domingo, 5 de mayo de 2019

Adolescentes veganos: de la militancia al desconcierto paterno

El fenómeno ‘veggie’ puede ser problemático en los hogares acostumbrados a la alimentación omnívora.



El veganismo no admite el consumo de alimentos derivados de los animales.

Desde que su hija se volvió vegana, a Víctor Gordillo se le fueron las ganas de volver a organizar esos asados multitudinarios que convocaban a amigos y familiares los fines de semana en su casa. No es que se haya ‘veganizado’, como aceptan muchos padres ante la insistencia de sus hijos de dejar de comer animales y productos derivados de ellos. Simplemente se le fueron las ganas de escuchar los argumentos que Camila le echaba en cara cada vez que se disponía a preparar esos banquetes carnívoros que tanto disfrutaba.

La de él es una de las tantas familias que sienten el impacto de tener a un hijo militante vegano en casa. Porque no se trata solo de un cambio en la alimentación. Además, se niegan a usar ropa de cuero, lana o seda y rellenos de plumas (que regalan o donan), y productos de higiene y cuidado personal que estén probados en animales o que para su producción afecten su hábitat natural. 

Convivir con un vegano no suele ser tarea fácil para los que están acostumbrados a una alimentación omnívora. La limitación a la hora de preparar comidas sin ingredientes que provengan de animales es uno de los escollos. Ni huevos, ni leche, ni quesos, ni manteca ni crema son aceptados. Tampoco el aceite de palma, utilizado mucho en alimentos procesados y de higiene que, aunque es de origen vegetal, no para de sumar detractores porque su explotación afecta el medio ambiente de los orangutanes... Pero lo que más suele descolocar a los mayores no es la militancia a la que muchos jóvenes se vuelcan a favor de los derechos de los animales. 

Desde España, el antropólogo catalán Francesc Xavier Medina, titular de la cátedra Unesco de Alimentación, Cultura y Desarrollo de la Universitat Oberta de Cataluña y estudioso del fenómeno ‘veggie’, sostiene que este ha calado hondo en los más jóvenes. “La adolescencia es un momento de afirmación en la vida en distintos aspectos, y la decisión sobre el tipo de alimentación que se prefiere y sobre todo lo que ello implica a diferentes niveles, incluyendo el social e incluso el político, forman parte de este hecho. La alineación con el sufrimiento animal puede ser uno de estos elementos de afirmación, y la influencia en la dieta en ocasiones es bastante clara”, sostiene. 

Aunque muchos padres lo padecen y se muestran intransigentes, otros, más comprensivos (o tal vez resignados), aceptan la decisión de vida de sus hijos. Algunos, incluso, toman ciertas cosas del veganismo, otros directamente se ‘veganizan’ y la mayoría los respetan, pero sin moverse de sus usos y costumbres a la hora de comer o vestir. En el caso de Valentino González, de 20 años —hace dos se hizo vegano—, la aceptación por parte de su familia fue casi inmediata. Pero no logró que ni sus padres ni sus dos hermanas lo siguieran en esa decisión de dejar de consumir productos o derivados de origen animal. “Recuerdo que me dijeron: ‘Todo bien, pero nosotros vamos a seguir comiendo lo de siempre’. Obvio que me gustaría que fueran veganos. Igual no se consume tanta carne en casa, pero las veces que hay sí es molesto. Cuando cocinan hay mucho olor, y no me gusta”, dice. 

Carolina Shanner tiene 15 años. Recuerda que a los 10 ya quería dejar de comer animales, pero su padre se opuso. Hasta que a los 13 se hizo vegetariana y desde hace tres meses tomó la decisión de ser vegana. El documental ‘From Farm to Fridge’ (‘De la granja a la heladera’) hizo que se volviera para ella insoportable comer cualquier producto animal. 

La adolescente vive con su mamá y su hermano, a los que convirtió a partir de su marcado activismo. “Ya veganicé a muchas personas”, dice orgullosa.

‘Vegan influencers’

Las redes sociales también juegan un papel fundamental para que el mensaje proanimal llegue a los más jóvenes. En una época donde todo se comparte por Instagram, Twitter y Facebook, parece más sencillo sumarse a la causa. Una de las ‘vegan influencers’ argentinas que más seguidores tienen es Martina Ciano, de 17 años. Su Instagram @veganfitinfluencer suma casi 60 mil seguidores que le piden consejos para volverse veganos, además de sacar ideas para recetas ricas y sencillas ciento por ciento libres de crueldad animal. Martina también está en las librerías: sacó el libro ‘Rico, sano y vegano’ (Planeta) que replica sus mejores recetas.

A diferencia de los jóvenes que se vuelven veganos por ética o moda, Martina asegura que lo hizo por salud, para salir de un trastorno alimenticio que padecía desde 2015. “Cuando le planteé a mi mamá ser vegana, no estuvo de acuerdo. Le parecía extremista. Pero después me acercó a una nutricionista especializada en veganismo y me ayudó un montón. Pude salir de ese trastrono”, cuenta. 

A pesar del apoyo, la familia de Martina asegura que en su familia mantienen su dieta omnívora. “Aprendí a convivir con personas que tienen otras decisiones alimentarias. Respeto la forma de alimentación de los demás. Por eso no voy por la vida ‘veganizando’ gente. Nadie tiene la verdad absoluta. Cada uno tiene que comer lo que le haga sentir bien”, concluye la joven.


Cuando le planteé a mi mamá ser vegana, no estuvo de acuerdo. Pero después me acercó a una nutricionista especializada en veganismo y me ayudó un montón. Pude salir de ese trastrono

Contra el maltrato animal

El vegetarianismo o, lo que es lo mismo, ser vegetariano tiene como principio básico la exclusión de todo tipo de carnes de la alimentación. Sin embargo, en ese espectro se inscriben otras corrientes más o menos flexibles. Algunas de ellas son:

Veganos. No consumen carne ni derivados animales como huevos, leche o miel. Tampoco utilizan productos que hayan sido testados en animales. 

Ovovegetarianos. El único alimento de origen animal que consumen son los huevos. Priorizan los de las gallinas criadas al aire libre. 

Lactovegetarianos. Se permiten la leche y sus derivados: queso, mantequilla y yogur.

Apivegetarianos. Dentro de su dieta vegetariana solo consumen miel, único alimento de origen animal permitido.

Flexitarianos. Vegetarianos la mayor parte del tiempo, pero de vez en cuando se permiten comer carne o pescado.

¿Y los riesgos?

A pesar de que varios estudios avalan la incidencia de la dieta vegana en el medioambiente y la salud, muchos expertos alertan, sobre todo en el caso de los jóvenes, de la importancia de no tomarse a la ligera una decisión como la de convertirse en vegano. 

A menudo se ve como una moda, y se siguen ejemplos de adolescentes que cuentan sus experiencias en las redes sociales. Lo cual resulta arriesgado, pues, según afirman los nutricionistas, las dietas deben ser personales y no hay que guiarse por los demás. Se necesita la asesoría de un especialista porque una alimentación tan restrictiva como la vegana tiene efectos en el cuerpo.

El principal es la ausencia de proteínas, que vienen de los productos animales, y de otros elementos indispensables como el calcio, la vitamina D, el zinc o la vitamina B12. Ante esas ausencias se requiere que la dieta sea equilibrada y poder reemplazar aquellos nutrientes que se obtienen de la carne, la leche y los huevos.