domingo, 25 de febrero de 2018

A los jóvenes les diría que nunca empiecen a fumar

Un estudio reciente reveló que en Estados Unidos, la marihuana y los cigarrillos electrónicos son más populares que el tabaco de combustión entre los jóvenes. Brad Rodu, catedrático de la Universidad de Louisville y experto en el tema del tabaquismo explica qué está pasando. 


En Estados Unidos los jóvenes están dejando de fumar. Pero según un sondeo sobre uso de drogas, fumar marihuana y vapear, como se le llama a fumar cigarrillos electrónicos, ha ido en aumento en los últimos años. El reporte fue realizado por la Universidad de Michigan con fondos del Gobierno federal y halló que en los últimos 30 días, 16,6 por ciento habían usado un aparato para vapear frente a 9,7 por ciento que había fumado cigarrillos de combustión. Para conocer los alcances de estos resultados que no solo se están dando en Estados Unidos sino en otros países de América Latina, incluido Colombia, SEMANA habló con Brad Rodu, quien tiene más de 20 años de experiencia en investigaciones sobre este tipo de sustancias. Estas son sus respuestas. 

SEMANA: Los niños están vapeando hoy más que nunca y hay un debate sobre si estos nuevos productos son buenos o malos. ¿Cuál es su posición?

BRAD RODU: El debate real es con la nicotina y el humo del cigarrillo. Es bien conocido que la gente fuma porque quiere obtener la satisfacción de la nicotina y el tabaco. Y por supuesto la nicotina es una droga adictiva, sin embargo, hay experiencias en el mundo que revelan que la gente puede obtener la misma satisfacción si usa tabaco en una forma libre de humo, donde los químicos que se producen durante la combustión y la inhalación del humo no están presentes. Esa es la base para lo que llamamos tabaco con reducción de daño.

SEMANA: ¿Tiene estudios en qué basar lo que dice?

B.R.: Le puedo dar una lista de 40 estudios. Yo he hecho investigación en esta área y he publicado en revistas científicas durante 23 años sobre estos productos y tenemos un gran ejemplo de eso en Suecia donde muchos hombres usan el tabaco pero sin humo y no vemos la gran carga de enfermedad en cáncer de pulmón, enfisema y en corazón en ese país. Entonces sabemos que los hombres suecos consumen tabaco, pero no sufren por expectativa de vida. Se han desarrollado productos de vapor, cigarrillos electrónicos y otros que calientan el tabaco pero no lo queman, y podemos estar confiados en que estos productos tienen riesgos más bajos que fumar cigarrillos de combustión.

SEMANA: Pero hay estudios también que dicen que estos nuevos productos que reducen el daño no son tan seguros como parecen. ¿A quién creerle?

B.R.: Hay evidencia científica de todos estos aspectos que he mencionado. Sabemos que el líquido de cigarrillo electrónico tiene cuatro o cinco componentes y cuando el vapor se produce la gente obtiene la nicotina y experimentan lo mismo que cuando fuman sin obtener los malos contaminantes presentes en el cigarrillo que causan enfermedad. También sabemos que puede ser satisfactorio para los suecos consumir ‘snooze’ (es un paquete de tabaco que se ponen en los labios) y ahora tenemos un estudio que da evidencia en Estados Unidos de que el cigarrillo electrónico fue la más exitosa ayuda para dejar de fumar.

SEMANA: ¿Mejor que los parches y las medicinas?

B.R.: Sí, nos sorprendió que fuera mejor que los parches y todas las medicinas disponibles para dejar de fumar.

SEMANA: ¿Por qué sucede eso? 

B.R.: Yo personalmente creo que es porque estos productos satisfacen todos los aspectos comportamentales de fumar. Dan nicotina en dosis similares y por eso tienen éxito. Pero tenga en cuenta que las autoridades no están muy convencidas de estos productos. Los americanos los usan aunque el Gobierno no quiere que lo hagan.

SEMANA: ¿Por qué están tan renuentes las autoridades?

B.R.: La Organización Mundial de la Salud y muchos gobiernos en el mundo han invertido en la idea de una sociedad libre de tabaco y no toleran sustitutos. Solo quieren cero tabaco y es como prohibirlo. Lo dicen abiertamente. Pero como pragmático que soy no veo esa sociedad posible. Soy americano y tenemos la experiencia del alcohol y fue horrible. Pensar eso con tabaco es errado.

SEMANA: Pero es que hay temor, con razón, de que esta podría ser la puerta para que la juventud entre en el cigarrillo. ¿Qué piensa de esos temores?

B.R.: El problema de la puerta es muy importante. Y no creo que nadie que defienda estos productos quiera que los niños estén expuestos a ellos. Pero los datos que tenemos en Estados Unidos es que la tendencia de fumar continúa bajando a una curva muy inclinada aunque ellos están experimentando con productos de vapor. Los niños siempre serán niños. Experimentan con estos productos de adultos y nosotros tenemos obligación de quitarles estas cosas de las manos. Pero podemos hacer eso mientras les dejamos a los adultos usarlos para dejar de fumar.

SEMANA: Pero es que aún si no hacen daño, estos productos tienen nicotina, y esa es una sustancia adictiva…

B.R.: No se cuestiona eso, pero la nicotina no causa los daños que causa fumar. Debemos tener cero tolerancia para que los niños usen estos productos de tabaco, pero aun cuando tenemos muchas maneras de prevenir el cigarrillo, los niños los encuentran y fuman. No podemos eliminar el comportamiento de los niños y uno de los temas para mí es que fumar cigarrillo hoy se da en un porcentaje bajo y continúa bajando con los cigarrillos electrónicos. Mi preocupación es el alcohol, porque el consumo es muy alto y a diferencia del cigarrillo puede producir problemas inmediatos. Tenemos que balancear todos estos riesgos.

SEMANA: Pero muchos estudios indican que incluso los productos de vapor podrían ser dañinos. Es decir, por cada dos estudios que dicen que estos son buenos hay otros dos que dicen que son malos. En realidad no se sabe a quién creerle.

B.R.: Entiendo el dilema con esa información conflictiva. Muchos de estos investigadores reciben dinero del Gobierno americano para patrocinar sus investigaciones. Hay muchos estudios negativos en Estados Unidos, al mirarlos detenidamente vemos que están sesgados. Uno de los grandes temas es que los cigarrillos electrónicos producen formaldehido y resulta que los investigadores que hicieron el estudio usaron niveles tan altos en el laboratorio que una persona nunca toleraría. Cuando se hizo en ambientes normales no se produjo el formaldehido. Los medios en Estados Unidos no se detuvieron en esos detalles sino en la gran historia. Entonces hay esos aspectos que contribuyen a ese sesgo. Es desafortunado porque estos aparatos son, según el Royal College of Physicians, no más peligrosos que 5 por ciento frente a fumar cigarrillo de combustión. 

SEMANA: ¿Entonces la idea del 95 por ciento de seguridad es aún válida?

B.R.: He estudiado el tema y soy el primero en aceptar que no podemos poner ningún número en relación a la seguridad de estos aparatos. Podemos hacerlo con el ‘snooze’ porque tenemos más de 30 años de epidemiología para confirmarlo y no hay riesgo. Sabemos que la nicotina no es realmente tan mala para consumir durante una vida, pero con los nuevos productos de vapor o que calientan el tabaco no podemos establecer eso con la misma seguridad. Pero como lo dice el Colegio Real, el daño no es más del 5 por ciento. De pronto es mucho menos y esas cifra es, ante lo que enfrentan los fumadores en términos de enfermedades, una mejor apuesta. Si tuviera un hijo que fumara, sin duda le diría que le diera un vistazo a estos productos. 

SEMANA: El reto es mantener a la juventud alejada de la nicotina y que esto se use solo para ya fumadores. Pero me imagino que cómo hacerlo es la pregunta del millón.

B.R.: Absolutamente. Nicotina, tabaco, alcohol, marihuana. Necesitamos tratar nuevas políticas que los ayuden a evitar estas sustancias hasta que sean adultos y puedan tomar sus propias decisiones. Pero es un reto. Sé que está declinando el fumar cigarrillo de combustión porque las tasas de cáncer están declinando, de modo que estamos progresando. Pero aún hay mucha gente que fuma y no debería morir por eso.

SEMANA: Si estos productos hubieran sido creados por otra compañía, digamos como ejemplo Microsoft, Nestlé, Lóreal, y no por Phillip Morris, ¿el debate sería diferente?

B.R.: Creo que hay mucha desconfianza de esta industria por todo lo que pasó en los años anteriores, pero yo también veo que no podemos acabar a la industria del tabaco. En Estados Unidos están regulados y creo que tenemos que establecer cooperación. No los quito del panorama porque siento que ellos pueden jugar un papel importante en el desarrollo de nuevos productos.

SEMANA: Como lo ha hecho la industria de alimentos con sus productos para reducir el azúcar.

B.R.: Ellos concibieron productos sin azúcar, agua, y han sido responsables y juegan un papel importante. No estoy dispuesto a ver un mundo sin estas industrias. No es posible ni práctico.

SEMANA: ¿Qué le dice a alguien que quisiera dejar el cigarrillo? ¿Le diría primero intente con parches y chicles o lo mandaría de una vez a estos productos?

B.R.: Le mostraría todas las opciones, incluyendo las medicinas de nicotina, las drogas de prescripción pero les mostraría como opción los productos que hacen menos daño. A la larga esto es una decisión del consumidor y como consumidor de productos quiero tener la libertad de escoger y no de que me impongan. Como médico que ha aconsejado a muchos pacientes, trato de incorporar el interés y las preferencias del paciente y no imponerle decisiones. Por eso necesitamos opciones y no solo abstinencia.

SEMANA: Y a los jóvenes que no fuman, ¿qué les diría acerca de estos productos?

B.R.: Que no empiecen nunca a fumar.