miércoles, 24 de agosto de 2022

Estos son los sorprendentes nuevos datos sobre el origen del perro

Mucho se ha dicho sobre el origen de la especie que más años lleva coevolucionando con el ser humano: el perro.

¿Es primo hermano del lobo? ¿Su descendiente? ¿Qué razas son las más primitivas? ¿Cómo fue su evolución, juntamente con la migración de los grupos humanos que se empezaron a asentar en diferentes lugares del mundo?

Aquí te cuento algunos datos recién salidos del horno, para darle luz a esta historia que, siéndote franca, puede que nunca sepamos cuál ha sido la versión verdadera y definitiva.
Para ponerte en contexto: el lobo japonés (Canis lupus hodophilax)

El ahora extinto lobo japonés (Canis lupus hodophilax) podría dar pistas sobre cómo los perros se convirtieron en los animales que conocemos y amamos hoy en día.

Los datos genéticos confirman que los perros son descendientes de los lobos grises de Eurasia, pero todavía se debate cuándo, dónde y cómo se domesticaron, y si provienen de una población ahora extinta de lobos grises.

“No existe información disponible sobre esta población extinta”, escribieron recientemente unos investigadores de Japón.

Eso sí, un nuevo estudio publicado por este equipo japonés sugiere que el lobo nipón podría tener la respuesta.

Su investigación descubrió que existe una mayor relación entre el lobo japonés y los perros. De hecho, los perros en todo el este de Eurasia (Europa del este y Asia) heredaron su genoma.
¿Los perros actuales son parientes del lobo japonés?

Si los nuevos datos son correctos, podría significar que los perros se relacionan con los lobos japoneses, una subespecie de lobos grises que vivió en las islas Honshu, Shikoku y Kyushu en el archipiélago japonés y se extinguió hace 120 años.

Ya se había descubierto que el genoma de un “lobo de Honshu”, otro término para los lobos japoneses, que forma parte de la colección del Museo Británico, se relacionaba con los lobos siberianos que vivieron en el Pleistoceno tardío con “un flujo genético significativo con los perros japoneses”.

Para el estudio presentado, se extrajeron y secuenciaron los genomas de nueve lobos japoneses que eran piezas de museo y cráneos que se encontraron en los techos de casas japonesas antiguas, ya que se creía que colocar el cráneo de un lobo japonés en el techo de una casa brindaba protección.

Los genomas se compararon con los genomas de 11 perros japoneses, incluyendo algunos shiba inu, junto con otros cánidos como perros, zorros, coyotes, dingos y lobos.

El lobo japonés resultó ser una subespecie única del lobo gris, con genes distintos a los lobos grises modernos y antiguos. “Son distintos de cualquier otro lobo o perro”, dijo el autor del estudio, Yohey Terai, de la Universidad de Hayama, Japón.

Se cree que la rama evolutiva distinta de los lobos surgió hace 20000 a 40000 años, y algunos evolucionaron a lobos japoneses y otros a perros, dividiéndose.

Sin embargo, los investigadores construyeron un árbol evolutivo, que demostró que el linaje de los lobos japoneses era el más cercano a los perros entre los lobos grises. Se especula que hasta el 5.5 % de los genomas de los perros orientales actuales se derivan de la ascendencia del lobo japonés, y que los perros cantores y los dingos de Nueva Guinea tienen más ADN de lobo japonés que de las demás especies modernas.

Sin embargo, los perros occidentales como los pastores alemanes y los labradores compartían mucho menos material genético. El equipo investigador especula que los lobos japoneses se criaron con perros que se movían hacia el este después de una supuesta división este-oeste. Después, esos perros orientales se criaron con perros occidentales lo que dejó solo un rastro diluido de lobo japonés.
Los genes de los perros japoneses actuales

Es muy pronto para definir cómo el linaje de los lobos japoneses podría afectar a los perros, pero el equipo encontró cuatro genes de lobos japoneses en perros japoneses actuales.

Algunos de los genes podrían estar involucrados en la apariencia de los perros, como llevar las orejas erguidas y puntiagudas en lugar de flexibles y medio caídas.

Los resultados sugieren que los lobos japoneses podrían ser el pariente salvaje más cercano a los perros.

La información tampoco es suficiente para determinar en qué momento los perros se domesticaron, ya que la evidencia arqueológica es necesaria para demostrar cuándo y dónde tuvieron contacto por primera vez con los humanos. Y esa evidencia arqueológica aún no ha sido encontrada.

Los investigadores explicaron: “Nuestros resultados originales apoyan la hipótesis de que el linaje de perros actuales se domesticó a partir de una población extinta de lobos grises, y el lobo japonés es el más cercano a esta población de lobos grises ahora extintos”.
¿Cuándo surgieron los perros?

De acuerdo con un estudio publicado en Phys.org, “Un estudio anterior demostró que casi el 2% del ADN de un perro de trineo que murió hace 10000 años era del lobo japonés”. Sin embargo, es probable que el proceso de domesticación ocurriera mucho antes, tal vez durante la Era de Hielo.

Se han descubierto cambios esqueléticos de la domesticación de los perros, que se remontan a hace unos 43000 a 26000 años.

Asimismo se sabía que existían perros domésticos en Europa Occidental, Asia y América del Norte, y entierros intencionados (sepulturas) que también se producen en este momento.

Aun así, los investigadores escribieron en el Journal of Archaeological Science, “El comienzo de este proceso de domesticación sigue siendo un punto de debate, con supuestos orígenes que van desde 15000 a más de 40000 años”.

Además, investigadores de la Universidad de Arkansas analizaron los dientes de la era del Paleolítico y encontraron evidencia de dos grupos de cánidos, “uno parecido a un perro y otro parecido a un lobo”, que existían en ese momento.

Los cánidos con forma de perro, a los que los investigadores llamaron “protoperros”, tenían cicatrices más grandes en los dientes que sugieren que comían alimentos más duros y quebradizos, como huesos.

Los cánidos parecidos a lobos tenían cicatrices más pequeñas en los dientes, lo que podría indicar que comieron más alimentos a base de carne, como carne de mamut.

Es probable que los cánidos parecidos a los lobos comieran carne que capturaban de la caza, mientras que los cánidos parecidos a los perros pudieron haber comido más huesos y otros restos de comida que provenían de asentamientos humanos.

A medida que los animales se domesticaron, se entrelazaron en la vida de los humanos y señalaron un cambio en la relación con la naturaleza, así como en la cognición y el comportamiento humano.

A medida que los humanos crecieron como especie, también parece que lo hizo nuestra historia de amor con los perros. Y el inicio de esa eterna historia de vinculación perro-humano sigue pendiente de desvelar. La ciencia seguirá buscando el “eslabón perdido” de la domesticación humano-perro, ya que los humanos estamos fascinados por esta relación humano-perro.

Espero que poco a poco en este blog vayáis descubriendo más profundamente los intrigantes y múltiples caminos del vínculo humano-animal.