jueves, 11 de agosto de 2016

Qué hacer si el niño pide independencia?

La clave está en dar espacio a los pequeños para que hagan sus actividades, pero guiándolos.

En esta etapa, los niños ya son capaces de vestirse solos.

En esta etapa, los niños ya son capaces de vestirse solos.
Cada una de las etapas importantes en el desarrollo de sus hijos representa para ellos un paso hacia la independencia: dejar el seno de la madre y probar nuevos sabores, coger la cuchara con la mano, gatear, caminar sin ayuda, abandonar el pañal, entrar al jardín infantil, tener su habitación, bañarse y vestirse solos, elegir sus juegos, pasar al colegio, hacer tareas… Todos y cada uno son avances en los que ellos se ven a sí mismos como seres capaces y descubren que cada día pueden hacer más cosas sin ayuda de los adultos.
Por eso es probable que escuche frases como: “Déjame, yo puedo solo” o “¡Yo!, yo lo hago solito” cuando intenten hacer o ayudarle en algo que su hijo ya cree tener bajo control.
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A los niños, sobre todo a partir de los 4 años, no hay nada que les dé más placer y felicidad que sentirse adultos, dueños de sus decisiones. Ellos desean crecer y demostrar en todo momento que son mayores y eso es parte de su desarrollo físico, cognitivo y emocional, es decir, de la adquisición de las habilidades que necesitan para desenvolverse en el futuro.

Acompañamiento y guía

En este momento del desarrollo, el papel de los padres debe ser el de promover esa autonomía. Ya no se trata de hacer las cosas por él, pues no es un bebé, sino de brindarle las herramientas para que lo haga, de supervisar su actividad, de guiarlo en el proceso, de dejar que se equivoque y vuelva a intentarlo; permítale explorar soluciones a los problemas, establezca con él rutinas para hacer las cosas en su momento y límites para lo permitido y lo que no.
Según Cecilia Zuleta, psicóloga experta en desarrollo y crianza, los padres deben comprender que un niño puede ser autónomo pero no independiente. “

Un pequeño puede sentirse capaz de hacer las cosas, pero siempre necesita la compañía del adulto. Eso significa autonomía. No hay ninguna posibilidad de que un niño sea independiente, porque necesita la colaboración y la asesoría de un adulto, quien tiene la madurez suficiente para respaldar o no las decisiones del pequeño, según sean correctas o incorrectas”, explica Zuleta.
De igual manera, el menor se sentirá más seguro cuando sabe que a su lado está quien lo puede asistir, si lo llega a necesitar.
En ese sentido, los padres pueden involucrar a los hijos en la ejecución de tareas cotidianas que les ayuden a demostrar sus habilidades: recoger los juguetes después de usarlos, llevar cosas de un lado al otro de la casa, escoger la ropa que se van a poner, abrochar y desabrochar las prendas y los zapatos, llevar su plato a la cocina al terminar de comer, organizar los cuadernos en el morral, ayudar a escoger los productos en el supermercado, entre otras.
Son pequeñas actividades que les ayudarán a situarse en el espacio en que viven y a sentirse partícipes en el rol de familia.
Aquí, los padres deben ser cuidadosos en la forma como guían tal proceso. Así, en lugar de decirles: “Eso no se hace así” o “Lo haces mal”, hay que decir algo como: “¿Qué tal si lo intentas así?”, y mostrarles el ejemplo.
Destaque los logros y ponga límites
Según los expertos, proporcionarles tal autonomía los ayuda a sentirse seguros, porque a medida que logran cosas nuevas ganan confianza en sí mismos. “A la par de su crecimiento, los niños van pidiendo su independencia, y los padres deben soltarlos sin presionar ni sobreproteger, porque si esto último ocurre, se crean niños inseguros, dependientes y temerosos del mundo exterior”, explica María Carolina Sánchez-Thorin, psicóloga y experta en desarrollo infantil.
Otra estrategia que los psicólogos recomiendan es dedicar unos minutos en las noches para hablar con el niño y hacer un breve resumen del día en el que se le explique por qué se sienten orgullosos de él, con ejemplos claros que refuercen los comportamientos positivos que tuvo en el día. Igualmente, mostrarle las cosas en las que falló, con el objetivo no de criticarlo ni regañarlo, sino de ayudarlo a encontrar soluciones.
Así inicia la autonomía
Estas actividades las puede estar realizando su niño entre los 4 y 5 años, e indican que ha llegado la edad de la autonomía.
- Come solo aunque no sabe cortar la carne y lo hace en un tiempo prudencial. Bebe por sí solo de una taza o vaso.
- Intenta peinarse, pero todavía no lo hace bien.
- Ayuda activamente a preparar una receta a partir de los 5 años.
-Se desviste para entrar a la ducha y se baña solo.
- Lleva el plato hasta la cocina. En ocasiones, se interesa por ayudar a lavar la loza.
- Se queda a dormir en casa de familiares o conocidos sin problema, si la estancia no supera los 2 o 3 días.
- Se entretiene solo en su cuarto durante 30 o 45 minutos con los juguetes o pide que sus padres o cuidadores jueguen con él.
- Sabe decir su nombre completo y la dirección donde vive, pero el teléfono aún no lo memoriza.
- Se limpia solo al ir al baño. Si está fuera de casa o del colegio, indica al adulto que necesita ir al sanitario.
- Se va a dormir sin pataletas, aunque hace valer su opinión.
- Recoge los juguetes que ha utilizado y puede ordenarlos en estantes o cajas.
- En casa, ayuda a organizar las compras.
- Durante la semana conoce el orden del uniforme escolar y se viste solo.
- Se levanta por sí solo luego de que un adulto lo ha despertado.
- Empieza a reconocer y a enfrentar sus temores y miedos.
- De los 5 años en adelante inicia los deberes escolares por su cuenta y prepara el morral para el día siguiente.
- Comenta a sus padres si tiene alguna necesidad especial: un elemento que le pidieron en el colegio, si requiere algo nuevo o desea algún juguete.