. No quería vivir lo que no fuera vida. Ni quería practicar la resignación a menos que fuese necesario. Quería vivir profundamente y libar la médula de la vida, vivir de modo tan fuerte y espartano como para prescindir de todo lo que no fuera vida”.

Así habló Henry David Thoreau, el hombre que nos enseñó que la vida en los bosques, prescindiendo de todo lo superfluo de la civilización, eleva al hombre a su más excelsa realización.

No se me ocurrió mejor introducción para hablar de las entidades que privilegian al árbol y conservan sus bancos de semillas frente a la tragedia de la tala de los bosques. Hablo de los jardines botánicos y, en este caso, del de Calarcá.

Cuando en 1988 Alberto Gómez Mejía, con ayuda de Planeación Nacional, la Alcaldía de Calarcá, la Gobernación del Quindío (en cabeza de Carlos Alberto Gómez Buendía), y otros donantes, compró las 13 hectáreas del “monte de la viuda”, sus dueños, dos carniceros, pensaban hacer una urbanización y quedaron aterrados porque Alberto tumbó los cafetos, los plátanos y los guamos para que creciera el bosque.

Gómez Mejía, padre del proyecto y actual presidente de la junta del jardín, dice gráficamente: “Nuestros antepasados tumbaron monte para sembrar café, yo tumbé café para sembrar monte”.

El Jardín Botánico de Calarcá es un bosque subandino, dentro de una ciudad, con un detalle importante: sus 500 especies son nativas de Colombia, no hay exóticas y es un referente mundial en jardines botánicos.

Alberto fue dos veces alcalde de Armenia y, como tal, arborizó los parques. Ha sido llamado “el alcalde ecológico” y Brigitte Baptiste lo calificó como “un biólogo disfrazado de abogado”.


El guatín es un roedor que habita en bosques desde el sur de México hasta Argentina.

Las 13 hectáreas del jardín encierran inmensa riqueza para la botánica y la biodiversidad en Colombia. En tan pequeño espacio hay 14 especies de colibríes, mientras que Estados Unidos solo tiene 13. Hay reseñadas 176 especies de aves, y en los 9’833.517 kilómetros cuadrados de EE. UU. hay 700.

En el jardín hay predilección por las palmas. Estas plantas son muy importantes para los ecosistemas y para el hombre; sus usos van desde fabricación de velas hasta techado de viviendas, pasando por alimentación de hombres y animales. Las palmas son el tercer grupo de plantas más utilizadas por la humanidad, después de las gramíneas y las leguminosas.

Colombia es el tercer “poseedor” de palmas en el mundo después de Malasia y Brasil. Del total mundial de 2.500, Colombia tiene 264 y el Jardín Botánico de Calarcá, 214. Entre todas las palmas del jardín quiero destacar tres: la de cera, que es nuestro árbol nacional, llamada Ceroxylon quindiuense; el moriche de los llanos, admirado por Humboldt y llamado Mauritia flexosa, y varias raras palmas trepadoras, que tienen ganchos para agarrarse de árboles o paredes, que pertenecen al género Desmoncus. Hay una cuarta palma, muy vistosa por sus inflorescencias rojas: la Chamaedorea tepejilote. El jardín también es rico en lauráceas, zamias, orquidáceas, bromeliáceas, aráceas y otras familias.

Alberto es quizás el ambientalista con mayor actividad académica, pedagógica y editorial en Colombia. Ha sido docente de universidades y colegios, ha escrito varios libros y multitud de ensayos y publicaciones sobre temas ambientales; ha redactado y participado en decretos y estudios sobre legislación ambiental en el país y ha participado en muchos foros nacionales e internacionales sobre temas botánicos y de medio ambiente.

Por el jardín han pasado más de un millón de visitantes y 120.000 estudiantes que han hecho investigaciones, tesis y pasantías. Tiene convenios con 13 universidades colombianas y con una de Montepellier, Francia, y ha estado presente en los más importantes foros mundiales sobre jardines botánicos. Algunos de ellos son Utrecht, Yokohama, Los Ángeles, Perth, Islas Caimán y Barbados, Cape Town, Beijing, Viena, Barcelona y La Habana.

Le pregunto a Alberto sobre la utilidad de los jardines botánicos y así me contesta: “Sirven para cuatro propósitos: conservación ecológica, investigación científica, educación ambiental y turismo de naturaleza”. Y mientras estoy hablando con él, apoyados en la baranda de la dirección del Jardín, dos guatines salen del bosque y se pasean tranquilos a tres metros de distancia.

En total hay doce especies de mamíferos y entre ellos perezosos, borugos, perros de monte, zarigüeyas, gurres y tres especies de murciélagos. Se ha visto, además, un bellísimo taira. Abundan las ardillas y las iguanas.(Lea también: Colombia ha liberado 6.215 animales silvestres entre enero y junio)


Mariposas libando en el Jardín Botánico de Calarcá.

Una de las máximas y más bellas atracciones del Jardín Botánico de Calarcá es el mariposario, que opera además como zoocriadero de lepidópteros.

Simón Vélez, el famoso arquitecto de la guadua, donó los diseños estructurales.

El mariposario tiene forma de mariposa, que se aprecia muy bien desde la torre de observación de aves. Con 860 metros cuadrados de superficie y 1.500 ejemplares de 40 especies diferentes, es el mayor del mundo. Recorrerlo es un verdadero deleite para los sentidos y para las cámaras fotográficas. Los visitantes pueden observar muy de cerca los bellos insectos. El jardín cuenta además con un zoológico de insectos y un museo de geología y suelos, ambos organizados pedagógicamente.Uno de los mejores del mundo

Los premios y distinciones internacionales que el jardín ha merecido son innumerables. Peter Raven, famoso botánico y ambientalista conocido por su obra clave Coevolución de insectos y plantas y por ser coautor del libro Biología de plantas, obra clave de la botánica mundial, en un simposio internacional celebrado en Ciudad del Vaticano destacó la importancia del Jardín Botánico de Calarcá, y la máxima autoridad en el mundo en jardines botánicos, Peter Wyse Jackson, elogió la labor de Alberto Gómez Mejía en el jardín de Calarcá.

La Fundación Whitley de Londres lo honró con su máximo premio, que le fue entregado en ceremonia especial por la Princesa Ana de Inglaterra.

El primer Jardín Botánico creado en Colombia es el de Bogotá, llamado Enrique Pérez Arbeláez; el segundo es el de Tuluá, llamado Víctor Manuel Patiño; el tercero es el de Medellín; el cuarto es el del Tolima, y el quinto es el de Calarcá.

Alberto Gómez es presidente de la Red Nacional de Jardines Botánicos de Colombia. Su sueño es la creación de jardines en todos los pisos térmicos de Colombia, desde las tierras tropicales hasta los altos páramos del país.

El Quindío es un departamento con una gran oferta medioambiental y rural para los turistas, que incluye el Parque del Café, el Museo de la Guadua, el bosque de Bremen, Panaca, el balsaje en el río La Vieja, Recuca y el Parque de los Arrieros.

A estos atractivos se une la belleza de pueblos cafeteros, como Filandia, Salento y Pijao. Y como reclamo supremo de contacto con la naturaleza, el Jardín Botánico de Calarcá.