La alimentación es la primera forma de socializar al niño y de enseñarle a adquirir responsabilidades. Si se le obliga a comer o se le entretiene para alimentarlo, no aprende a disfrutar la comida.
Constituye un causa frecuente de consulta pediátrica. No acuda a manipulaciones ni los obligue a comer a la fuerza. Hambre.
Susana, de 4 años, se tapa la boca, llora y se esconde para comer. La hora del almuerzo es una batalla campal. Su mamá en ocasiones la obliga o la regaña para que coma, pero las súplicas son infructuosas.
El comportamiento de ella es similar al de cientos de niños, quienes entre los 2 y 4 años son inapetentes. Los padres sufren porque consideran que de esa alimentación dependerá un sano desarrollo, a pesar de que desconocen que es una etapa normal en la vida de los pequeños.
Luis Carlos Ochoa, pediatra y experto en crianza, indica en tono jocoso que los pediatras comen porque los niños no comen. Con esta aseveración quiere dar a entender que es un tema frecuente con el que se enfrentan los especialistas en sus prácticas diarias. Alrededor del 30% de las consultas son dedicadas a este tema.
Explica que desde el segundo año de la vida es muy común encontrar una disminución del apetito, que se debe a un menor aumento en el peso y en la talla. Mientras el niño durante el primer año aumenta en promedio 7 kilos y 25 centímetros de talla, en el segundo año sólo aumentará 2 kilos y 10 centímetros de talla.
"En esta etapa como se desacelera su crecimiento y adquiere nuevas habilidades, se interesa más por el juego y por el mundo a su alrededor que por la comida. La mamá piensa que debe comer igual que en el primer año y esa disputa en porciones hace que ellos rechacen el alimento", sostiene.
El especialista advierte que hay otros dos tipos de inapetencia infantil. La primera es la orgánica y suele ir acompañada de algún tipo de enfermedad, como problemas infecciosos en los riñones, en los pulmones o gastrointestinales. La segunda es producto de malos hábitos alimentarios.
Por ejemplo, los menores consumen dulces y comidas de paquete en exceso. También influyen la omisión de comidas, la laxitud de los fines de semana respecto a los horarios, la poca variedad en el menú, el consumo de líquidos antes de una comida principal y una madre que no cambia la consistencia de los alimentos -le licua aún las preparaciones al niño de 1 año-, creando problemas de deglución.
"No hay adulto que no desayune, almuerza y coma sin Peppa Pig. Para los niños resulta tan maluco comer que los papás los premian con regalos, con el celular o la tableta, cuando eso debería ser un momento agradable de disfrute para todos. A los niños se les debe servir a la mesa con toda la familia, sin televisión y sin distractores", aclara.
¿Cuánto debe comer?
La cantidad de comida que un niño debe ingerir depende del ritmo del crecimiento y desarrollo propio. El experto manifiesta que no todos son iguales y en algunos casos hay menores que por el contrario se quieren devorar todo.
"Es importante que en la lista de mercado se incluyan alimentos nutritivos de todos los grupos, para ofrecerle a su hijo un menú balanceado. Se aconseja preferir siempre lo natural que lo enriquecido o saborizado".
No obstante, en la lucha de que los niños se alimenten bien, los padres emplean una serie de métodos o recursos con la intención de que el pequeño coma mejor.
Por lo general, según Ochoa, la madre no es la única que emplea estos métodos, El padre es su mejor aliado y tiende a ser más severo y a usar más el castigo físico. Diferente a lo que sucede con los abuelos, quienes premian a los niños por comer y caen en la manipulación.
¿Se identifica?
1. La persuasión: los papás ruegan para que los pequeños coman. Le piden que coma un poco más por “Papá Noel”, por la “tía fulanita”, o por “supermán” , pero no muestra ningún interés, ni entiende lo que los adultos quieren.
2. La distracción: en este caso la madre prende la radio o la televisión o se pone a cantarle. Otros le ponen un espejo para que observe cómo come.
4. Soborno: le dan dulces, helados, paseos, idas a cine, etc., con el compromiso de que coman bien.
5. Suplementos nutricionales: la mayoría de veces la familia ha utilizado multivitamínicos para lograr un mejor apetito de sus hijos, pero esto no suple la alimentación adecuada.
6. Amenazas: consiste en decirle al niño que si no come bien no va a ser grande y fuerte, lo cual no parece importarle. Otra insensata amenaza es decirle que no lo van a querer más, si no come bien.
7. La fuerza: la mayoría de las veces se ha utilizado. Le tapan la nariz y le introducen la comida cuando el niño abre la boca para respirar.
8. Castigo: con frecuencia los padres le pegan alguna vez a sus hijos por no comer. Como dijo Ana Freud: “la comida en estos casos es más un trabajo forzado que la satisfacción de un deseo”.
9. Alimento entre comidas: por temor a que el niño se muera de hambre le dan comida todo el día, se llegan a contar múltiples ofrecimientos de alimentos durante la jornada.
Para comer mejor
El pediatra Fernando Gómez brinda algunos consejos para hacer de este momento algo especial.
* Juegue con la variedad de la comida y sus preparaciones.
* Presente los alimentos de manera creativa y divertida: arroz en forma de montaña, croquetas de papa, cangrejos de pollo, frutas con cara feliz, helados de yogur
* Dele color al plato.
* Respete los horarios de comida.
* No le ofrezca al niño líquidos o alimentos antes del almuerzo o la comida porque se va a saciar antes de.
* Sírvale cantidades pequeñas.
* Desde los 7 meses, comience a cambiar la consistencia de los alimentos que le ofrece.
* Si no quiso recibirle el desayuno, ofrézcale la misma calidad de comida, pero en otra presentación.
* Incluya en su plato alimentos crujientes.
* Involúcrelo en la preparación de las comidas.
* Si rechaza un alimento, no lo obligue.
* Hay que quitarle al niño la idea de que para sus papás es importante que él coma. Para evitar que los manipule a través de la comida.
* Nunca le ruegue, lo obligue a comer o lo distraiga para que lo haga. Tampoco lo cucharee.
* Debe aprender a comer en familia.
* Limite el tiempo de comer. Mejore tiempos de ejecución con ayudas visuales (reloj). Pasados 40 minutos retire el plato.
* Recuérdele las actividades que pierde o que podría hacer si comiera más rápido (salir a jugar).
* Utilice siempre el comedor en las horas de alimentación.
* Felicítelo cuando coma bien.
* Un niño sano no necesita ningún tipo de complemento vitamínico.