sábado, 20 de febrero de 2016

Affluenza', ¿el trastorno de los niños ricos?

Caso judicial ideó término para describir la imposibilidad de diferenciar el bien del mal.

Los médicos psiquiatras a menudo apuntan que los padres que no generan límites pueden hacer parte de estructuras familiares enfermas.
Los médicos psiquiatras a menudo apuntan que los padres que no generan límites pueden hacer parte de estructuras familiares enfermas.

La presunta huida del joven estadounidense de 18 años, Ethan Couch y su madre a México, violando la libertad condicional que paga Couch por haberle quitado la vida a cuatro personas cuando manejaba borracho en junio del 2013, en Texas (EE. UU.); trajo a colación el debate sobre el término ‘affluenza’.
El concepto fue usado durante la etapa del juicio por el abogado de Couch y volvió a aparecer tras la reciente noticia del supuesto escape. El defensor del menor alegó en su momento que su cliente había sido víctima de la riqueza de su propia familia y que por eso había crecido sin repercusiones sobre su mal comportamiento, como explicó la revista ‘D’, de Dallas (Estados Unidos) en su edición de mayo del 2015.

Uno de los psicólogos que asesoró al abogado dijo que Couch sufre de esa enfermedad, ‘affluenza’, y relacionó su argumento con el exceso de consentimientos hacia el joven por parte de sus padres, que a la postre le generó un sentido de la irresponsabilidad. “Para Couch, los límites entre el bien y el mal no existían”, agregó el profesional.
Bajo estos argumentos, el juez Jean Boyd envió a Ethan a un centro de rehabilitación y le otorgó 10 años de libertad condicional, pero ¿qué es realmente la ‘affluenza’?
El término surgió con el libro ‘The Golden Ghetto: The Psychology of Affluence’ (El gueto dorado: psicología de la ‘affluenza’) de la psicóloga estadounidense Jessie O’Neill, quien creó un proyecto para tratar enfermedades que tienen origen en las relaciones disfuncionales con la riqueza, de acuerdo con un artículo publicado por el diario británico, ‘The Guardian’.
La palabra es un acrónimo de dos términos: ‘affluent’, que significa pudiente en términos económicos, e influenza, que se refiere a la gripa.
Sin embargo, la psiquiatra Olga Albornoz le dijo a este diario que la ‘affluenza’ no puede ser considerada un diagnóstico médico. De hecho, la Asociación Psiquiátrica de Estados Unidos tampoco lo reconoce dentro de su manual de trastornos mentales.
“Este caso puede estar relacionado más con un trastorno de personalidad psicopático narcisista que se genera desde la niñez y que se refiere a los niños que son malcriados y que no saben valorar entre lo que está bien o está mal”, indicó Albornoz.
La psiquiatra es enfática al referirse que esta enfermedad no es solo atribuible a los niños ricos, sino es más un “síndrome de maleducados” y la mala educación no tiene clase social. De ahí la responsabilidad directa de los padres de crear límites ni de ceder ante el irrespeto.
Un menor que crezca con una visión sin límites, sin reconocer el derecho de los demás y del entorno, termina sin asumir su responsabilidad y frente a sus actos siempre va a creer que quienes se equivocaron fueron los otros, argumenta Albornoz.
En este caso, crear un umbral de frustración resulta importante. Tenerlo todo suele estar asociado a la idea de no tener frustraciones. Sin embargo, es clave ir generando algunas de ellas, pequeñas, para enviar el mensaje a los menores de que no todo puede tenerse.
En la cabeza de los pacientes que sufren este tipo de trastornos, solo importa su propio bienestar. “Soy yo, yo y nada más que yo”, añadió la experta. Y el origen de todo esto, más allá de un componente congénito, se relaciona con la crianza.
Los médicos psiquiatras a menudo apuntan que los padres que no generan límites pueden hacer parte de estructuras familiares enfermas y ese podría ser precisamente el caso de Couch. La revista ‘D’ describe constantes agresiones verbales y físicas entre los padres de Ethan, quien a su vez pasaba sus días en la lujosa casa familiar con piscina, parque infantil y granero: su principal entretenimiento en medio de una caótica cotidianidad.
En Colombia, de acuerdo con la psiquiatra Albornoz, sufrir de trastornos de personalidad no sería argumento para evadir responsabilidades y tampoco se considera un atenuante. En lo mismo coincide el penalista y profesor universitario, Daniel Cardona, quien añade que la inimputabilidad no es sinónimo de irresponsabilidad. “De ahí que una defensa basada en la ausencia de comprensión del hecho como consecuencia de un trastorno, no generaría una absolución”, advierte Cardona.
El abogado explicó además que los ejemplos clásicos de inimputabilidad en el país están relacionados, como en el caso de Couch, con menores de 18 años, “quienes no logran comprender la ilicitud de su conducta y que responden a sus actos a través de un sistema de responsabilidad penal juvenil”. De manera que referirse a la ‘affluenza’ desde la medicina y apelar a ella desde la leyes, es un asunto desde ambas ciencias cuestionable.
Evite trastornos de personalidad en sus hijos
No tema poner normas y límites.
Enséñeles a respetar y ser respetados. El irrespeto no debe ser tolerado jamás.
Discipline, no maltrate y deje clara su posición como padre/madre.
Otorgue responsabilidades, enséñele a andar por el mundo.
Generar un poco de frustración resulta efectivo. Incluso desde pequeños. Si llora, hágale entender que usted no saldrá corriendo.
Los berrinches no pueden extenderse más allá de los 3 años ni tampoco ser una vía para obtener lo que quieren.
Si su hijo es adolescente y su actitud irrespetuosa resulta inmanejable, no dude en acudir a un psiquiatra.