martes, 26 de octubre de 2021

Vapeo: la ruleta química


Vapores químicos causan daño pulmonar. Hay una falsa noción de seguridad que incrementa su consumo. Tóxico.

Los círculos de vapor que Alejandro López hace con la boca cuando vapea (o vaporea) llaman la atención. Este joven de 19 años, que trabaja y estudia diseño gráfico, cuenta que comenzó esta práctica el año pasado para terminar con una adicción: fumarse 20 cigarrillos al día.

Sobre los riesgos que puede producir, dice que hay mala fama. "El riesgo es que la gente consuma esencias artesanales e ilegales que no proceden de un laboratorio y ahora le incluyen otras esencias como THC (tetrahidrocannabinol), un componente de marihuana". Asegura que las que él compra incluyen glicerina vegetal, propilenglicol (para regular la humedad) y nicotina.

Además, recalca que es desestresante y le ha servido incluso para hacer deporte. "Ahora salgo sin problema a trotar desde el barrio Estambul hasta El Cable, antes me cansaba".

Pendiente su regulación

El Ministerio de Salud publicó un informe sobre las consecuencias del uso de estos cigarrillos para la salud de sus consumidores, en especial, para los jóvenes que adquirieron este hábito a una edad temprana.

Iván Darío González, viceministro de Salud y Prestación de Servicios, señaló que el Gobierno está revisando la evidencia científica mundial sobre el tema, dentro del proceso de construcción de un marco regulatorio para los SEAN y los SSSN que ya desarrolla, y enfatizó en que es necesario desmitificar algunas afirmaciones que se han tejido entorno a ellos.

Una es que estos productos ayudan a dejar de fumar tabaco. La Administración de Alimentos y Drogas de Estados Unidos (FDA, por sus iniciales en inglés) no los tiene aprobados como alternativa para la cesación del tabaquismo, algo

en lo que coincide la Asociación Latinoamericana de Tórax. Es más, en Colombia, no cuentan con registro Invima para su uso como medicamento ni como dispositivo médico.

La Sociedad Respiratoria Europea refuta la afirmación de que los e-electrónicos sean en un 95% más seguros que fumar tabaco y tampoco los recomienda porque afectan los pulmones.

Existen dos proyectos de ley que buscan la regulación de vapeadores. El más adelantado es el propuesto por el senador José David Name, aprobado en segundo debate, y que busca su regulación como elemento derivado del tabaco.

El otro es el de la senadora del Partido Verde Neyla Ruíz, que pretende la regulación en el etiquetado de estos productos, tal como ocurre con los cigarrillos convencionales. Este aún no ha sido debatido.

Más consumo, mayor riesgo

Esta práctica, que hoy seduce a menores de edad y universitarios, le preocupa al médico psiquiatra Camilo Andrés Cabarique, de la Pontificia Universidad Javeriana.

Explica que cuando salieron los cigarrillos electrónicos ofrecían opciones más benéficas y seguras para el consumidor de nicotina, entre ellas; que no son combustibles, no tienen alquitranes y no hay riesgo para la salud, pero al normalizarse el consumo la percepción de riesgo se redujo e incrementaron su uso.

“Desafortunadamente se ha visto que la evaporación de estos aceites produce cancerígenos que son igual o peores que los alquitranes”.

Expone que hay estudios que demuestran que el humo que aspira el fumador pasivo de e-electronic si bien es una cantidad pequeña, tiene metales pesados.

Otros estudios que cita Cabarique hablan de los efectos a las personas cercanas o fumadores pasivos. “Se ha visto en ciertos escenarios de prueba que el humo del vapeador, que contiene elementos pesados, también los afecta, por eso enfatiza que la Ley antitabaco, en su concepto debería incluir los cigarrillos electrónicos.

"Hay que tener en cuenta que estos líquidos no están regulados y se conoce de unos que son “hechizos”, lo que también incrementa el riesgo".

Las vías respiratorias

Otros efectos que enumera el experto es que causan inflamación, dado que estos irritan las vías respiratorias altas y bajas. Se ha visto que también utilizan marihuana a través de aceites de cannabis que cuando se evaporan entran y al condensarse de nuevo generan partículas de aceite que se acumulan lo que ocasiona mayor irritación pulmonar.

La Encuesta de calidad de vida del Dane del 2016 evidencia que las campañas antitabaco dejaron una percepción en los jóvenes de que el cigarrillo les puede afectar la salud, producir cáncer o pérdidas de la dentadura, pero sobre los e-electronic, tienen una baja percepción, a pesar de que sí es posible que les genere una adicción.

Un dato que alerta sobre esta realizad es que el porcentaje de nicotina que tiene un cigarrillo convencional no supera los 6 miligramos por decilitro en sangre cuando se fuma, pero con los e-electronic puede triplicar su concentración lo que lo hace más adictivo, al haber mayor frecuencia.

Por lo pronto, como suele suceder con muchas novedades tecnológicas que llegan a Colombia, la industria continua creciendo en medio de los vacíos de regulación.

Los e-electronic

Son dispositivos electrónicos que calientan una solución líquida para crear vapor, el cual es inhalado por los usuarios.

Basado en evidencias científicas internacionales, el Ministerio de Salud publicó un Abecé sobre estos elementos; esos informes dan cuenta de que los dispositivos electrónicos contienen sustancias como el propilenglicol, cuya inhalación a altas temperaturas puede producir irritación de ojos, garganta y afectación de las vías aéreas; glicerina, que desarrolla neumonía lipoide y enfermedad pulmonar intersticial, y nicotina, que aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, respiratorias y gastrointestinales, y puede afectar el desarrollo del cerebro en los adolescentes y jóvenes, y es peligrosa para la salud de las embarazadas y los bebés en gestación.

Además, los elementos usados en los Sistemas Electrónicos de Administración de Nicotina (SEAN) o los

Sistemas Electrónicos sin Suministro de Nicotina (SSSN) contienen partículas ultrafinas que incrementan el riesgo de enfermedad coronaria, cáncer de pulmón y asma, y sustancias asociadas a cáncer, como metales pesados, formaldehído, acetaldehído, butilaldehído, acroleína, acetona, y otras como benceno, tolueno, etilbenceno y xileno.

En Colombia, según el III Estudio Epidemiológico Andino sobre Consumo de Drogas en la población universitaria, se estima que el 16% de los universitarios ha usado cigarrillos electrónicos alguna vez en la vida. Adicionalmente, la Encuesta Nacional de Tabaquismo en Jóvenes reportó una prevalencia del 15,4% de consumo de estos productos alguna vez en la vida.